Review – DOOM: The Dark Ages

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Review Doom The Dark AgesUn sinónimo de los FPS

Pocas son las series que han marcado un antes y un después en la industria de los videojuegos, pero son menos aquellas que han logrado evolucionar y mantenerse vigentes. Dentro de este reducido grupo encontramos el nombre de DOOM. El trabajo de id Software es reconocido por cambiar por completo el género de los FPS a principios de la década de 1990, y cuando todos pensaban que la franquicia sería enterrada junto a la cancelada cuarta entrega, el estudio de Texas, ahora con sangre nueva a la cabeza, logró demostrar que el Slayer aún no estaba listo para descansar, y el reboot de 2016 dio pie a una reinvención que nos ha demostrado que el FPS es, y siempre será, un sinónimo de DOOM.

DOOM (2016) revitalizó la serie, y DOOM: Eternal expandió sustancialmente cada elemento introducido en el juego pasado, enfocándose, principalmente, en la movilidad del protagonista. Tras la entrega de 2020, muchos nos preguntamos cómo es que id Software sería capaz de avanzar. Todo se sentía perfecto, y era incomprensible pensar en una forma de mejorar esta serie. Tuvieron que pasar cinco años para tener una respuesta, y el estudio ha dejado en claro que no le tienen miedo a experimentar y alejarse de lo que ha demostrado ser un éxito. Es así que DOOM: The Dark Ages ha llegado a nuestras manos, cambiando el diseño de niveles al que tanto estamos acostumbrados, dejando de lado el doble salto y el dash que nos cautivó en DOOM: Eternal, y llevando al protagonista a un ambiente medieval que lo pone en medio de una guerra contra las fuerzas del mismo infierno.

DOOM: The Dark Ages, incluso antes de llegar a nuestras manos, se posicionaba como un fuerte contendiente a Juego del Año. Es obvio, pero las expectativas por esta entrega son muy altas, y muchos quieren ver si id Software es capaz de cumplirle a todos los fans, quienes solo quieren destruir y despedazar hasta que no quede rastro alguno de las fuerzas del mal. ¿Es DOOM: The Dark Ages el GOTY que muchos esperan? ¿Los cambios que introduce esta entrega son favorables para la fórmula de la serie? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.

Más que algo innecesario

DOOM nunca se ha caracterizado por tener una gran historia, o al menos no una que sea memorable. Claro, siempre hay un apartado que nos ofrece un contexto sobre los eventos que experimentamos, pero esto es algo a lo que pocos de verdad le prestan atención. De esta forma, con el reboot en 2016, id Software dejó de lado cualquier pretensión de una narrativa revolucionaría o que juegue con nuestras expectativas, y en su lugar se enfocó en transmitir el verdadero peligro que representa el Doom Slayer. Cada cinemática, batalla y segmento que ha marcado a las últimas dos entregas tienen como objetivo principal demostrar el poder de la bestia que controlamos, y DOOM: The Dark Ages no es la excepción.

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DOOM: The Dark Ages es una precuela que nos lleva a la Edad Media, en una realidad en donde las fuerzas del infierno invaden la Tierra. Para defenderse de este peligro, los Sentinels, guerreros dedicados al reino de Argent D’Nur, entran en acuerdo con los Maykrs para utilizar al Doom Slayer en esta cruzada interdimensional. Comandado por fuerzas superiores, el protagonista comienza destruir a cada entidad maligna que se pone frente a él, sin importar su tamaño o poder. Sin embargo, no todo es tan sencillo, puesto que el Príncipe Ahzrak, el villano principal, está en busca de un artefacto antiguo que podría darle la victoria, y solo el Doom Slayer puede impedir que esto suceda.

La historia en DOOM: The Dark Ages es solo una serie de eventos conectados de una manera muy sencilla, en donde nuestro protagonista avanza de batalla a batalla de una forma muy entretenida. La guerra entre los Sentinels y las fuerzas del Príncipe Ahzrak es algo que, al menos para la mayoría de los jugadores, no es tan importante. Claro, el juego tiene bastante información sobre este mundo, sus personajes, religión y diferentes facciones por medio de códices esparcidos a lo largo de los diferentes niveles, pero nada de esto es necesario. Esta entrega continúa con la línea de los dos previos títulos, y nos presenta secciones llenas de acción, enfrentamientos frenéticos, y cinemáticas que nos demuestra lo estoico que es el Doom Slayer.

