Review – Sonic Frontiers

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Review Sonic FrontiersLlega un punto en toda serie lo suficientemente larga, en donde la experimentación en territorios poco explorados es necesaria. Gracias a las capacidades técnicas de hoy en día, decenas de franquicias tienen la oportunidad de caminar por direcciones que hace un par de años eran imposibles. Al final del día, si un estudio sigue ofreciendo una y otra vez lo mismo, se corre el riesgo de quedarse estancado y, eventualmente, perder el interés del público. Claro, también es cierto que hay casos en donde esto no ocurre, y los fans está más que contentos con la familiaridad. Una de las pocas propiedades que parece nunca le ha tenido miedo a probar algo diferente es Sonic the Hedgehog.

Después de la tercera entrega en Genesis, el erizo de SEGA se convirtió en un conejillo de indias, protagonizando decenas de títulos que dejaban de lado a las plataformas en 2D, para ofrecer algún tipo de experiencia con el objetivo de expandir la propiedad hasta donde fuera posible. Desde una entretenida propuesta de pinball, pasando por diversos juegos de carreras, hasta un RPG a cargo de los desarrolladores de Dragon Age. Todo es posible, y nada es sagrado. Hemos visto a Sonic portar una espada, a Shadow tener un arma, y a una humana besar a nuestro héroe. Por cada caída, los fans seguimos aferrándonos a la esperanza de que títulos como Generations y Colors se vuelvan la norma, y no la excepción. Es así que, una vez más, la comunidad tiene esta ilusión con Sonic Frontiers.

Usualmente señalado como el Breath of the Wild de Sonic, Frontiers nos presenta una experiencia completamente nueva para el erizo, la cual se posiciona para ser el inicio de una era nunca antes vista para el personaje. Sin embargo, los fans aún tienen dudas sobre el tipo de juego que está a nada de llegar a sus manos y, considerando la pobre publicidad que se le hizo al título, esta preocupación está justificada. ¿Es Sonic Frontiers el futuro de la serie? ¿Tenemos en nuestras manos otra entrega que será olvidada o acaso hay un rayo de luz aquí? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.

Menos no siempre es más

La historia nunca ha sido el fuerte de la serie. En el mejor de los casos, esta solo era una justificación para ver a Sonic y compañía embarcarse en una aventura llena de fanservice y momentos estrafalarios y, en el peor, encontramos relatos que se toman muy en serio, y terminan por ser una burla dentro de la comunidad. Sin embargo, Sonic Frontiers llamó mucho la atención por la inclusión de Ian Flynn, quien por años ha trabajado en los cómics del personaje, y la mayor parte de su trabajo ha sido recibido de gran forma. Pese a que esta entrega es su segunda participación en un juego de esta serie, con el primero siendo las nuevas cinemáticas de Sonic Origins, algo de lo más destacado de la colección, la comunidad está entusiasmada con su colaboración.

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En esta ocasión, las Chaos Emeralds han sido llamadas a las Starfall Islands por una entidad misteriosa. Es así que Sonic, Tails, Amy y Knuckles deciden investigar este extraño suceso. Sin embargo, al entrar a este continente, nuestros protagonistas son succionados al Cyber-espacio. Aunque el erizo azul es el único que pudo salir de este reino digital, sus compañeros quedan atrapados en este dominio, y la única forma de salvarlos es resolviendo los misterios que las cinco islas que conforman esta región tienen para nosotros. En el camino, Sonic conocerá a Sage, una chica que es capaz de viajar entre ambos mundos, y quien está trabajando junto al Dr. Eggman.

Sonic Frontiers es un juego más calmado en comparación con sus predecesores en múltiples sentidos. Sin embargo, esto se puede notar especialmente en su narrativa. En lugar de tener una extensa aventura repleta de múltiples personajes, tanto nuevos como conocidos, una confusa historia y villanos por todos lados, esta entrega opta por mantener la calma en todo momento. Aquí no se pisa el acelerador en todo momento, sino que el título nos lleva por un viaje más tranquilo al que estamos acostumbrados. Nuestro objetivo en cada una de las islas es encontrar las siete Chaos Emeralds y detener a un Titán, esto con el objetivo de rescatar a Tails, Amy y Knuckles del Cyber-espacio.

