PLATAFORMA
PC, PS5, XBOX SERIES X, XBOX SERIES S,
PLATAFORMA RESEÑADA
PS5,
DESARROLLADOR
Konami
PUBLISHER
Konami
FECHA DE SALIDA
28/08/2025

¿Qué es un remake?
El concepto de remake ha cambiado mucho en los últimos años. Aunque en algún punto esto significó entregar el mismo producto que ya todos conocemos pero con un estilo visual mejorado por medio de un motor diferente, hoy en día es difícil especificar qué tipos de trabajos merecen esta denominación. Para Square Enix, esto significa una reestructuración narrativa, un estilo de juego actualizado, así como una presentación visual y sonora que esté al nivel del resto de sus experiencias contemporáneas. Para otros, como Bluepoint Games o Bandai Namco una nueva capa de pintura y el rendimiento adecuado es más que suficiente. Este es el principal problema al que muchos estudios se enfrentan cuando tratan de reimaginar alguno de sus clásicos. ¿Qué tan fieles necesitan ser al producto original? ¿Cuáles son los cambios correctos para mantener la visión intacta? ¿Qué novedades pueden ofrecer? No hay una sola respuesta para estas y más preguntas, lo cual ocasiona que sea difícil para el público decidir si un remake es bueno o no.
Es incuestionable que trabajos como Final Fantasy VII Remake y Resident Evil 2 cambiaron por completo nuestra percepción de los remakes, pero no todos pueden alcanzar este nivel de producción. Sin embargo, hay una constante clara, y es que cuando hablamos de juegos que definieron a un género o una generación, todos tenemos altas expectativas. De esta forma, desde hace tiempo muchos han expresado un sin fin de opiniones sobre la nueva versión de Metal Gear Solid 3: Snake Eater a cargo de Konami y Virtuos. Estamos hablando de lo que muchos consideran el mejor título de Hideo Kojima, una aventura que redefinió a las experiencias de sigilo y que es un perfecto punto de entrada para todos aquellos que siempre han deseado disfrutar de este mundo de espionaje y acción.
Después de años de espera, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater ya está aquí, y se presenta como un remake que nos ofrece una actualización visual por medio del Unreal Engine 5, y al mismo tiempo moderniza los controles para el público actual, pero muchos quieren saber si hay algo más que eso. ¿Acaso Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es la versión definitiva del clásico de PlayStation 2? ¿Hay algo más que solo un cambio estético? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.
El regreso de Snake
La serie de Metal Gear Solid se ha caracterizado por tener historias complejas que involucran múltiples conceptos reales y originales de la mente de Hideo Kojima. Junto a esto, su creador siempre ha utilizado a estos títulos para experimentar con ideas poco convencionales para los videojuegos y jugar con las expectativas de los usuarios. Tan solo hay que ver el postmodernismo de Sons of Liberty y el giro inesperado de The Phantom Pain para entender que la franquicia es todo menos sencilla. Bueno, hay una excepción. Metal Gear Solid 3: Snake Eater, al ser una precuela, está libre del bagaje que encontramos en el resto de las entregas, y el resultado es una experiencia sumamente entretenida, en donde los personajes son su mayor fuerte, y que bien podría ser un buen punto de entrada para aquellos que desean explorar las aventuras de Snake, algo que el remake logra recrear fielmente.
El año es 1964, y en medio de la Guerra Fría, Estados Unidos envía a Snake a una misión secreta a la jungla de la Unión Soviética. Su objetivo es simple: rescatar a un científico conocido como Sokolov, destruir al tanque nuclear Shagohod y, de ser posible, evitar un conflicto armado entre estas dos naciones. Sin embargo, en su camino se encuentran múltiples generales del país comunista, así como The Boss, su antigua mentora, y su grupo de legendarios soldados, la Unidad Cobra. Esta es una tarea muy difícil, pero que en ningún momento se siente imposible.
Aunque todo esto puede sonar complicado, la realidad es que Snake Eater es un juego muy sencillo de comprender. Los objetivos principales no desaparecen, e incluso cuando el título se adentra a su extensa mitología con conceptos como el Legado de los Filósofos, nunca vemos ideas complejas que alejan al jugador del enfoque principal de esta entrega: sus personajes. Snake, The Boss, Eva, Ocelot y el resto del elenco es muy carismático, y siempre es interesante ver cómo es que cada uno reacciona a los diferentes eventos que transcurren a lo largo de esta misión. Todos logran caminar por la delgada línea entre la seriedad de la situación y lo ridículo que llegan a ser los eventos que aquí transcurren.