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Como precuela, DOOM: The Dark Ages también es bastante interesante. Incluso si no explora los orígenes del protagonista y su desdén por las fuerzas del infierno, los eventos que ocurren aquí se relacionan directamente con mucho de lo que vemos en la entrega de 2016 y, principalmente, con DOOM: Eternal. Una vez más, no es algo que todos van a apreciar, e incluso muchos fans de este mundo tendrán que buscar información adicional, pero lo que id Software nos presenta a primera instancia es una buena forma de expandir el universo de la serie, y da pie a que futuras entregas exploren diferentes periodos y locaciones, sin importar si son parte de este plano existencial o no.

Sin embargo, no todo es perfecto. El juego carece de una buena unión entre capítulos, puesto que cada nivel comenzará en una locación diferente y con un objetivo distinto, sin mucho contexto para el jugador. Las cinemáticas ayudan un poco, pero solo ofrecen la mínima información posible. Había espacio para tener una mejor conexión a lo largo de todos los eventos, dándole un mayor peso al elenco secundario, quienes en su mayoría caen en lugares comunes y carecen de algún elemento que los haga resaltar. El único que rompe esta tendencia es el Príncipe Ahzrak, el cual funciona muy bien como antagonista principal, y a lo largo de toda la aventura solo quieres aplastar su cabeza. 

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La historia en DOOM: The Dark Ages cumple bien su función. id Software nos ha presentado una serie de eventos entretenidos que son capaces de llevar al protagonista y al jugador a lo largo de algunas de las secciones más impresionantes de los últimos años. Desde la batalla inicial en la Villa de Khalim, pasando por todas las peleas en donde comandamos un mecha o exploramos los cielos en el lomo de un dragón, hasta el asedio del Reino de Aratum y, por supuesto, todas las sorpresas que el juego tiene para nosotros, y de las cuales me encantaría hablar más a detalle en un futuro. 

Medieval y cibernético

Desde DOOM (2016), id Software nos ha presentado locaciones extraordinarias, dándole nueva vida a escenarios clásicos, como la base militar en Marte, el infierno y la Tierra infestada por demonios. Con DOOM: The Dark Ages, el estudio no solo tuvo la libertad de explorar conceptos nunca antes vistos en la serie, sino que también expandió ideas previas. La Edad Media que aquí se nos presenta está alejada de la representación a la que todos estamos familiarizados. Si bien la estructura de los castillos, iglesias y muchos de los escenarios que recorreremos claramente toman como base la arquitectura europea, el estudio ha fusionado estos elementos con tecnología de otra dimensión. El resultado son caballeros que luchan con mazos de energía y pistolas de plasma, dragones con armaduras que los convierten en algo que no se aleja mucho de Tron, y ciudades en el cielo que han sido invadidas por aberraciones inspirados en el trabajo de H.P. Lovecraft.

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En medio de todo esto tenemos al Doom Slayer. El protagonista es el epítome del álbum de metal, y algo digno del trabajo de Derek Riggs. No solo su diseño general ha sufrido de una serie de modificaciones que lo hacen perfecto para las locaciones que visitamos, sino que también es posible apreciar una capa de piel que deja en claro su inspiración barbárica. Todo esto se completa con su arma característica para esta entrega: un escudo, el cual cuenta con una cierra circular, y funciona muy bien con el diseño que id Software le ha dado en esta ocasión. Es sorprendente que sin una línea de diálogo, los desarrolladores han sido capaces de darle una personalidad que se puede apreciar claramente al ver su intimidante pose en la pantalla del menú principal, ya no digamos sus animaciones a lo largo de esta aventura, las cuales transmiten una ira que es difícil encontrar en otros lados. 

Por si fuera poco, los demonios logran resaltar en todo momento. Aquí encontramos una selección conformada por nuevas y viejas criaturas. En el caso de los enemigos clásicos, tenemos rediseños de todo tipo. Desde modificaciones menores, como una espada en la mano derecha del Cyberdemon, hasta cambios sustanciales, como el hecho de que los Cacodemons ahora tienen un exterior que luce idéntico a un cerebro. Por su parte, las criaturas nunca antes vistas logran sobresalir por su intimidante tamaño y todas las armas de destrucción que cargan, como el Komodo, el cual no solo posee una lanza de gran alcance, sino que en su cola también tiene una torreta. Sin embargo, la joya de la corona es el Príncipe Ahzrak, el cual es la representación del mal encarnado, con enormes cuernos, ojos rojos y una cruz volteada en la frente.

