Review – God of War: Ragnarök

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Buscando la perfección

Review God of War RagnarökDesarrollar un videojuego y que éste pueda salir al mercado es una tarea titánica. Ya ni hablar de entregar un producto de calidad o ser constante con los lanzamientos. Indudablemente, con esta última parte es con la que ha venido batallando los PlayStation Studios desde hace unos años. Su visión de que sus estudios concentren todos sus esfuerzos en súper producciones AAA de altísima calidad les ha valido para mantenerse en la cima, sin embargo, ha comenzado a pasar la factura de que este tipo de proyectos toman una enorme cantidad de tiempo para hacerse realidad. Ejemplo de lo anterior es lo que ha pasado con Santa Monica Studio, joya de la marca que a pesar de ya tener la base que se construyó con God of War de 2018, ha necesitado de otro enorme clico para tener lista a su secuela. ¿Valió la pena todo este tiempo de espera e inversión de recursos por parte de Sony? ¿God of War: Ragnarök es ese contendiente a Juego del Año del que tanto se ha hablado? Te lo contamos todo en nuestra reseña.

La búsqueda de la perfección siempre ha sido una actitud terca para nosotros que somos seres tan imperfectos y propensos al error. Creo que al final, el intentar ser “perfecto” solo es para ser mejor. Con lo conseguido en 2018 con esta nueva etapa y prácticamente reboot de las aventura de Kratos, podríamos decir que Santa Monica se acercó peligrosamente a ese juego sin defectos y que brillaba en cada uno de sus apartados. A diferencia de lo que pasa en las películas, por ejemplo, en los videojuegos, las secuelas sí suelen ser superiores a las primeras partes, por lo que la llegada de God of War: Ragnarök como este segundo capítulo de la saga nórdica, se levanta como la oportunidad de tocar esa perfección de la que te hablo, palabra que repito, puede tener diferentes connotaciones dependiendo de a quién le preguntes. Dejando el término de lado, me parece que lo logrado con esta nueva exclusiva de PlayStation, es algo de lo que se estará hablando en un largo tiempo, pues es un viaje memorable que no te suelta ni por un solo segundo.

De lo épico, a lo íntimo

Uno de los mayores aciertos de los juegos hechos por los PlayStation Studios en los últimos años, no tiene tanto que ver con su impresionante cinematografía o épicas historias, creo que lo que en realidad nos ha atrapado de estas experiencias son cómo es que desarrollaron a los personajes, presentando seres en tres dimensiones que pueden fallar y que por lo mismo, es más fácil sentirse identificado con ellos y ellas. Cuando se nos anunció que en el God of War de 2018 se iba a explorar la faceta de papá de Kratos, varios dudamos al respecto, pues el personaje que habíamos visto en la era del PS2 y PS3, de ninguna forma parecía ser el adecuado para educar a un niño. Vaya sorpresa la que nos llevamos al ver que el mismísimo dios de la guerra, muy a su manera, puede expresar sentimientos. Como era de esperarse, God of War: Ragnarök retoma todos estos conceptos y los mezcla con un épico relato digno de los dioses.

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Antes de pasar a contarte más sobre mi experiencia con la historia de God of War: Ragnarök, me gustaría sacar de la mesa la pregunta de “¿Tengo que haber jugado God of War de 2018 o los anteriores títulos de la serie para entrar a este nuevo?”. Sí, para poder disfrutar correctamente de este estreno, tienes que haber ya pasado en su totalidad a su antecesor. Estamos ante una secuela directa que constantemente está haciendo referencia a los hechos que vimos en el juego pasado. Sobre la saga de Grecia, te diría que es conveniente, pero no crucial, aunque de manera inesperada, hay más referencias directas de las que uno podría pensar. Vale la pena mencionar que el juego viene con una recapitulación de lo que pasó en su precuela, pero en realidad es material pensado para refrescar la memoria de quien ya jugó aquel título de PS4.

NOTA: A partir de este momento, puede que te topes con spoilers fuertes de God of War de 2018. En caso de que no hayas jugado dicho título, te recomendamos saltarte a la siguiente sección de nuestra reseña.