Parte de esto se debe a que Snake Eater toma como punto de partida a las películas de 007, específicamente a las entregas protagonizadas por Sean Connery, funcionando como un homenaje a esta época del cine, pero evitando caer en los clichés y elementos que han envejecido mal. Cuando Hideo Kojima se dio a la tarea de crear esta historia, en ningún momento se olvidó de darle una personalidad única a todos los personajes. Considerando que estamos hablando de una precuela de todos los eventos de la saga, sabemos que Naked Snake eventualmente será Big Boss, y si bien la transición a villano aún no sucede, sí podemos ver una personalidad única para este personaje. Desde su interés en las armas, pasando por el gusto por el cine que comparte con Para-Medic, hasta su total respeto a su mentora, la representación que aquí se nos ofrece es muy entretenida.
Afortunadamente, los personajes y el gran balance entre humor y seriedad no son los únicos elementos que hacen que la historia logre enganchar al jugador en todo momento, y es que también posee un fenomenal ritmo. A diferencia de otras entregas en la serie, Snake Eater es lineal. Claro, ofrece un par de distracciones, pero esta entrega nos lleva de la mano por una línea recta en todo momento, lo cual mantiene al jugador en movimiento constante, explorando nuevas locaciones, introduciendo más personajes, y ofreciendo diferentes retos de forma ininterrumpida. Todo esto crea una experiencia que es difícil de dejar, y es que en todo momento quieres seguir jugando para ver qué sucederá.
Lo mejor de todo, es que este es un gran punto de entrada para la serie. Al no necesitar un conocimiento previo, simplemente puedes disfrutar de la aventura de Naked Snake. Por su parte, los fans que han experimentado del resto de la serie pueden gozar de todos los guiños, referencias y similitudes con el resto de la franquicia. Todo sin alguna pretensión de postmodernismo, al menos no al nivel de Sons of Liberty, pero sí con el carisma y las rarezas que ha caracterizado al trabajo de Hideo Kojima, algo que el remake mantiene intacto en todo momento.
Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es una calca del clásico de PlayStation 2. No ofrece algún cambio a la historia, o insinuación a los eventos de Peace Walker y The Phantom Pain. El nuevo trabajo de Konami y Virtuos es idéntico a la obra original en todo sentido. Ángulos de cámara, ritmo, guion, actuaciones de voz, y todo elemento narrativo que hizo especial al clásico de 2004 se mantiene intacto en esta ocasión, algo que puede sonar decepcionante para algunas personas, pero que en realidad tiene mucho sentido. Hacer nuevo contenido sin Hideo Kojima tenía el riesgo de crear algún problema con el tono. Como ya lo mencioné, esta entrega camina una línea delgada entre lo ridículo y lo serio, e incluir alguna secuencia original o expandir la aventura con referencias a otros juegos, bien podría destruir todo esto.
Claro, había espacio para más, pero quizás Konami y Virtuos sabían que no estaban al nivel de Kojima, especialmente considerando lo importante que es este juego. Estamos hablando de lo que muchos consideran el mejor título en la serie, así como uno de los exponentes clave del sigilo en los videojuegos. Hay una gran presión aquí, y recorrer el camino seguro fue, al final del día, la mejor decisión que los desarrolladores podían tomar. Si bien esto da pie al debate de sí este trabajo es siquiera necesario, es incuestionable que un nuevo público probablemente tome a Metal Gear Solid, Delta: Snake Eater como su punto de entrada a la serie.
Al final del día, Metal Gears Solid Delta: Snake Eater sigue ofreciendo la misma historia que muchos ya conocen, con todos los puntos positivos que encontramos en el trabajo del PlayStation 2. Los personajes son fenomenales, el ritmo es espectacular, y la trama es capaz de enganchar a cualquier persona por 10 o más horas. El remake no cambia esto. Si esperas algo del estilo de Final Fantasy VII Remake, aquí no lo vas a encontrar, y eso no es completamente malo, ya que el resultado final sigue siendo fenomenal.
