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PS4
NetherRealm Studios, High Voltage Software
Warner Bros. Interactive Entertainment
14/04/2015
Han pasado 23 años desde que John Tobias y Ed Boon crearon una pieza fundamental para comprender los videojuegos hoy en día: Mortal Kombat. Un título de peleas que retomó la base dejada por Street Fighter II y la dotó de elementos trasgresores para su época: el concepto inspirado por el cine de artes marciales, el uso de actores reales para retratar a los personajes y la violencia gráfica apelando a una audiencia más madura.
Con más de dos décadas y toneladas de polémica a cuestas, la franquicia no sólo encuentra en Mortal Kombat X la décima entrega de la serie. El juego representa también una transición generacional que no se limita a las consolas, sino que alcanza además a los jugadores. En una época donde los juegos de pelea parecen estar destinados a un nicho particular muy distante de la brutal popularidad con la que se le llegó a conocer, queda claro que una de las intenciones es atraer a una nueva camada de peleadores.
Netherrealm, estudio heredero del equipo que creó la serie, tiene en sus manos una de las franquicias más reconocidas del gaming occidental. Desde la presentación del proyecto los desarrolladores han evidenciado su intención de llevar la franquicia a un nuevo nivel. Tanto en el aspecto técnico como en la jugabilidad; incluso en el impacto visual que supone su muy conocida violencia. ¿Lo han logrado o se han quedado en agresivas promesas?
Han pasado casi 25 años desde la historia narrada en el último juego de Mortal Kombat. Como ustedes saben, el mítico torneo entre los peleadores del Outworld y la Tierra terminó en una sangrienta guerra. Combatientes legendarios ofrendaron vida y alma para que nuestra dimensión no cayera ante el mal. Los ecos de aquellos duelos aún resuenan en ambos mundos.
Shinnok, deidad vil que fue vencida por los dioses antiguos, ha regresado para cobrar venganza y dominar tanto nuestro universo como el exterior. A su vez, el Outworld vive una sangrienta guerra civil por el trono que dejó vacante Shao Kahn con su caída. Es justo en medio donde una nueva generación de peleadores debe hacerse camino en el combate y forjar su propia leyenda.
Es este el panorama con el que Ed Boon y Netherrealm dan sentido a los violentos y sanguinarios combates que verás. Rostros que son parte de la cultura popular, como Scorpion, Sub Zero, Sonya, Kitana, entre otros, tienen un brutal encuentro generacional con la sangre nueva. Cassie Cage, Jacqui Briggs, Takeda y Kung Jin, herederos de los héroes que se batieron en duelo contra amenazas de otra dimensión, no son la única novedad en el elenco. El nuevo gobernante del Outworld Kotal Kahn, la venenosa D’Vorah; el aplastante y extraño dúo de Ferra/Torr, así como el pistolero cazarrecompensas Erron Black completan el cuadro.
La renovación no se limita a las caras nuevas. Un elenco de 24 personajes jugables podría lucir limitado a comparación de otros títulos, incluso en la misma serie. A cambio, Netherrealm debuta en este juego el sistema de variaciones. En él, todo peleador cuenta con habilidades básicas a las que se le suman poderes y detalles que son muy distintos para cada versión. Puede sonar a que la diferencia es mínima, ¡pero no lo es! Dependiendo de la variación será la estrategia que tengas a la mano para alcanzar la victoria, multiplicando las posibilidades.
Sí, suena complicado. Pero deja de serlo en cuanto lo juegas. Para explicarlo un poco mejor, tomemos el ejemplo del icónico Scorpion. Con Ninjutsu, el personaje puede utilizar sus katanas para un ataque dinámico y que dé prioridad al combate cercano. La variación Ninjutsu, en lugar de dichas armas, ofrece al personaje el uso de poderes de fuego. Mientras tanto, Inferno renuncia a todo lo anterior y dota al célebre peleador con la capacidad de crear un clon demoniaco. Como puedes notar, cada una tiene sus ventajas y utilidades particulares.
Hablemos, como debe ser, del combate como tal. Es notorio que la base radica en el pasado Mortal Kombat de consolas en cuanto a concepto y ritmo de juego. Los controles básicos se mantienen con dos botones para puño, dos para patada, el gatillo para bloquear y el bumper para el agarre. A su vez, el medidor de súper regresa para dotar a tu personaje de habilidades especiales.
También resulta evidente que otro de los objetivos del juego es hacerlo más accesible, especialmente para los nuevos jugadores. A la usanza de juegos como Injustice, te encontrarás con combos semiautomáticos si presionas repetidamente un botón. Por otro lado, las habilidades se ejecutan por medio de comandos simples. Claro, este sistema de juego puede ser aprovechado por manos hábiles para ejecutar sus propios combos, en tierra y en aire, toda vez que los jugadores más exigentes quizá lo encuentren más simple de lo acostumbrado.
