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BioWare
EA
31/10/2024
Convertirse en leyenda dentro de este medio es algo casi imposible que solo un puñado de estudios y de desarrolladores consiguen. Indudablemente, el nombre de BioWare está escrito con letras doradas en la historia de la industria gracias a sus invaluables aportaciones a los RPG occidentales. Haber creado cosas como Baldur’s Gate, Mass Effect, Star Wars: Knights of the Old Republic y claro, Dragon Age, le valieron para ganarse un importante lugar en el corazón de todos los disfrutamos del rol. A pesar de todo lo anterior, la compañía cayó en una especie de hoyo negro cuando por decisiones meramente directivas del lado de EA, dejaron de lado todo su legado para apostar por un juego como servicio. En 2019 se lanzaba Anthem en medio de un caos que lo convirtió en uno de esos grandes fracasos de los juegos como servicio, asunto que se combinó con el súper injusto debacle comercial de Mass Effect Andromeda para ponerlos al borde del precipicio. Pues bien, con todos esos malos momentos encima, los también padres de Neverwinter Nights están de regreso con un juego que nos recuerda por qué siempre han sido tan especiales.
El que actualmente te estemos hablando de Dragon Age: The Veilguard es un verdadero milagro, pues al igual que pasó hace 10 años con Dragon Age: Inquisition, se vivió un rocoso proceso de desarrollo con constantes cambios que en más de una ocasión nos hicieron pensar que el proyecto se vendría completamente abajo. Sin embargo, BioWare supo una vez más salir adelante para entregar un RPG verdaderamente brillante que si bien, toma pocos riesgos, apuesta por elementos con los que saben trabajar, como una historia muy bien contada, sólido sistema de combate y en general, una estructura digerible para cualquiera que le dé una oportunidad. De entrada te podemos decir que cualquier polémica política y social que haya envuelto al título, sale volando por la ventana en cuanto le pones las manos encima y empiezas a recorrer parte de su muy mágico mundo lleno de fantasía y momentos épicos.
La fantasía es uno de esos géneros que al igual que la ciencia ficción, simplemente nunca pasará de moda. Los conceptos instituidos por Tolkien y demás grandes autores, han echado raíces dentro de nuestra cultura, demostrando que incluso son capaces de contar la misma historia una y otra vez sin perder la atención del público. En noviembre de 2009 cuando el Xbox 360 y el PS3 vivían sus mejores momentos, BioWare saltaba a escena para ahora mostrarnos su aproximación a la llamada High Fantasy, esto con un juego bajo el nombre de Dragon Age: Origins, el cual, por medio de un perfectamente construido lore y sobre todo, personajes entrañables, demostraba de nueva cuenta el punto del que te hablaba: los calabozos y dragones clásicos siempre tendrán un lugar en nuestro corazón. Dos juegos más tarde luego del suceso y claro, tras una espera de 10 años, Dragon Age: The Veilguard aparece como otro capítulo dentro de este universo.
Antes que nada es importante quitar de la mesa la pregunta de: “¿Tengo que haber jugado Dragon Age: Inquisition o cualquier otra entrega de la serie para poderle entrar a Dragon Age: The Veilguard? La respuesta general podría ser que no, pero la realidad es que lo más recomendado es que llegues lo mejor preparado. A pesar de que este nuevo título de BioWare funciona por medio de una historia contenida que tiene un inicio y un final, todo el lore sobre el cual se trabaja y los hechos de otros juegos que lo afectan, se presentan sin mayor explicación, ahí es donde los nuevos sí se van a sentir un poco perdidos.
Dicho lo anterior, te cuento que Dragon Age: The Veilguard está ubicado alrededor de 10 años después de los hechos que vimos en Dragon Age: Inquisition, esto en una “elaborada coincidencia” pues justamente, la pasada entrega de la serie estaba siendo lanzada en 2014. El mundo vive en medio de una relativa paz y estabilidad política hasta que un par de agentes de la Inquisición se enteran de que Solas, el dios elfo también conocido como The Dread Wolf, tiene planes de desgarrar el velo que compone a la puerta de la prisión que él mismo construyó para sus malvados compañeros divinos. En caso de lograrlo, una vez más, toda la vida se vería amenazada. Ahí entramos nosotros, formando parte del equipo ensamblado para detener el ritual y prevenir un apocalipsis.
