“Que un videojuego salga al mercado, es un verdadero milagro” Así escribe Jason Schreier en su fantástico libro, Blood, Sweat and Pixels, en el cual, nos cuenta varias de las historias de desarrollo más dramáticas e intensas que le medio jamás haya visto. En efecto, que un proyecto de gaming vea la luz del día, muchas veces es obra de la casualidad, pues normalmente son viajes para los que no existen mapas claros y en los que todo puede pasar. Debido a lo anterior, dar una fecha de estreno para cualquier título es una apuesta que puede resultar o no, pero en realidad ¿que un juego se retrase es algo bueno o es algo malo?
Recuerdo perfectamente lo complicados que fueron los días previos a lanzar nuestra reseña para Mass Effect Andromeda. A pesar de sus complicaciones técnicas y todo el tema sus rústicas animaciones faciales, mi sentir era que BioWare estaba entregando una digna secuela para nuestra amada opera espacial. Después, Youtube atacó y destrozó, hizo pedazos al nuevo juego de EA, tomando como excusa lo raro que podía ser el comportamiento de los NPCs cuando hablaban. El internet no tardó en reaccionar y cientos de miles de personas, incluidos generadores de contenido y hasta periodistas, no se resistieron y se unieron a la linchada sin haberle dado la mínima oportunidad al juego. Dos semanas después del accidentado estreno de Andromeda, BioWare lanzó un sencillo parche que agregaba sombras a los rostros de los personajes y suavizaba algunos de sus movimientos. Santo remedio. El cambio era brutal. ¿Qué hubiera sido del último Mass Effect si se hubiera retrasado unas dos o tres semanas? Yo creo que su historia habría cambiado enormemente. Y no, no me voy a cansar de defenderlo.
Hace unos días en un movimiento completamente inesperado, Sony y Naughty Dog, anunciaron que The Last of Us: Part II ya no saldría a finales de febrero de 2020, sino que ahora, su nueva fecha de estreno sería el 29 de mayo de ese mismo año. Dicha medida es sumamente extraña, pues justamente para anunciar la primer fecha de lanzamiento, se organizó un evento especial en el que incluso, algunos medios de la prensa le pudieron poner las manos encima. ¿Para qué molestarte en hacer todo eso para finalmente anunciar cuándo se lanza tu esperado y unos días después, cambiar la fecha? Por más que le he dado vueltas al asunto no termino por decidirme por una teoría. ¿Cambio de último momento en la campaña de marketing? ¿El desarrollo se topó con un obstáculo que no vieron venir? Seguro que pasará bastante tiempo antes de que tengamos las respuestas a esas preguntas. De lo que sí podemos estar seguros es de que Niel Druckmann y su equipo no lo están apuntando a tener un juego de 90s, le están tirando a los 100s.
Regresando a la pregunta original de este artículo. ¿Es buena o mala noticia que un juego se retrase? Pues como en todo, ahí de varias sopas. Tenemos grandísimos casos de éxito que estamos seguros, sus constantes retrasos los llevaron a convertirse en verdaderos clásicos de la industria. Por ejemplo, The Legend of Zelda: Breath of the Wild estaba planeado para salir en 2015 como juego exclusivo de Wii U. Su estreno no se dio sino hasta 2017 con una versión mejorada para Switch. Vaya resultado. Uno de los mejores juegos de todos los tiempos. Ni qué decir de otras grandes obras como The Last Guardian, BioShock Infinite, Resident Evil 4, Half-Life 2, Bloodstained: Ritual of the Night y demás ejemplos en los que, sin duda alguna, la espera y los constantes retrasos que tuvieron que sufrir para finalmente ver la luz, valieron completamente la pena.
Por otro lado, el que un juego no esté cumpliendo con sus fechas de entrega, te puede hablar de fuertes problemas en su planeación y procesos de desarrollo, los cuales, muchas veces desembocan en el famoso “Development Hell”, estado en el que la creación de un título se atora por completo y tiene pocas esperanzas de poder salir ventajoso. ¿Juegos que tardaron una eternidad en salir y ni así cumplieron con lo que prometieron? Se me viene a la mente el desastroso caso de Aliens: Colonial Marines, juego originalmente planeado para salir en 2008 pero que no estuvo disponible sino hasta febrero de 2013, siendo uno de los mayores timos y engaños que el medio haya visto, al punto de que Gearbox se enfrascó en un fuerte pleito legal con Sega en el que los padres de Borderlands estaban siendo acusados de fraude por desvío de recursos del proyecto. Otro gran ejemplo de todo esto fue Mighty No. 9, proyecto terriblemente mal llevado y mal calculado por Keiji Inafune que resultó en un juego completamente olvidable.
Sobre el caso de los retrasos de Ubisoft, la cosa es mucho más clara. Por un lado tenemos que si bien, el publisher francés ha retomado el camino correcto con la mayoría de sus juegos, cada uno de sus lanzamientos sigue siendo un volado que puede salir para cualquier lado. Ghost Recon Breakpoint pintaba para ser como un producto sólido, sobre todo después del buen resultado de Wildlands y The Division 2, y vaya desastre que ha sido ese título. ¿Los meses extra de desarrollo le vendrán bien a Watch Dogs Legion? Seguro que sí, aunque me huele que más bien, ese cambio tuvo que ver con tener listas versiones para las consolas de próxima generación. A ver cómo resulta todo al final pues te repito, con Ubi uno ya no sabe.
“Un juego retrasado puede ser bueno eventualmente, pero un juego apresurado será malo para siempre”, afirmaba Shigeru Miyamoto en una de las múltiples entrevistas que ha dado cuando justamente se le preguntaba sobre tiempos de desarrollo. Creo que en la mayoría de los casos, tenemos que tomar como una buena noticia que cierto desarrollador se tome su tiempo para acabar el trabajo como se debe, aunque claro, también es sumamente peligroso que no se estén cumpliendo con fechas de entrega de una manera constante. De lo que sí estamos seguros es que quejarse y arremeter en redes sociales porque ese título que estabas esperando, no saldrá en la fecha pactada, es algo brutalmente ridículo y que debería de terminar, sobre todo cuando uno voltea y ve la abrumadora cantidad de excelentes juegos que se lanzan cada semana, más en esta temporada.