Review – Shadow Labyrinth

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Review Shadow LabyrinthUn nuevo Pac-Man

Pac-Man es simple. Todos conocen a esta bola amarilla. Madres, padres, niños, abuelos, no hay alguien en el mundo que no pueda identificar a la icónica creación de Tōru Iwatani. Antes de Mario o Fortnite, Pac-Man fue la cara de los videojuegos. El trabajo de Namco tiene un legado sumamente importante en la cultura popular, pero por tan reconocible que sea el clásico de arcades, la serie ha tenido problemas para mantenerse vigente dentro del medio. Claro, algunos recuerdan Pac-Man 2 o la saga de Pac-Man World, pero parece que sus dueños han tenido problemas para encontrar la forma en la que este personaje sea capaz de conectar con el público moderno. Si bien esto puede ser visto como algo negativo, la realidad es que esto también tiene sus beneficios, puesto que Pac-Man ahora funciona como un lienzo en blanco, con el cual los desarrolladores pueden explorar diferentes géneros y conceptos, tal y como Shadow Labyrinth lo quiere demostrar.

En lugar de hacer un puzzle de arcades, muy similar a lo que todos ya conocemos, Bandai Namco decidió tomar un camino poco esperado con Pac-Man, y es que no hace mucho dieron a conocer Shadow Labyrinth, un metroidvania claramente inspirado por títulos contemporáneos como Hollow Knight, el cual le da un gran énfasis a una historia alejada de casi todos los conceptos que asociamos con esta propiedad. Después de un pequeño vistazo de esta dirección gracias a un episodio en la serie de Secret Level, la nueva reinterpretación de esta franquicia ha llegado a nuestras manos.

Dejando de lado casi todos los elementos que asociamos con Pac-Man, y presentando un metroidvania con un extenso mundo, nuevos personajes y una historia completamente original, Shadow Labyrinth se posiciona como el siguiente gran paso para la franquicia, uno que da un salto radical. ¿Es Shadow Labyrinth algo más que solo un experimento que usa una propiedad reconocible? ¿Qué diferencia a este título de otras experiencias del género? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.

Odisea espacial

Pac-Man no tiene una historia. Claro, a lo largo de los años se ha intentado crear un mundo en donde Puck y sus amigos se enfrentan a una serie de eventos inesperados, pero nada de esto va más allá de lo que podemos encontrar en una caricatura para niños. De esta forma, Bandai Namco tenía la complicada tarea de crear una nueva mitología para esta propiedad, una que no se sintiera como una idea tardía, sino como algo que diera pie a un extenso universo, uno completamente nuevo que, aunque utiliza algunos conceptos que de los títulos clásicos, en su mayoría fuera capaz de ofrecer algo original, y en el resultado final lleva esto demasiado lejos para su propio bien.

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En Shadow Labyrinth asumimos el rol de Swordman No. 8, el cual despierta en una cápsula misteriosa. Sin idea siquiera de quién es, nuestro protagonista se topa con Puck, quien luce idéntica al Pac-Man que todos conocemos. Nuestra nueva acompañante tiene una misión simple para nosotros: escapar del planeta en el que nos encontramos y, en el proceso, derrotar a una antigua entidad que ha estado en una constante guerra contra una fuerza militar espacial. Este es solo el punto de partida. A lo largo de toda la aventura interactuamos con diversos personajes y facciones que están relacionados entre ellos de alguna forma u otra. Junto a esto, el juego nos presenta con múltiples misterios relacionados con la verdadera identidad de Puck, Swordman No. 8 y una misteriosa chica que constantemente se interpone en nuestro camino.