Dicho lo anterior, te cuento que God of War: Ragnarök arranca tres años después del final de God of War de 2018, es decir, inmediatamente después del epílogo en el que el mismísimo Thor, dios del trueno, aparece en la casa de Kratos y Atreus. Un fuerte invierno conocido como el Fimbulwinter se esparce por tierras nórdicas y su duración de tres veranos, indica que el fin del mundo, conocido como el Ragnarök, está a la vuelta de la esquina. A pesar de tales eventualidades, el dios de la guerra griego y su hijo intentan encontrar paz, sin embargo, sus acciones contras las deidades de Asgard no tardan en cobrarles factura, esto sumado a la fuerte curiosidad que tiene Atreus por saber quién es en realidad luego de enterarse de parte de su destino al final del juego pasado.

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Debido a todo esto, Kratos, Atreus y por supuesto, Mimir, se tienen que embarcar en una nueva aventura en la que padre e hijo se tendrán que conocer más debido a los grandes retos que tienen enfrente. Justo aquí es donde God of War: Ragnarök empieza a brillar de manera intensa. La manera en la que Santa Monica Studio construyó un relato que va de lo más íntimo y complejo como lo es la relación de un papá con su hijo, con todo lo épico que implica iniciar una guerra directa con los dioses nórdicos. Lo mejor de de todo este asunto es que a través de guión y narrativa pura, el juego consigue que estas dos visiones que podrían parecer encontradas, comulguen en un mismo punto verdaderamente sublime, convirtiendo a la historia de God of War: Ragnarök en una de las más memorables y entrañables de la historia de este medio.

Importante mencionar que la relación entre Atreus y Kratos ha evolucionado mucho desde la primera vez que los vimos. Atreus ya dejó de ser un niño y se encuentra en una edad complicada y de rebeldía. Por su parte, Kratos también se siente como un ser que ha envejecido y que la idea de tener grandes aventuras ya no le parece tan atractiva. A pesar de lo anterior, el dios de la guerra demuestra mucho más respeto por su hijo, al punto de que ya todo el tiempo lo llama directamente por su nombre. Sí, el famoso “Boy!”, prácticamente ha dejado de existir. Ambos personajes tienen aún mucho qué aprender y qué descubrir sobre su destino y sobre todo, de ellos mismos como personas dentro de su propia relación. La evolución que volvemos a ver de los dos en esta historia es impresionante y muy digna de destacar.

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Como te lo menciono, parte del gran éxito de algo como God of War: Ragnarök viene de su perfectamente bien escrito guión, el cual, simplemente no te suelta en un solo segundo. Ya sea por medio de una épica cinemática de Kratos intercambiando palabras con Thor, hasta una charla casual de Mimir todo sacado de onda por estar en medio de los pleitos entre padre e hijo. Otros grandes personajes como Brok y Sindri están de regreso e incluso a ellos, se les da una nueva dimensión e importancia dentro de toda esta historia. Creo que haberse guardado a nombres como el de Odin y otras importantes figuras de la mitología nórdica en el juego pasado, fue una gran elección, pues verlos ya en acción en esta aventura, fue simplemente espectacular.

¿Qué tan largo es God of War: Ragnarök? Inmenso sería la respuesta corta. Te puedo decir que no sé bien por qué, Sony y Santa Monica incluso no consideraron partir el producto en dos. Al menos en mi caso, estaba viendo rodar los créditos pasando la hora 40 y aún me quedaron muchas cosas por hacer. Sí, como si fuera un RPG. Estoy seguro de que si haces todo, dicho tiempo puede llegar a las 50 horas o más, una locura. Si por ejemplo, sentiste muy extenso The Last of Us Part II, prepárate para algo mucho más marcado. Avanzas y avanzas y avanzas y la historia sigue su curso. La gran noticia aquí es que tenemos un producto consistente en todo sentido. La verdad es que no recuerdo una parte mala o en la que pensara que el ritmo se estaba viniendo abajo.

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Me encantaría contarte mucho más de lo que God of War: Ragnarök ofrece en términos de narrativa, sin embargo, creo que te estaría arruinando una de las partes más valiosas e importantes de esta maravillosa experiencia, la cual, por más cliché que pueda sonar, sí nos presenta una historia que te hace reír, llorar, angustiarte, emocionarte y hasta gritar por momentos. Sí, así de intensa y memorable es y sí, se siente como este épico cierre de saga que se nos había prometido porque en efecto, este es el final del arco histórico nórdico. ¿Y qué hay del final? Pues bueno, eso es mejor dejarlo para más adelante. Lo que te puedo decir es que estoy seguro de que causará diferentes reacciones de todo tipo.