Como jugador tomamos el control de Rook, a quien al inicio, además de poder definir cómo se ve y se escucha, podrás seleccionar entres las tres clases distintas, una de las cuatro razas, y una de las seis diferentes facciones. Por supuesto, la clase dictará el estilo de juego que tendrás, mientras que la raza y facción, más bien determinan los diálogos a los que tendrás acceso en las múltiples conversaciones que tendrás a lo largo de la aventura. Durante este primer quest, algo sale verdaderamente mal y mientras se da nuestro intento por detener el ritual de Solas, dos de los malvados dioses elfos consiguen escapar de la prisión en la que estaban para por supuesto, poner en jaque a todo Thedas. Nuestro trabajo es detenerlos formando alianzas con distintas facciones y razas.
Por supuesto y como muchos lo esperábamos, las implicaciones políticas y sociales por el evento del que te acabo de hablar son muy importantes. Hay quienes simplemente no te creen o que incluso, ven como una oportunidad que estos dos malvados dioses estén sueltos. Completando diferentes tareas y demás, buscaremos detener la amenaza. Ahora ¿las decisiones que tomamos en Dragon Age: Inquisition afectan del agua manera en Dragon Age: The Veilguard? A pesar de que en efecto, hay un engorroso proceso para incluso exportar a tu personaje de aquel juego, la realidad es que acá tenemos un relato marcadamente independiente, lo que puede no ser del agrado de todos.
Las relaciones con los siete diferentes acompañantes que tenemos en Dragon Age: The Veilguard vuelven a ser cruciales. Podrás entablar charlas de todo tipo con estos individuos e incluso, hacer quests completamente centrados en ellos mismos. Algo así como las aclamadas misiones de lealtad de Mass Effect 2. Seguro que uno de los elementos que más llamarán tu atención es que estos personajes no necesariamente se sentirán automáticamente atraídos hacia nosotros. Una de las novedades en este apartado es que existe un sistema para que estos NPCs también puedan formar sus propias relaciones. No te extrañe que en medio de un quest, Lucanis comience a coquetear con Neve, por ejemplo. Por supuesto, esto hace que ellos se sientan más vivos e incluso, con voluntad propia.
La verdad es que si bien, el guión y diálogos de Dragon Age: The Veilguard no está a la altura de lo que vimos en la trilogía de Mass Effect, por ejemplo, BioWare sí logró construir personajes entrañables con los que es fácil identificarse y encariñarse, haciendo que tomar algunas decisiones, sobre todo cuando el juego está terminando, sea bastante complicado porque sí, las decisiones difíciles son un elemento importante de este RPG. Además, me parece que la premisa general de la historia es una sumamente bien construida que a pesar de que se olvida un poco de lo que pasó en el juego pasado, profundiza bastante en el propio lore de la saga y logra darle respuesta a algunas de las preguntas más complicadas que los fans habíamos tenido desde que todo inició.
La situación del RPG occidental es un tanto extraña. A pesar de que el año pasado se nos maravilló con lo que fue Baldur’s Gate 3 y Diablo VI, también tuvimos decepciones del tamaño de Starfield. La realidad es que además de vivir una época con algo de sequía, la calidad del rol creado de esta lado del mundo, simplemente no se encuentra a la par de lo que se hace en Japón, por ejemplo. No obstante, siguen habiendo bastiones importantes que mantienen la añeja tradición, y que alguien como BioWare regresara con fuerza, no es cosa menor. Dragon Age: The Veilguard deja casi por completo de lado el aspecto táctico que su antecesor de por sí, ya casi había eliminado en su totalidad, esto para darle más espacio a elaboradas mecánicas enfocadas a la acción que funcionan de una gran forma, así como a un mundo contenido, pero muy bien construido.
Como te contaba en la pasada sección de esta reseña, durante la creación de tu personaje podrás elegir entre una de las tres clases disponibles. Mi amplio consejo es que te informes lo más que puedas de cada una antes de tomar la decisión, pues además de que más adelante no podrás cambiar, las diferencias entre todas ellas son muy marcadas y claro, definirán en gran medida la manera en la que disfrutarás de Dragon Age: The Veilguard por las siguientes 40, 50 ó más horas. Para esta reseña nos vamos a centrar principalmente en la clase de mago, pues fue la que más nos atrajo, pero también tienes como opción interpretar a un guerrero o a un rogue.
