Feature – Sentimientos a través del movimiento (Pt. 2)

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Un título cooperativo para un solo jugador

La semana pasada recordamos al fantástico Journey en la primera parte de este serial, misma en la que hacíamos énfasis en cómo fue que Jenova Chen consiguió convertir una mecánica tan simple como movernos en un espacio determinado, en sentimientos que a más de uno nos conmovieron como pocas cosas han logrado. Otro título que consiguió este tipo de magia y que siempre recordaré de manera muy especial fue Brothers: A Tale of Two Sons.

El año pasado y prácticamente sin cobertura alguna, Starbreeze Studios, una pequeña casa desarrolladora con base en Suecia, nos entregó Brothers: A Tale of Two Sons, juego que a pesar de estar corriendo sobre Unreal Engine 3, se siente como un trabajo meramente artesanal que propone cosas de verdad destacables a nivel de gameplay.

Josef Fares, reconocido director de cine, decidió incursionar en el mundo de los videojuegos, asunto que consiguió de una manera verdaderamente increíble, pues contrario a lo que se podría pensar de alguien con su perfil, entendió perfectamente cómo es que funciona este medio e incluso, logró impulsarlo hacia zonas que muy pocas veces nos toca ver.

Siempre he encontrado una intensa fascinación por los cuentos de hadas. Creo que este género literario, que ha penetrado de manera importante en otros medios de entretenimiento, representa la forma más pura de ponernos en situaciones imposibles que jamás se podrían dar en nuestro mundo.

Los nórdicos tienen una aproximación bastante especial para este tipo de historias, dándolo un toque encantador, pero a la vez bastante obscuro y desconcertante. Brothers: A Tale of Two Sons, nos recibe con la triste historia de una familia que perdió a su madre de manera trágica. El lamentable hecho se ve seguido por un padre gravemente enfermo que solo una medicina especial ubicada en tierras lejanas puede curar.

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La mecánica principal del juego funciona de manera muy sencilla, pero a la vez compleja. Con el stick análogo izquierdo y gatillo del mismo lado, controlaremos a un hermano, mientras que con los mimos comandos pero del lado derecho, le daremos ordenes al otro hermano. De manera magistral, el título nos introduce a esta forma de juego al tener que llevar al padre enfermo con el doctor del pueblo.

Desde ese momento, te puedes dar cuenta de que estás frente a algo muy especial, pues al sentir la urgencia de llevar al enfermo cuanto antes para que sea atendido, se complica aún más controlar a dos personajes a la vez con un mismo control. De manera casi instantánea, la pura mecánica de movimiento te comienza a transmitir cosas que pocos juegos consiguen en horas. 

No les voy a mentir, me costó bastante trabajo acostumbrarme a estar controlando dos personajes a la vez (soy malísimo poniendo atención a más de una cosa). Hasta caminar por un ancho sendero me costaba trabajo, pues mientras uno de los hermanos ya había encontrado el camino correcto, el otro avanzaba torpemente por la orilla o se había topado con una pared sin poder progresar.

Poco a poco, el juego nos va mostrando el grandísimo potencial de toda la idea en general. Me resulta fascinante que con el uso de tan solo dos botones y los dos sticks del control, se hayan conseguido diseñar puzzles tan ingeniosos, pero sobre todo divertidos.

Después de enterarnos que nos espera un largo viaje por tierras desconocidas para conseguir el medicamento que tanto necesita nuestro padre, nos adentramos en una aventura fantástica llena seres increíbles como trolls gigantes, pero amigables, que nos ayudarán en nuestro camino. Otro punto que me voló la cabeza de Brothers, es que no se hace uso ni de cinematics ni de diálogos para contar la historia. La sola expresión y gesticulaciones de a quienes tenemos en pantalla, son suficientes para saber qué es lo que está pasando.

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Conforme todo se va desenvolviendo, nos vamos haciendo uno con el control. Puedes empezar a sentir que los dos personajes dejan de funcionar como entes separados para trabajar como uno solo; todo fluye de manera suave y dinámica. Más adelante, queda claro que el autor tenía como principal objetivo que nos sintiéramos de esa forma.

