Review – Dragon Ball FighterZ

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Un juego de peleas que elevará tu Ki a nuevos niveles de emoción

Dragon Ball se encuentra viviendo una segunda época dorada. Aunque la serie nunca se fue a ningún lado y se ha mantenido vigente por más de tres décadas, de unos años para acá el interés por ella se reavivó en prácticamente todo el mundo – sobre todo tras el estreno de la película de La batalla de los dioses – hasta llegar a un punto en el que, de nueva cuenta, se volvió un fenómeno entre millones de personas alrededor del globo. Dicha situación se ha visto reflejada en la gran aceptación y demanda que han tenido tanto su nueva serie y películas, como manga, mercancías y, obvio, videojuegos, mismos que pese a que jamás dejaron de salir, volvieron a ser sumamente atractivos tras el resurgimiento de la popularidad de la franquicia.

Prueba de lo antes dicho es Dragon Ball FighterZ, juego de peleas en 2D desarrollado por Arc System Works, los mismísimos creadores de las increíbles y electrizantes series de Guilty Gear y Blazblue y que fue anunciado repentinamente durante el E3 de año pasado. Más allá de tratarse de un nuevo proyecto basado en la famosa obra de Akira Toriyama, el título  llamó rápidamente la atención de millones por varios factores: por un lado, por sus impresionantes y vistosos gráficos y visuales en cel shade que lo hacían lucir como si fuera el propio anime con el que muchos crecimos y/o seguimos disfrutando actualmente; por otro, su gameplay y esquema de controles que se asemejaban bastante a los principales referentes del estudio, considerados por muchos como algunos de los mejores exponentes de su tipo en el género. Con estos aspectos y con un respaldo de tal linaje, muchos no dudaron en colocarlo rápidamente como uno de los juegos de peleas más anticipados de los últimos años.

Desde aquella gloriosa revelación han pasado ya poco más de siete meses, tiempo en el que se han liberado varios avances y realizado dos periodos de prueba que, aún y con algunas garrafales fallas, no mermaron el interés por el mismo. Ahora y con el hype a tope por fin nos llega el juego que, desde ya, ha empezado a ser etiquetado anticipadamente como un firme candidato a juego del año y hasta como el mejor de Dragon Ball de todos los tiempos. ¿Logra FighterZ hacerle justicia a esos prematuros motes y sobrevivir a las expectativas? Eso te lo contaremos a continuación en esta reseña.

Un caótico y divertido juego de peleas de Dragon Ball

Cuando se reveló hace más de medio año, Phil Spencer describió a FighterZ como un juego divertidísimo y sumamente loco. Para muchos, la descripción ofrecida por el directivo de Xbox fue vista como algo genérica y más que simplona pero, tras probarlo, nos hemos podido percatar que sus palabras no fueron dichas a la ligera y que englobaban de manera general e idónea el concepto sobre el que se erige.

Dragon Ball FighterZ es un juego de peleas en 2D en el que dos bandos conformados por tres personajes se enfrentan en un caótico combate en el que pueden intervenir todos en prácticamente cualquier momento para realizar ataques vistosos con la capacidad de llenar la pantalla con destellos y explosiones. Visto de forma práctica, se podría decir que retoma la fórmula vista en otros títulos peleas en equipos similares (sobre todo de la serie Marvel vs. Capcom), y la complementa con elementos que lo hacen sentir y funcionar diferente.

Empezando por su gameplay, el esquema de controles se compone de cuatro tipos de ataques básicos (golpe ligero, mediano, fuerte y de energía), así como de algunos movimientos especiales provenientes del universo de Los guerreros Z (como desapariciones, cargas de ki, desplazamientos de supercarrera) y otros más que son propios del género (intervención de los compañeros de equipo, súper ataques especiales, bloqueos y reveses) y con los que construiremos nuestros combos.

En apariencia, FighterZ no dista de ser uno de esos juegos caóticos en los que vemos cientos de cosas pasar frente a nosotros mientras los contendientes se dan con todo y bajan sus respectivas barras de vida, pero hay aspectos que hacen que su jugabilidad no sea tan similar a éstos. De entrada, el más notorio de ellos recae en la manera en la que funcionan el esquema de combos, o mejor dicho, auto combos; comparado con otros exponentes, el que está aquí presente es mucho más sencillo y accesible al grado de que nos permite crear un combo básico con el presionar de un solo botón. Junto a ello también está su simplificado bosquejo de ataques especiales que se ha visto reducido a la sola combinación de una media luna del stick (normal o invertida) con cualquiera de los botones de ataque (simples o combinados).