Lo que una secuela debe ser

Uno de los grandes debates de este medio siempre ha tenido que ver con las secuelas. Por alguna extraña razón, a pesar de que normalmente las segundas partes son mejores que las primeras como ya lo contaba, hay quien ve con malos ojos el volver a usar ideas, conceptos y hasta assets para un nuevo título. ¿Hasta dónde debe ir una secuela? ¿Qué tanto debe cambiar y qué tanto debe mantener de su antecesor? Pues bien, al menos en mi opinión, un segundo capítulo es una gran oportunidad no solo para corregir lo que no funcionó en el primero, sino para expandir fundamentos en busca de nuevos horizontes. God of War de 2018 ya era maravilloso como videojuego, pero sin temor a equivocarme te puedo decir que God of War: Ragnarök lo supera en cada aspecto.

Lo primero que hay que mencionar es que en efecto, el combate, estructura, diseño de niveles y puzzles, y en general, todo lo que tenga que con la jugabilidad de God of War: Ragnarök, parte de su antecesor; sin embargo, la manera en la que lo expande y modifica, lo hacen sentir como una secuela en toda la extensión de la palabra. La cosa aquí es que cuando crees que ya lo viste todo, de pronto te encuentras con que en la hora 30 de juego y de la nada, se siguen presentando nuevas mecánicas e ideas. Al inicio sobre todo, podrás pensar que es más de lo mismo con ligeros toques aquí y allá, pero créeme cuando te digo que ese no es el caso, al punto de que en esta reseña ni siquiera te podré contar de todo lo que ofrece el juego, pues te estaría arruinando un montón de sorpresas verdaderamente gratas.

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Comencemos por lo más esencial. God of War: Ragnarök, parte de las bases de su antecesor, es decir, tenemos un hack ’n slash / beat ‘em up sumamente sofisticado pero fácil de entender. Kratos cuenta con un ataque débil y uno fuerte, mismos que a su vez, se pueden variar al momento de combinarlos o claro, presionando una sola vez ya sea R1 o R2, o dejando presionado para hacer una agresión cargada. Uno de los primeros cambios que notarás en el nuevo juego es la manera en la que se usa triángulo. Si lo presionas múltiples veces con las Blades of Chaos, el dios de la guerra las comenzará a girar para infusionarlas con fuego para que tu próximo ataque con ellas, justamente cause daño elemental en el enemigo. Mismo caso con la Leviathan Axe, solo que con ésta, tienes que dejar presionado triángulo para usar la magia de hielo siempre y cuando claro, la tengas en tu mano. Otro cambio notable del hacha es que ahora puedes hacer un lanzamiento rápido. En lugar de tener que cargar el tiro con R2, puedes presionar R1 y nuestro protagonista la lanza rápidamente hacia cualquier objetivo.

Sumado a lo anterior, tenemos que cada una de nuestras armas puede ser equipada con diferentes runas que nos permiten hacer lo que podríamos considerar artes. Por ejemplo, con las Blades of Chaos puedes hacer un devastados ataque de fuego que va por todo el piso o con el hacha, lanzar una onda de hielo que congelará todo a su paso. La Spartan Rage está de regreso como este recurso de último momento que podemos usar para generar mucho daño y a la vez, recuperar algo de salud. En Ragnarök también se nos da la opción en cierto punto de la aventura, de cambiar estas barras por otros poderes. Valor es uno de ellos, el cual, en lugar de hacer enojar a Kratos y permitirle devastar a sus oponentes, te recupera una gran part de tu barra de vida. Repito, éste no es la única opción de este apartado, hay sorpresa más adelante.

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El uso del escudo era importante en el God of War de 2018 para bloquear ataques y en Ragnarök, se le ha dado otro nivel de profundidad a su uso. Además de que ahora contamos con varios tipos de escudos que podemos cambiar a placer, está el tema de lo importantes que se han vuelto los parrys. Si un enemigo te ataca y presionas L1 en el momento correcto, generarás un momentum para contraatacar y producir una enorme cantidad de daño. Los diferentes tipos de escudos justamente permiten que seas más o menos preciso con este movimiento. Por ejemplo, hay uno que casi no te cubre pero que genera el parry más poderoso de todos, y otro que te cubre mucho mejor, pero que su respuesta de ataque es menos efectiva. Tú decides qué camino tomar.