¡Spoilers! Si no has tenido la oportunidad de disfrutar este juego y tienes planeado hacerlo, te recomiendo detenerte en este momento.

Luego de haber superado bellísimos escenarios nórdicos (incluido un campo en el que se había librado una épica batalla entre gigantes) y de haber conocido a personajes entrañables, llegamos a nuestro destino. Cerca del final de nuestra aventura, nuestros héroes se topan con una curiosa joven que se encarga de conquistar al hermano mayor, mientras que el menor sabe que algo no anda bien.

Justo cuando creemos que hemos librado todo peligro y que estamos cerca de un final feliz, ocurre un terrible evento. Antes de pasar al desenlace de todo y de llegar al punto el que Brothers pasó de ser algo muy bueno, a algo que difícilmente se me olvidará, quiero hacer especial énfasis en el hecho de que cada hermano tiene habilidades especiales sin las que el otro puede seguir avanzando. Por ejemplo, el menor puede pasar por zonas estrechas para alcanzar palancas o cuerdas necesarias para progresar, mientras que éste mismo no podrá entrar al agua sin su hermano mayor por una fobia que nació de una mala experiencia cuando era más joven y que terminó por costarle la vida a su madre. Es decir, cada uno se complementa para funcionar como uno solo, tal y como apunté en párrafos anteriores.

Retomando el punto central de todo el juego, descubrimos que la bella joven que nos estaba ayudando a superar obstáculos, solo se trataba de una araña que nos llevó hasta su guarida para convertirnos en comida. Antes que de podamos escapar de sus telas, el hermano mayor es gravemente herido en el estomago. Conseguimos escapar, pero la herida es fatal.

bro3Justo en la base del árbol donde se nos había dicho que podríamos encontrar el medicamento necesario, el hermano mayor no puede más y nos pide continuar sin él. Ya solo usando al hermano menor, corremos a prisa hacia la copa para encontrar nuestro objetivo, es ahí cuando se puede empezar a sentir que algo falta. Es complicado describir la sensación de ya solo estar controlando a un personaje tras un par de horas de haber estado con dos. El impacto es fuerte, pero no devastador… aún.

Después de haber conseguido por lo que recorrimos incontables peligros y obstáculos, regresamos con la esperanza de que todo estará bien. Lamentablemente, es muy tarde, nuestro compañero, nuestro mano derecha, nuestro hermano… había muerto. No se puede hacer nada más que regresar a casa y rezar por poder salvar a nuestro padre y que el sacrificio no haya sido en vano.

El ave que momentos antes ya nos había ayudado a alcanzar la zona final, vuelve a fungir como aliada para llevarnos de regreso a la aldea en donde todo comenzó.

Justo cuando uno esperar ver los créditos finales rondando, llega uno de los mejores momentos que he pasado como videojugador. Una intensa tormenta azota el pequeño poblado, para llegar a donde se encuentra nuestro padre agonizante, debemos superar un río que se formó por el agua… ¿cómo lo haremos sin la ayuda de nuestro hermano mayor?, es ahí cuando uno se conmueve hasta las lagrimas, es cuando la verdadera ausencia se siente hasta la medula, es cuando la mitad de un todo falta a todas luces.

Luego de estar buscando cómo superar el enorme reto, uno descubre que si se fuerza a nuestro personaje a entrar al agua, mientras presionamos los botones con los que controlábamos al difunto hermano mayor, éste comienza a superar el reto. ¡Magia pura! nos estamos comunicado de manera directa con el ente en pantalla a través de una mecánica de movimiento, algo tan simple, una vez más, sirvió para transmitir cosas increíblemente especiales.

De esta manera termina la segunda parte de esta serie de especiales sobre juegos que nos han dejado algo más que efímera diversión para pasar el rato. Espero que hayan disfrutado de esta remembranza del genial Brothers: A Tale of Two Sons, y los invito a leer la tercera y última parte en la que estaremos recordando a la joya llamada Limbo.

Alberto Desfassiaux
Editor en Jefe de Atomix. No me gustan los videojuegos... ¡adoro los videojuegos!