Por: Davo Valdés (@DavoValdes)
Hace varias meses se anunció el nombre del esperado nuevo episodio de la saga Star Wars. Se trata de la octava entrega cronológicamente y llevará el título de The Last Jedi (El último Jedi). El estreno está programado para diciembre de este año. Se trata de la tercera película en la era post George Lucas, que como asesor y productor sólo observa cómo las nuevas generaciones se apropian de su universo y lo continúan.
El año pasado pasó algo inaudito con Rogue One. Aunque es verdad que el universo de Star Wars ha tenido diversos spin off o segmentos entre episodios, ya sea en televisión, cómic o literatura, nunca se había llevado al cine una película de la franquicia que no fuera un episodio. Rogue One es la primera de al parecer varias películas que se enfocarán en pequeñas anécdotas o historias específicas del macrouniverso o de la Gran Historia que atraviesa la Guerra de las Galaxias.
Rogue One cuenta cómo se diseñó la Estrella de la Muerte y cómo puede ser neutralizada. La trama sigue a un grupo de rebeldes en busca de los planos para poder destruirla. Quizá por esa necesidad de ahondar en los Grandes Hechos de una manera microscópica, es que los detalles son sumamente importantes en esta película. Uno de los que llamó más mi atención es la noción profunda de la política. Mucho hemos visto de las batallas, de la guerra y de los grandes despliegues de ejércitos, pero en este filme también es claro que detrás de todas esas movilizaciones existen voluntades políticas de ambos lados y eso implica tomar decisiones complejas.
Así la Alianza Rebelde abandona su hálito de bondad y se nos muestra a momentos tramposa, violenta, utilizando métodos de la guerra de guerrillas, como artífices de intrigas políticas, todo según ellos porque el fin justifica los medios. A veces, por su causa se ven obligados a realizar actos que parecieran estar contra sus principios. ¿Pero cuáles son esos principios? ¿Cuáles son las posturas políticas de los actores en la Guerra de las Galaxias? La Alianza apoya la República e instaura y confía -en un inicio- el Senado, la contraparte es el Imperio Galáctico que busca la hegemonía del poder, como un dictador. Pero no sólo eso, ya que es un dictador que sigue los principios de una ideología podría considerarse religiosa. Este texto busca esclarecer con relación a nuestro mundo dónde están parados las dos facciones de Star Wars y qué implican sus pensamientos políticos y sus ideologías
El argumento primordial ocurre en un enorme sistema planetario organizado políticamente como una confederación. Muy pronto un golpe de Estado promovido por una facción de comerciantes y fanáticos religiosos instaura el Imperio Galáctico, terminando con la República hasta entonces existente. Los grandes protectores de la República son los Caballeros Jedi, antagonistas ideológicos de los verdaderos artífices del golpe de Estado, los Sith.
En el proceso, es fundamental el papel de Anakin, el elegido, con la misión de pacificar el conflicto, pero que, por diversas circunstancias, se suma a las fuerzas del mal y a una ideología totalitaria, inclinando la balanza para que la República se desvanezca. George Lucas en diversas ocasiones ha mencionado El héroe de las mil caras de Joseph Campbell como influencia para trazar la narrativa del héroe, Luke Skywalker, pero también resulta fascinante el porvenir de Anakin, el elegido que se convierte en el Gran Antagonista. En la trama más tarde sus dos hijos, Luke y Leia, encabezarán la sublevación que desencadena la guerra civil interplanetaria. Los caballeros Jedi, son una suerte de sacerdotes guerreros de una religión con tintes naturalistas. Poseen habilidades sobrehumanas conseguidas a partir del amor y del conocimiento de la Fuerza y participan en el gobierno con funciones diplomáticas, de seguridad y consultivas.
El Imperio es la encarnación política del dogma totalitario. Basa sus fuerzas, sobre todo en principios cerrados, incuestionables, condensados en una figura de poder, es decir en el conocimiento oscuro de la Fuerza. Para llevar a cabo sus planes organiza un ejército de robots y clones, mientras que la Alianza Rebelde sólo utiliza los robots como apoyo técnico. Hombres y mujeres -vale la pena decirlo, de muchas razas y etnias que llamaríamos minoritarias- son las que pelean, no las máquinas. Así el Imperio busca hombres-máquina sin voluntad.