La barra de súper, además, dota al jugador de posibilidades para realizar más daño o evitar recibirlo en momentos críticos. Por ello, vale la pena utilizarlo sabiamente. Consta de tres niveles que, al llenarse, dan acceso a diversas habilidades. Con un medidor puedes lograr mejorar una habilidad especial, de manera que sea más efectivo al reducir la vida de un oponente o permita extender un combo. Gastando dos medidores puedes bloquear y romper un combo, librándote de un apuro y abriendo la puerta a un contraataque. Utilizando las tres barras, como es costumbre, puedes aplicar un devastador y espectacular X-Ray.
Para redondear la jugabilidad, hay algunos detalles adicionales. Luego de su éxito en Injustice, la interacción con los escenarios para atacar y desplazarte está de vuelta. A su vez, se añadió un medidor de resistencia que evita el uso en exceso de movimientos como el bloqueo o el dashing. Incluso para aspectos como el levantarte (wake up) tienes mayor control, recurso que puede resultar útil en más de una ocasión.
Los fatalities, obvio, están presentes. Puedes aplicarlos con comandos sencillos, pero si aun así te resulta difícil, está la opción de ejecutarlos al dejar presionado el gatillo. Claro, a cambio de lo anterior debes gastar fichas de: fatality fácil. Tienes sólo tres al principio y las demás las desbloqueas conforme juegas.
Los brutalities también están de vuelta, pero no bajo la concepción en la que los conocimos. En lugar de rematar al oponente con un combo salvaje hasta que reviente, se trata de un poder especial regular potenciado para exterminar a tu oponente. Claro, para que esto aplique deben cumplirse ciertos requerimientos.
En cuanto al balance, las variaciones llegan como un elemento con potencial de transformar la eterna discusión de los tiers y similares. Cierto, con sus habilidades básicas personajes como Quan Chi o Kotal Kahn pueden resultar lentos y poco efectivos, mientras otros como Kitana o Cage son muy aptos para los spammers de ocasión. Sin embargo, las diversas versiones de personaje ofrecen recursos para contrarrestar estas situaciones. Además, ofrecen opciones para adecuar las posibilidades a tu estilo de juego.
Regularmente la historia en los juegos de pelea suele ser un mero pretexto, incluso suele pasarse por alto en más de un juego. Sin embargo, Mortal Kombat X sigue la línea de su predecesor y de Injustice al intentar ofrecer una narrativa como tal, la cual nos permite seguir la historia desde la óptica de diversos personajes.
La trama principal se ubica 25 años después del final visto en Mortal Kombat de 2011, con flashbacks al pasado realizados para dar más sentido a peleas en específico. Si esperabas un relato pulido no lo vas a tener. Es básicamente un pastiche de clichés provenientes de las cintas de artes marciales y ciencia ficción, intrigas políticas apenas logradas; y aderezado con un forzadísimo drama familiar.
De cualquier manera, el modo de historia logra todos sus objetivos. Hace que el elenco de personajes jugables tenga sentido; te mantiene entretenido con cinemáticas de buena hechura y uno que otro QTE entre peleas, al tiempo que te pone al control por alrededor de tres horas.
El modo de historia nos deja con una interrogante particular respecto al roster: tienes más de una pelea con personajes que no son jugables. Tienen todo para ser seleccionables, desde habilidades particulares hasta actuaciones de voz. Incluso el pretexto para su presencia es el mismo que el de otros miembros del elenco. Sólo Netherrealm sabe por qué no están presentes.
Por supuesto, las torres arcade tradicionales han regresado. Diez combates en serie, en los cuales debes hacer la mayor puntuación posible conforme a la manera en la cual peleas, la dificultad de tus oponentes, las ejecuciones a realizar, entre otros. Ahora, también podrás desafiar a tu suerte en la torre de Test Your Luck. Ésta última hace que las condiciones del combate se modifiquen al azar, ante las cuales debes sobrevivir y buscar la victoria. Dicha jugabilidad también aplica, si lo deseas, para el combate individual.
A Warner y Netherrealm les queda claro que es necesario un modo en línea de alto voltaje para sobrevivir entre la competencia. Por ello, el juego en su conjunto está involucrado con la Guerra de Facciones. Eliges a tu facción desde el inicio del juego y, jugando tanto en línea como offline, ganas puntos a su favor. Diversos desafíos, e incluso la oportunidad de ejecutar acciones especiales llamadas Faction Kills, también suman. Cada cierto tiempo, la facción con más puntos resultará triunfante.