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Todo esto es acompañado con un gran desempeño técnico. DOOM: The Dark Ages hace uso del id Tech 8, la más reciente versión del motor gráfico de id Software, el cual permite que el juego corra a 60fps en todo momento, y en un PlayStation 5 base esto luce muy bien. En ningún momento el título presenta algún problema técnico, bugs o glitches. El único detalle es que el mapa a veces tarda más de lo que debería para cargar, pero fuera de esto, la experiencia que el estudio nos presenta es básicamente perfecta. Por si fuera poco, el título cuenta con una serie de mejoras para el PlayStation 5 Pro. 

DOOM: The Dark Ages es una maravilla visual. No hay otra forma de describir el trabajo que nos presenta id Software en esta ocasión. Es impresionante lo que los desarrolladores han logrado en esta ocasión. La combinación entre lo medieval y lo tecnológico, aunque algo raro al principio, rápidamente demuestra que es perfecto para el mundo que aquí se nos presenta. El diseño del Doom Slayer, enemigos, armas y cada pequeño detalle que encontramos en los niveles dejarán con la boca abierta a todos. Por si fuera poco, el desempeño en consolas es espectacular, ofreciendo 60fps en todo momento, y la experiencia visual deja en claro el arduo trabajo de los desarrolladores.

Éxtasis sonoro

Desde su concepción, la serie de DOOM ha deleitado nuestros oídos con música que va desde el rock progresivo, pasando por tonadas ambientales, hasta el metal industrial. Si bien es cierto que Mick Gordon no participó en esta entrega después de su complicada relación con id Software, Finishing Move, la casa productora a cargo de este apartado en DOOM: The Dark Ages, hizo un fantástico trabajo que va en la línea de lo que vimos en las últimas dos entregas. El resultado final es un soundtrack que todos aquellos que aprecian este género van a escuchar una y otra vez.

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El metal industrial con elementos electrónicos está de regreso. La guitarra vuelve a ser el instrumento estelar, y cada pieza musical eleva la adrenalina que los enfrentamientos producen. Es un trabajo fenomenal de principio a fin, el cual sabe perfectamente en qué momento pisar el acelerador y ser el acompañante perfecto para las batallas contra demonios, y cuándo mantenerse al margen para crear una atmósfera enfocada en darle vida a los increíbles escenarios que recorremos. El único problema, es que tu atención probablemente esté en otro lado.

El diseño de audio, literalmente, opaca a la música. Esto no quiere decir que el trabajo de Finishing Move sea malo, todo lo contrario, es solo que el sonido de las explosiones, de los huesos rompiéndose y las pisadas del Doom Slayer tienen una mayor presencia. Los desarrolladores hicieron un espectacular trabajo al crear efectos que logran vender la brutalidad del combate. El sonido te transporta al campo de batalla, en donde el choque entre los metales de los escudos, la colisión entre el cráneo y la tierra, y el estallido de un buen disparo, se sienten totalmente reales. Junto a esto, detalles como las pisadas del protagonista crean la idea de que el personaje principal es un tanque que destruye todo lo que está en su camino.

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Incluso las actuaciones de voz son de primer nivel. Si bien es cierto que la historia tiene el menor enfoque de toda la experiencia, todos los actores involucrados hacen un gran trabajo al presentar una aventura que se toma muy en serio. Una vez más, el Príncipe Ahzrak es la gran estrella aquí, con su responsable ofreciendo una interpretación que vende a la perfección su rol como antagonista principal y emisario del infierno. Incluso la persona detrás del Doom Slayer hacen una labor fenomenal, especialmente considerado que el protagonista gruñe durante el 99% de la aventura, pero una vez que ese 1% aparece, es una de las mejores actuaciones de voz de todos los tiempos, y transmite a la perfección lo que representa el protagonista. 

Para la sorpresa de nadie, el trabajo sonoro en DOOM: The Dark Ages es simplemente espectacular. El soundtrack que nos presenta Finishing Move es de primer nivel, y no puedo esperar para escuchar sus composiciones de forma aislada para apreciar lo que aquí nos ofrecen de mejor forma. El diseño de audio es brutal, transportando al jugador a un campo de batalla en donde de verdad te sientes en los pies del Doom Slayer. Por si fuera poco, las actuaciones de voz, aunque no tienen un gran material, todos los involucrados hicieron una labor sensacional, con el Príncipe Ahzrak llevándose las palmas por la forma en la que logra capturar a un villano al que quieres destruir en todo momento. Todo lo que encontramos aquí es digno de múltiples reconocimientos.