El reverso de la Fuerza está representado por Darth Sidious-Senador Palmatine, un político genio de la intriga que dedica su carrera política a la ejecución de un plan complejo para derrocar la República. Lo interesante es que lo lleva a cabo desde dentro, desencadenando las guerras de los clones, un conflicto a escala galáctica que desestabiliza la tranquilidad de la República y obliga al Senado a transferir su poder ejecutivo a una sola persona. Así el Senador Palpatine, sirve como embajador del planeta Naboo, pero más tarde se nos revela de que vive una doble vida con la habilidad de presentarse como un político honesto mientras es, en secreto, es el señor oscuro de los Sith. Su golpe de Estado es entonces silencioso, orquestado y perpetuado desde ambos frentes. En uno de los puntos climáticos de la trama en nombre de la seguridad, transfiere gran parte de la autoridad ejecutiva del Senado a su propio cargo, y defiende sus acciones pretendiendo ser un firme defensor de la democracia directa. Más tarde con el apoyo de un inmenso ejército, con la exterminación de los Jedi, se declara Emperador.
La república es un método de gobierno representativo, con un planeta-parlamento donde se reúnen representantes de todos los sistemas estelares para tomar decisiones de forma democrática. Así han funcionado las cosas desde hace milenios. Las grandes críticas al sistema es que está arruinado por gobernantes ineficaces (cada planeta tiene diversas variantes de gobierno y eso dificulta la toma de decisiones y la firma de acuerdos, en algunos la esclavitud todavía es legal, por ejemplo), aunado a la burocracia y la corrupción que impera en diversos sistemas.
Los enemigos de esta democracia se reúnen en una Confederación de Sistemas Independientes compuesta por cinco ejércitos: la Federación del Comercio, que domina las rutas comerciales de la galaxia; la Alianza corporativa, que agrupa a las grandes empresas intergalácticas; la Unión Tecnológica, formada por los constructores de naves espaciales, computadoras, androides y armas; el Clan Bancario, que controla los créditos y sistemas monetarios de la galaxia; y el Gremio de Comercio, que reúne los intereses particulares de los negocios de materias primas. Lo sorprendente de esta confederación es que no son un Estado, y aun así tienen voz y voto en el Senado.
Se ha querido asegurar que La Guerra de las Galaxias, al menos la trilogía original está enfocada en una crítica al capitalismo. En binomios ideológicos la saga navega y confronta conceptos como libertad contra igualdad, naturaleza contra tecnología, vida natural contra civilización industrial.
La República es una democracia electoral y representativa. Consiste en la unión de los diferentes sistemas que integran la Galaxia. Cada sistema es libre y autónomo, pero hay leyes generales que deben aplicarse en toda la República. El Senado Galáctico es el poder principal de la República, tiene su base en el mundo central de Coruscant y está compuesto por representantes de todos los sistemas. Los representantes son electos o designados, dependiendo del mundo que los envía y cada uno pertenece a diversas facciones de pensamiento. Aparte de poderes legislativos, el Senado tiene otras facultades y así, el Senado Galáctico tiene mucho en común con la Asamblea General de la ONU. En este punto la República sufre de problemas de corrupción, burocracia y en ciertos sistemas de políticas que violan los derechos humanos y extraterrestres; al menos así se plantea en el Episodio I. Su influencia y poder resultan ineficientes para impedir la existencia de organizaciones criminales interestelares (Black Sun o el Clan Hutt), o para aplicar las leyes en los mundos periféricos (la permanencia de la esclavitud en Tatooine, por ejemplo) o el crecimiento de corporaciones comerciales que buscan su beneficio sobre todas las cosas.
