Review – Final Fantasy XIV: Shadowbringers

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Una oscuridad que cautiva

Review Final Fantasy XIV Shadow BringersMantener un MMORPG activo e interesante para los usuarios es siempre un enorme reto; no cualquier compañía o estudio puede afrontar el desafío que significa retener la atención de las personas en un juego que, de no preservarse fresco y renovado constantemente, puede llegar a caer fácilmente en el olvido. Square Enix es una de esas pocas compañías que sabe del tema y lo ha demostrado cabalmente con Final Fantasy XIV, juego que tras resurgir gloriosamente de lo que fue su estrepitoso lanzamiento, se ha consagrado ya como uno de los títulos online más populares de la actualidad.

Que Final Fantasy XIV se mantenga estable, vivo y con mucho futuro por delante se debe en buena medida a Naoki Yoshida, productor del título que con su gran experiencia en juegos MMORPG ha sabido brindarle a sus seguidores material del que simplemente no quieran despegarse. De hecho, me atrevo a decir que el creativo conoce tan bien su propio proyecto que incluso y a éstas alturas, se da el lujo de experimentar con los contenidos que añade al título.

La más reciente expansión del juego, Shadowbringers, es un claro ejemplo de lo que digo. Más allá de llevarnos a vivir una nueva aventura en compañía de los Warriors of Light, ésta nos plantea una trama profunda y oscura, con una perspectiva que nos deja ver un lado desconocido del mundo de Hydaelyn y que expande aún más su historia. Vaya, no se trata de una expansión que se limita a continuar con el viaje de nuestro protagonista, sino de una que se arriesga a ir más allá y a abrir nuevos e impensados caminos narrativos.

Reestableciendo un balance necesario

Por mucho, el principal atractivo que tiene Shadowbringers es su historia que, como ya dije, apuesta por una trama profunda, misma que se desenvuelve no en un nuevo continente o región lejana, sino en una dimensión alterna de la tierra que hemos estado recorriendo hasta ahora: The First. Ésta es un reflejo de The Source y viene siendo la contraparte oscura del mundo de la luz del que provenimos. Obviamente y al ser lo opuesto a Eorzea, guarda enorme similitudes con muchas de las locaciones, razas y costumbres con las que estamos familiarizados, aunque hay diferencias que le dan su propia personalidad y que nos recuerdan que se trata del otro lado de la moneda.

Pero, ¿por qué hemos caído en esta dimension alterna? Es ahí en donde precisamente encontramos parte del encanto de la narrativa.

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Básicamente y tras concluir con los sucesos de Stormblood nuestro personaje es llamado por el Crystal Exarch – guardian de The First – para que salvemos a su mundo de la inminente extinción. Aparentemente, ahí existe un desbalance entre las fuerzas de la oscuridad y la luz que han causado que esta última haya ganado terreno en su dimensión y consumiera muchas de las regiones que tan arduamente protegieron los Warriors of Darkness, los salvadores de este mundo y que por alguna razón desaparecieron sin dejar rastro alguno, justo cuando más se les necesitaba.

¿A qué se debe que The First haya sido devorada por la luz? ¿Qué fue del paradero de los guerreros de la oscuridad que mantenían el balance de esta dimensión? ¿Por qué fumos traídos a este mundo para salvarlo si se supone que representamos a esa fuerza que lo está destruyendo? Esas son sólo algunas de las preguntas que iremos respondiendo conforme nos adentramos a este viaje que nos hará darnos cuenta de que la luz y la oscuridad son más que dos polos que se contraponen entre sí; son dos fuerzas que deben mantener un balance y que no pueden existir sin la otra.

Me resultó fascinante la aproximación que Shadowbringers tuvo con su historia. Hasta ahora y tanto en Heavensward como Stormblood fue común que me sintiera como un completo extraño cuando me adentré en sus respectivas regiones. En esta ocasión y a la par de dicha sensación, me percibí como un invasor que estaba en terreno enemigo y que, por una jugarreta del destino, debía de ayudar a aquellos a los que originalmente me opuse. Esta simple pero interesante voltereta a la premisa, le dieron un nuevo sentido a la misión que se nos encomienda y nos deja ver que la lucha de la cual formamos parte rebasa el simple concepto de los buenos contra los malos.

