Review – Disintegration

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Review DisintegrationLa industria de los videojuegos es inmensa. Cada día salen a la venta una docena de juegos nuevos, desde experiencias AAA, pasado por indies que cuestionan la forma en que interactuamos con el medio, hasta todo lo que podemos encontrar en el camino. Es difícil jugar todo a todo momento. En algunas ocasiones, experiencias interesantes pasan desapercibidas en este océano de contenido, lo cual es triste. La falta de publicidad normalmente resulta en bajas ventas y obliga a que los desarrolladores abandonen cierta IP. Espero que este no sea el caso de Disintegration

Anunciado el año pasado, Disintegration es el trabajo más reciente de V1 Interactive, estudio fundado por el co-creador de Halo, Marcus Lehto, el cual combina elementos de los FPS y RTS, con la esperanza de crear una nueva serie sci-fi que logre conectar con el público. Este es un desarrollo independiente, aunque Private Divisions y Take-Two ayudaron en la publicación, y cuenta con todo el potencial para convertirse en una de las grandes sorpresas de 2020.

Cada vez que una leyenda de la industria decide trabajar de forma independiente, es interesante ver qué tipo de obra producen. En ciertos casos, el reconocimiento que poseen es usado como un sello de garantía, algo que los grandes publishers y el público toman en cuenta al momento de invertir dinero. Aunque casos como Mighty No. 9 con Keji Inafune han demostrado que esto no siempre es algo seguro.

Disintegration no gozó de la suficiente publicidad. Durante 2019 contó con una pequeña presencia en el show floor de Gamescom, un par de hands-on salieron a la luz, y ya, aunque en las últimas semanas hemos visto un poco más de movimiento. ¿Acaso tenemos frente a nosotros una de las gemas ocultas de 2020? ¿Es Disintegration el siguiente Mighty No. 9? Descubre la respuesta a esta y más interrogantes en nuestra Atomix Review.

Suplicando por una secuela

Marcus Lehto y su equipo no tocan terreno nuevo en el mundo del sci-fi. Disintegration nos presenta un mundo en donde las personas tienen la opción de transferir su cerebro a un cuerpo robótico y dejar de preocuparse por problemas de salud y del deterioro humano. Sin embargo, generaciones después de este invento, la sociedad se ha convertido en una dictadura. Transferir tu conciencia a un esqueleto metálico ya no es una opción, sino un decreto impuesto por los Rayonne, un grupo de robots malignos que buscan dominar a todo la humanidad.

Aun así, existen grupos de resistencia que pelean por la libertad, conformados por los pocos humanos que quedan en busca de la paz y los robots que no desean ser reprogramados para unirse a las filas de los Rayonne. Aquí es donde entramos en escena. Tomamos el control de Romer Shoal, un ex piloto que, por el asar del destino, se convierte en el líder de un pequeño grupo de rebeldes. Será nuestro objetivo comandar y liberar a América del yugo impuesto por Black Shuck, uno de los generales de Rayonne, y escapar de nuestro oscuro pasado.

Ahora, este tipo de historias son bastante básicas, y el equipo en V1 Interactive no decide explorar un territorio más interesante. Por ejemplo, me hubiera gustado conocer un poco más sobre las razones por las cuales nuestros protagonistas deciden convertirse en robots, y qué hacían en su vida pasada. Aunque la descripción del juego menciona que Romer tuvo un pasado turbulento, no sé qué significa esto, porque Disintegration nunca se toma el tiempo para desarrollar a los personajes principales. Digo, tienen una personalidad, pero eso es todo.

El problema más grande de la historia, y del juego en general, es que se siente como una serie que empiezas a ver justamente al final de la tercera temporada. El título no se toma el tiempo para establecer sus conceptos, facciones o cualquier elemento necesario para crear un mundo con historia y trasfondo de calidad. Todo se siente como algo incompleto. 

El pasado de Romer, la creación de los Rayonne, la resistencia humana, los robots forajidos, nada tiene sentido. En un momento nuestro protagonista parece ser alguien que no desea involucrarse en una pelea que él puede considerar sin sentido, y en la escena siguiente está peleando por la libertad de otros personajes. El viaje de Romer debería ser uno en donde busca redención por su pasado, o en donde aprende a valorar la lucha de los demás, pero nada de eso está presente.