Atreus regresa como acompañante de Kratos… bueno, regresa como mucho más que solo eso, pero dejemos dicho asunto para un poco más adelante. El hijo del dios de la guerra ha crecido y su participación se ha vuelto más activa. Ahora, lo podemos ver participando directamente en el combate sin que nosotros le demos órdenes directas. Claro, el pedirle que use su arco presionado cuadro está de regreso además de que sus flechas con daño elemental serán cruciales para poder abrirnos camino en más de una ocasión. Del tema de los acompañantes, te cuento que Loki no es el único. Viejos y nuevos rostros se unen directamente al combate junto con nosotros, cada uno con sus características y diferentes estilos. Una vez más, prefiero no revelarte de quienes se trata para no arruinarte alguna de las grandes sorpresas que guarda God of War: Ragnarök.

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La estructura del juego y el diseño de sus niveles se mantiene muy similar a lo que vimos en su antecesor de 2018, es decir, recorremos áreas totalmente lineales y en ciertos momentos, entramos a zonas “abiertas” en las que podemos explorar un poco para cumplir con una serie de actividades. Dentro de estos lugares, vuelve el ritmo que nos trae entre diferentes combates y la solución de puzzles. En específico, te puedo decir que el diseño de puzzles en God of War: Ragnarök es verdaderamente sublime. La manera en la que Santa Monica hace que todas las mecánicas pensadas para el combate como el lanzar el hacha y regresarla a nuestra mano con el toque de un solo botón se mezclen con el diseño de niveles, es de destacar. Mecánicas como el tener que rebotar el hacha en un tipo de piedra específico para resolver problemas de todo tipo es brillante. Claro, los cofres secretos en los que tenemos que accionar una serie de runas para poder abrirlos están de regreso y sí, son más divertidos que nunca de solucionar. Algo de lo más impresionante del juego es que incluso cuando estás superando la hora 30, por ejemplo, se te siguen introduciendo nuevas mecánicas de juego e ideas que hacen que no sientas que llevas jugando tanto tiempo.

Regresando un poco al tema de las áreas abiertas, te cuento que en esta ocasión tenemos muchas más de ellas y que las cosas por hacer, igualmente son más numerosas. Entre lo que podríamos considerar los capítulos principales del juego, se te dará la opción de continuar con la historia o por qué no, darte un paseo por cualquier de los nueve reinos de la mitología griega porque sí, en este juego finalmente se abren los nueve. Desde sidequests que te tomarán hasta dos horas por completar y que serán importantes para el lore general de la experiencia, hasta tareas como la de derrotar a un mini jefe, God of War: Ragnarök se siente como un juego gigantesco en el que puedes pasar decenas de horas completando todas sus actividades y descubriendo todos sus secretos.

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Hablando de enemigos, te puedo decir que la variedad de ellos es brutalmente interesante. Al inicio, podrás sentir que éstos no están cambiando demasiado. El tema aquí es que las primeras 10 ó 15 horas de juego, son apenas el comienzo. Una de las cosas que más notarás es que la cantidad de jefes y mini jefes es abrumante por momentos. En casi todo momento te estarás enfrentando con algún enemigo que pondrá a prueba tus habilidades. Nuestros contrincantes regresan con su barra de aturdimiento, misma que si llenas, te permitirá hacer un finisher muy vistoso. Otra de las novedades de Ragnarök es que dependiendo de qué arma tengas equipada, será la animación que verás al momento del finisher. Sobra decir que estos momentos son brutales, viscerales y muy emocionantes. Me encantaría entrar en mucho más detalle sobre todo esto pero una vez más, te estaría arruinando algunas sorpresas. Solo te diré que puedes esperar ver algunos de los enfrentamientos más épicos e impresionantes en la historia del gaming y sí, dentro de las primeras tres horas ya estás midiendo fuerzas con el mismísimo Thor, dios del trueno.

Como te podrás dar cuenta, God of War: Ragnarök es una clara evolución de todo lo que hizo tan bien su antecesor, siendo una secuela en toda la extensión del término que brilla de manera intensa en cada uno de los departamentos que podríamos considerar gameplay, pero si crees que Santa Monica se iba a quedar ahí, pues está muy equivocado. A continuación te voy a platicar de una de las mayores sorpresas que tiene el juego, una que simplemente no puedo omitir en esta reseña por su importancia para todo lo que representa la experiencia de este título. 

