Reseña Indie: Terraria – Desasosiego Creativo

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Los videojuegos son experiencias que sólo comprendemos en su totalidad cuando es uno el que las está viviendo. Es por eso que a veces resulta tan difícil explicarle a una persona ajena por qué son tan adictivas o emotivas estas obras interactivas. Un ejemplo clarísimo es Minecraft; nada más aquellos que se han adentrado lo suficiente en su cúbico mundo lo entienden cabalmente.

Para mi infortunio, la creación de Notch nunca me atrapó más que un par de horas y me fue imposible escalar a esa meseta mágica que muchos afortunados sí han encontrado. Sin embargo, Terraria, juego que está inspirado en la susodicha producción, me permitió llegar a este santuario de destrucción y creación, liberando mi desasosiego creativo.

Pasen por favor a esta reseña indie: Terraria – Desasosiego Creativo.

La inspiración en Minecraft para crear Terraria es clara y directa. Aquí no hay medias tintas. Las tres dinámicas de juego principales de la obra de Mojang persisten en esta maravilla de dos dimensiones: la recolección de recursos, el “crafting” (fabricación) de herramientas o artefactos y la manipulación/construcción del medio ambiente. La gran diferencia que separa estos dos títulos, además del claro estilo visual, es que en Terraria se agregaron elementos básicos de un RPG como el desarrollo de tu personaje en sus habilidades y la progresión del combate contra los diferentes monstruos o jefes.

Esta combinación de dinámicas fue suficiente para que cuando este juego indie fuera publicado para PC en mayo de 2011 en Steam, vendiera más de 200,000 copias en tan sólo una semana y al día de hoy haya rebasado las más de 2 millones de unidades. En su poco tiempo de existencia, podría decirse que Terraria ya ha alcanzado un status de juego “de culto” con una sólida comunidad de fans. Claro, sería ilógico no capitalizar este éxito y es por eso que ahora podemos disfrutar esta odisea en Xbox 360, PS3 y próximamente en el PS Vita.

¿Qué hay detrás del éxito de Terraria y de Minecraft? ¿Qué secretos comparten estas dos maravillas interactivas?

“A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia” ~Arthur Schopenhauer

El fin máximo de cualquier videojuego es entretener. Sí, también pueden ser arte. Sí, también pueden ser un vehículo narrativo. Gracias a su complejidad los videojuegos pueden servir para muchos fines, pero nunca hay que olvidar que la principal razón por la que se crearon fue para entretener.

Hay una estrecha relación entre el esparcimiento y la creatividad. Fue hasta que el hombre dejó de preocuparse continuamente por su supervivencia (sociedades sedentarias) que se enfrentó plenamente a su peor enemigo: el tiempo muerto, un vacío que hay que llenar a como dé lugar. El ser humano solamente tuvo dos alternativas para hacer desaparecer esta nada: crear algo nuevo con valor (ser creativo, producir) para llenar ese maldito espacio o buscar cualquier cosa externa para enfrentar el ocio (ser consumidor).

El avance de la civilización y de las sociedades humanas a través de los siglos ha facilitado que esta entidad adquiera mayor fuerza. Y claro, afortunados somos que en nuestros tiempos existen los videojuegos para ayudarnos a combatir a este temible ente. Pero todavía hay un elemento más que motiva a las personas a acumular cientos o miles de horas en un sólo juego: la percepción de relevancia.

Sabemos que el recurso más preciado que tenemos es el tiempo y en el fondo siempre buscaremos aprovecharlo de la mejor manera. Y justamente ahí es donde adquieren valor títulos como Minecraft o Terraria.

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“La existencia precede a la esencia” ~ Jean-Paul Sartre

Por más intensa o satisfactoria que sea la experiencia de un juego, es finita y fugaz. Siempre estamos en busca del siguiente momento mágico. No podemos dejar de jugar. Sin embargo, hay ciertas obras que han sido diseñadas para ofrecer sistemas que perduran a través del tiempo – aun después de que dejamos de jugarlas – y en las que además podemos ver una clara relación entre el esfuerzo invertido contra resultados logrados.

Cada momento que dedicamos a juegos como World of Warcraft o Minecraft, por citar algunos, tiene un resultado cuantificable en el mundo virtual sobre el que podemos continuar trabajando debido a que estos sistemas no tienen fin. ¿Algún día va a terminar World of Warcraft? No. Y aunque lleves al máximo a tu personaje, siempre habrá un peldaño más a escalar (o una expansión). El límite de lo que puedes construir en Minecraft es equivalente a tu imaginación y al esfuerzo dedicado… “siempre habrá un bloque más qué colocar”. Nos definimos con las acciones que realizamos y si no hay fin en estos juegos, nunca nos acabaremos de definir y si lo que buscamos es definirnos, seguiremos jugando y jugando y jugando…

Estas experiencias literalmente se convierten en una extensión de tu vida y tiempo. Por eso, además de ser adictivas, “justifican” la vitalidad que les otorgamos. Hemos dejado de consumir para empezar a construir algo que entre más tiempo le dediquemos, mejor será. Algo que aunque sea virtual, perdurará y reafirmará nuestra existencia en el plano físico. El eterno desasosiego del ser humano por ser inmortal, por ser recordado o tener trascendencia… la creatividad, una herramienta para lograrlo.

