Mirror’s Edge Catalyst fue una de las gratas sorpresas en EGS 2015, que no pudimos disfrutar el tiempo que hubiésemos deseado, pero quizá fue el suficiente para apreciar sus aspectos más generales. Tuvimos la oportunidad de conocer más de cerca su gameplay y un mundo mucho más extenso y libre de aquel que recorrimos en el primer juego.
En esta ocasión el mundo donde se desarrollará Catalyst será una ciudad futurista que, en contraste con el primer título, se siente mucho más oscura y amenazante. La breve introducción del demo nos dejó entender Faith, la protagonista, se encuentra habitando un lugar sumamente hostil donde es perceptible una mayor sensación de soledad con alguna que otra persona que estará dispuestas a ayudarnos.
Por desgracia, en lo que respecta a la historia del trasfondo y pasado de la heroína, EA ha preferido guardarse más detalles sobre esto hasta una mejor ocasión.
En comparación al primer Mirror’s Edge, esta nueva entrega ha sido rediseñada con la promesa de ofrecernos un mundo menos lineal y mucho más abierto, con diversas cosas por hacer más allá de su campaña principal. Aunque había muchos modos de juego dentro del demo que pudimos probar, la gran y amplia mayoría de estos hacían énfasis en las varias rutas y formas para hacer las cosas.
Uno de los primeros modos que probamos nos puso a prueba para familiarizarnos con el entorno. Al igual que en el título anterior, Faith se desplazará a través de la ciudad de Glass haciendo uso de diversos movimientos de parkour que le permiten alcanzar áreas de difícil acceso. Para poder identificar qué partes de los edificios podemos aprovechar para movernos, algunas estructuras se encontrarán con diversas áreas iluminadas con diversos tonos: puertas, rampas, paredes, barandales, etc.
Dada la apertura del mundo, conforme nos movamos iremos encontrando varias de estas zonas en diferentes partes. Puesto que ningún camino conduce ningún a punto muerto, quedará a nuestro criterio elegir cuál de éstas tomaremos para proseguir con nuestro traslado. Es decir, que la incertidumbre y experimentación entre rutas será una de las mecánicas que enfrentaremos constantemente mientras nos movemos.
Otro de los modos que pudimos probar nos colocó en un área abierta pero un tanto delimitada en la cual debíamos de encontrar algunos objetos ocultos lo antes posible. Fue donde pudimos percibir de mejor forma la apertura de los escenarios y exploración con la que EA ha intentado dotar a su juego, puesto que la zona donde teníamos que buscar era extensa y repleta de lugares y rutas por descubrir. En varias ocasiones nos vimos recorriendo varios lugares del nivel, pero cuando hacíamos una inspección más profunda o interactuábamos con nuestro alrededor, nos percatábamos de que aún existían muchos caminos y rutas por tomar.
Finalmente, también pudimos probar un modo de juego especializado en el nuevo estilo de combate que se utilizará en el título. Tal y como se ha mencionado anteriormente, Faith no hará uso de armas, ni siquiera cuando tenga la oportunidad de arrebatárselas a sus enemigos. En su lugar, ahora debemos jugar con varias de las mecánicas de movimiento y ataques cuerpo a cuerpo para evadir los disparos enemigos, despojarlos de sus armas, noquearlos y someterlos. Si bien no logramos sentir cambios tan drásticos respecto al primer Mirror’s Edge en este rubro, sí percibimos que se siente mucho más ágil, fluido y veloz.
De manera general podemos decir que Mirror’s Edge Catalyst nos dejó con un sabor de boca muy curioso. Aunque en su jugabilidad percibimos que éste resultaba sumamente familiar, al momento de interactuar con ella en la nueva estructuración del mundo, sentimos una nueva sensación de libertad y exploración, una mucho más grande.
Tras tener este breve contacto con el juego, no podemos esperar para conocer la manera con la que EA intentará combinar todos los aspectos antes expuestos con un elemento tan interesante y profundo como su historia. En definitiva hemos quedado intrigados.