Reviviendo a la Unión Soviética
Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es, más que nada, un remake visual, y esto se puede ver al instante. En lugar del motor gráfico propio de Konami, este nuevo trabajo hace uso del Unreal Engine 5 para ofrecer una sustancial actualización que, en sus mejores momentos, eleva la experiencia en las secciones de acción y nos presenta una hermosa representación de esta ficticia Unión Soviética. Sin embargo, el resultado final también llega a presentar momentos que evocan los horribles videos que recrean juegos clásicos de Nintendo 64 en el motor de Epic Games. Al igual que la historia y el resto de los apartados, lo que aquí se nos presenta es una copia, y no una reimaginación.
El uso del Unreal Engine 5 en Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es, en su mayoría, positivo. El juego hace un gran trabajo al recrear los diseños de Yōji Shinkawa de una forma realista, pero que al mismo tiempo conserva las expresiones exageradas y los movimientos ridículos. Aquí encontramos una serie de animaciones mejoradas que logran vender muy bien esta transición generacional. Junto a esto, personajes como Eva y Ocelot tienen un par de cambios faciales menores que, si bien nunca llegan a ser un inconveniente, son fáciles de identificar para todos aquellos que han experimentado la entrega original.
Más allá de estos dos casos, el resto del elenco se ve igual a lo que vimos en 2004, aunque con sus respectivas mejoras. Snake sigue siendo el soldado perfecto, con el suficiente vello fácil para dejar en claro que se afeitó solo unos días antes de comenzar su misión. The Boss mantiene su expresión estoica que esconde un gran remordimiento. Por si fuera poco, todos los miembros de la Unidad Cobra conservan sus elementos distintivos, como los enormes ojos de The End, la lengua de The Fear y la cara hinchada de The Pain. Incluso Volgin mantiene sus cortaduras y, gracias al Unreal Engine 5, la carne luce lo suficientemente real para que veas la manera en la que su piel trata de cicatrizar.
Sin embargo, los personajes son solo la mitad del trabajo aquí, ya que la versión ficticia de la Unión Soviética que visitamos nos sigue ofreciendo un espectacular recorrido por selvas, cavernas, instalaciones militares, riscos, y más locaciones que mantienen el gran ritmo de la aventura. Cada escenario es distinto, e incluso cuando vemos varias zonas dentro de un mismo bioma, todas ofrecen un elemento distintivo que los hace resaltar del resto. Si bien la iluminación es realista en esta ocasión, lo cual ofrece un tono diferente a lo que vimos en el PS2, esto también beneficia a la forma en la que vemos el paso del tiempo. La transición del amanecer al atardecer y después al anochecer es impresionante, dejando en claro la escala de esta aventura.
Lo mejor de todo, es que esta nueva iluminación y el realismo del Unreal Engine 5 logran beneficiar un par de escenas. En el caso de la pelea contra The End, el bosque cobra vida de una forma espectacular. La manera en la que comienza a llover inesperadamente, o cómo es que se generan sombras al pasar una nube, es algo impresionante. Incluso la extraña ráfaga de luz que le da vida al jefe logra resaltar sin irrumpir en el ambiente. El segundo caso en la secuencia de persecución con Eva, en donde el motor gráfico logra elevar aún más la ambiciosa mezcla entre cinemática y gameplay. Si bien en su momento ya era difícil ver una distinción entre estos dos elementos, en el remake es casi imposible, y aquellos que experimenten esta aventura por primera vez seguramente se sorprenderán por lo que aquí se logra.
Todo está acompañado de una nueva cámara en tercera persona que logra ofrecer una clara evolución de lo que la versión de Subsistence nos presentó en su momento. La acción y el gameplay son más personales, y a la par vemos nuevas animaciones y tomas de cámara al momento de realizar algún ataque de CQC. Ahora, si esto no es de tu agrado, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater también ofrece una opción que nos presenta con la cámara fija top-down del lanzamiento original, así como el icónico filtro verde. Lamentablemente, no hay forma de combinar estas dos preferencias para elegir una cámara en tercera persona con el filtro verde clásico, lo cual es una verdadera decepción, ya que este elemento logra ofrecer experiencias visuales muy diferentes.
