Feature – Mis tres vueltas a NieR: Automata

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Cuando tienes que postergar

Mi historia con NieR: Automata es un tanto accidentada. Recuerdo perfectamente ese momento cuando la inusual conferencia de Square Enix en E3 2015, se vio engalanada por un precioso avance que nos presentaba esta colaboración con PlatinumGames. No te voy a mentir. A pesar de que algo se despertó en mi al ver el impresionante video y claro, la fuerte noticia de que los padres de cosas como Bayonetta y The Wonderful 101 estaban trabajando con un publisher de tal envergadura y legado, la verdad es que en su momento ignoraba mucho de las raíces del proyecto. Sí, sabía que había un juego de generación pasada lanzado en 2010 con el nombre de Nier, pero además de que jamás lo toqué, tampoco tenía idea de sus nexos con la serie de Drakengard. Los meses pasaron y poco a poco fui perdiendo de la mira lo que se estaba cocinando bajo la dirección de Yoko Taro.

2017 llegó como una verdadera locomotora. Además de que el año arrancó regalándonos un regreso por fin digno de Resident Evil con su séptima entrega, muchos de nosotros ardíamos en ansiedad ante la inminente llegada de una nueva consola de Nintendo, esto sin contar que sería estrenada con algo llamado The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Lanzado el 23 de febrero de dicho año en Japón para el PlayStation 4, NieR: Automata empezó a cimbrar el terreno: algo especial se nos acercaba; sin embargo, su llegada a nuestro continente tan sólo con tres días de separación respecto a todo lo que lanzó la Gran N, terminó causando que esta fresca y en general, maravillosa propuesta, terminara eclipsada al igual que pasó con otros juegos de la genialidad de Horizon Zero Dawn, por ejemplo.

Unas semanas antes de la llegada oficial a América de NieR: Automata, tuve la oportunidad de probar un build de la versión final del juego, esto con el objetivo de escribir un previo respecto a lo que Square Enix y PlatinumGames nos tenían preparado. Como lo expresé en su momento, el par de primeras horas que pasé con el título me dejaron impresionado y con la fuerte idea de que en efecto, estábamos frente a una de las mejores experiencias del año. Debido a lo ocupado que estaba con toda la cobertura que giraba a lo nuevo de Nintendo, terminé pasando por alto la aventura de 2B, 9S y A2, cediendo a manos del buen Mike Reyes la labor de reseñarla. 

Si, aquí en Atomix se ratificó lo que sospechábamos: el juego era una autentica maravilla que simplemente no podías dejar pasar, pero como te comentaba, estábamos en medio de un sofocante 2017 que simplemente no nos dejaba descansar con grandísimos lanzamientos mes con mes. Dejando de lado lo complicado que puede ser a veces jugar exactamente lo que uno quiere cuando te dedicas a cubrir este maravilloso medio, la verdad es que por tener otras prioridades alineadas, así como constantes salidas al extranjero para estar presentes en eventos previos a otros lanzamientos de consideración de ese año, fue que fui haciendo de lado NieR: Automata, lo cual se conjugó con que durante una buena cantidad de tiempo, era sumamente complicado encontrar una copia del juego física en cualquier tienda, ya sea online o en retail convencional -yo encontré la mía a inicios de este 2018 cuando de casualidad, la vi aventada en un estante de descuentos en un Best Buy de Livermore, California. Desconozco qué tan complicado o caro es actualmente conseguir una-.

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Ya con mi copia de NieR: Automata formando parte de mi estante de juegos, sabía que sólo era cuestión de tiempo para que lo metiera a mi PS4 y todo empezara. Mis últimos meses fuera y dentro de reseñas, se han visto inundados por RPGs japoneses que suelen tomar una fuerte cantidad de tiempo por completar -creo que terminé cinco o seis al hilo-. God of War fue la perfecta primera etapa de desintoxicación de este apasionante, pero absorbente género. Luego de haber concluido con todo lo que quería hacer dentro de la aclamada nueva exclusiva de la consola de Sony, decidí que finalmente era el momento de adentrarme en el proyecto YoRHa.

Suelo ser un jugador que rara vez repite de manera inmediata un juego que acaba de terminar sólo para ver un final alterno o para sacarle el cien por ciento. Prefiero quedarme con los eventos que a mi me tocaron vivir y así recordar la experiencia, esto claro, dejando la puerta abierta de que un futuro, podría regresar. Sabía de antemano que NieR: Automata cuenta con 26 finales distintos, asunto que descarté ver desde un inicio; no obstante, estaba el tema de que para de verdad vivir la historia completa y todo lo que tiene que ofrecer el juego, era necesario acabarlo al menos en tres ocasiones. “Ya decidiré una vez que vea rodar los créditos por primera vez”, pensé momentos antes de empezar con mi playthrough. 

