5 juegos en los que eres el malo sin saberlo

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Buzz Malos

Que un videojuego te cuente una gran historia es un sentimiento indescriptible, sobre todo cuando ésta te sorprende con algún giro completamente inesperado que cambia la perspectiva que tenías de las cosas. A lo largo de la historia, varios títulos nos han impactado con que de la nada, nos dan a conocer que nuestro personaje no era quien creía ser, pues en realidad, estaba trabajando del lado que indudablemente podríamos considerar como el malo. En este listado especial recordamos a cinco juegos que en los éramos el villano, pero sin saberlo del todo. Esperamos tus comentarios al respecto.

SPOILERS muy fuertes a continuación.

Shadow of the Colossus 

Sin lugar a dudas, uno de los juegos más épicos y majestuosos de todos los tiempos. Fumito Ueda sacudió a todo el medio cuando en el PlayStation 2 lanzó la que para muchos es su obra maestra. Dentro de toda su belleza, Shadow of the Colossus oculta un lado muy oscuro. En este juego de aventuras interpretamos a Wander, un guerrero que para poder revivir a su amada, debe matar a 16 criaturas míticas. Justo ahí es en donde está lo triste y en donde nuestro protagonista, en realidad es el malo, pues dentro de su egoísmo, prefiere acabar con un bello mundo habitado por seres magnificentes, con tal de que su amor regrese a la vida. ¿Será que los medios justifican el fin?

Braid

Uno de los Indies más importantes de todos los tiempos por la manera en la que abrió camino para este tipo de desarrollo. El trabajo de Jonathan Blow con Braid es uno digno de estudio en muchos sentidos. Además de ser un título de puzzle sumamente bien elaborado, pensado y presentado, contaba con una interesante narrativa que justo al final, daba un inesperado giro que simplemente nadie vio venir. A lo largo de la aventura ayudamos a que Tim encuentre a su amada y cuando finalmente lo consigues, te das cuenta de que el monstruo que la está escondiendo eres tú, es decir, ella se encontraba escapando de tus garras. No cabe duda de que el bien y el mal son un punto de vista.

Cuphead

Cuphead es un juego que con su look, te puede engañar fácilmente pero en cuanto lo empiezas a jugar, te puedes dar cuenta de que tiene todo este espíritu oscuro de comedia de los años 30. Por andar apostando con el mismísimo diablo, nuestro querido Cuphead y Mugman se deben de embarcar en una cruzada para recuperar sus almas, la cosa es que para conseguirlo, deben de robar las almas de varios personajes que habitan su mundo. Sí, indudablemente, en este juego que podría parecer inocente, la hacemos de malos, pues qué culpa tenían los otros de que por andar jugando dados y otros juegos de azar, nos metiéramos en una deuda con el príncipe de la tiemblas.

Bioshock: Infinite 

La manera en la que Irrational Games y 2K volcaron por completo al medio entero en 2013, rara vez se ve. De manera instantánea, Bioshock: Infinite se convirtió en un clásico y para muchos, en el mejor juego de la pasada generación. La forma en la que cerraba este fantástico relato de ciencia ficción y fantasía, hasta la fecha nos sigue volando la mente. Tras varias horas de perseguir al famoso padre Comstock, Booker y nosotros, finalmente nos enteramos de qué es lo que había detrás de todo. Vaya sorpresa la que nos llevamos al saber que en efecto, nuestro héroe era otra versión del villano al que juramos destruir. Sin lugar a dudas, uno de los plot twists más fuertes en la historia de la industria. 

The Last of Us

Puede que en términos de narrativa, el medio jamás había llegado al punto que alcanzó The Last of Us. La historia que Naughty Dog nos contó en la era del PS3 es una de las que se han quedado grabadas para siempre y que claro, tuvo uno de los cierres más polémicos que jamás nos haya tocado ver. Tras meses de cuidar a Ellie, Joel se entera de una terrible verdad, la cual, significa despedirse de su querida acompañante en pro de salvar a la humanidad. Al no poder con este peso, el protagonista decide huir, cometiendo actos verdaderamente atroces que desde cierto punto, lo colocan en un papel de antagonista que básicamente nadie vio venir.