Bandai Namco ha creado un extenso mundo, uno alejado de mucho de lo que asociamos con Pac-Man. En lugar de un suburbio tradicional de Estados Unidos, exploramos un extraño planeta que bien podría ser el hogar de la siguiente aventura de Samus. A lo largo de la aventura podemos encontrar diferentes registros que logran ofrecer contexto necesario para entender bien las motivaciones de los personajes principales y, en ciertos casos, expanden la constante guerra intergaláctica de la cual se habla mucho, pero que rara vez vemos. Al igual que títulos como Hollow Knight o Dark Souls, Shadow Labyrinth esconde información que, si bien no es vital para nuestro viaje principal, sí ofrece más detalles que lograrán aclarar algunos misterios, al mismo tiempo que plantean más preguntas, algo que puede motivar a más de una persona a recorrer cada rincón de este mundo con el objetivo de tener una idea clara de qué es lo que está sucediendo realmente.

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Ahora, esto no quiere decir que el juego no tenga una narrativa tradicional, es solo que las cinemáticas y diálogos son más rebuscados de lo que deberían. Detrás de líneas y líneas en donde se establecen conceptos completamente alienígenas para el jugador, y se utilizan palabras que fuera de contexto no tienen mucho sentido, hay una serie de objetivos que hay que cumplir. Es muy fácil perderse entre tanta exposición, especialmente para aquellos a los que el juego no pudo atrapar durante las primeras horas, en donde muchos conceptos, tanto narrativos como de gameplay, son introducidos. 

Sin embargo, para aquellos que son capaces de prestar la suficiente atención, van a encontrar una narrativa bastante interesante. Las estrellas en este apartado son los registros opcionales que vamos encontrando. Cada uno funciona como una pieza de un acertijo que el jugador va armando en su mente, y es muy entretenido ver cómo toda la información que vamos encontrando se va entrelazando con los eventos que experimentamos junto a Puck y Swordman No. 8. Aquí encontramos las notas de una chica que ha vivido en la sombra de su hermana, y solo desea demostrar su verdadero potencial, incluso si esto la termina dañando. Un pobre soldado nos cuenta sus últimos días tras sobrevivir a una batalla espacial, en donde el mundo que exploramos cobra nueva vida desde los ojos de otra persona. Una antigua civilización nos demuestra que no todo era tan malo en este planeta, y nos pintan una vívida imagen de cómo eran las zonas que visitamos en el pasado.

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Me hubiera gustado que estos elementos se hubieran implementado de mejor forma con la aventura principal, pero Bandai Namco seguramente no quería que el viaje del jugador fuera detenido de forma constante para plantear misterio tras misterio, especialmente cuando el viaje de Puck y Swordman No. 8 ya presenta suficientes cuestionamientos. Ahora, muchos se preguntarán si el capítulo de Secret Level tiene relación con Shadow Labyrinth, y la realidad es que no tanto. Este capítulo y el juego comparten una identidad visual y una ambientación similar, pero en ningún momento nos ofrecen la misma trama. La Puck en la producción de Amazon es un demonio, y la Puck en el desarrollo japonés es solo una chica con un objetivo en mente y con un buen corazón.

Shadow Labyrinth trata de ser un nuevo punto de partida para Pac-Man. Para esto, Bandai Namco ha utilizado múltiples conceptos e ideas que han brillado en otros juegos, algo que aquí tiene un resultado mixto. Por un lado, el mundo que han creado y los misterios que nos ofrecen son interesantes, pero solo aquellos que decidan buscar esta información van a poder apreciar lo que esta entrega nos presenta. Aquellos que vayan solo por la historia principal se van a topar con personajes poco memorables y una sobreexposición en el diálogo. Es inicio con mucho potencial, pero uno que seguramente será olvidado por muchos jugadores en un futuro, por lo que la idea de regresar a esta versión de Puck y compañía suena como algo complicado.