Para los fanáticos más asiduos de los juegos de peleas, el hecho de que FighterZ cuente con un sistema de auto combos podría hacerlos creer que la jugabilidad se rompería fácilmente al permitirle a varios hacer combinaciones sublimes con el más mínimo esfuerzo y atención. En cierta forma esto es verdad pero no llega al descaro de que se vuelva obscenamente sencillo trabar a alguien. Pese a la simplificación de los comandos, golpes y movimientos especiales, todavía es posible crear combinaciones nuevas que sean más devastadoras y que deriven de combinaciones más complejas; mejor aún, algunas de ellas no serán tan obvias y requerirán de su debida práctica para conseguirse. El título sigue ofreciendo algo de reto en sus controles para aquellos que estén dispuestos a salir de esa zona de confort.

Quizá el único punto negativo en el que le daríamos justa razón a los amantes del género para molestarse es en la poca variedad de movimientos y destrezas especiales de cada peleador. Por lo general, la gran mayoría contará con seis de ellas (de las cuales dos son sus Súper ataques) pero habrá algunos que tendrán unas pocos más o variaciones para complementarlas. Aunque admito que no es como si quisiera que todos los personajes tuvieran un extenso repertorio con ataques de los cuales difícilmente nos acordaremos, es de reconocerse que los más dedicados se sentirán muy limitados en este aspecto. Eso sí, se entiende que esta reducción se hizo con la intención de hacer al juego más accesible para todo mundo.

Un elemento más importante a destacar del gameplay es la función conocida como “¡Sal de ahí, Shen Long!“, la cual vendría a ser considerada por muchos como el elemento divertido/injusto que puede llegar a romper los combates. Durante los enfrentamientos, una esfera del dragón será activada cada vez que algún jugador logre encestar un combo completo (de más de siete golpes) y, cuando la siete sean despertadas, el que logre encestar un súper combo teniendo siete barras de energía podrá invocar al legendario dragón para que le de uno de tres bonus especiales (regenerar vida, revivir a un aliado o volverlo más resistente a los ataques del oponente). En sí esto se añadió para darle cierto nivel de sorpresa a los combates y para que los jugadores pudieran darle la vuelta a las peleas en determinadas situaciones. Sin embargo y por más que no sea tan fácil de activar, estará siempre presente y no podrá  desactivarse en lo absoluto. Hubiera sido idóneo que ésta  se mantuviera como una opción más y que pudiese ser desactivada en cualquier momento.

Personalmente siento que esta aproximación que se le dio al juego fue la más adecuada ya que deja que tanto novatos como  veteranos pueda entrarle sin problema alguno y disfrutar de la explosiva acción que aquí se genera. Sí, es claro que el juego busca priorizar sus controles para quienes no sean ávidos consumidores de títulos de peleas, pero eso no les impide que hasta los más experimentados puedan sacarle provecho y disfrutarlo a su manera, aunque quizá no hasta un extremo tan clavado como, digamos, Street Fighter o Blazblue.

Un modo de historia hecho con las patas, pero con harto fanservice

Pasando a sus modos de juego, de manera local FighterZ ofrece una gama de modalidades que se esperaría de un juego de peleas: desde el clásico arcade que puede ser jugado en diferentes dificultades y variables (de tres, cinco o siete combates) o el de entrenamiento (con tutoriales y misiones por personajes incluidos), hasta el indispensable multiplayer para hasta dos jugadores y, aún más importante, el de historia.

El modo de campaña merece su mención aparte ya que ha sido anunciado como una de las principales adiciones del juego. Abordada desde tres diferentes perspectivas que se van desbloqueando tras completar una tras otra, ésta nos llevará a conocer una historia completamente nueva en la que veremos a Gokú y sus amigos enfrentar a una nueva enemiga, la Androide No. 21, que por alguna extraña razón ha decidido revivir a los villanos más importantes de la serie y crear clones – tanto de los guerreros Z como de los antagonistas – para así invadir el mundo y cazar a nuestros héroes. Obviamente la trama ahondará más en los planes de esta enigmática chica y en sucesos que conducirán a la revelación de su verdadera identidad y de sus planes.