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Lo interesante, es que a lo largo de la historia, Sonic va descubriendo un poco más sobre la antigua civilización que habitaba en las Starfall Islands, su relación con las Chaos Emeralds, y la participación de Sage en todo esto. Sin embargo, el juego opta por mantener mucha de la información alejada de las manos del jugador. Ya sea que detalles importantes sobre estos temas están bloqueados detrás de múltiples coleccionables, o la naturaleza del antagonista principal es lo suficientemente vaga para que llegues al final, y no logres entender muy bien contra quién te estás enfrentado. Este es el principal problema con la historia que Flynn nos presenta.

Si bien las bases son interesantes y nos permiten explorar algunos conceptos que, al menos en los juegos, no se han tocado a detalle, como la naturaleza de las Chaos Emeralds, en ningún momento las revelaciones o nuevas piezas de información llegan a importar mucho en el marco general de la situación en la que nos encontramos, y terminan siendo una pobre excusa para embarcar a Sonic en esta aventura. Afortunadamente, Flynn también ha incluido un par de elementos que le ofrecen un aire fresco a la serie, y se trata de la relación entre personajes.

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Si bien la relación que hay entre Sonic y compañía no ha cambiado, con el tono alegre y carismático que ha caracterizado a la serie desde que se dio el salto al 3D aún presente, Flynn está más enfocado en mostrarnos cuál es la conexión entre estos personajes hoy en día, y trata de darles una mayor profundidad, algo comparado con lo que se puede apreciar en los cómics. Esto se puede apreciar principalmente con Tails, quien deja en claro sus inseguridades y deseos de ser algo más que solo el acompañante del erizo azul. No es algo sumamente profundo, pero le logra dar un faceta interesante a los protagonistas, algo que no es completamente nuevo para la franquicia en general, pero sí lo será para todos aquellos que se limitan solo a los videojuegos.

Pese a que Sonic Frontiers carece de los momentos alocados que hemos visto en el pasado, el toque cómico y juvenil que cautivó a los fans, o el extenso fanservice que todos pueden apreciar, el juego logra ofrecer una perspectiva enfocada por completo en los personajes, la cual le logra dar un giro interesante a la serie. Lamentablemente, la escala de la aventura y las nuevas ideas relacionadas con la mitología del mundo nunca logran concretarse de forma efectiva, lo cual resulta en una experiencia en donde la mayoría de las cinemáticas y momentos de exposición son torpes, aburridos, y no me sorprendería si más de una persona se las salta por completo. Ian Flynn claramente tiene buenas ideas, pero en esta ocasión no pudo aterrizarlas efectivamente.

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Si hay algo que inmediatamente llamó la atención de Sonic Frontiers desde su revelación, fue el apartado visual. En lugar de seguir por el camino de Forces, y presentarnos una evolución de lo que los juegos en 3D de este personaje han estado contruyendo por años, Sonic Team optó por una ruta realista. Si bien la estética de Green Hill, Chemical Plant, Sky Sanctuary y más sigue presente en forma de niveles clásicos dentro del Cyber-espacio, durante el 90% de la aventura se nos ofrecen cinco islas que, si bien son temáticamente diferentes entre ellas, se ven como algo que no se había intentado desde Sonic ‘06. Afortunadamente, el resultado es mucho mejor, pero no deja de ser algo extraño.

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Cada una de las cinco Starfall Islands nos ofrecen un aspecto realista que, en más de una ocasión, logra contrastar con el diseño de Sonic y compañía. Junto a esto, la variedad visual es algo que se acaba rápidamente. Si bien las primeras tres locaciones son lo suficiente diferentes entre ellas, ofreciendo nuevas interpretaciones de las ya clásicas praderas esmeraldas, desiertos naranjas, y volcanes que combinan el rojo con el gris, las últimas dos tierras terminan por reciclar lo que vimos al inicio, lo cual es decepcionante, y hace pensar que a los desarrolladores se les acabaron las ideas rápido.

El mundo de Sonic es vasto, y nos ha permitido explorar cientos de locaciones. Desde tumbas egipcias, pasando por ciudades europeas, hasta un parque de diversiones en el espacio, y es triste que Frontiers, el cual se posiciona como el primer paso para una nueva era del erizo, no logre capturar un solo gramo del carisma visual que hemos visto desde su concepción. Las Starfall Islands están construidas para su exploración, pero en ningún momento se llegan a sentir como los asentamientos de una antigua civilización, y cada estructura que no tenga una función práctica termina por ser un obstáculo en el camino, y no una parte de este mundo.