Rip and tear until it is done

DOOM es el rey de los FPS, y DOOM: The Dark Ages defiende la corona que id Software forjó con su sangre hace un par de décadas. Después de lo que fue Eternal, parecía imposible ver una mejora sustancial en el gameplay, pero el estudio demostró que son capaces de elevar aún más su fórmula realizando una serie de cambios que son naturales para esta experiencia. En esta ocasión, la velocidad que caracterizó a la última entrega es sustituida por un poder descomunal, el cual incita al jugador a ser tan agresivo como sea posible, algo que funciona muy bien con el nuevo diseño de niveles, el cual se asemeja mucho a los títulos originales, en donde los pasillos son sustituidos por enormes escenarios repletos de secretos y la suficiente libertad para avanzar de la forma que más te agrade.

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Una vez más, id Software ha creado uno de los mejores juegos de disparos en primera persona en la industria. El sistema de combate nos presenta con diferentes armas; desde la clásica escopeta, pasando por novedades como el Chainshot, una pistola que dispara una bola con cadena, hasta equipo experimental, como el Ravager, el cual combina la efectividad y el rango de una escopeta con la velocidad de una metralleta. Si bien todo el equipo es perfecto para cualquier situación, hay momentos en donde cierto utensilio de destrucción es más efectivo que otro, como el lanzacohetes para lidiar contra hordas de enemigos comunes, o el Cycler para destruir los escudos de energía de tus contrincantes. Sin embargo, las estrellas aquí son el escudo y los puños del Doom Slayer.

DOOM: The Dark Ages tiene una filosofía fácil de entender: la agresividad es primordial. Cada enfrentamiento te pedirá lidiar contra pequeños ejércitos de enemigos, con demonios de todo tipo y el suficiente poder para hacerte papilla si no eres cuidadoso. Aquí es en donde el escudo entra en acción. Este elemento no solo sirve para detener algunos ataques, causar daño al lanzarlo o incluso detener por un par de segundos a los enemigos, sino que su principal función es contraatacar los movimientos más devastadores de los contrincantes. Cada una de estas criaturas cuenta con un golpe que causa una gran cantidad de daño, pero que pueden ser devueltos a ellos al usar el escudo, algo que es sencillo de identificar gracias a su color verde. Esto crea aperturas para atacarlos, e incluso puedes recuperar, vida, escudo y munición en el proceso.

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El sistema de contraataques es fundamental para DOOM: The Dark Ages, y es algo que el juego espera que domines. Los enemigos son muy agresivos, y hay veces en donde lo único que puedes hacer para ganar es devolverles sus golpes. Si haces esto bien, los demonios serán aturdidos por un instante, y aquí es donde entra en acción el segundo punto clave del combate: los golpes cuerpo a cuerpo. Además de todas tus pistolas, el Doom Slayer también puede atacar con sus puños, un mayal o un gigantesco mazo. A diferencia de entregas pasadas, cada una de estas herramientas de destrucción tiene un uso finito, el cual se va recargando con el tiempo, encontrando la munición indicada o, principalmente, contraatacando a los enemigos. 

De esta forma, se crea un ciclo en donde te tienes que acercar lo suficiente a cada enemigo, devolverles sus ataques para aturdirlos y golpearlos con un arma de cuerpo a cuerpo, lo cual a su vez recarga la cantidad de veces que puedes hacer esto. El incentivo principal no solo está en hacer daño, puesto que cada contraataque con el escudo y golpe de cuerpo a cuerpo te da más vida, munición y escudo para seguir en el campo de batalla tanto como sea posible. A la par, el juego cuenta con un sistema de progresión que hace uso de los recursos que vas encontrando en los niveles, no solo permitiéndote mejorar cada arma, sino que hay casos en donde también se modifica la forma en la que funcionan estos instrumentos de daño.