En caso de que prefieras que no te revela dicha sorpresa y simplemente creas en mi palabra de que cambia bastante la forma en la que funciona God of War: Ragnarök como videojuego, entonces te diría que te saltes a las siguiente sección de esta reseña titulada “PRESENTACIÓN DIGNA DE LOS DIOSES”.

INICIO DE LA REVELACIÓN DE LA SORPRESA: ¿Sigues conmigo? Bien, pues te cuento que en cierto punto de la historia se nos pone en control de Atreus. Sí, leíste bien. Es momento de que comandemos al mismísimo Loki a través de diferentes escenas. No, esto no solo es un momento especial dentro del juego que pase de manera efímera y ya. El controlar al hijo de Kratos se convierte en un pilar muy importante de la experiencia no solo en términos narrativos, sino de gameplay, pues la forma en la que lo usamos es marcadamente diferente a la de su padre y con las suficientes piernas para que incluso, tuviéramos un juego solo con él como protagonista.

Atreus funciona de manera similar a Kratos. Solo que cuenta con su arco como arma principal. Disparar flechas normales o con algún elemento mágico es parte importante de su arsenal, aunque claro, también puede hacer ataques melee que generan mucho daño. Algo que me impresionó es lo natural que sentí el cambio a este nuevo personaje jugable, pues a pesar de seguir los principios bajo los que funciona el dios de la guerra griego, su manera de controlarse es distinta, siendo mucho más ágil pero también mucho más frágil. El poder estar mezclando agresiones a distancia con ataques cercanos se siente increíble, además de que variar entre tirar una flecha cargada o un disparo rápido, hace que la profundidad de su gameplay sea mucho mayor de lo que podría parecer.

¿Y Atreus tiene Spartan Rage o algo por el estilo? La respuesta es que claro que sí, solo que de una forma muy distinta. De esto sí prefiero no hablarte porque sí te estaría arruinando otra gran sorpresa que tiene que ver mucho con la historia que se nos está contando. Te repito que el usar al hijo de Kratos ha sido una espectacular sorpresa que al inicio pensé que solo sería efímera, pero que no lo es. A partir de ese momento en el juego, estarás saltando entre ambos protagonistas en diferentes puntos. No, no es como que puedas cambiar a placer entre uno y otro, cada quien tiene determinadas la partes en las que serán jugables. Eso es importante aclararlo.

Presentación digna de los dioses

La forma en la que se ha venido desarrollando la actual generación de consolas ha dado mucho más de qué hablar de lo que nos esperábamos. Por un lado tenemos el tema de los juegos intergeneracionales y por el otro, una fuerte obsesión por parte de cierto sector de la comunidad con todo lo relacionado a lo técnico. Los first party de Sony, al ser juegos especialmente trabajados para un tipo de hardware muchas veces con motor propio, se espera que sorprendan con su presentación y rendimiento, asunto que God of War: Ragnarök hace con creces, dejándonos entrever que ni el PS4 ni algo como el Xbox Series S, pueden ser llamados lastres como algunos han mencionado últimamente.

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Lo primero que hay que decir es que God of War: Ragnarök es un juego desarrollado para el PS4. Sí, no es como que se haya hecho para PS5 y después rebajado para las consolas de pasada generación de Sony. Lo anterior tiene varias implicaciones, la gran mayoría de ellas totalmente positivas. Si tienes pensado aún sacarle jugo a tu vieja consola, me alegra comunicarte que la experiencia es fantástica, incluso en un PS4 estándar día uno, el juego corre y se ve impresionantemente bien, luciendo 30 cuadros estables a 1080p. En el caso del PS4 Pro, podrás elegir entre darle prioridad a la resolución o al framerate, pudiendo jugar hasta a 60 cuadros por segundo. Repito, es muy impresionante lo que se sigue sacando de hardware lanzado hace ya casi 10 años.