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Por su parte, el otro 10% del juego se desarrolla en el Cyber-espacio, en donde Sonic revive sus memorias, por lo que no vemos nuevos niveles, sino viejos. Si bien estos funciona en varios capas, con su diseño siendo algo de lo que hablaré más adelante, visualmente el resultado es mixto. Aunque es agradable ver que aún hay un gramo de identidad visual de la serie, y visitar zonas como Green Hill siempre es algo que ha cautivado a los fans, es algo decepcionante que no veamos algo original. Por tan icónico que sea Chemical Plant, también es necesario ver algo nuevo en estas secciones en particular.

Sonic Frontiers es un juego que, en su intento por diferenciarse de la serie, termina por olvidar lo que, visualmente, hace especial a estos juegos. Aunque el acercamiento realista es algo que comienza de forma positiva, rápidamente se vuelve monótono y recicla escenarios, algo que, considerando que solo vemos cinco islas, no debería de suceder. Por su parte, los niveles clásicos del Cyber-espacio son usados como carnada nostálgica, y si bien es agradable ver los escenarios de la época del Genesis y GameCube en este ambiente moderno, terminan por, al igual que los continentes, ser rehusados al grado de que llegan a aburrir al jugador.

Silencio a nuestro lado

Al igual que la presentación visual, Sonic Frontiers nos ofrece un apartado sonoro completamente diferente al que estamos acostumbrados. En lugar de las composiciones energéticas que logran combinar el pop con el rock y la electrónica, en un soundtrack que es capaz de rendirle un homaneja al legado del personaje y brindar algo nuevo, este trabajo opta por una dirección más calmada, en donde el enfoque está en acompañar al erizo a lo largo de las diferentes islas que puede recorrer.

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Este es, sin duda alguna, el golpe más fuerte que recibe el jugador. Si bien Tomoya Ohtani está de regreso como compositor principal, está claro que la dirección es completamente diferente. Cada una de las composiciones es más callada, y está enfocada en ofrecer un viaje más calmado que contrasta con la velocidad y estilo característico de Sonic. Aquí, por extraño que suene, es en donde las comparaciones con Breath of the Wild pueden comenzar y terminar. Afortunadamente, hay un par de secciones en donde el juego recuerda que la música es una parte fundamental al momento de hacer que ciertos momentos en la historia tengan el peso que deben. Junto a esto, todos los niveles del Cyber-espacio cuentan con tonadas electrónicas que, si bien no son remixes de Green Hill Zone y demás, sí le dan una identidad única a esta entrega.

Cada una de las batallas con los Titanes está acompañada por una canción a cargo de One Ok Rock, banda de rock japonesa, la cual parece que desea imitar el trabajo de Crush 40, pero terminan por tener un estilo parecido a la música de principios del siglo, similar a bandas como Nickelback, pero con un enfoque completamente diferente en las letras.

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Después de un par de controversias, Roger Craig Smith está de regreso como la voz de Sonic. Si bien el estilo de juego, con una historia más sería, no nos permite ver a un erizo tan juguetón y burlón como al que ya estamos acostumbrados, Smith sigue haciendo un trabajo fenomenal en este papel. La dirección lo obliga a tener un pequeño cambio en su tono, algo que se puede escuchar desde el primer momento, pero aun así el dramaturgo encuentra la oportunidad para seguir entregándonos al protagonista que recordamos, y al que le ha dado vida desde 2010.

Lo mismo se aplica al resto del elenco. Tanto las voces nuevas como recurrentes logran capturar la esencia de los personajes que hemos visto de Sonic Colors, y en todo momento se siente que el erizo y sus amigos son tratados de una forma que le rinde un honor a la larga historia de la serie. Incluso Sage, quien hace su primera aparición en Frontiers, nos ofrece un tono que logra combinar lo robótico con lo humano, lo cual le da una identidad única, y no puedo esperar para verla interactuar con otros miembros del elenco en el futuro.