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En el caso del escudo, por ejemplo, puedes elegir una de tres habilidades secundarias que se activan al realizar un contraataque, permitiendo hacer daño a todos los enemigos a tu alrededor, o sacando una mini torreta que se enfoca en una sola unidad. El resto de las armas, no solo mejoran en múltiples sentidos, sino que se les van agregando funciones adicionales, e incluso es posible elegir entre dos diferentes modalidades que cambian de forma sustancial la forma en la que disparan, permitiendote crear al Doom Slayer que más te agrade a lo largo de la aventura. Lo mejor de todo, es que la agresividad también es recompensada. En dado caso de tener poca vida, cualquier enemigo que destruyas durante este estado, te dará lo necesario para recuperar tu energía y seguir adelante

Ahora, todos estos elementos de combate son empleados en niveles diferentes a los que estamos acostumbrados. Si bien DOOM: The Dark Ages comienza de una forma pragmática, en el sentido de que nos encontramos con misiones llenas de pasillos y un par de secretos, eventualmente el diseño nos presenta áreas enormes que puedes recorrer de la forma que más te agrade. Esto se asemeja mucho a lo que vimos en las entregas originales, con secciones abiertas que contienen múltiples objetivos y secciones secretas. Es una evolución interesante a la fórmula que hemos visto desde la entrega de 2016, y que funciona a la perfección con la experiencia que id Software tiene para nosotros en esta ocasión.

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Para estas áreas abiertas, el mapa es fundamental, ya que nos revela dónde hay secretos y en que dirección están los objetivos principales, pero lo interesante es que no te dice cómo llegar a ellos, tienes que usar tu ingenio y prestarle atención a tu alrededor para encontrar el camino correcto. Lo mejor de todo, es que realizar todas las actividades adicionales es sumamente satisfactorio. No solo se nos presentan retos de combate y acertijos adicionales, sino que cada recompensa tiene un impacto directo en tu progresión, ya sea que encuentres recursos para mejorar las armas del Doom Slayer, te enfrentes contra mini jefes que expanden permanentemente la vida, armadura y munición del protagonista, o completes alguno de los retos adicionales que tiene cada misión.

Todo, absolutamente todo, funciona en armonía. Los niveles abiertos incitan a la exploración, llevándote a zonas secretas y enfrentamientos caóticos que pondrán a prueba tu habilidad con el control. Cada batalla te pide acercarte a los enemigos, usar las armas a tu disposición para despedazar a tus contrincantes de la forma más rápida posible, emplear el escudo para contraatacar, golpear cuerpo a cuerpo para recuperar vida, y estar en constante movimiento para obtener la victoria. Tal vez ya no tengas el doble salto y el dash que caracterizó a DOOM: Eternal, pero DOOM: The Dark Ages te dará lo suficiente para pararte frente a un Cyberdemon y derrotarlo usando solo tus puños, algo que es perfecto para la serie.

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Lo mejor de todo, es que esto no acaba aquí. DOOM: The Dark Ages es un juego enorme, el cual también cuenta con niveles que rompen la fórmula tradicional, ofreciendo secciones en donde piloteas un mecha, y ahora tienes que pelear contra demonios del tamaño de un castillo, algo claramente inspirado en Pacific Rim, pero con un sistema de combate similar a una pelea de box, en donde esquivar y golpear en el momento correcto son la clave. Junto a esto, hay secciones en donde el Doom Slayer comanda un dragón cibernético en momentos que se sienten similares a Star Fox, y que nos piden atravesar grandes secciones de la forma que más nos agrade.

Estos dos estilos de juegos, en lugar de romper con el ritmo de la aventura, son empleados a la perfección para darle un respiro al jugador. Si bien el gameplay al momento de controlar el mecha y el dragón es sencillo, le dan al jugador un sentimiento de poder que va de la mano con el resto de la experiencia. Es un trabajo fenomenal de principio a fin, el cual todos van a apreciar y, sin dar spoilers, puedo asegurar que el tipo de situaciones que nos presenta esta entrega son tan alocadas y sorprendentes que no vas a creer todo lo que el estudio de Texas tiene para nosotros.

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El trabajo de id Software es casi perfecto en todo lo que nos presenta. El único detalle que podría causar alguna división entre los fans, es que el nuevo diseño de niveles es algo que toma tiempo apreciar. Mi recomendación es que si desean una experiencia más apegada a las últimas dos entregas, ignoren el mapa y solo sigan el marcador en pantalla, algo que crea pasillos artificiales que, aunque te pierdas de secretos y retos adicionales, seguirá ofreciendo las arenas de combate espectaculares que esta entrega nos presenta. De igual forma, las secciones de mecha y dragón se puede llegar a sentir fáciles en muchos sentidos, sustituyendo la complejidad que encontramos en el resto de la experiencia, por momentos bombásticos que están más enfocados en ser un dulce visual. 