Mostrando sus inspiraciones 

Visualmente, Shadow Labyrinth deja de lado los colores neón y el estilo brillante que caracteriza a las entregas de arcades, incluso se olvida de los mundos mágicos y ordinarios que encontramos en los spin-offs. En su lugar, nos presenta un mundo alienígena en donde una antigua civilización se oculta en las profundidades, con diferentes criaturas y tribus sedientas de sangre en cada esquina. Aunque Bandai Namco toma algunas ideas de Metroid y Hollow Knight, el título cuenta con una identidad propia, aunque es fácil ver sus inspiraciones en todo momento. Aquí es donde sí encontramos una gran relación entre el juego y el capítulo de Secret Level.

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Al ser un metroidvania, Shadow Labyrinth nos presenta con una perspectiva en 2D, en donde los fondos se encargan de transportarnos a un lugar único en la galaxia, y nos dan una buena idea de la escala de la aventura a la que nos enfrentamos. Uno de los primeros instantes en donde el juego deja en claro que estamos frente a una gran aventura sucede tras abandonar la cueva en donde Swordman No. 8 despierta, puesto que podemos ver un gigantesco árbol que está a varios kilómetros de distancia. Un par de horas después, nos encontramos explorando esta locación. Cada zona tiene una identidad clara que, si bien no rompen el molde de los conceptos clásicos del género, es interesante y, lo mejor de todo, tiene una evolución clara.

Junto a esto, el juego utiliza una paleta de colores específica para marcar cada zona. El bosque toma el tono verde, mientras que las minas emplean el rojo y púrpura para demostrar el brillo de los cristales que aquí encontramos. Este es un elemento visual que también nos indica qué zona se aproxima, y cómo es que el mapa de este mundo se va interconectando, algo que cualquier buen metroidvania necesita hacer. Shadow Labyrinth nos presenta un mundo cautivador, con múltiples elementos visuales en todo momento, una iluminación en función de la estética y un diseño llamativo. 

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A la par, tenemos el diseño de los personajes principales y secundarios, los cuales en su mayoría cumplen su función al momento de darle una identidad única a Shadow Labyrinth, pero están lejos de ser atractivos, con la única excepción siendo Puck, puesto que estamos hablando de Pac-Man. El único aspecto que deja a desear es el diseño de los enemigos, el cual es muy genérico. Las arañas las hemos visto miles de veces en otros juegos, y los murciélagos seguramente los vas a reconocer de algún otro título. Incluso cuando el título nos ofrece ideas más interesantes, como las G.HOST, estos terminan por ser robots muy tradicionales en su mayoría.

Aunque Shadow Labyrinth se presenta como algo completamente único en su apartado visual, Bandai Namco no pudo olvidar los orígenes de la serie, y a lo largo del mundo a un par de retos que transportan a Puck a zonas inspiradas por Pac-Man Championship Edition, en donde el diseño de niveles no solo es espectacular, sino que aquí regresa la estética neón. Es un contraste muy interesante, pero uno que funciona muy bien. Pasamos horas y horas en un metroidvania, y estas secciones arcades nos ofrecen un respiro, no solo desde un punto de vista del gameplay, sino visual también, al grado de que me encantaría ver un juego solamente con estas ideas en marcha

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Shadow Labyrinth es un juego que trata de llevar sus conceptos clásicos a una ambiente completamente diferente. La modernización que encontramos en los G.HOSTS y Puck funciona en algunos aspectos, y en otros no tanto. El mundo, aunque con claras inspiraciones que cualquier puede identificar, es interesante, con una gran escala y una sensación de progresión constante gracias a una fuerte paleta de colores y locaciones llamativas que logran transmitir nuetsro viaje de forma efectiva. Lamentablemente, el diseño de los personajes y enemigos es muy genérico, al grado que solo los dos protagonistas serán capaces de mantenerse en tu mente tras acabar la aventura principal. Bandai Namco ha realizado un buen intento, pero claramente necesitan mejorar varios aspectos si desean continuar con esta nueva identidad para Pac-Man.