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Otro acierto que noté en la historia es el cambio de dirección narrativa. Mientras que en las dos expansiones anteriores la trama solía girar en torno a temas políticos, militares y revolucionarios, en Shadowbringers se abordan tópicos morales, sociales, ideológicos y hasta religiosos. Esto se ve especialmente representado en cada una de locaciones que visitamos en la región de Norvandt, como en Crystarium, en donde los habitantes han dejado de lado sus diferencias para así fortalecer lo que es su último bastión; o la ciudad de Eulmore, en cuya desolación y decadencia orillaron a las personas a vivir un estilo de vida hedonista y religioso.

Si bien el perfil de la historia me pareció asombroso e inesperado, debo reconocer que su ritmo narrativo no es el mejor. El inicio de nuestro viaje, aunque interesante, es demasiado lento debido a que los desarrolladores se tomaron demasiado tiempo para introducirnos al triste mundo de Norvandt. Esto me resulta una pena ya que para cuando las cosas empiezan a acelerar y a desembocar en importantes puntos de quiebre, no dudo que habrá quienes se sientan un tanto abrumados. Pero si logran sopesar esto, les aseguro que al final se toparán con una trama compleja que termina por dejarles un buen sabor de boca, sobre todo por su desenlace que cierra a la perfección lo presentado en esta apuesta.

Siguiendo bajo esta misma línea, la misiones mantienen una estructura a la que ya estamos acostumbrados desde siempre. No es mala, pero ante la ausencia de algún tipo de novedad en su presentación o fórmula, por momentos se vuelven un tanto repetitivas y/o monótonas.

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Contenidos modestos, pero bienvenidos

Pero dejando de lado el apartado de su historia, Shadowbringers trae consigo contenidos, cambios, adiciones y correcciones que hacen que la experiencia de juego sea óptima. Empezando por lo más llamativo se encuentran los dos nuevos jobs: Gunbreaker y Dancer. En lo que respecta al primero, éste viene siendo una especie de tanque que se especializa en el ataque y el manejo de las Gunblades, lo cual resulta contrastante por la propia naturaleza defensiva del oficio; pese a tener altas defensas y mucha vida, el dar prioridad al ataque y causar daño puede llegar a ponernos en situaciones de peligro si no tomamos las debidas precauciones. Por su parte, el Dancer es un DPS físico de distancia que se inclina más hacia el soporte y apoyo a los miembros del equipo que al combate individual. Por medio de varios bailes y pasos, éste puede aumentar tanto los propios stats como de los compañeros e incluso pasar los suyos a los demás.

Siendo honestos, me fue difícil acomodarme tanto al Gunbreaker como al Dancer. En lo que respecta al tanque, me resultó complicado aprender a balancear los perfiles ofensivo y defensivo sin llegar a descuidar el otro y viceversa; es decir, o atacaba o defendía y jamás pude lograr el equilibrio entre ambas acciones. Mientras tanto, con el bailarín sentí que su verdadero potencial sólo sale a relucir en batallas largas (como en dungeons, raids o jefes) ya que en las cortas no causa mucho daño; se sabe defender y es dinámico en cuanto a controles, pero no es el mejor agresor que hay.

Personalmente, jamás me acomodé al Gunbreaker ni al Dancer, pero eso no significa que no sean jobs interesantes. Creo que los jugadores más veteranos disfrutarán de experimentar con cada uno de éstos y hasta conseguirán hallarle la maña a ambos.

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Complementando a los Jobs nuevos, también se añadieron dos nuevas razas para nuestros avatares: la ya conocida Viera, raza con apariencia de conejo y que es exclusiva para los personajes femeninos; y los Hrothgar, raza con facciones de león que sólo los hombres pueden adoptar. Sin duda alguna, las dos le dan mayor variedad a la comunidad que hay en el juego.