Comencemos con lo más sencillo. Como mago tienes dos ataques principales, así como dos armas. El ataque normal que te permite lanzar partículas con tu báculo a distancia, el cual, puede generar un combo hasta de tres movimientos; y el fuerte con el que generas una onda que hace daño de área y que es especialmente efectivo contra enemigos que cuenten con escudos. Lo que podríamos considerar tu arma secundaria o estilo alternativo de pelea, contempla una orbe y una daga, principalmente pensados para agresiones a poca distancia que son mucho más rápidas de ejecutar. Con ambas puedes lanzar ataques cargados que claro, generan mucho más daño. Además, tienes la posibilidad de usar tu mana para disparar un rayo desde una de tus manos que cumple la función de dañar objetivos que estén a una distancia mucho mayor.
Por supuesto, la cosa no se detiene ahí. Nuestras habilidades son básicas para poder salir adelante en todas las batallas con las que nos vamos a topar. Por cierto, todos los ataques que tenemos generan algún tipo de daño elemental que claro, es mucho más a fin con cierto tipo de enemigos. Regresando al tema de las habilidades, te cuento que podrás colocar a tres de ellas en accesos rápidos para poderlas ejecutar sin necesidad de entrar a menús ni nada por el estilo. Hay una centradas en hacer daño a un solo enemigo, mientras que otras más bien están pensadas para cuando estás siendo rebasado en número. Estos poderes pueden ser ejecutados de manera rápida mezclando el gatillo izquierdo y alguno de los botones frontales del control, pero también puedes detener por completo la acción con otro comando para tomarte el tiempo que creas necesario para tomar la mejor decisión.
Lo anterior me lleva a contarte que nuestros acompañantes podrían ser más bien considerados como una extensión de nuestro personaje, más que entes independientes. A lo que me refiero es que a pesar de que ellos actúan por sí solos al momento de la batalla, no cuentan con barra de vida. La única manera de perder es si tu personaje muere. La manera de comandarlos para generar ataques, poderes de soporte o sanarnos, es igual que con el protagonista. Puedes dar una orden rápida con un atajo en el control, o detener por completo la acción para decidir con calma. Algo interesante es que algunos ataques de nuestros compañeros pueden ser compatibles con los nuestros o con el otro acompañante que vaya con nosotros, esto para generar un combo que por ejemplo, produzca una gran explosión al final para causar un gran daño.
Sobre el tema de la progresión tenemos un sistema bastante tradicional. Además de encontrar más y mejor equipo que te permitirá ser más efectivo al momento de la batalla, cada que subas de nivel se te otorgará un punto de habilidad que podrás invertir en el árbol de habilidades. Lo interesante de esto es que además de poder conseguir nuevos poderes, se te permite perseguir algunas de las tres especializaciones de tu clase, las cuales, justamente podríamos ver como clases avanzadas. En el caso del mago, podrás especializarte en cosas como sables y espadas mágicas, control de enemigos o en generar apoyo a tus acompañantes. La forma en la que el combate evoluciona cuando finalmente empiezas a desbloquear todo esto, es muy gratificante por cómo es que el core gameplay toma otro nivel de profundidad.
La composición de nuestra party que por cierto es de dos acompañantes y nosotros mismos es importante, pero tampoco lo vi como algo crucial, al menos no en la dificultad normal. Incluso experimenté con irme con puro mago incluyéndome y sí me pude abrir camino. Algo que me encanta es la manera en la que cambian los diálogos por completo dependiendo de quién vaya contigo. Detalles como el que se saluden o se presenten entre ellos porque es la primera vez que los pones juntos, son de esos detalles que nos recuerda por qué es que BioWare es tan especial. Importante mencionar que el juego hace un gran trabajo al llevarte de la mano por cada una de sus partes, asunto que combinado con su gran diseño de interfaces, hace que todo sea mucho más sencillo de lo que parece.
Pero bueno… ¿qué tal se siente el combate y qué hay de los enemigos? La respuesta es que el combate de Dragon Age: The Veilguard se siente espectacularmente bien. Cada una de tus acciones en el campo de batalla, ya sean a través del protagonista o por medio de tus acompañantes, son significativas y cruciales para poder quedarte con la victoria. Por supuesto, los errores como estar fallando con tu defensa de manera constante se castigan, pero para nada te diría que estamos ante un juego especialmente retador. Los enemigos presentan una enorme variedad que hacen que tu aproximación a ellos cambie, lo cual, es muy importante para reducir el sentimiento de que siempre estás haciendo lo mismo, pues a pesar de que el título sí apuesta por cosas como los puzzles ambientales, la realidad es que todo el tiempo estás saltando de una batalla a otra. Mención honorífica a los jefes, sobre todo a los dragones, pues cada uno de ellos es imponente y luce su propia personalidad con patronees que no se repiten en otro.