Gran acompañante

Al igual que el resto de los apartados, Shadow Labyrinth desea diferenciarse musicalmente de Pac-Man, aunque tampoco ignora su legado, y en cada ocasión que puede nos presenta con alguna referencia sonora, ya sea que hablemos de efectos de sonido o de alguna de las composiciones. Bandai Namco trata de entregarnos algo memorable al explorar géneros diferentes a los que estamos acostumbrados con la serie, y si bien el resultado final nos presenta ideas interesantes, es probable que nadie se la pase tarareando lo que el equipo ha creado en esta ocasión.

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Shadow Labyrinth logra un buen balance entre la atmósfera y la acción. Siempre que es necesario, el juego nos presenta con tonadas leves que están diseñadas para ser el compañero perfecto para la soledad en la que nos encontramos durante la mayoría de la aventura. Hay momentos en donde el sonido de nuestra espada chocando contra la carne es lo único que escuchamos. Sin embargo, las batallas contra jefes nos presentan con una serie de composiciones energéticas, en donde el rock y la electrónica se combinan para motivar al jugador a vencer al enorme enemigo frente a él. El problema es que este trabajo está limitado a secciones específicas, por lo que no tienen el tiempo suficiente para brillar, y se convierten en música muy atractiva que no tendrá la atención merecida debido a lo rápido que podemos avanzar por estas secciones. 

Una vez más, son los niveles arcades en donde la música logra brillar, puesto que se trata de llegar a algo similar a lo que encontramos en Pac-Man 99 o Pac-Man Championship Edition, con remixes energéticos de las composiciones clásicas de la serie. Claro, estas secciones tienen la ventaja de que trabajan con material que casi todos conocemos, pero esto no demerita lo que se hizo, ya que la creatividad es algo que resalta inmediatamente.

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Lo único que se siente incompleto es la falta de voces. Al ser un juego con mucho texto y un gran énfasis en la historia, tener actores para interpretar cada uno de los diálogos, o al menos los más importantes, hubiera sido un gran agregado, uno que seguramente hubiera hecho que la aventura principal no fuera tan pesada de seguir en algunas ocasiones. En general, Shadow Labyrinth nos ofrece un gran apartado sonoro, uno que no es completamente espectacular, pero sabe exactamente cuándo tratar cosas nuevas, y cuándo darle una revisión a su pasado. El resultado final es algo que vas a disfrutar mientras juegues, pero que probablemente te costará recordar tras ver los créditos finales.  

Talón de Aquiles

Shadow Labyrinth no es un juego arcade, sino que es un metroidvania, uno claramente inspirado por Metroid, Hollow Knight y Ender Lilies. Al igual que otros títulos en este género, nuestro objetivo es recorrer un mundo interconectado y recolectar habilidades que expanden nuestras oposiciones de combate y movilidad. En este sentido, el juego no rompe terreno nuevo, y si bien presenta un par de ideas únicas al tratar de fusionar este estilo de juego con algunas de las mecánicas clásicas de Pac-Man, el resultado es algo que empieza muy lento, pero eventualmente se vuelve divertido.

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Las primeras horas de Shadow Labyrinth son lentas y tediosas. La libertad que ofrecen los metroidvanias es casi inexistente, y las limitadas opciones de movilidad y combate hacen que superar cada uno de los retos que nos presenta el juego sea una labor más pesada de lo que debería. El diseño del mundo durante la primera mitad es simple, con pocas rutas para explorar, y una linealidad que va en contra del género. Parte de esto se debe a que nuestras herramientas son muy sencillas. Comenzamos con un simple salto, un solo combo de tres golpes y un dash que nos vuelve inmunes al daño. No hay algo que genuinamente logre sorprender al jugador, y todas sus ideas las hemos visto una y otra vez en lugares que las ejecutan de mejor forma. 