DOOM: The Dark Ages hizo algo que muchos creíamos imposible, y logró reinventar la fórmula de la serie. Todas las ideas que aquí se nos presentan están implementadas de forma espectacular. El enfoque en la agresividad y el combate directo es algo que funciona de maravilla, y deja en claro que la mejor defensa es una gran ofensiva. El diseño de niveles es una evolución de los conceptos originales, dándonos la oportunidad de explorar zonas enormes llenas de secretos, acertijos y enfrentamientos que se quedarán en tu mente por mucho tiempo. El escudo y las armas de cuerpo a cuerpo son una gran adición al arsenal del Doom Slayer, redefiniendo por completo la forma en la que interactuamos con todos los enemigos. Por si fuera poco, los niveles de mecha y dragón, aunque sencillos en su ejecución, ofrecen un gran respiro para la experiencia principal, creando un ritmo que te mantendrá pegado al control durante horas. DOOM: The Dark Ages es, simplemente, fenomenal de principio a fin.

The only thing they fear is you

score952025 ha sido un gran año para los videojuegos. Títulos como Monster Hunter Wilds, Kingdom Come Deliverance II y Clair Obscur: Expedition 33 se han ganado todo el reconocimiento que han obtenido desde su lanzamiento. Sin embargo, DOOM: The Dark Ages es, al menos hasta el momento, el mejor candidato a GOTY que hay. El trabajo de id Software es fenomenal en todos sus apartados, y si bien hay un par de detalles en su historia, la manera en la que la música es opacada por el diseño de audio y lo sencillo que pueden ser algunos de sus niveles, es incuestionable el hecho de que el estudio de Texas nos ha entregado lo que bien podría ser el mejor FPS de esta generación. 

La historia, aunque sencilla en su ejecución y poco ambiciosa, es perfecta para esta experiencia. La precuela nos ofrece el suficiente contexto para los eventos de DOOM (2016) y, especialmente, DOOM: Eternal. El villano cumple muy bien su función, y termina por ser uno de los antagonistas más memorables de la serie. Por si fuera poco, este apartado logra vendernos a la perfección la amenaza que representa el Doom Slayer para los demonios. El protagonista, más que una persona, es una máquina de destrucción, una que infunde terror incluso en aquellos que lo veneran, y eso es algo que el título logra representar de una forma magnífica.

Visualmente, DOOM: The Dark Ages es espectacular, ofreciendo un recorrido por locaciones que logran combinar la estética de la Edad Media con el futurismo que tanto ha caracterizado a la serie. Los enemigos, armas y el Doom Slayer nunca se habían visto tan bien, y el id Tech 8 es usado de gran manera para entregarnos una experiencia libre de errores técnicos, y con un desempeño de primer nivel en todo momento.

El trabajo de Finishing Move va en la misma línea de lo que Mick Gordon nos presentó en las dos entregas pasadas. El metal industrial es perfecto para esta experiencia, elevando cada enfrentamiento y creando el ambiente perfecto para los campos de batalla. Sin embargo, el diseño de audio tiene un mayor peso, lo cual hace que la música sea opacada por todas las explosiones, huesos rotos y las pisadas del Doom Slayer, las cuales se llegan a sentir como truenos que anuncian la llegada de una tormenta de sangre y fuego.

DOOM es, y será, un sinónimo de los FPS. Cada nueva entrega nos demuestra que el género puede ir más allá de lo que muchos están acostumbrados, y con DOOM: The Dark Ages, id Software vuelve a dejar en claro su maestría. El diseño de niveles es más abierto, dándole un gran peso a la exploración, y permitiendo que cada jugador tenga la experiencia que más le agrade. El escudo y las armas de cuerpo a cuerpo incitan a la agresividad y al constante movimiento, utilizando conceptos clásicos de la serie, y reacomodándolos de una forma que se siente innovadora.

No hay duda alguna, DOOM: The Dark Ages es uno de los mejores juegos del año, uno de los mejores FPS de la generación, y una experiencia que, sí o sí, tienes que jugar. Ignorar por completo este título es una blasfemia que no debes cometer. 

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Sebastian Quiroz
27 años. Editor en Atomix.vg. Consumidor de la cultura pop.