El antagonista principal goza de una gran introducción en donde deja en claro su personalidad, y al final del primer acto logra llevar a nuestro protagonista y a su equipo al momento de desesperación en la historia. Sin embargo, después de eso, desaparece por completo y nunca más se le vuelve a ver. ¿Su motivación? No sé. ¿Importa? Quizás. El juego nunca se preocupa por este tipo de cuestiones y, lamentablemente, afectan mucho al producto final.

Sin embargo, no todo está perdido. Como ya lo mencioné, la personalidad de todos los personajes es bastante buena, con un par de líneas de diálogo y expresiones dejan en claro quién es el bufón del grupo, o el gruñón, etc. Una vez más, todo cae en lugares comunes y nadie tiene un trasfondo o explicación del por qué actúan de cierta forma.

La historia tiene un gran potencial. Un mundo en donde la conciencia humana es llevada a un cuerpo robótico nos presenta con preguntas interesantes, que dan pie para explorar ciertos conceptos y la filosofía de su mundo, pero al juego no le importan estos temas más interesantes. Lamentablemente, Disintegration hace un mal trabajo en este departamento y pide a gritos tener una secuela para, posiblemente, explorar un terreno más interesante. A pesar de todos los errores, deseo conocer más sobre este mundo, los personajes que lo habitan y el conflicto entre ellos. Espero que V1 Interactive y Marcus Lehto aprendan de sus errores.

Disintegration al natural

Antes de hablar formalmente del aspecto visual y sonoro del juego, es importante señalar que la copia de Disintegration que tuve en mis manos fue una previo a su lanzamiento oficial el próximo 16 de junio. Por lo tanto, muchos de los problemas a los que me enfrente, probablemente ya no estarán presentes el día que ustedes podrán disfrutar de este juego. En V1 Interactive están conscientes de esto y están trabajando para arreglar los errores, así que tomen esto a consideración.

Disintegration es un hermoso juego. Tal vez no lleva a las consolas al máximo, pero tampoco se siente como algo que llegó al mercado a inicios de la generación. Este título nos da la oportunidad de explorar zonas naturales del Pacific Northwest de Estados Unidos, ciudades afectados por los estragos de la guerra, bases militares y, sorpresivamente, los campos abiertos de Groenlandia, uno de los paisajes menos valorados en la actualidad. La variedad de locaciones favorecen mucho la experiencia. Justo en el momento en que puede agotarte cierto lugar, el juego cambia a un ambiente diferente y mantiene bastante fresco el ritmo de la aventura.

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De igual forma, cada locación es bastante fiel con lo que podemos encontrar en un mundo sci-fi. El equipo de desarrollo hizo un gran trabajo de investigación para darle nueva vida a estas locaciones. Claro, las bases militares y las ciudades afligidas por el constante combate no son algo nuevo, pero los grandes campos que podemos encontrar parecen sacados de una fotografía. Nada se siente como un juego sci-fi ordinario en donde los tonos grises, purpuras y azules dominan el panorama. Aquí todo es natural y la saturación de color le da más vida a estos lugares.

Esta idea también está presente en el diseño de personajes. Romer y su equipo de forajidos no son robots creados con un propósito en mente, sino personas dentro de un cuerpo metálico. Su personalidad se logra expresar con su vestimento. Así es, los robots de este mundo usan ropa, bueno, algunos lo hacen, otros deciden lucir su brillante armadura a todo el mundo sin algún tipo de pena. 

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Para ser un mundo sci-fi, parece que la moda se quedó estancada en este siglo. No contamos con algún tipo de vestimenta estrafalaria, todo se reduce a jeans, sudaderas, gorras y pañuelos. A primera instancia esto no tiene una gran importancia, pero refuerza la idea de que en este mundo los robots son personas, sólo con un exterior metálico.

A pesar de que el desarrollo de Disintegration fue independiente, el juego cuenta con espectaculares cinemáticas que acompañan cada uno de los momentos más importantes de la historia. Desde el escape al inicio del juego, pasado por la introducción de los personajes, hasta el enfrentamiento final. Ahora, aquí es en donde entran algunos de los problemas a los que me enfrente. 

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Para empezar, el frame rate es horrendo. El juego cae a los 20, casi a 15 cuadros por segundo en las cinemáticas. En algunas ocasiones el audio y el vídeo estaban desfasados por varios segundos. Peor aún, algunas cutscenes simplemente no se reproducían. Podía escuchar a los personajes hablar y todo los efectos de sonido estaban presentes, pero yo sólo veía una pantalla en negro. Ahora, V1 Interactive es consciente de estos errores y no sería una sorpresa ver la llegada de un parche de día uno, en donde estos y muchos problemas más ya no estén presentes. 