Pero bueno ¿qué hay de la versión de PS5? Para esta reseña, principalmente se usó dicha versión y te puedo decir que el resultado es fantástico. A pesar de que el juego te da opción de priorizar el rendimiento o la resolución, la verdad es que poniéndolo a 60 cuadros, no noté ninguna clase de sacrificio en resolución o en la calidad de la imagen, es decir, God of War: Ragnarök se ve como si estuviera corriendo a 4K y 60 cuadros por segundo. Imagino que la calidad de cosas como sombras o algunos efectos se apagan, pero de verdad no noté nada. En caso de darle prioridad a la resolución, supuestamente sí brinca a un 4K nativo pero a 40 cuadros. Sí, Sony sigue con el tema de los 40 cuadros. Mi amplia recomendación es que en efecto, elijas darle prioridad al rendimiento.

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Continuando con temas exclusivos de la versión de PS5, te cuento que el uso del DualSense es constante y muy bien logrado. Todo el tiempo está en uso la vibración háptica del mando de la consola, dejándote notar desde las manos de Kratos en una pared mientras escala, hasta toda la dimensión de una criatura inmensa que está frente a ti. Los gatillos de igual forma, generan resistencia en ciertas partes. El audio es otro aspecto que te dejará con la boca abierta, pues sus funcionalidades 3D añaden una enorme cantidad de inmersión a la experiencia que se nos está poniendo enfrente. Sobra decir que el soundtrack es épico y muy memorable.

De lado visual ¿qué puedes esperar? Pues bien, justo como has visto en avances y claro, en todas las imágenes que te presentamos en esta reseña, God of War: Ragnarök luce espectacularmente bien. A pesar de que en efecto, es un juego de PS4, la manera en la que se despliega en un PS5, lo hace sentir como una verdadera experiencia de nueva generación. El trabajo de texturas es verdaderamente destacado y el detalle de sus ambientes y personajes, hará que la boca se te caiga al piso. De igual forma, la manera en la que fue trabajada la animación e iluminación, seguro que se convertirán en objetos de estudio. 

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Algo que me encantaría resaltar de todo esto es la dirección de arte del juego y cómo es que se arriesga constantemente. Contrario a lo que podrías pensar, God of War: Ragnarök es un título en el que constantemente estás cambiando de ambientes y biomas. No, no todo es nieve y un crudo invierno. Como ya te lo contaba, ahora podemos visitar los nueve reinos de la mitología griega, permitiéndonos ver una enorme cantidad de paletas de colores, haciendo que cada lugar tenga una muy marcada personalidad. La llegada a Asgard… ¡LA LLEGADA A ASGARD! No diré más.

God of War: Ragnarök es de esas experiencias AAA que sacan provecho de toda la inversión que hayas hecho en tu centro de entretenimiento. También vale la pena volver a mencionar que incluso si no estás actualizado con algo como un PS5, una TV 4K o un sistema de audio de gama alta, vas a pasar un momento increíble y muy digno.

Santa Monica, en otro nivel

score-100Los principales estudios de los PlayStation Studios han venido marcando un paso difícil de seguir en los últimos años. Los Naughty Dog, Insomniac y claro, Santa Monica Studios, se han convertido en punta de lanza siempre que hablamos de desarrollo AAA de juegos cinemáticos para un solo jugador. Para prueba, lo que ahora se nos está presentando con God of War: Ragnarök, una experiencia masiva que en ningún momento cae si hablamos de calidad. La manera en la que aumenta y lleva a nuevos horizontes a los conceptos de su antecesor, también lo convierten en una nueva arcana de lo que quiere decir construir una secuela directa en pleno 2022.

God of War: Ragnarök es un viaje inolvidable lleno de momentos épicos e íntimos que pueden pasar de acabar con uno de los dioses de Asgard, a lo profunda y compleja que es la relación de padre e hijo. Soportando todo esto, tenemos a un brillante juego de acción y aventura que supera en todo a su antecesor y que además, da cátedra de lo que son estándares cuando hablamos de una súper producción dentro del medio. ¿Candidato a juego del año? Por supuesto, probablemente el único rival tangible y realista de todo lo que logró Elden Ring hace unos meses. El cierre de esta nueva saga de Kratos es uno que logró y superó con creces nuestras expectativas y que claro, la convierten en una joya de lo que Sony ha logrado en los últimos años con sus desarrollos first party.

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Alberto Desfassiaux
Editor en Jefe de Atomix. No me gustan los videojuegos... ¡adoro los videojuegos!