Por último, pero no menos importante, el juego nos presenta con las ya clásicas opciones de rendimiento y calidad visual, y las dos funcionan muy bien en su mayoría. Hay un par de momentos en donde el framerate cae por debajo de los 20fps, y es algo que ocurre principalmente en secciones en donde hay muchos elementos en pantalla, como en la pelea final. Esto bien podría ser solucionado con un parche en un futuro, pero al menos por el momento la situación no es la mejor en ocasiones muy contadas.
Ahora, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater, más allá del uso del Unreal Engine 5 y la cámara en tercera persona, no ofrece algo nuevo. Todas las cinemáticas tienen los mismos ángulos, tomas, efectos, movimientos y estructura. Es una copia del trabajo de PlayStation 2, pero con una clara actualización visual, lo cual puede ser más que suficiente para algunos, pero el hecho de que no ofrece algo completamente original, más allá de su capa de pintura, da pie a cuestionarnos si esta entrega es completamente necesaria. Al final del día, esta es una experiencia visual muy similar a lo que vimos en el 2004, y si bien no voy a negar que el motor de Epic Games llega incluso a elevar algunas secciones, la falta de originalidad es algo que evita que este título sea tan bueno como seguramente sus desarrolladores esperan.
Mismo Snake, David Hayter
En esta misma línea, el apartado sonoro de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es idéntico al de PlayStation 2, aunque con una mejor calidad de audio, y un par de líneas de diálogo nuevas relacionadas con el control. Si esperaban escuchar alguna composición nueva, aquí no la encontrarán. El fantástico soundtrack está de regreso, pero no es un trabajo original, es una calca, una calca bonita y que muchos van a adorar, pero al final del día sigue siendo una calca.
Todas y cada una de las líneas de diálogo que se grabaron hace más de 20 años para el juego de PS2 son usadas en Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. La gran diferencia es que en esta ocasión se utilizaron los archivos de audio sin algún tipo de compresión, por lo que el resultado se escucha mucho mejor. Los únicos agregados son un par de conversaciones relacionadas con los botones del control. Konami trajo de regreso a David Hayter, Jim Piddock y a otros actores más solo para darles dos frases que, en el gran esquema, no significa algo. Sinceramente, se siente como una pérdida de tiempo y talento, ya que decir ahora “action button” en lugar “triangle button” ni siquiera demuestra el verdadero potencial de cada uno de los involucrados en este proyecto. Sin embargo, también entiendo que regrabar cada diálogo no era lo óptimo, puesto que el paso del tiempo seguramente afectó a todas voces.
La música sufre el mismo problema. El soundtrack original de Harry Gregson-Williams está de regreso, y es perfecto para la aventura de espionaje en la selva de la Unión Soviética, la cual usa de gran forma todos arquetipos del género. La tensión se eleva por medio del uso de instrumentos de cuerda y de aire, dando una alusión al tema original de Mission Impossible, y reacciona en tiempo real a la situación a la que te encuentres. Por si fuera poco, el remake aún conserva algunos de los alocados detalles del título original, como escuchar el tema de Snake Eater a capela al subir por la extremadamente larga escalera, o el hecho de que hay varias composiciones que parecen sacadas de una película de surfistas de la década de 1960, algo que no rompe con la ilusión que el título nos presenta.
El problema es que nada de esto es original de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. En su mayoría, el soundtrack se mantiene intacto, sin algún tipo de remix o algo que logre sorprender a los jugadores. Por extraño que suene, el tema principal de Snake Eater es la única excepción. Esta canción conserva la letra e incluso es la misma cantante la que está a cargo de los vocales, pero la regrabación tiene un ritmo y una instrumentación algo diferente, y los últimos 20 años se notan bastante en la voz de Cynthia Harrell. No es un mal trabajo, pero sí es uno que logra resaltar debido a que es el único que tuvo este tratamiento.
La música y las actuaciones de voz en Metal Gear Solid Delta: Snake Eater siguen siendo fenomenales, de eso no hay duda, pero el mérito no es del remake, sino del trabajo original. Lo mismo se puede decir de la historia, así como de parte de la presentación visual y el gameplay. Sin embargo, esta área en particular demuestra el miedo de Konami de siquiera tocar lo que hizo Kojima en su momento, y en lugar de proponer algo original que logre resaltar y pararse a la par del escuchamos hace 20 años, el resultado final es demasiado seguro, al grado de que, una vez más, pone en cuestión la existencia de este remake.