Una de las novedades en el apartado de funciones es el sistema Trust que permite formar equipos con personajes NPC en lugar de jugadores en ciertos Raids y/o misiones. Siendo alguien que gusta de jugar solo, agradecí este última adición ya que me dejó disfrutar de la expansión y sus contenidos a mi ritmo. Sin embargo, reconozco que éste de poco (o nada ayuda) en misiones complicadas o de la historia en las que en definitiva te verás obligado a hacer equipo con otros jugadores ya que si no serían casi imposibles de realizar. También me di cuenta de que la inteligencia artificial de los personajes dejaba mucho a desear y se comportaba de manera errática en muchos momentos.

Como se esperaría, hay más material nuevo propio de cualquier expansión: Nueve calabozos con diferentes temáticas, entre ellas algunas que ayudan a subir de nivel y otras más que ponen a prueba nuestras habilidades; Raids especiales para varios jugadores que se lanzarán en futuras actualizaciones; ajustes a muchos de los jobs que ya lo requerían (como el Dark Knight); un aumento al tope de nivel a 80; y el Charged Action System, que nos dejará guardar un número limitado de ciertas acciones para que así podamos usarlas consecutivamente sin tener que esperar. Como verás se tratan de adiciones predecibles y modestas pero que le dan frescura al juego.

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La oscuridad también tiene su lado vistoso

Gráficamente hablando no noté nada sobresaliente, pero eso no significa que no me haya maravillado al ver este nuevo mundo que, a su modo, es majestuoso y hermoso. Sí, siguen habiendo desperfectos visuales como la Draw Distance, el popeo repentino de elementos en el mundo e incluso texturas que no están tan bien definidas, pero esto no es algo que no hayamos visto ya. Además, ninguna de estas fallas visuales afectan en lo absoluto a la jugabilidad o a la experiencia misma.

La música es un apartado en el que personalmente siento que hubo una ligera caída. Personalmente, quede maravillado con la banda sonora de Stormblood y esperaba que Shadowbringers me volara la cabeza por igual. El trabajo ofrecido por Masayoshi Soken está a la altura del juego y se compone de varias piezas increíbles que ambientan adecuadamente al oscuro mundo de Norvrandt. Sin embargo, creo que le faltó ese “punch” que al menos pude percibir en la expansion previa. Aclaro que con esto no digo que la música sea mala, sino que simplemente no quedé encantado con ella (pero eso es una opinión es meramente subjetiva).

Finalmente y complementando el apartado sonoro, se mantienen las voces en inglés y japonés. Ambas opciones de audio son buenas, aunque en lo personal me inclino más por la segunda. Tristemente, el juego sigue sin tener opciones de texto al español, por lo que quienes no dominan en el idioma podrían sentirse abrumados por la enorme carga de texto que hay en el juego.

score-85Final Fantasy XIV: Shadowbringers es una expansión increíble que nos adentra a un mundo nuevo y familiar al mismo tiempo. Norvrandt es más que el lado opuesto de Hydaelyn y Eorzea, es un rostro alterno que nos muestra la manera en la que el predominio de una fuerza puede traer enormes estragos a un mundo que se ha sumido en la decadencia. De igual manera, la historia es profunda, oscura y emotiva ya que da más peso al drama y la moralidad que a temas políticos, bélicos y militares.

En sí y por como está estructurada, cualquiera puede entrarle a Shadowbringers sin problema alguno, pero creo que es un tremendo error y hasta desperdicio iniciar la aventura por aquí. Si planeas meterte de lleno al mundo de Final Fantasy XIV, hazte un favor primero y juega todos los contenidos previos; lo agradecerás mucho y disfrutará mejor lo que la expansión ofrece.

Por otro lado y si eres usuario recurrente, puedo asegurar con toda firmeza que Shadowbringers te va a fascinar. Tiene todo lo necesario para mantenerte ocupado por un buen rato y, con sus contenidos que se avecinan en el futuro, tendrás excusas de sobra para no dejar de jugar.