Pasando a todo el tema de la estructura del título, es importante primero recordar que el propio diseño del mundo de Dragon Age: Inquisition fue la razón por la que pasó un proceso de desarrollo tan complicado. El Frostbite Engine de hace 10 años, simplemente no estaba listo para la creación de áreas abiertas. A pesar de que BioWare encontró la manera de superar el enorme reto, en esta ocasión decidieron tomar un camino mucho más seguro para no generarse más problemas, dando como resultado un mapa que indudablemente se siente fracturado y separado, pero que funciona de buena forma, luciendo un elegante diseño de niveles con el que tenemos pocas quejas y claro, que te habla de cierto grado de madurez dentro de la industria que finalmente está dejando de perseguir que toda producción AAA, tenga que ser de mundo abierto.
El mundo de Dragon Age: The Veilguard está diseccionando en niveles. Por medio del Lighthouse que es básicamente nuestra base de operaciones en la que además de mejorar nuestro equipo, podrás convivir con tus acompañantes, te podrás distribuir a las diferentes regiones del juego en donde se llevan a cabo los diferentes quests. Sí, el nuevo título de BioWare funciona por medio de estos hubs en los que vemos una pantalla de carga siempre que los usamos. Como te decía, esto hace que el mundo se sienta separado y no como un todo, recordándonos más bien cómo es que funcionaban los videojuegos hace ya unos años. Esto para nada me causó conflicto ni demeritó mi experiencia, pero es algo que constantemente pensaba siempre que me tocaba moverme de un lugar a otro y no, tampoco tenemos algo como un overworld explorable ni mucho menos.
¿Y cómo están construidos los niveles que visitamos? Creo que la mejor manera de compararlos es con lo que hizo Respawn con su serie de Star Wars Jedi. Lo que te quiero decir es que estos lugares están compuestos por pasillos delimitados que muchas veces son disfrazados por espacios más abiertos dentro de un ambiente natural como un bosque o unas montañas, pero para nada tenemos estos grandes espacios mucho más explorables que sí vimos en Star Wars Jedi: Survivor, por ejemplo. Acá más bien son áreas con toques de Metroidvania que se van abriendo de a poco, pues durante la aventura, visitarás estos lugares en varias ocasiones, conociendo sus regiones de manera gradual. La verdad es que a pesar de sí sentirse especialmente cerrados y hasta lineales por momentos, su diseño y cómo es que te encuentras con atajos de vez en cuando, es bastante bueno y sobre todo, cumple con su cometido de ser escenarios para que los quests se puedan desarrollar.
BioWare sabía a lo que iba. Con todo y el duro proceso de desarrollo que se tuvo otra vez ahora con Dragon Age: The Veilguard, el aclamado estudio demuestra que siempre se tuvo una visión clara de qué es lo que se quería lograr con este título: hacer un buen Dragon Age y punto. Nada de andar buscando el hilo negro con súper avanzados e innovadores sistemas de combate, ni mucho menos con intrincados mundos abiertos en los que miles de cosas pueden salir mal. Acá se nos presenta un súper bien diseñado y muy divertido RPG de acción en el que cada una de sus partes tiene razón de ser y de existir.
Ahora más que nunca, las tecnologías usadas por los videojuegos, se ha convertido en tema central para buena parte de la comunidad, al punto de muchas veces, es un punto crucial para la experiencia que se está intentando vender. Cosas como Unreal Engine, Unity y más, ocupan un lugar de privilegio, siendo usados como base para que la gran mayoría de desarrolladores, puedan hacer realidad sus ideas. A pesar de lo práctico que es usar motores comerciales como los antes mencionados para reducir costos y tiempos de producción, siguen habiendo publishers que con tal de no tener que pagar regalías a terceros, apuestan por tecnologías hechas en casa. EA es ejemplo de lo anterior, poniendo sus fichas en el Frostbite Engine de DICE que en más de una ocasión ha causado enormes dolores de cabeza, ahora siendo usado de nueva cuenta por BioWare para Dragon Age: The Veilguard.