¿Por qué la Alianza Rebelde busca reinstaurar la República si ésta se encuentra en decadencia? Y es que presentándose como oposición a la democracia, se encuentra la democracia del planeta Naboo, gobernado por la joven Padmé Naberrie, con el nombre de Reina Amidala. Según la tradición de este planeta, mujeres muy jóvenes, son entrenadas desde muy temprana edad en las artes políticas, y son electas como reinas del planeta por un periodo delimitado. No se especifica cuánto dura cada mandato, pero en Episodio II se dice que una reina sólo puede gobernar por dos de ellos, y se menciona que cuando Padmé cumplió su segundo periodo, mucha gente quería cambiar la Constitución (o sea, hay un régimen constitucional en Naboo) para que ella pudiera gobernar por más tiempo, a lo que Padmé misma se negó, y explicó sus razones para ello: “Un gobierno populista le da al pueblo lo que quiere, no lo que necesita”. Además de esto Naboo muestra señales de tener ciudades sustentables, muy preocupadas por la relación con la naturaleza. Esta es la República que busca instaurar de nuevo la Alianza Rebelde, Sus objetivos son: derrocar al Imperio y restaurar la República. Esto implica restaurar la democracia liberal y representativa que era la República, que sigue el modelo de las democracias occidentales de nuestro mundo real. Tampoco hay que confundirnos, ya que no pretenden instaurar ningún otro sistema de gobierno, como alguna forma de socialismo.
El primer paso para la conformación del Imperio ocurre cuando la administración de Finis Valorum pretente taxar las rutas comerciales para reducir el poder de la Confederación, los empresarios, por así decirlo, reaccionan con un bloqueo comercial e inician un conflicto político en el Senado, que hasta este punto parece encontrar oposición en el Senador Palpatine y la facción republicana, mientras que del otro lado el Conde Dooku propone crear una Confederación de Sistemas Independientes. Muchos sistemas se unen a la Confederación porque creen que la República ha fracasado. Por supuesto los cargos militares de los separatistas, comienzan a provocar un enfrentamiento armado. Además porque querían poseer mundos ya sea por sus recursos o sus posiciones estratégicas. En los planetas ocupados, la Confederación comete toda clase de crímenes de guerra, asesinatos en masa, uso de armas experimentales, etc. Esto se convierte en una verdadera amenaza para la República y por eso brindan poder ejecutivo a Palpatine para que pueda resolver el conflicto. Sobra decir que Dooku era el gran alumno sith de Darth Sidious, verdadera identidad de Palpatine que ha conseguido de manera legal el poder.
La primera acción de Palpatine es crear el Ejército Republicano, algo que antes sólo habría podido hacer el Senado. En el Episodio III todo es evidente: Palpatine ha designado jefes militares para supervisar ciertos sectores de la Galaxia. Padmé y otros senadores protestan por la imposición de estas nuevas autoridades, no electas por el pueblo, sino designadas por el Canciller Supremo. Es en este grupo de senadores, que temen por el destino de la democracia republicana, en donde se encuentran las semillas de la futura Alianza Rebelde. Finalmente ocurre la emisión de la Orden 66: se justifica la matanza de Jedi con el argumento de que éstos están conspirando para tomar el poder en la República. Con una Amenaza Fantasma Palpatine toma el poder con el apoyo del pueblo, que lo aclama y vitorea. En este momento de crisis todos depositaron su confianza en un ente político, que prometía un cambio verdadero, pero que en el fondo profesaba ideas aún más corruptas y con métodos mucho más radicales.
En la trilogía original la crítica más feroz no es necesariamente hacia el capitalismo como se ha pensado, de hecho ambos bandos parecen abrazar el capitalismo, sólo desde diferentes enfoques. La crítica de George Lucas parece estar concentrada en la hiper tecnología como mecanismo del poder. Los robots, los clones, los ejércitos automatizados, la tecnología al servicio de la voluntad del Emperador, el terror. Y en medio de todo eso La Estrella de la Muerte y Darth Vader: la primera, un arma de destrucción masiva que condensa la ideología autoritaria y Darth Vader, no completamente una máquina, pero casi, como el héroe que no encontrando las respuestas en su propio contexto abraza el Imperio y su ideología. La tecnología que utiliza la Alianza Rebelde es una tecnología al servicio del hombre –pensemos en C-3PO–. En ese pequeño giro de pensamiento está la confrontación. Ambos buscan progreso, pero la Alianza Rebelde cree en la democracia, en los ideales de libertad y justicia, pero en el fondo sus grandes aliados son pueblos como los Ewoks, sociedades al margen de lo industrial. Así que la verdadera pregunta es si esos ideales tendrán éxito en el mundo civilizado, industrial hiper tecnológico o si es mundo con ese sistema político sólo tendrá cabida para la ideología fascista, autoritaria y bélica. ¿Nosotros en qué mundo vivimos?
La Guerra de las Galaxias: Una visión Política y Religiosa