El combate en línea se basa en el tradicional sistema de habitaciones, dando opciones para combates uno a uno e incluso el Rey de la Colina que Netherrealm ha hecho algo típico de sus juegos. Pudimos probar la experiencia online, en un entorno con muy pocos usuarios todavía. Aun así, la experiencia es muy irregular. En ciertos combates todo fluyó de manera más que correcta, como si el oponente estuviera sentado en la misma sala. Sin embargo, hubo más de una pelea en la que el lag hizo imposible seguirle el ritmo. Dado que esto fue previo al lanzamiento, es de esperarse que con el tiempo puedan mejorar el rendimiento de esta función.
El juego, a su vez, propone el concepto de Torre vivientes. En ellas no sólo se trata de seguir adelante. También debes realizar diversos desafíos, los cuales cambian cada cierto tiempo dependiendo de la torre que hayas elegido. Esto permite obtener una experiencia distinta cada vez. A su vez, podrás retar a otros jugadores a sumar más puntos y tener un mejor desempeño en uno de estos caminos, todo en tiempo real.
Si la historia, el arcade, el online y hasta el obligado versus local no te bastan, conforme juegues obtendrás monedas dentro del juego. Con ellas podrás desbloquear todo tipo de objetos, desde skins hasta diseños de arte, así que más de uno se dedicará a obtenerlo todo. Está de más decir el alto valor de rejugabilidad.
Visualmente el juego luce muy bien. Dista de ser lo máximo que puede lograrse en la consola, pero tiene buena hechura para un juego de peleas y resulta evidente un relativo salto generacional. Durante el combate el juego conserva un framerate de 60 cuadros por segundo, toda vez que en PS4 alcanza una resolución de 1080p. A eso hay que agregar un destacado trabajo en ambientación, e incluso e iluminación.
El modelado de personajes podría perfeccionarse aún, especialmente en materia de texturas, lo cual puede verse en peleadores como Johnny y Sonya. Se agradece que, durante la pelea, aspectos como el sudor o las heridas se hagan presentes, pero aún queda algo de trabajo para alcanzar el estado del arte en cuanto a dichos detalles.
Es también evidente que, en materia de estilo visual, los diseñadores han apostado por un estilo más directo. En lugar de los ríos de sangre y los descuartizamientos, han apostado por escenas más perturbadoras para ciertos públicos. Sangre, vísceras y heridas expuestas son el pan de cada día, dejando un aspecto más brutal en los fatalities e incluso más de un cinemático.
La actuación de voz es superior, incluso en un doblaje al español latino con buenas interpretaciones. El juego no se toma tan en serio a sí mismo, lo cual ayuda a tener diálogos de introducción a las peleas que van de lo ridículo a lo genial. En lo que a la localización respecta, algunos detalles al pronunciar el nombre de algunos personajes ensucian un poco la experiencia, sin que ello evite que sea muy disfrutable.
Estamos ante un juego de peleas bien realizado, que ha sabido sortear las limitantes que su concepto le impone. Luce bien y aunque hay quien pueda reclamar su jugabilidad como algo muy sencillo, resulta funcional y accesible. La mayoría de los personajes resultan atractivos, tanto en concepción como en gameplay. Y, claro, las variaciones le dan al juego una diversidad inesperada.
No estamos, hay que dejar claro, ante un juego perfecto. Aún falta algo de trabajo en el balanceo, toda vez que las variaciones ofrecen más de una alternativa. Para el gusto exigente podría ser preferible un sistema de juego más complejo (no necesariamente complicado). El argumento está muy forzado, toda vez que la experiencia online requiere mejoras en rendimiento (especialmente con lo ambicioso de su concepto). Para rematar, deja la sensación que pese a las diversas versiones de cada guerrero podría tener más personajes jugables sin contar los DLC.
Mortal Kombat X es un juego que las nuevas consolas necesitaban, ante la escasez de diversidad en títulos triple A. Pese a sus bemoles, es una experiencia de juego intensa, aún más si eres fan del fighting y la serie. Si no has jugado jamás un título de la franquicia pero su fama te atrae, su jugabilidad es relativamente accesible e incluso facilita detalles como los fatalities.
Regularmente dejada a un lado por el nicho de jugadores dedicados al fighting, Mortal Kombat X se ha anotado un hit. Netherrealm y Warner han entregado un título provocador, con una profundidad sorprendente para la serie, lleno de opciones para divertirte y sacarle jugo. Una hechura superior al promedio redondea esta experiencia, la cual servirá como referencia para un género que apenas comienza a establecerse en la nueva generación.