Junto a esto, el juego hace un pésimo trabajo al ofrecer mejoras para el jugador. La mayoría de los ítems que encontramos son registros para la historia o ítems que en realidad no tienen un gran uso, más allá de ofrecer perks que el jugador puede equipar para obtener una mejora pasiva, como hacer que Puck recolecte los recursos que dejan los enemigos al ser derrotados. Esto no motiva al jugador a explorar, ya que en lugar de obtener una habilidad especial, solo nos encontramos con decepción tras decepción, con el ocasional incremento de vida. 

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Afortunadamente, esto cambia una vez que obtenemos el gancho. Al adquirir este poder, Shadow Labyrinth se abre bastante. No solo el diseño de niveles se vuelve más complejo, ofreciendo una serie de retos que toman nuestras habilidades en consideración, sino que el mundo por fin nos permite explorar diferentes zonas y perdernos en sus extensos pasillos. Claro, los muros siguen existiendo, pero su frecuencia es menor, y siempre hay uno o dos caminos alternos que podemos tomar. El trabajo de Bandai Namco se siente como dos juegos unidos de una forma torpe, en donde pareciera que dos equipos participaron en esta entrega.

Las primeras cuatro o cinco horas de Shadow Labyrinth alejarán a más de una persona. No hay algo genuinamente interesante, el diseño es simple, y el mapa es lineal, es casi una antítesis de lo que un buen metroidvania debe de ser. Sin embargo, aquellos que logren superar este terrible inicio, se van a encontrar con una buena inclusión dentro del género, no una que logre estar al nivel de sus contemporáneos, y mucho menos de los títulos que claramente toma como inspiración, pero sí ofrece una experiencia entretenida. El mundo se abre para ofrecer diferentes objetivos, ya tienes las suficientes habilidades para explorar de gran forma cada zona y el diseño de niveles toma en consideración todo esto para ofrecer buenos desafíos de plataformas y combate. El único problema que se mantiene es la pésima distribución de poderes y habilidades, en donde pasarás horas sin recibir algo sustancial.

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En la segunda mitad del juego es cuando la dificultad también se eleva sustancialmente. Si bien hay tanques extra que pueden recuperar toda tu vida en un instante, Shadow Labyrinth no utiliza un sistema tradicional, sino que nos ofrece bloques que van disminuyendo de forma sustancial cuando el protagonista es golpeado. Junto a esto, el tiempo de invisibilidad tras ser dañado es muy corto, por lo que es fácil que en un instante veas la pantalla de game over. Si bien al principio solo tienes un combo básico con la espada, eventualmente es posible conseguir un escudo, un parry, y diferentes ataques especiales, como una bomba que causa una gran explosión al contacto. En lo que respecta a las plataformas, el diseño de niveles se vuelve más complejo, lo cual funciona cuando hablamos de secciones que te piden un dominio sobre tus habilidades, por lo cual es satisfactorio superar todo el título tiene para nosotros, pero también hay momentos en donde esto se traduce a zonas enormes con enemigos que son fáciles de evadir o en donde solo te mueves de lado a lado.

Afortunadamente, Shadow Labyrinth también tiene un par de ideas que toman como punto de partida las habilidades de Pac-Man. Una de estas es una transformación para Puck, similar a la arachnosphere en Metroid II, con la cual es posible recorrer partes del nivel que son inaccesibles para Swordman No. 8. Lamentablemente, su implementación fuera de los retos de arcade es muy sencilla, y rara vez vemos secciones que logren ofrecer algo interesante. Junto a esto, tenemos un mecha conocido como GAIA, el cual nos permite ignorar todo tipo de daño por un momento y atravesar algunas zonas peligrosas. Más que algo importante para la experiencia, esto es muy situacional, y su única utilidad parece ser una esponja de daño para los jefes. 

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Además de su funcionalidad en el combate y exploración, GAIA también nos permite consumir a los enemigos que derrotemos, obteniendo algún recurso necesario para desbloquear más perks. Ahora, Shadow Labyrinth introduce un sistema en donde acciones como los ataques especiales, hacer el dash y devorar a nuestros enemigos consume una barra que se va reponiendo con el tiempo. Sin embargo, si esta llega a cero, entonces tenemos que esperar hasta que esté llena para realizar alguna de estas acciones. Esta es una buena forma de evitar que el jugador abuse de algún movimiento y logre dominar sus movimientos básicos, en lugar de recurrir constantemente a lo más fácil. 

