Review – A Way Out

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Cuando ves el arte principal de A Way Out, quizás lo que menos te esperas es que los dos personajes que se muestran sean sumamente carismáticos ¡y es totalmente aceptable! Este juego, que resulta ser la segunda entrega de Josef Fares con un equipo bautizado como Hazelight, tiene una constante: es mucho más de lo que aparenta. En un mundo donde el juego en línea ha desplazado casi por completo a los cooperativos locales, A Way Out es una bocanada de aire fresco por unirte de formas que simplemente no esperarías.

Los juegos capaces de experimentarse de un extremo a otro al lado de un compañero o compañera, siempre me han parecido fascinantes, pero con el tiempo también he visto un declive en esta mecánica; cada vez más son los proyectos que apelan por lo masivo, pero que enfrentan a los jugadores o tienen problemas a la hora de hacer equipo. Algunas veces esto suele pasar por problemas de diseño, es decir, no se cuenta con herramientas de comunicación que alienten a la cooperación entre todos los usuarios. Es por ello que, cuando se reveló A Way Out, éste captó mi atención de inmediato.

Después de Brothers: A Tale of Two Sons en 2013, estaba claro que Josef Fares estaba haciendo algo diferente en la industria; la pregunta era ¿qué tanto? Creo que A Way Out es una carta bastante honesta de lo que él quiere y piensa que la industria necesita, un videojuego que no desfalque al jugador y le ofrezca una forma diferente de vivir una aventura, por más ingenuo que esto pueda sonar. Verás; esta historia te presenta a dos reclusos que unirán sus vidas en lo que comienza como un escape de prisión, pero con el paso de las horas, te sorprenderá in crescendo.

NO ES PRISON BREAK (AUNQUE LO PAREZCA)

Esta es la historia de dos personas que, por circunstancias distintas, han terminado tras las rejas. Leo es un joven impulsivo y peligroso, pues siempre se inclina por la violencia y “hacer todo rápido”, mientras Vincent es un recién llegado y está aprendiendo cómo se rigen las cosas dentro de la cárcel. Al muy poco tiempo, ambos se conocen y revelan que tienen un enemigo en común: Harvey los ha llevado hasta este punto en sus vidas y no están dispuestos a tener piedad, por lo que su deseo de escapar es más grande que cualquier comentario coherente que les den.

Al estar ambientado a principios de la década de los años 70, A Way Out tiene una vibra de rebeldía que combina con lo bohemio e incluso con la dualidad de ser o no un criminal. Recordemos que estos años como tales, representaron un fuerte giro en la cultura popular, que estaban respaldados por los giros en la política y cambios de consumo; exactamente ese es el tono que se mantiene a lo largo del juego que, sin duda, contrasta con la fantasía y el drama que vimos en la obra anterior de sus creadores. Ahora, el juego podría parecer como una versión jugable de la serie de TV Prison Break (un fenómeno en su momento) pero lo cierto es que Hazelight, el equipo detrás del proyecto, va mucho más allá de lo que la serie abarca en sus temporadas de una forma rápida y altamente entretenida.

PERSONAJES QUE CRECEN EN TI

A Way Out es un juego de aventura con algunos acertijos y que evoluciona al punto de convertirse en un título de acción; aquí cada una de sus etapas y secuencias jugables puede abordarse de dos maneras distintas, que a su vez derivan de la personalidad de Leo y Vincent. A diferencia de otros títulos en el mercado que supuestamente cambian la historia con base en tus decisiones, Hazelight lo aclara desde un inicio: ésta permanece intacta, pues solo cambia la forma en que abordas sus secuencias, mientras el modo de juego se transforma según la etapa de la historia en que te encuentras.

Así, la primera parte suele llevarse a cabo en entornos muy controlados que recaen en los acertijos y sincronización, algo que se logra a través de la pantalla y comunicación verbal. Ya que todo el tiempo ambos personajes se muestran y controlan (con excepción de las cinemáticas, por supuesto) el papel principal se refleja en la jerarquía de la proporción de la pantalla, solo en partes cruciales de la historia, mientras el resto de las secuencias están divididas en partes iguales en formato horizontal o vertical. Para el que no lo sepa, Josef Fares tiene una educación como cineasta y, de hecho, esos fueron sus inicios profesionales, algo que se refleja por completo en el juego.

