En el mundo de los juegos de estrategia en línea hay juegos memorables como Starcraft, Warcraft, Command and Conquer, Dune II, Populous y Age of Empires. Todos estos juegos comparten características. Desde sus inicios cuentan con una historia interesante que te va atrapando con cada misión, con mecánicas divertidas que parecieran cambiar la percepción del tiempo (¿cuántos de nosotros comienzamos a jugar a una hora y, en un dos por tres, ya pasamos seis horas sentados frente al monitor?). Bien, pues Tryst intenta ser un juego de este nicho, pero se queda corto en varios aspectos.
Tryst tiene un argumento interesante: La humanidad ha llegado a un extraño planeta del Sistema Kibeld llamado Ishtonia IV. En este lugar es encontrado un nuevo material llamado Lohum. Pronto, los humanos descubren que este raro material sirve para construir casi cualquier cosa hecha de carbono, así que la humanidad decide colonizar Ishtonia IV. Para lograrlo, se crean dos grupos: el trabajador, compuesto principalmente por mineros, y el político. Poco tiempo después, y como es de esperarse, esta sociedad se fractura en dos partes y comienza una guerra civil. Sin embargo, en el punto más fuerte de la batalla, una raza extraterrestre llega a Ishtonia IV y enfría las fricciones humanas. Esta nueva raza se llama Zali y viene por la misma razón que los humanos: el Lohum. Fuera de toda lógica, los humanos y los Zalis trabajan mano a mano para mejorar sus tecnologías y explotar mejor el material, pero —como en toda relacion con una base frágil— todo comienza a desplomarse. Los humanos se separan de nuevo en el movimiento civil, bajo Aeryn Ozarr, y en el gobierno, conocido como The Command, liderado por Oliver Petrovich. Como ven, el argumento es bueno, pero la ejecución de los diálogos y el ritmo al contarlo son malos, ya que cuentan con textos aburridos e interrupciones tontas justo cuando estás en los momentos más tensos del juego.
La calidad del arte tiene buen nivel, pero la animación es regular. Intentaron mezclar ilustraciones de ciencia ficción con animación en capas —algo muy al estilo de los motion comics de Marvel, pero con menos calidad. Me podría aventurar a decir que la falta de calidad en los detalles fue por cuestión de tiempo y no de capacidades técnicas. Gráficamente el juego cumple, pero en ningún momento sentí asombro por algún elemento en particular. Lo más destacable es cómo el motor Unigine representa los efectos de iluminación.
Si tomaras la banda sonora de alguna película fantástica que sale directo a DVD o televisión de paga, ahí encontrarías el mismo tipo de música que hay en Tryst. Los efectos de sonido son buenos, pero de ninguna manera disfrutarás del sonido de liquidar a alguien. Simplemente son sonidos que pasan sin pena y sin gloria Trevi.
El punto más fuerte de Tryst es el modo de juego. El equipo de Blue Giant Interactive agregó cambios climáticos y de terreno en tiempo real para que tu estrategia no sólo sea en contra del ejército enemigo, sino también contra el propio campo de batalla. El HUB es muy tradicional y, si llegaste a jugar el primer StarCraft, no tendras ningun problema en usarlo. Las unidades se mueven y se actualizan de modo similar a juegos de la vieja escuela. El problema es que no están bien balanceadas, así que tendrás algunos problemas cuando juegues en línea. Tryst tiene multijugador para hasta ocho jugadores y un modo especial. Si alguien se desconecta será reemplazado por un CPU, aunque seguramente nunca verás esto en acción, ya que hay muy poca gente jugando. El modo campaña de Tryst dura unas cinco horas y, hasta cierto punto, cumple con su cometido. Aunque me hubiera gustado tener misiones desde el punto de vista Zali, ya que sólo juegas con los humanos.
En conclusión, mientras juegas Tryst sentirás que compraste un juego de $25 dólares que bien podrían haberte regalado en tu cereal favorito. Esto es un poco Tryst-e, pues Blue Giant Interactive va mejorando con cada juego. Es un gusto que la industria hindú se aventure a hacer sus propios títulos. Seis punto cinco.