Sin embargo, cuando el frame rate no se caía, cuando podía ver lo que estaba en pantalla, y cuando no sufría de un desfase de audio y vídeo, pude apreciar las cinemáticas. No rompen terreno nuevo, no juegan con el lenguaje audiovisual, ni nada por el estilo, pero logran cumplir su función y están a un nivel de calidad decente. De igual forma, el juego no se escapa de las texturas en baja calidad y del ocasional pop-up. 

Terreno poco explorado

El sci-fi, como género, nunca ha tenido un fuerte aspecto musical. A diferencia de trabajos similares, como los del cyberpunk, no hay alguna composición que sobresalga mucho. Tal vez el tema principal de Terminator o Jurassic Park, pero son casos contados. El enfoque es más cauteloso, no se nota, pero una vez que prestas atención, lo encuentras. Este el caso en Disintegration.

A pesar de que no contamos con un soundtrack de maravilla, el enfoque está en el diseño sonoro y las actuaciones de voz. La iconicidad del género está presente en las bombas y cada disparo de nuestras armas. Aunque no existan como tal los campos de energía o metralletas futurísticas, el cine y los videojuegos se han encargado de crear un consenso sobre cómo deben de sonar estos artefactos.

Al igual que en otros apartados, no se incursiona en un nuevo terreno. Todo es más de lo mismo y, si han jugado Halo, o algún otro título sci-fi, sabrán exactamente cuál es el sonido de una escopeta, metralleta, misil, o una nave despegando y aterrizando.

Lo mismo puedo decir sobre las actuaciones de voz. Como el material de la historia no es el mejor, entonces los actores no tienen mucho con que trabajar. Todos cumplen su función, pero sólo refuerzan la personalidad básica de los protagonistas. El fuerte obviamente tiene un tono más grave y el bufón goza del espacio necesario para darle énfasis a ciertas expresiones.

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No estamos tratando con calidad nivel Sony, pero tampoco es un juego de PS2. Es sólo un punto medio. Lo disfrutas en su momento, pero una vez que terminas la historia no hay algo que te haga recordar el trabajo de estas personas, lo cual es algo lamentable. En general, el departamento de audio cumple su función. No sobresale, no toca terreno nuevo, pero tampoco comete errores. 

Lo mejor de dos mundos

Hasta este punto Disintegration suena como un juego más del monton. Algo que pruebas en Xbox Game Pass un fin de semana y te olvidas de él por el resto de tu vida. No los culpo por pensar esto. Sin embargo, el gameplay hará que el primer juego de V1 Interactive se quede grabado en tu memoria por mucho tiempo, debido a que combina dos géneros que, en papel, son opuestos, pero la ejecución nos demuestra que pueden vivir en armonía: el FPS y el RTS.

Cuando Marcus Lehto salió de Bungie y comenzó su viaje independiente hace seis años, comenzó a trabajar en Disintegration como un juego completamente enfocado al real time strategy. Sin embargo, en su camino, logró encontrar una forma de integrar el gameplay de un FPS a este desarrollo.

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Pero ¿cómo funcionan estos dos elementos? Bueno, controlas a Romer, un piloto de Gravcycle, una especie de moto voladora, este es nuestro papel principal y en donde el aspecto de FPS se lleva a cabo. Pero no hablamos de un juego de disparos en primera persona común. Debido a la naturaleza del vehículo que poseemos, la altitud se vuelve un elemento más a considerar. De esta forma, ya no basta con sólo avanzar en línea recta y resguardarse del fuego enemigo detrás de un muro. Ahora tenemos la posibilidad de sobrevolar a nuestros contrincantes y atacar desde la espalda, o elevarse a cierta altura para escapar del caos.

Tenemos a nuestra disposición un gran catálogo de armas, las cuales van desde la clásica metralleta, escopeta y lanza granadas, hasta cañones que sirven para curar todas las heridas. No hay una gran novedad en este departamento, pero lo interesante, es que nosotros no elegimos el armamento que usaremos para cierta misión, sino que el juego nos la da y no hay forma de cambiar. Aunque esto puede sonar molesto para muchos, mantiene los enfrentamientos frescos y evitan que uses el mismo equipo una y otra vez. 