El drama y la forma en la que Yoko Taro trata estos apasionantes temas filosóficos de máquinas cobrando conciencia de sí mismas y el lugar de la humanidad como creadores de formas de vida inteligentes y hasta con sentimientos, es simplemente impresionante y muy peculiar, sobre todo cuando el autor encontró la manera de combinarlos con mecánicas de juego que se sienten sumamente bien logradas y muy divertidas de ejecutar. Además de tener un fantástico y maravilloso ritmo que fluye como en pocos títulos, diría que NieR: Automata es una experiencia de sorpresas. El no saber qué es lo que me esperaba en la siguiente escena a nivel narrativa y de gameplay, al final fue el combustible que me terminó impulsando a continuar con el juego más allá de la primera vez que supuestamente lo terminas. Por cierto y como nota adicional, reitero mi consternación al ver que esta obra es clasificada como RPG, pues me parece que a pesar de tomar algunos elementos del género, comparte muy poco con este tipo de propuestas. Estamos frente a un juego de acción, punto.

Llegué al final de la primera vuelta y simplemente no me pude resistir. Demasiadas preguntas sin responder estaban presentes y justo como se me había advertido, darle solo una vuelta te deja justamente con el sentimiento de que algo no está completo o en su lugar. Tras poco más de 10 horas con NieR: Automata, arranqué con mi segunda pasada y vaya sorpresa la que me llevé. Tomar el papel de 9S dentro de la historia cambia por completo la forma en la que se ven las cosas. Sí, muchas partes se comparten con la primera fase, pero la realidad es que esta segunda vuelta cambia por completo la experiencia, además de que claro, abre nuevas posibilidades en todos los niveles. Hackear máquinas para después verlas explotar con este androide de escaneo, es simplemente maravilloso y desde el primer minuto, mi mente fue reventada en muchas ocasiones por lo que estaba pasando frente a mis ojos y oídos -el trabajo de Keiichi Okabe en la composición musical del juego es sublime-.

¿Sería capaz de pasar el juego por tercera ocasión al hilo? La verdad es que llamar a la tercera fase de NieR: Automata una “tercera pasada” es totalmente erróneo, pues cuando lo completas por segunda vez, te encuentras con que en realidad, ya estás dentro de un episodio secuela de lo que podría ser la base de la historia. Aquí, el juego se concentra en contarnos qué pasó con los tres personajes principales tras lo que parecía un dramático final, además de que claro, nos ponen a comandar en ciertas secciones a la misteriosa A2. A pesar de que definitivamente me quedo con lo es la segunda fase del título -me parece que es mucho más correcto llamarles fases en lugar de vueltas debido a lo diferentes que son entre sí- es innegable la importancia de esta tercera para cerrar con un ciclo bien estructurado, esto claro, dejando de lado la enorme cantidad de interrogantes que quedaron abiertas y que esperemos, se seguían desarrollando en una posible secuela.

¿Quiero ver los más de 20 finales que me faltan? Por el momento, difícilmente. Me gustaría primero digerir la experiencia que yo tuve y el desenlace que a mi me tocó para después decidir si es que quiero saber más de cómo es que puede concluir la historia de NieR: Automata. Claro que está sobre la mesa la duda de entonces cuál es el final canon que dará paso a una continuación. Lo más probable es que ni el propio Yoko Taro lo sepa con exactitud, más si tomamos en cuenta la enorme cantidad de variantes que quedaron abiertas luego del cierre de este arco histórico.

En caso de que nunca hayas jugado NieR: Automata y estés con el humor de probar un sofisticado Hack & Slash con muchos elementos de shooter clásico, entonces te diría que hagas lo que tengas que hacer para conseguir una copia de este juego o en su defecto, la descargues en su formato digital. Las casi 30 horas que pasé al lado de estos maravillosos e intrigantes personajes, han sido un verdadero deleite y algo que se ha quedado en mi memoria para siempre. El equipo de Taro tiene un talento especial por saber cómo sorprenderte en cada momento, jugando con todos los elementos que tienen a la mano y hasta a veces, rompiendo la cuarta pared de una forma sumamente elegante.

De igual forma y sin saber bien cómo explicarlo, se sienten notas muy marcadas de cosas como Metal Gear Solid. Sí, es total y complemente necesario “darle tres vueltas” a NieR: Automata para que la experiencia sea redondeada de la manera en la que su autor la concibió. 

Recuerda que nunca es tarde para jugar cierto título.

Alberto Desfassiaux
Editor en Jefe de Atomix. No me gustan los videojuegos... ¡adoro los videojuegos!