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Por un lado, eliminar la música energética que siempre ha caracterizado a la serie puede sonar como algo decepcionante para algunos, especialmente considerando que el trabajo de rock y electrónico que ocasionalmente aparece podría no ser del agrado de todos, también es admirable ver que Sonic Frontiers no le tenga miedo a aventurarse a un territorio que funciona de buena forma con el tipo de experiencia que se nos presenta. Junto a esto, el trabajo de voz, una vez más, no decepciona, y es bueno ver a los actores no solo hacer lo que ya saben, sino que nos ofrecen nuevas facetas en momentos clave de la aventura.

Una cadena hacia el futuro

Hay que dejar algo en claro, Sonic Frontiers no es como Breath of the Wild. Si bien el nuevo trabajo de Sonic Team es un juego de mundo abierto en donde hay una sin fin de tareas, y cada una la puedes llevar a cabo en el orden que lo desees, la estructura y la función de cada una de las islas es totalmente diferentes a lo que encontramos en la versión más reciente de Hyrule. Aunque este experimento puede sonar como una receta para el fracaso, especialmente considerando los últimos trabajos del estudio, el resultado final es un productor que, aunque presenta un par de errores, es sólido y pinta una imagen positiva para el futuro de esta serie.

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La mejor forma de describir Sonic Frontiers, es como un juego que logra combinar la libertad que las nuevas experiencias de mundo abierto ofrecen, con lo sistemático que los sandbox pueden llegar a ser. Cada una de las islas tiene un Titán que necesitamos vencer para liberar a alguno de nuestros compañeros de sus prisiones en el Cyber-espacio y avanzar al siguiente territorio, pero esto no es una tarea sencilla. Para lograr su objetivo, el erizo necesita obtener las siete Chaos Emeralds, las cuales se encuentran en diferentes capsulas, y son necesarias unas llaves especiales que se adquiere al completar niveles clásicos, a los cuales solo se pueden acceder con engranajes que mini-jefes resguardan. Junto a esto, la historia avanza por medio de diversas conversaciones con los amigos de Sonic, y estas solo se activan al tener cierta cantidad de monedas específicas.

Sonic Frontiers funciona como una cadena, en donde cada una de las acciones que lleves a cabo te da acceso a una llave para abrir una cerradura que oculta otra llave necesaria para abrir otro candado. Si bien esto puede sonar tedioso, la estructura del mundo abierto evita que este sea el caso. Cada una de las islas está llena de diferentes tareas que te recompensan con ítems útiles, ya sea para avanzar en la historia o para mejorar los atributos de Sonic. Lo interesante, es que al completar una actividad, terminas frente a otra que, al mismo tiempo, te posiciona frente a otra, creando así una secuencia en donde siempre estás en movimiento, algo que no solo hace uso de la velocidad de nuestro protagonista, sino que logra hacer que recorrer estos territorios sea algo satisfactorio.

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Cada una de las tareas que nos presenta el juego es sencilla, ninguna te tomará más de un minuto, y el título cuenta con una extensa variedad de objetivos para evitar la repetición, puedas avanzar de forma constante y nunca sientas que tienes que detenerte para buscar cierto ítem importante, algo que sigue al pie de la letra la filosofía del personaje. A su propia manera, Sonic Frontiers es una buena evolución de los conceptos clásicos de la serie, y en todo momento se toma en cuenta su velocidad, no solo como una forma de avanzar por este mundo, sino como un elemento temático que le otorga su propia identidad al mundo abierto que aquí se nos presenta.

Pese a que las estructuras voladoras, rieles, resortes, y otros objetos enfocados en llevar a Sonic a ciertos lugares pueden verse como algo extraño desde una perspectiva estética, todos tienen una función, ya sea hacer que el viajar de punta a punta en una isla sea rápido, u ofrecer algún reto de plataformas. Es sumamente satisfactorio completar un pequeño acertijo que nos recompensa con uno de los tantos coleccionables que necesitamos para avanzar, solo para terminar frente a un desafío que, al completarlo, revela parte del mapa. Es una cadena que en ocasiones se siente como si los desarrolladores nos estuvieran guiando con una mano invisible, pero al mismo tiempo ofrece la suficiente libertad para que cada jugador construya un camino único.