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De igual forma, te hace repensar tu estrategia. Tal vez una misión te ofrece la escopeta y bomba de curación, de esta forma, el juego te incita a ser más atrevido y a enfrentarte a los enemigos cara a cara sin preocuparte mucho por tu salud. En otras ocasiones tus únicas opciones son armas de largo alcance, por lo tanto tendrás que mantener una distancia entre tus contrincantes, escanear todo lo que puedes usar a tu alcance y planear cada movimiento como si fuera el último.

Pero eso no es todo, ya que la otra mitad del juego es un RTS, pero no esperen un Age of Empires o Starcraft. Disintegration nos pone al mando de hasta cuatro unidades diferentes, cada una con un comportamiento y habilidades únicas. Será nuestra tarea coordinar a este grupo para que realicen cierta acción de forma conjunta, o ejecutar un ataque de manera individual.

En lugar de seleccionar que unidad hace qué de forma individual, comandos simples, como cubrirse del fuego enemigo, o atacar a cierta unidad son realizados por todo el equipo. Sin embargo, cada personaje tiene una habilidad única que se activa de forma independiente gracias al D-Pad, y necesita recargarse después de ser activada. Estas van desde lanzar granadas, hasta golpear el suelo para dañar a todos los enemigos a cierta distancia. Es en este momento en donde el juego entra en slow motion y tienes un poco de tiempo para pensar en dónde activar cierto movimiento especial. 

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En papel, la acción frenética del FPS no debería mezclarse con el aspecto más lento y estratégico del RTS, sin embargo, Disintegration logra unir estos conceptos y crear una armonía como en ningún otro juego. Por otro lado, si eres de los que no desean andar de niñeras, te dará gusto saber que la inteligencia artificial de tu equipo es bastante buena. Casi nunca toman daño innecesario, y siempre buscan la forma de protegerse de las balas enemigas, ofreciendo el espacio necesario para combinar todas las habiliades a tu disposición.

Por ejemplo, puedes emplear un campo que reduce la velocidad de los enemigos y lanzar una granada, incapacitarlos y enfocarte en la siguiente horda que acecha en el horizonte. Sin embargo, es importante mencionar que tu involucramiento y el nivel de microgestión, se basa mucho en la dificultad que elijas. La inteligencia artificial de tu equipo siempre será la misma, lo único que cambia es la ferocidad de los enemigos y, como consecuencia, la importancia de tus acciones.

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Mientras que en fácil o normal puedes dejar que tu equipo luche por si solo, con un mínimo de participación de tu cuenta, en difícil y súper difícil, tienes que estar constantemente al tanto de sus acciones, en dónde se encuentran, a quién atacan, qué elementos del campo de batalla puedes te ofrecen una ventaja. Lograr un balance entre todos los elementos puede ser algo complicado para aquellos que no están acostumbrados a los FPS o RTS, pero una vez que comprendes el gameplay, todo hace sentido. Sin darte cuenta estarás dando ordenes en cuestión de segundos, mientras ofreces apoyo aéreo, buscas la mejor posición para tu equipo y tratas de mantener a todos con vida. Es fenomenal.

Sin embargo, en ciertas ocasiones el elemento de RTS será abandona para enfocarse completamente en el FPS. Desafortunadamente, esto deja ver que, como un juego de disparos en primera persona, Disintegration no funciona tan bien como algunos de sus competidores contemporáneos. Simplemente deja mucho a desear. Lo bueno, es que esto sólo sucede en dos ocasiones.

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Ahora, tu progresión es bastante simple. El juego está dividido en diferentes misiones, cada una enfocada en ciertas mecánica o elementos. En algunas ocasiones tendrás que aprender a dirigir cierta unidad, en otras necesitas lidear con torres de control que te incapacitan momentáneamente, un par de ellas están enfocadas en enfrentarte a hordas y hordas de enemigos, etc.

En algunas ocasiones la misión te llevará por corredores llenos de enemigos, en otras tendrás frente a ti un espacio gigante que te permite explorar un poco más. Gracias al Gravcycle tienes la oportunidad de escanear todo lo que encuentres en tu camino. Cada objeto en el mundo cae en cuatro categorías: verde para campos de energía y escombros que te dan ciertos recursos; naranja para todo lo que puedes destruir; rojo para enemigos; amarillo para tu objetivo principal; y blanco para resguardarte de algún ataque. 