Sin importar a qué altura de su historia te encuentres, A Way Out siempre tiene una perspectiva, una toma o un enfoque que le otorga frescura, acompañado de una mecánica de juego. Si al principio te topas con acertijos muy controlados, llegarás al punto en que los minijuegos y las secuencias de acción en escenarios relativamente abiertos y que apuestan por la verticalidad. Jugar con alguien a tu lado toma una dimensión diferente cuando ambos se asombran por sus momentos espectaculares y, claro, también los sentimentales. Como buen título cooperativo, tendrás que coordinar tus movimientos con tu compañero o compañera y esto se logra con un clásico “1, 2, 3, ¡ya!” y que me parece de lo más divertido y hasta nostálgico.

ENTRE RISAS, MINIJUEGOS Y DRAMA

Un detalle que puede molestar a un sector de jugadores potenciales de esta aventura es que su nivel de dificultad es algo básico la mayor parte del tiempo; si haces pareja con alguien que sea un entendido de los videojuegos, probablemente no represente ningún tipo de reto. A Way Out es un título bastante accesible para cualquiera que quiera pasar un rato con un juego distinto, capaz de hacerte reír con sus diálogos y las pequeñas competencias que simbolizan sus minijuegos. Te compartimos que el título solo se puede jugar con alguien más, ya sea en modo local o en línea, con la peculiaridad que la versión para Origin (PC) se puede “compartir” con alguien que tú elijas a través de una invitación.

Los controles básicos en A Way Out se limitan a moverte, correr, interactuar con ciertos objetos y hasta disparar, pero casi todo lo que tienes que hacer siempre se muestra en pantalla, incluyendo el objetivo actual. Y es aquí donde otra queja puede surgir: los subtítulos solo están disponibles en inglés y sufren un error en el que la tipografía “parpadea” y hasta llega a desfasarse de la imagen, algo que me pareció molesto después de un rato. Sin embargo, su apartado visual y gráfico funciona de una manera tan buena, que te sorprenderá; sin duda, no se siente como si fuera un juego de $30 dólares ($599 pesos) por lo pulida de su geometría y controles así de prácticos.

A mi parecer, la mejor forma de experimentar el juego es con un compañero al lado, por lo que si juegas en línea, toma en cuenta que el título no tiene tantas capas de complejidad ni se necesitan comandos específicos o más herramientas como en el multijugador de Portal 2, por darte un gran ejemplo de un título que no se puede concebir sin comunicación visual o verbal. Y si quieres saber qué hubiera pasado en vez de haber tomado cierto camino, desde el menú principal puedes seleccionar el capítulo que tú desees.

Hablando también de su apartado artístico, A Way Out logra mantener un tono de campo y suburbano que no tiene un diseño exagerado ni barroco, pero sí está lleno de detalles y se explora casi por completo; siempre lo percibí íntimo y cuidado. Si cuentas con un PS4 Pro o un Xbox One X, estas versiones tendrán cuadros por segundo liberados, a diferencia de las demás ediciones (a 30 cuadros por segundo estables) mientras que el tema de la resolución pasa a un segundo plano en juegos como éste.

MUCHO MÁS DE LO QUE ESPERAS

Los primeros momentos con A Way Out parecen no ser nada extraordinario, pero conforme pasa el tiempo, te das cuenta de las capas de complejidad de este título. No solo porque se necesita jugar forzosamente con alguien de manera local o en línea, ni por tener acertijos intrincados o secuencias difíciles, sino al lograr mantenerte entretenido en sus seis horas de duración.

A Way Out es un juego que tiene como protagonistas a dos criminales que no buscan la redención; tanto Leo como Vincent están plenamente conscientes de la sangre que han derramado en el pasado y no desean más que obtener venganza.

En este aspecto, Hazelight y Josef Fares, quien dirigió y escribió este proyecto, le dan un rostro humano al crimen, sin llegar al punto en que lo idolatran; ésta es una historia de dos hombres producto de sus propias circunstancias. Experimentar esto al lado de un compañero o compañera se siente fresco en una escena donde los videojuegos nos han unido con otras personas en el planeta, pero han cambiado radicalmente la calidez o intento de ayuda que los videojuegos también representan. Jugar es un ejercicio humano y, como tal, un reflejo de nuestro carácter y visión del mundo.

A Way Out es un juego que te sorprenderá y mantendrá entretenido todo el rato, pues sus cambios en mecánicas de juego (prácticamente impecables) y apartado artístico no se perciben como un juego de $30 dólares ($599 pesos) y, al final, del día, espero que también sientas que cumple con tus expectativas, como fue mi caso. A Way Out es más que una aventura de un escape de prisión, es un escape del individualismo con una propuesta clara y honesta: hacer que vuelvas a confiar en alguien más, por más dura que sea la realidad.