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Junto a estos retos, los cuales van desde atravesar una pequeña sección de plataformas, hasta resolver un acertijo ambiental, también hay diversos enemigos y mini-jefes en cada isla. Si bien los Titanes representan el mayor reto que tienes que cumplir para seguir con la historia, es posible encontrarse con una gran variedad de robots de diferente tamaño que nos piden dominar el combate de Sonic Frontiers. A diferencia de otras entregas, el nuevo título tiene un gran enfoque en este apartado. Pese a que tenemos acceso a un árbol de habilidades y a diferentes movimientos, las peleas son bastante sencillas, y la mayoría se limitan a presionar el botón de ataque constantemente y, ocasionalmente, llevar a cabo un contraataque sumamente fácil de hacer.

La mayor novedad que introduce Sonic Frontiers, son los ciclones. Al presionar un botón, Sonic puede crear una línea azul que, al cerrarse, ocasiona un torbellino. Esto tiene diferentes usos. Principalmente, se emplea para eliminar las defensas de algún enemigo, pero también sirven para resolver acertijos. Como elemento distintivo de esta entrega, esta mecánica es muy básica. En lugar de ser el gran punto llamativo del título, es solo una herramienta más para cumplir con los retos frente a nosotros.

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Para hacer que nuestro viaje por las Starfall Islands sea más sencillo, Sonic puede mejorar cuatro atributos diferentes. Estos son: defensa, ataque, anillos y velocidad, y cada uno se explica a si solo. Al cumplir con ciertos retos somos recompensados con los ítems necesarios para expandir las primeras dos opciones, mientras que las últimas dos pueden crecer al encontrar pequeñas Kocos, criaturas que puedes hallar fácilmente en los puntos de interés de cada una de las islas.

Aunque todo funciona como debería, no existe algún tipo de profundidad en el combate, y realizar el combo básico funciona en todos los escenarios posibles. Afortunadamente, la mayoría de los enfrentamientos contra los mini-jefes son únicos. A lo largo de las islas encontramos robots de gran tamaño que son fáciles de ver, y son completamente opcionales. Uno de estos nos encierra en un ring, en donde podemos usar las cuerdas para atacar a gran velocidad. Otro es un coloso que tenemos que escalar a gran velocidad. Uno nos pide recorrer anillos gigantes para desactivar sus defensas. Hay uno volador al que es necesario perseguir antes de derrotarlo. Hay una gran variedad, y ofrecen el suficiente reto para hacer que su presencia sea un aire fresco que rompe el ritmo de la exploración en el buen sentido.

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Cada mini-jefe derrotado otorga un engranaje especial, el cual nos da acceso a los niveles clásicos del Cyber-espacio. Si bien el 90% del juego se lleva a cabo en las extensas islas llenas de diversas tareas, el otro 10% está conformado por experiencias tradicionales. Es decir, se nos presenta un nivel en 2D o 3D, en donde Sonic tiene que llegar a la meta lo más rápido posible. Junto a esto, aquí se nos presenta diversos retos que nos piden romper un récord de tiempo, recolectar cierta cantidad de anillos amarillos y encontrar cinco anillos rojos. Cada objetivo nos recompensa con una llave, la cual es necesaria para obtener las Chaos Emeralds.

Al tratarse de secciones enfocadas en la nostalgia, y al no tener el mismo peso que el mundo abierto, todo lo que se nos presenta aquí es sencillo. El diseño de niveles carece de la complejidad que previos títulos en la serie poseen, y el sistema de boost es solo algo que aumenta la velocidad de Sonic, y no una mecánica bien implementada que logra ofrecer una serie de retos. Considerando que cada uno de estas misiones se puede completar en cuestión de segundos, queda claro que el enfoque de los desarrolladores fue solo cumplir con el trabajo mínimo.

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Aunque completar los retos y obtener llaves es sencillo, el juego ofrece una serie de opciones para todos aquellos que no desean pasar su tiempo en secciones que no tienen la misma atención que el resto del juego. Para comenzar, Big the Cat está de regreso, y es nuestro guía en un minijuego de pesca bastante sencillo, pero relajante al mismo tiempo, en donde puedes intercambiar los puntos que obtienes al atrapar un pez, por algunos de los coleccionables que se necesitan para progresar por la campaña. Junto a esto, algunos de los retos nos recompensan con estos ítems, e incluso un par de enemigos normales ocultan estos objetos preciados.