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The world is your canvas and the ground itself is your paint. Grab your tools and go! ~Terraria

Aunque en Terraria hay ciertos objetivos que se pueden considerar hitos dentro de la aventura (como lo es en Minecraft construir un Nether Portal), el juego es 100% un sandbox puro y sin fin. La versión que jugué (Xbox 360) tiene un adecuado tutorial para enseñarte lo mínimo antes de embarcarte en tu interminable recorrido fantástico. Una vez que empieces a jugar, estás prácticamente por tu cuenta a excepción de las esporádicas recomendaciones que hace tu guía NPC.

Debido a que no hay sistema progresivo de aprendizaje en Terraria, se obliga al jugador a que ponga de su parte y se esfuerce por entender cómo funciona su entorno. Este aprendizaje puede ser rápido y fortuito o en su defecto adquirido a través de prueba y error. Es por eso que cada usuario tendrá una experiencia diferente dependiendo de su personalidad y decisiones. Hay algunos jugadores que decidirán primero explorar el mundo de un extremo a otro en la superficie, u otros, que al iniciar su juego empezarán a excavar hacia las profundidades de la tierra (como fue mi caso).

Esta libertad es la que puede alejar inmediatamente a cierto tipo de personas, o por el contrario, otorgarle a otras una experiencia totalmente inmersiva. En el caso de Terraria, debido a su bidimensional y bello arte, puede ser que la libertad sea más fácil de asimilar que en el cúbico y tridimensional mundo de Minecraft. Es más sencillo procesar dos dimensiones que tres. También, la cautivadora música compuesta por Scott Lloyd Shelley, ayuda a que te compenetres en la atmósfera de Terraria. Fue cuando cayó la noche y escuché el tema de Overworld Night, que supe que no iba a desprenderme del control durante las próximas horas.

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Terraria ofrece un mundo de posibilidades. Algunos encontrarán satisfacción construyendo y cuidando su hogar e interactuando con los diferentes NPC del juego. Otros tendrán su dosis de adrenalina mejorando su personaje para después dedicarse a la exploración de las diferentes biomas y combatir a los enemigos y jefes que invoquen. Los artistas quedarán encantados por la oportunidad que brinda Terraria de hacer “Pixel Art” con los diferentes bloques y materiales de su mundo, equivalente a las “recreaciones de monumentos” en Minecraft. Habrá algo para todos los gustos de aquellos dispuestos a entablar un abierto Ying Yang de destrucción y creación virtual.

Por mi parte, lo que más me apasionó de Terraria fue en particular la exploración debajo de la tierra. Una actividad que puede parecer monótona, como estar removiendo bloque por bloque, adquiere toques de hazaña cuando le otorgas tu propio sentido de aventura. Es como cuando de niños teníamos un juego en el que el motor era 100% nuestra imaginación.

Entre más cavaba, mayor era mi curiosidad por ver qué nuevos monstruos y materiales iba a encontrar. Era más importante la expectativa y emoción que le ponía al juego, que los hechos que estaban ocurriendo en pantalla. Y después de horas, era inmensa la satisfacción al ver toda la compleja construcción de túneles que había hecho. Cada vez que los transitaba, recordaba momentos especiales que había tenido en cada sección. No solamente estaba mapeando el mundo virtual, sino también mis propios recuerdos y emociones. Y si regreso días, semanas o meses después a mis creaciones, ahí estarán siempre tendiéndome la mano para una nueva aventura.

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Experiencias con estos sistemas de juego no son algo nuevo. Los antecedentes más claros son sin lugar a dudas las obras del genio Will Wright, que fueron pioneras en la industria. Es agradable ver cómo títulos como Terraria y Minecraft están llevando este tipo de creaciones un paso adelante y falta ver qué sorpresas nos esperan en los años venideros.

Si van a comprar una edición de Terraria, que sea la de PC, esto debido a la estabilidad y facilidad para jugar con otras personas en línea. El contenido “extra” agregado en las versiones para consola, poco tiene qué hacer contra los miles de mods que crean los fans alrededor del mundo para la versión de PC. Aun así, la adaptación para consolas es fidedigna y se hizo un genial esfuerzo para que los usuarios no resintieran la movilidad de un mouse de computadora.

Recomiendo ampliamente Terraria para cualquier fan de Minecraft en rehabilitación o aquellos jugadores que se sientan identificados con lo que comenté en el análisis.

Calificación: 9.0