La historia se estructura a manera de mapas unidos por nodos entre los que deberemos desplazarnos en un número determinado de movimientos y aprovechar para así llegar a un combate con un determinado jefe. En cada uno de esos puntos hacia los que nos moveremos será posible adentrarnos para realizar un combate e incluso obtener recompensas tras completarlos y que van desde diversas bonificaciones a la salud o a los ataques, hasta habilidades para equipar a nuestros equipos o personajes nuevos con los cuales forjar nuestros bandos. Lo que llama mucho la atención de todo es que, tras cada duelo, iremos progresando al aumentar el nivel de nuestros peleadores (al más puro estilo de un RPG) e incrementando sus puntos de la barra de vida; es decir, a mayor nivel, resistiremos más los golpes enemigos.

Siendo honesto, me agradó bastante la manera en la que se estructuró la campaña ya que ofrece varios caminos para tomar que le dan cierta libertad a la manera en la que avanzamos en ella. Lamentablemente, esto de poco ayuda ya que a la larga todo se llega a sentir demasiado repetitivo y como si se extendiera de manera innecesaria, sobre todo por la manera absurda e incoherente en la que se aborda su premisa que, de por sí, está llena de huecos que hacen que se torne extremadamente tediosa y poco convincente.

Algo que salva al modo historia de ser un completo desastre es todo el fanservice que se carga. Durante los diálogos e interacciones que tienen los personajes entre sí, habrá momentos (o hasta cinemáticas) en los que harán referencia a sucesos vistos en la obra original de Toriyama (desde el primer Dragon Ball hasta Super) y que incluso los usen para bromear entre ellos o para satirizar la imagen que se tiene de los mismos. Si son conocedores de la serie entonces es un hecho que les fascinarán muchas de los comentarios que aquí se vierten y hasta se reirán por la manera en la que se expresan todos entre sí.

Pelea niño hoy, sin temor… vía online 

Tuve que esperar hasta el día del lanzamiento del juego para poder probar sus modos online, por mucho de lo más importante que puede ofrecer un título de peleas. Siendo honesto, me sentía algo consternado ya que tras las constantes fallas que se vivieron durante la beta abierta – que incluso orillaron a Bandai Namco a realizar periodos de prueba adicionales – temía que la situación no fuese a mejorar en lo absoluto. Para mi sorpresa y gran alivio, esto no fue así.

Dragon Ball FighterZ ofrece tres opciones de juego online. La primera es la partida mundial, que no es otra cosa que el modo en línea general en el que podemos ya sea o pelear con cualquier jugador alrededor del mundo o realizar una partida de rank que nos otorgará puntos para subir en la clasificación mundial. Por mucho sentí que ésta fue la modalidad que tuvo una mejoría más notoria ya que, en contraste a lo vivido en la beta, me dejó conseguir partida más rápido, aunque eso no evitó que llegará a experimentar algunas pocas fallas relacionadas con lag o desconexión con el jugador al que retaba. Pero vamos, ninguno de estos percances fueron tan graves ni arruinaron mi experiencia de juego; es lo que se esperaba de un modo en línea estable en su lanzamiento.

El segundo modo online consiste de la partida de arena, combates sencillos que contemplan solamente a todos los usuarios que estén presentes en la sala en la que nos encontremos y que los dejan ya sea o enfrentarse entre sí o presenciar cualquiera de las peleas que en ella se realicen. A decir de ella, fue la modalidad de este ramo que más conflicto me mostró no tanto porque tuviese problemas de conexión sino porque casi no había jugadores haciendo uso de ella. No obstante, las veces que pude encontrar batalla jamás experimenté error alguno.

El tercer modo (o mejor dicho opción) que se activó con la llegada del online fue la de la realización de salas de juego en las que hasta ocho participantes podían darse el lujo de unirse a una sesión con la posibilidad de personalizar las reglas del combate. Con ésta me pasó algo muy curioso: en un inicio y al igual que en la modalidad anterior, me fue complicado encontrar partidas ya que casi no había jugadores probándolo pero, pasado un tiempo, vi que cada vez más y más personas presentes en la sala empezaron a armar sus propias salas para que los demás se unieran, y todo debido a que la Partida de Arena tardaba algo de tiempo en emparejarte con alguien para jugar. No dudo que, si termina siendo la que mejor desempeño tiene, ésta se vuelva uno de los modos online más recurrentes.

