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Sin importar la edad que tengas o en general tu interés por la tecnología, en algún punto tuviste que interactuar con uno o más gadgets por diferentes razones. Estos aparatos portátiles han formado parte de nuestro día a día durante mucho tiempo, buscando que nuestro paso por el mundo sea un poco más sencillo… en teoría.
La mayoría de los gadgets pueden ser increíblemente útiles, sin embargo, también pueden llegar a tener ciertas desventajas como por ejemplo, las baterías. El tiempo de vida útil antes de tener que cambiarle las pilas o conectarlo a la corriente eléctrica, es uno de los elementos que siempre se deben tener en cuenta cuando uno va a comprar un aparato de este tipo.
Te invitamos a recordar con nosotros aquellos dispositivos que nos sacaron canas verdes debido a su muy corta utilidad antes de que su batería tuviera que se recargada o cambiada por completo. Esperamos a que nos cuentes tus experiencias con estos aparatos. ¿Cuál otro recuerdas al que le durará nada la pila?
La primera revolución de la música portátil estuvo con un producto japonés, el Walkman de Sony que cambiaría para siempre los hábitos de la gente al escuchar música. El reproductor de cassettes portátil de la empresa nipona en sus primeros modelos usaba bastante batería pero la recompensa sí que valía la inversión.
Eso también provocó que nuestros hábitos con el aparato pasaran a siempre pensar en ahorrar batería, ¿cuántas veces en lugar de recorrer la cinta con el aparato no sacamos el cassete y mejor usamos un bolígrafo para darle la vuelta hasta atinarle a la canción que deseábamos? Más gracioso todavía era cuando se nos estaba agotando la batería y la música comenzaba a escucharse lenta de forma muy graciosa. ¡Qué buenos recuerdos!
A pesar de la gran impresión que dejó en una primera instancia por su más que fantástico diseño, algunos vicios del control del PlayStation 4 se fueron descubriendo poco a poco. Además de contar análogos que se desgastan con una facilidad más que increíble, la batería del DualShock 4 dura prácticamente nada, con todo y que se recarga con solo conectarlo a la consola.
La principal razón de por qué es que no podemos jugar más de tres horas seguidas sin tener que conectar el mando, tiene que ver con el gigantesco LED con el que cuenta y que por cierto, no se puede apagar. Se le puede bajar la intensidad, pero no apagar. Sin duda alguna uno de los controles con mejor diseño físico, pero con importantes inconvenientes.
Después de años y años cargando con estorbosos cassettes y dispositivos Walkman gigantescos, por fin llegó la segunda mitad de los años noventa para que pudiéramos reproducir nuestros CD en cualquier parte y en cualquier momento. La nueva tecnología de los Discman era una verdadera maravilla, no obstante, como todos los aparatos novedosos, venían con un par de inconvenientes.
El primero de ellos tenía que ver con el hecho de que con cualquier movimiento, el CD se movía dentro del gadget y éste dejaba de reproducir la música. Esto se resolvió con modelos posteriores que contaban con un novedoso sistema llamado Anti-Shock, el cual, servía de gran forma con el gran “pero” de que drenaba las baterías de nuestro Discman en muy poco tiempo. El tener que cargar con el aparato, audífonos, discos y una reserva de pilas, hacían que la experiencia no fuera la ideal.
La primer consola de Sony nos alegró muchísimos momentos con una catálogo de videojuegos que recordamos con mucho cariño. ¿Apoco no eran bellísimos sus UMD?
Desafortunadamente el lector de los diminutos discos de la consola requería de bastante batería lo que provocó que fuera la consola portátil con el menor tiempo de vida de la pila en el mercado. Con poco más de 3 horas y media, la consola de Sony requería estar constantemente pegada al enchufe, o en su defecto comprar baterías adicionales y tenerlas bien cargadas para afrontar un viaje largo o una situación de largo uso, de hecho, la pila ni te alcanzaba para ver una película completa en formato UMD.
Claro, eso no obstaculizó que la consola fuera todo un éxito como gadget multifuncional antes de los smartphones lleno de fantásticos videojuegos.
La portátil de sega quizá superaba en muchos aspectos al Gameboy de Nintendo pero se volvió un verdadero dolor de cabeza a la hora de pensar en las baterías. No eran dos ni cuatro pilas AA, ¡Eran 6! Si se trataba de baterías de muy buena calidad quizá te podían dar hasta unas 6 horas de servicio pero de no ser de las mejores unas 3 horas y ya el tremendo gasto de las baterías se había consumido. Siempre estaba la opción de conectarla a la luz, pero entonces ¿qué sentido tiene que haya sido portátil? Como sea, también el Sega Gamegear nos dejó increíbles recuerdos.
Antes de que los smartphones fueran parte de nuestra vida cotidiana y para muchos, su principal plataforma de juego, Nokia hizo una muy interesante pero extraña apuesta para convertir un teléfono celular en una consola portátil de videojuegos. El curioso N-Gage llegó en 2003 con su propio formato para correr títulos y a pesar de que en un principio fue maravilloso poder jugar cosas como Tomb Raider, Tony Hawk, Asphalt Urban GT y hasta Call of Duty, la verdad es que solo poder tener prendido este dispositivo por dos horas máximo, lo hacía increíblemente poco práctico… y ni hablar de quererlo usar para llamar a alguien más.
El feedback de un control sobre nuestras manos mientras estamos jugando, es algo verdaderamente importante, pues nos hace sentir que la experiencia frente a nuestros ojos, es mucho más real. El Nintendo 64 incursionó en las artes de la vibración con un aditamento llamado Rumble Pak, el cual, muchos de nosotros obtuvimos por el bundle que lo incluía junto con Star Fox 64.
Este pesado aditamento que iba conectado a la parte trasera del mando del N64, utilizaba dos pequeñas pilas AAA que se iban como el agua si lo usabas con un juego que de verdad lo explotara. El costo de tener funcionando a un accesorio como este, provocó que muchos mejor decidieran dejarlo guardado en un cajón.
Nintendo nos prometió una experiencia increíble con el Wii U, la cual derivaría de su nuevo y peculiar mando, el Gamepad. Por desgracia toda esa innovación vino con un costo un tanto molesto: la duración de su batería. En verdad resulta molesto que su control tan sólo puede durar entre tres y cinco horas encendido antes de apagarse, lo cual termina por limitar aún más la experiencia de juego. No dudamos que más de uno se terminase por sentir poco atraído o decepcionado por este simple pero determinante factor.
El Nintendo 3DS cuenta con una amplia gama de juegos increíbles en los cuales nos podemos perder por varias horas, o bueno, al menos hasta donde la batería de la consola nos lo permita… lo cual no excede de las 4 horas; muchas menos si lo mantienes con el efecto en D encendido. ¿Qué no se supone que para eso era la consola?
El tercer modelo del Nintendo DS, el DSi, llegó con la intención de dotar a la portátil con una de las funciones más solicitadas para una consola de la gran N, la cámara. Sin embargo y por algún motivo que toda vía no comprendemos, su adición vino con el costo de reducir aún más el tiempo de duración de su batería. ¿Qué de plano Nintendo no pudo hacer una portátil que pudiese hacer uso de la cámara sin afectar a los demás rubros de la consola? Por lo visto, ¡NO!