Nuevo control, mismos trucos
Cuando hablamos de juegos de sigilo, la serie de Metal Gear Solid se posiciona como uno de los mejores exponentes del género. Cada uno de los juegos emplea mecánicas interesantes que logran ofrecer aventuras que de verdad te hacen sentir como un espía en una misión de infiltración. Snake Eater llevó esto a nuevo nivel por medio de un sistema de camuflaje, una inteligencia artificial refinada y secciones con un fantástico diseño de niveles. En este caso, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater no cambia nada de esto, y en su lugar se enfoca en actualizar aspectos como el control, permitiendo que una nueva generación tenga un acercamiento más contemporáneo a esta aventura, incluso si la versión de Subsistance funciona perfectamente bien hoy en día.
Como ya lo mencioné, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater cuenta con dos estilos de juegos. En la versión clásica nos encontramos con una cámara fija de estilo top-down, con un esquema de control similar a lo que nos ofrece la versión de PlayStation 2, y en donde apuntar se realiza en primera persona. Junto a esto, el remake introduce una segunda opción, la cual nos presenta una cámara en tercera persona, con la cual es posible apuntar y moverse al mismo tiempo, y las acciones de combate CQC están ligadas a los gatillos. De esta forma, el remake nos da acceso a dos formas específicas de jugar que, una vez más, sería mejor si el título permitiera combinar los elementos aquí presentes.
La estructura del juego se mantiene intacta, esto significa que tenemos que recorrer niveles sin ser vistos. Para esto, cada escenario se siente como un mini sandbox. Hay una gran cantidad de opciones a nuestra disposición. Desde usar la pistola y el silenciador para eliminar enemigos de una forma sigilosa, pasando por escabullirse por diferentes zonas, utilizar el ambiente y los animes a tu favor, hasta pelear directamente con los enemigos. Hay tantas formas de jugar, que incluso aquellos que se saben de memoria el clásico de PlayStation 2, seguramente se van a encontrar con algo nuevo en este remake, y esto se debe al gran trabajo de Kojima y su equipo original.
El juego nos presenta un sistema de camuflaje, en donde puedes utilizar diferentes prendas para mezclarte con el ambiente, y así evitar que los enemigos te vean. De igual forma, es posible acabar la aventura sin siquiera ser notado por alguien que no sea un jefe y sin asesinar a un solo rival, esto gracias a una pistola tranquilizadora y una serie de herramientas que nos ofrecen un sin fin de opciones para interactuar con este mundo. Puedes capturar animales para comerlos y recuperar energía, o lanzarle una serpiente venenosa a un soldado que te vea feo para que salga corriendo de miedo. Incluso las ideas más alocadas de Kojima están presentes en el remake. Es posible vencer a The End si pasas una semana sin jugar. ¿Dejaste el juego por mucho tiempo? Lástima, alguien te encontró y ahora necesitas escapar de una prisión.
La experiencia original sigue intacta y, afortunadamente, el remake presenta un par de agregados que hacen que el juego sea más accesible hoy en día. El mejor ejemplo de esto es el hecho de que ahora puedes caminar mientras estás agachado, algo imposible en la entrega de PS2, pero que fue incluido por primera vez en la versión de Nintendo 3DS. Aunque suene poco, esto cambia muchas cosas, ya que ahora puedes moverte sin ser notado tan fácilmente y sin causar mucho ruido, algo que incluso puede romper algunas secciones. Junto a esto, ahora es posible apuntar en tercera persona con un esquema de control que no te pide hacer malabares con tus dedos. La nueva cámara también te da un mayor campo de visibilidad, con lo cual es más sencillo identificar a los enemigos situados a lo largo de los niveles.
Los menús son más ágiles, incluso si conservan lo torpe que pueden llegar a ser en algunas ocasiones. Una de las más grandes mejoras de calidad de vida, es el hecho de que puedes presionar un botón y al instante cambiar de camuflaje, o seleccionar las herramientas indicadas para curarte alguna lesión. El único gran cambio es el hecho de que comienzas la aventura con la brújula, la cual te indica a dónde tienes que ir para avanzar. Mi recomendación es apagar esto desde el primer instante, ya que lo que hace especial a Snake Eater es perderse en la jungla y trata de averiguar cómo llegar a tu destino por tu propia cuenta, incluso si esto no es muy difícil.