A decir verdad, el apartado en línea me dejó un buen sabor de boca. No, no estuvo exento de fallos, pero los que tuvo son los que esperaríamos de cualquier otro título de peleas, sobre todo durante su lanzamiento. Se nota que Bandai Namco hizo lo mejor que pudo corregir todos los inconvenientes de las betas para así ofrecernos unos servidores estables con la capacidad de aguantar el gran trafico que registró el juego durante su salida.

Destellos brillan en las nubes sin fin

Visualmente hablando el juego luce espectacular; sin problema alguno éste es, junto con el más que funcional y frenético esquema de controles, el apartado más pulido del juego. Resulta imposible no sorprenderse ante la manera tan fantástica con la que el equipo de Arc System Works aprovechó sus conocimientos para hacer de éste uno de los juegos de peleas más vistosos que hay en la actual generación y todo gracias a la genial animación que hicieron en cada uno de los movimientos y ataques que, a su vez, se complementan con los excelsos diseños en cel shade tanto en los personajes como los escenarios que hacen ver todo en conjunto como si se tratara del anime con aspecto en 3D. Además, su excelente diseño de interfaces, menús y hasta el diseño del hub central le brindan mayor personalidad a todo el paquete.

Lo anterior sale a relucir todavía más con uno de los sellos distintivos de la casa: las secuencias utilizadas tanto en los súper ataques como en los inicios especiales y finales dramáticos y/o destructivos. Ver suceder éstos en pantalla ya sea previo, durante o al final de cada pelea, es un gran deleite que te hace emocionarte y rememorar grandes momentos de tan sólo apreciar lo bien que están hechos.

Irónicamente, lo anterior contrasta enormemente con lo visto en la campaña. El enorme reciclaje de escenarios que no ayudan en lo más mínimo a la narrativa y el poco detalle que se hizo en ellos, llega a romper con la armonía y la gran calidad que vemos en las peleas. Me habría encantado ver que el equipo de desarrollo le hubiera puesto la misma atención a los detalles de los niveles que se ven durante las cinemáticas de esta modalidad.

En cuanto al sonido, la música del juego cumple bastante bien. Todas las melodías que escuchamos consisten de composiciones originales hechas especialmente para el juego y logran evocar de cierta manera la personalidad que han tenido muchos juegos de Dragon Ball. Aunque casi todas de ellas consiguen ambientar lo combates y transmitir toda la electrizante acción que en ellos ocurre, son contadas las que destacan o que consiguen trascender hacia el espectro de lo memorable. De igual manera, este apartado se ver complementado por los icónicos efectos sonoros que volvieron tan entrañable a Dragon Ball y lo hacen sentir más como un digno producto perteneciente al universo de Gokú y sus aventuras.

Este juego fue reseñado en Xbox One. También se encuentra disponible en PS4 y PC.×

Dragon Ball FighterZ logró hacerle justicia al hype que se creó a su alrededor. En definitiva Arc System Works consiguió hacer de éste un juego de peleas increíble con enorme potencial, uno que fue diseñado con la intención de hacerlo más accesible y con un esquema de controles que permite que cualquier persona, sin importar si nunca ha jugado un título de peleas, pueda entrarle y disfrutarlo sin problema alguno. Y como si eso no bastará, su excelso apartado visual y la manera en la que juega con los elementos de la obra original de Akira Toriyama lo convierten en una propuesta más que irresistible para cualquier apasionado de Dragon Ball.

Por desgracia el juego no está libre de errores o ideas mal implementadas, tal y como lo es su modo historia que, aunque funcional, deja mucho a desear; o de su esquema de controles y comandos que, sentimos, pudieron haberse prestado para ser algo más profundos. No obstante, todas estas fallas no le restan merito alguno al título que, por sí solo, se siente como un paquete muy completo.

Pongamos las cosas sobre la mesa: Dragon Ball FighterZ es un juego de peleas sublime y uno al cual le debes dar la oportunidad. Además y si te dices fanático de Dragon Ball (y/o del género de peleas), éste es un indispensable para tu colección. Creo que no exagero cuando digo que éste es el juego de Dragon Ball por el cual los fans siempre soñaron. Demos gracias a Kamisama por ello.