Sonic Frontiers no solo usa su mundo abierto para que recorras cada una de las islas a tu propio ritmo, ya sea que decidas encontrar todas las Chaos Emeralds antes de progresar con la historia, o limpies el mapa de cada tarea al mismo tiempo que completas el objetivo principal, sino que también tienes la oportunidad de obtener los recursos necesarios de diferentes formas. Las llaves y monedas específicas de cada personaje, no solo son recompensas de sus respectivos retos, sino que las puedes encontrar al hacer un ciclón en una parte específica del mapa, o al vencer enemigos comunes. Claro, la forma más rápida es la que indica el juego, pero nada te detiene de buscar cada recurso a tu propio ritmo.

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Lamentablemente, hay un par de baches en este camino. El primero, y el más notorio, es el pop-in. Debido a la velocidad de Sonic, constantemente verás cientos de objetos aparecer frente a ti. Esto es especialmente un problema en momentos en donde un trampolín o cierto riel parece que te llevará a la perdición, pero en realidad la plataforma aún no carga. Junto a esto, la velocidad del protagonista es algo inconsistente en la aventura. En el mundo abierto va demasiado rápido para ser lo suficientemente preciso en ciertas secciones, lo cual ocasiona que salgas volando en más de una ocasión. Por otro lado, en los niveles tradicionales se siente lento, y nunca avanza al ritmo que debería.

Al final del día, Sonic Frontiers es similar a Sonic the Hedgehog, Adventure y Unleashed, en el sentido de que nos presenta unas bases lo suficientemente sólidas, con las cuales los desarrolladores pueden experimentar y expandir en una posible secuela. El combate es sumamente sencillo, pero funciona bastante bien, y cada uno de los mini-jefes tiene algo que los hace únicos, y van más allá de simplemente atacarlos sin sentido. La exploración está bien manejada, y cada actividad te lleva a la siguiente de una forma natural. Sin embargo, los niveles clásicos son bastante sencillos y, aunque representan una pequeña parte de la aventura, llegan a romper el ritmo que puedas llevar. Para la sorpresa de muchos, Sonic Frontiers no es un bodrio, sino un producto de calidad que, aún con sus errores, vale la pena.

Rolling around at the speed of sound

score80Sonic Frontiers es una grata sorpresa. Después de que las últimas entregas de la serie fueran una decepción tras decepción, es bueno ver que Sonic Team por fin nos ofrece un producto de calidad que todos los fans podrán apreciar al instante. La historia tiene una serie de elementos interesantes que demuestran una dirección distinta gracias a la participación de Ian Flynn, aunque aún hay un par de áreas que se necesitan mejorar, y nunca se llegan a ver los momentos de adrenalina que han caracterizado a los previos títulos en la serie.

La presentación visual y sonora, aunque alejadas de las convenciones generales de la serie, presentan una serie de ideas bastante interesantes que dejan en claro la nueva dirección del erizo. Tal vez las Starfall Islands y la música no llegan a estar al nivel de Doctor Eggman’s Incredible Interstellar Amusement Park o el trabajo de Crush 40, pero esto no significa que las propuestas de Frontiers no valgan la pena.

Por su parte, llevar a Sonic al mundo abierto aún tiene un par de errores, pero como la primera entrega en una nueva era del erizo, Frontiers nos pinta un panorama positivo, en donde Sonic Team ha logrado llevar al personaje a un territorio inexplorado en la serie, con un gran potencial para crecer en futuras entregas. El combate es sencillo, pero hay una gran variedad de enemigos que nos piden hacer un buen uso de cada una de las habilidades del protagonista. La exploración es fomentada gracias a diversas actividades, todas tomando en consideración las mecánicas básicas de la serie. Pese a sus errores en ciertas secciones, la experiencia es, sobre todo, divertida.

El resultado final es mucho mejor de lo que se esperaba. Sonic Frontiers sí se siente como el siguiente paso para la serie, y si Sonic Team es capaz de entregarnos una secuela del nivel de Sonic the Hedgehog 2, Adventure 2 y Generations, podríamos estar frente a una nueva época para el erizo, una por la que todos deberíamos estar emocionados.

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Sebastian Quiroz
27 años. Editor en Atomix.vg. Consumidor de la cultura pop.