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Ahora, el 90% de todo tu juego tendrás activado el escanear, debido a que no sólo es requerido para que tus unidades logren interactuar con ciertos artefactos, sino que podrás conocer la posición de tus enemigos, algo que es muy importante al momento de planificar tus estrategias. Lo unico malo, esto hace uso de un filtro que elimina un poco del color de la imagen.

Al completar una misión, llegarás a una base en donde la perspectiva abandona la primera persona y opta por una cámara en tercera. Aquí podrás apreciar un poco más de la belleza de ciertas locaciones, interactuar con tu equipo, conocer más sobre ellos y el mundo que habitan, y obtendrás un par de objetivos secundarios para cada nivel.

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Como todos los juegos en la actualidad necesitan tener un elemento de RPG integrado, Disintegration no decide cambiar lo establecido. Al derrotar enemigos y encontrar escombros, obtendrás piezas metálicas y chips de habilidades. Las primeras son usadas como experiencia para subir de nivel, y las segundas las usas para mejorar ciertos atributos de todo el equipo. Ya saben, más vida, mejor ofensiva, reducir el tiempo de espera de tus habilidades. Nada nuevo, pero da la ilusión de progresión.

Disintegration no debería de funcionar, pero la hace de forma espectacular. Los fans de los FPS podrán disfrutar de la fluidez a la que están acostumbrados, y aquellos que gozan de los RTS tendrán frente a ellos una nueva perspectiva. 

Un multiplayer con mucho potencial

Como la mayoria de títulos en la actualidad, Disintegration cuenta con un multiplayer, el cual ofrece diferentes modos de juego. Sin embargo, al momento de escribir esta reseña, no he tenido la oportunidad de experimentar alguna partida. He intentado por, literalmente, horas, pero nunca he logrado conectarme con otro jugador, algo bastante compresible, considerando que el título estará a la venta hasta el 16 de junio, y poca gente tiene acceso a él en estos momentos.

Aun así, el multiplayer parece tener todo el potencial para ser una experiencia bastante entretenida. Tienes tres modos disponibles al momento: Control de Zona, es exactamente lo que piensas, tienes que dominar cierta área por un tiempo determinado; Coleccionista, el enfoque está en derrotar enemigos y conseguir la mayor cantidad de recursos disponibles; Recuperación, el objetivo es llevar una serie de ítems a cierto lugar y evitar que los contrincantes intervengan. De igual forma, existe la posibilidad de Quickplay, el cual elige un mapa y modo al azar. Para evitar que todas las partidas se sientan igual, podrás utilizar diferentes equipos, cada uno con un estilo visual diferente y un énfasis en ciertos stats.

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Al tratarse de un juego en pleno 2020, Disintegration tiene microtransacciones, sin embargo, no hay rastro alguno de loot boxes. Todo lo que puedes comprar es estético, así que no tienes que preocuparse de sufrir algún tipo de desventaja contra la persona con los bolsillos más grandes. De igual forma, podrás obtener diferentes elementos cosméticos al completar ciertos retos. 

Las microtransacciones no tienen un gran peso, y sinceramente se sienten como algo que fue integrado en las últimas etapas de desarrollo. Sin embargo, como ya mencione, no he tenido la oportunidad de experimentar el multiplayer, así que no sabría decirles al momento cuál es el atractivo de esto. Una vez que el juego esté disponible para más gente, pueden estar seguros de que me embarcaré en un par de encuentros amigables con extraños de internet.

La gran sorpresa de 2020

calificacion 80 AtomixDisintegration es, probablemente, LA gema oculta de 2020. Sí, algunos aspectos son bastante genéricos, como la historia y la presentación sonora, pero el hermoso aspecto visual y el espectacular gameplay, hacen de esta experiencia una de las más interesantes de este año.

No estoy seguro si el precio de $50 dólares sea algo justo al momento, especialmente considerando que la campaña dura menos de 10 horas y actualmente no hay planes para DLC, pero si desean apoyar a nuevas e interesantes propuestas, son fanáticos del trabajo de Marcus Lehto, o simplemente quieren experimentar algo fresco, no duden en apoyar Disintegration

Sinceramente creo que V1 Interactive tiene en sus manos una interesante IP. No llegará a ser tan popular como Halo, pero tiene el potencial de convertirse en un clásico de culto. Con suerte, y un par de millones de unidades vendidas, tal vez veamos Disintegration 2 en PS5 y Xbox Series X.

Sebastian Quiroz
27 años. Editor en Atomix.vg. Consumidor de la cultura pop.