Si la exploración y el combate son demasiado para ti y quieres algo más clásico, entonces los retos arcade son lo que buscas. Esparcidos por todo el mundo encontramos diversos desafíos que dejan de lado el estilo metroidvania y transforman al juego en Pac-Man Championship Edition 3. Puck es la estrella. Aquí tenemos que comer Pac-Dots, evadir fantasmas, y utilizar una serie de power-ups para devorar a nuestros rivales, todo esto en un límite de tiempo. Estas son secciones muy divertidas que pondrán a prueba tu habilidad con el control, y bien pudieron formar parte de su propio juego. Aunque Bandai Namco quiere crear algo original, tampoco se olvida del legado del personaje, y esto es algo que se puede apreciar durante toda la aventura.

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Shadow Labyrinth no está a la par de los mejores exponentes del género, pero tampoco hace un pésimo trabajo. Las primeras horas pueden ser un tormento para más de una persona, pero una vez superamos esta sección, el juego por fin es divertido, con un buen diseño de niveles, combates entretenidos, y un mundo que incita a la exploración, incluso cuando las recompensas no siempre son atractivas. Las ideas originales del título logran sobresalir, y los retos de arcade le sacarán una sonrisa a más de un fan de Pac-Man. La cuestión es que la aventura es más larga de lo que debería, y al final terminas muy cansado, al grado de que probablemente muchos decidan no llegar a los créditos.

Mucho potencial, pocos resultados

score-78Shadow Labyrinth es un juego con buenas ideas, pero con una ejecución cuestionable, especialmente cuando hablamos de su gameplay. El título trata de ser una gran reinvención de Pac-Man, incluso si esto no se logra transmitir adecuadamente en más de un sentido. Su historia es rebuscada y sus puntos más interesantes son relegados a registros que probablemente muchos van a ignorar. Las referencias, no solo a Pac-Man, sino también a Namco, son interesantes y la forma en la que este título las recontextualiza probablemente sea del agrado de todos los fans de Zack Snyder, pero más de una persona quizás ignore este apartado por completo.

El apartado visual deja en claro cuáles son sus inspiraciones, y si bien hay secciones que se pueden sentir sacadas de otros títulos, el resultado final logra cautivar al jugador por su escala. Lo mejor de todo es cuando Shadow Labyrinth le rinde honor al legado de Pac-Man, algo que va más allá del diseño de los personajes, sino que se extiende a los retos de arcade. Este sentimiento se replica cuando hablamos de la música. Este apartado hace un buen trabajo, y si bien trata de sobresalir con ideas originales y remixes, el título no le da el suficiente tiempo y espacio para sobresalir.

El gameplay es el talón de Aquiles de Shadow Labyrinth. Su inicio es pésimo, lento, aburrido y alejará a más de una persona. Sin embargo, aquellos que se queden se van a encontrar con un metroidvania muy competente, con ideas interesantes y una revisión de los elementos clásicos de Pac-Man. Sin embargo, el juego dura más de lo que debería, por lo que la recta final, de una forma extraña y urobórica, termina siendo más pesada de lo que debería.

Shadow Labyrinth es un experimento muy interesante por parte de Bandai Namco. El juego claramente tiene sus errores, pero también hay mucho potencial aquí. Si los desarrolladores tienen la oportunidad de crear una secuela, estoy seguro de que tomarán todo lo que funcionó en este título y lo van a expandir hasta entregar una experiencia que logre cumplir con los objetivos que seguramente el equipo tenía para este título. 

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Sebastian Quiroz
27 años. Editor en Atomix.vg. Consumidor de la cultura pop.