Si esto no te agrada, siempre puedes jugar con el estilo clásico y tener una experiencia más apegada a lo que vimos en el lanzamiento original de PlayStation 2. Si te preguntas dónde está el estilo de Subsistance, la nueva cámara y el control actualizado son una evolución de esto, por lo que no tenía mucho sentido incluir esto como una tercera opción en Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. Hablando de versiones, el remake sí incluye los modos de Snake vs. Monkey y Guy Savage, así como las cinemáticas extra, algo que no encontramos en la Master Collection disponible actualmente. Estos tres agregados son muy divertidos, y también nos ofrecen una serie de mejoras visuales y de gameplay.
Por extraño que suene, Guy Savage es el cambio más grande de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater. En lugar de ser una recreación fiel, aquí se nos presenta un hack and slash más robusto en un cementerio, contra enemigos totalmente nuevos. Este es un remake, incluso más que la experiencia principal, lo cual puede sonar como un chiste para algunos, pero es increíble que Konami y Virtuos tomaron la decisión de crear algo nuevo sin dejar de lado las bases de esta experiencia. Incluso esto se podría ver como un prototipo para un nuevo Castlevania u otro juego en desarrollo.
Como remake, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater está por todos lados. Si bien nos ofrece un control actualizado y una cámara más apegada a las experiencias actuales, el juego sigue siendo el mismo. No hay un nuevo diseño de niveles, ni cambios a la inteligencia artificial. Todo lo que hizo especial a la entrega de PS2 está aquí. Aspectos como caminar agachado, y disparar y moverse al mismo tiempo ofrecen una experiencia diferente, pero esto se debe a que el resto de la aventura no toma en consideración estas mejoras. Una vez más, esto no es malo. Este sigue siendo Metal Gear Solid 3: Snake Eater, y eso significa que la experiencia principal es adictiva, llena de mini-sandboxs que te hará experimentar con todo lo que veas en pantalla.
Méritos de otros
¿Qué es Metal Gear Solid Delta: Snake Eater? Es una copia, una gran copia, pero sigue siendo una copia. Todo lo que hace especial a esta entrega se lo debe al título original. Claro, hay una serie de elementos nuevos que ofrecen una actualización importante, pero no hacen un gran caso a favor de justificar su existencia, más allá del uso del Unreal Engine 5. La historia es exactamente la misma. Afortunadamente, esta sigue siendo una aventura muy entretenida, con grandes personajes, un espectacular ritmo, secuencias memorables, y es el punto de entrada perfecto para todos aquellos que desean explorar este mundo.
Visualmente hablando, el uso del Unreal Engine 5 le da una gran identidad al remake. La experiencia en general se beneficia de esta actualización gráfica, y algunas secuencias hacen un espectacular uso de estas herramientas, elevando lo que se logró en su momento en el PlayStation 2. Sin embargo, hay un par de detalles técnicos que, espero, mejoren en un futuro. El apartado sonoro es una calca, al grado de que se llega a sentir como un apartado muy superficial que hace un mal trabajo al momento de justificar la existencia de este título.
La nueva cámara, el control actualizado y las mejoras de calidad de vida hacen que la experiencia esté a la par de varios títulos modernos, pero no ofrecen mucho más allá de una comodidad contemporánea. La aventura de Snake sigue siendo la misma de principio a fin. No hay un solo elemento nuevo, y los agregados llegan a romper o hacer más fácil ciertas secciones, ya que la inteligencia artificial no toma en consideración estos cambios. El resultado sigue siendo fenomenal, pero por el mérito de hace 20 años.
La pregunta del millón es: ¿Acaso Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es mejor que Metal Gear Solid 3: Snake Eater? No hay una respuesta clara, y cada persona va a tener una conclusión diferente. Al final del día, el remake de Konami y Virtuos no sustituye a la obra original que podemos encontrar actualmente en la Master Collection, y hace un trabajo muy superficial al momento de justificar su existencia, más allá de revivir el interés por la serie y generar dinero. El título deja a desear, pero, y este es el dilema principal, este sigue siendo uno de los mejores juegos en la historia, pero uno de los remakes menos interesantes de los últimos años.