Para reseña utilizamos la versión de PS5 de Dragon Age: The Veilguard, la cual, nos alegra comunicarte, funciona de una gran forma del lado técnico, mientras del gráfico presenta un mundo verdaderamente impresionante y plagado de detalle. Podrás elegir entre dos opciones gráficas. La primera de ellas y que viene por default, le da prioridad a la calidad de imagen, incluso haciendo uso de Ray tracing para reflejos e iluminación global a una resolución con técnicas de escalado moderno de 4K y a unos súper sólidos 30 cuadros por segundo. La segunda tiene que ver con el rendimiento, el cual, sacrifica resolución y varias de las ventajas antes mencionadas, con tal de correr a 60 cuadros por segundo generalmente estables. Nuestra amplia recomendación es que en este caso te vayas por la de calidad visual, pues además de que presenta un sensacional performance, supera por mucho a la de rendimiento con visuales profundos y muy bien detallados.
Dragon Age: The Veilguard es uno de esos títulos que indudablemente se ven y se sienten como de nueva generación. La decisión de haber optado por estos ambientes y niveles controlados, ayudó a que BioWare pudiera presentar espacios plagados de detalles y efectos de iluminación sumamente sorprendentes, además de personajes muy estilizados y bien logrados. Puede ser que la única queja que tengamos es que al momento de las conversaciones, sí puedes ver ciertas animaciones un tanto acartonadas y no tan realistas. De destacar que a pesar del enorme caos que se puede desatar en algunas batallas con enemigos enormes, el modo de calidad visual mantiene un gran rendimiento sin presentar caídas de framerate que sean verdaderamente notables. La dirección de arte es otro de los puntos altos del juego, luciendo escenarios naturales que casi puedes oler, así como complejas ciudades que nos encantaría visitar en la vida real. Ni qué decir del épico soundtrack.
Otro de los grandes talones de Aquiles del último par de producciones de BioWare tuvo que ver con el tema de los bugs y errores. Seguro que si Mass Effect Andromeda hubiera salido uno o dos meses después, para nada tendría la injusta mala imagen que la mayoría tiene de él incluso en la actualidad. Para fortuna de todos nosotros, tanto EA, como el estudio desarrollador, aprendieron de sus errores y Dragon Age: The Veilguard es un juego casi 100% libre de complicaciones técnicas. Indudablemente el título pasó por el proceso de control de calidad adecuado para entregar un producto que se siente terminado. Más allá de algún NPC que estaba caminando en la dirección equivocada o que se atoraba con un obstáculo, la experiencia fue totalmente limpia.
Es una verdadera alegría que Frostbite se encuentre en tan buen estado y que por fin, los estudios de EA hayan encontrado la forma de trabajar efectivamente en él, sabiendo cómo moldearlo para crear experiencias mucho más allá de FPS como Battlefield. BioWare se ve cómodo con esta tecnología, pues a pesar del complicado y largo proceso de desarrollo por el que atravesó Dragon Age: The Veilguard, se está presentando un videojuego que fue terminando en su totalidad, al punto de que ni siquiera hay planes de traer contenido descargable en el futuro, pues el estudio estaría concentrando todos sus esfuerzos en lo que será la quinta entrega de Mass Effect.
Desde hace ya una buena cantidad de años, los juegos de BioWare sufren de una especie de maldición que no les permite tener un lanzamiento tranquilo y libre de polémica. A pesar de la enorme espera que hubo y al buen producto que se está entregando, Dragon Age: The Veilguard no se pudo librar de un fuerte prejuicio gracias a información completamente errónea de que todo su tono y objetivo general, tienen que ver con la famosa agenda “woke”. Después de decenas de horas con el título, te puedo decir que lo único con lo que me topé de “inclusividad”, es la posibilidad de elegir género no binario al momento de crear a tu personaje y claro, lo que siempre ha tenido la serie de poder elegir a cualquiera de tus acompañantes como pareja sentimental. Si por casualidad eres de los que tiene esta idea equivocada y que por cualquier razón te incomoda, en realidad no tienes nada de qué preocuparte.
BioWare conoce bien su negocio y para Dragon Age: The Veilguard se tomó la determinación de no arriesgar demasiado e irse por un camino seguro. Como ya te lo comenté, el principal objetivo era el de entregar un muy buen representante de la aclamada saga, lo cual, se logra concretar gracias a un espectacular sistema de combate, complejo ciclo de relaciones personales, gran historia y un espectacular apartado gráfico. Es motivo de festejo que uno de los estudios más reconocidos de la industria y que más mal la ha pasado en la última década, pueda regresar a sus formas para demostrar una cara mucho más amable de lo que son los RPG hechos en occidente. Un imperdible que indudablemente debería de aparecer en las listas de lo mejor de este muy intenso 2024.