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Messhof
Messhof
15/08/2017
La definición de la palabra “videojuego” sigue siendo de lo más ambiguo del mundo, pues a pesar de que muchos creemos que tenemos una concepción clara del término, la realidad es que las distintas formas en las que ha mutado el medio, sobre todo en los últimos años, ha causado que nadie se ponga de acuerdo sobre los elementos que le dan esencia a estas obras interactivas. Dejando un poco de lado lo anterior, creo que en algo en lo que todos sí estamos de acuerdo es que cuando cierto título decide concentrar todos sus esfuerzos en hacer que sus mecánicas de juego sean mucho más que funcionales, tenemos experiencias que normalmente son memorables y que algunas veces, incluso pasan a la historia. Como parte del movimiento independiente que sigue la tendencia mencionada, Messhof tomó por sorpresa a la industria con el divertidísimo Nidhogg de 2014, el cual, en este cargado 2017 está recibiendo una secuela que viene con varias mejoras y cambios que creemos, cumplen de buena forma.
Siempre que un proyecto pequeño se convierte en algo gigantesco que incluso supera las expectativas de su autor, corre el peligro de perder de vista los valores que en un inicio lo llevaron al lugar que presume. Como te comentábamos, Nidhogg fue un juego de dimensiones muy modestas y sin ambiciones tan grandes, sin embargo, su excelente gameplay lo convirtieron en uno de los nombres más reconocidos del medio, por lo que algunos temíamos que Nidhogg II perdiera el control y al final, ofreciera una experiencia sin rumbo. Para fortuna de todos nosotros, el buen Messhof no se alocó demasiado, pues a pesar de que su nuevo trabajo claramente cuenta con un mayor presupuesto que el de su antecesor, conserva prácticamente todos los elementos que lo hicieron tan bueno, esto claro, añadiendo un par de cambios que seguro llegaron para quedarse.
Al igual que su secuela, Nidhogg II es un un videojuego sumamente sencillo y fácil de entender, pero que por alguna razón, cuando alguien lo ve, le cuesta algo de trabajo describirlo. De manera bastante efímera pero concreta, te puedo decir que este título es básicamente la combinación de un fighting game con un platformer, en donde dos jugadores se enfrentan cara a cara en una especie de carrera por llegar al lado contrario del que aparecieron, todo esto en un plano 2D. La base de su mecánica principal y en general concepto, lo convierten en una experiencia más que ideal para echar la famosa reta, misma que cuando uno se clava, se puede poner verdaderamente intensa gracias al sentimiento de competitividad que el juego emana en todo momento.
Lo interesante de Nidhogg II es que para poder avanzar hacia tu objetivo, primero debes acabar con tu contrincante, lo cual se hace de manera bastante simple con un sólo golpe usando alguna de las armas que tenemos a la mano y de las que te hablaré un poco más adelante. Una vez que tu enemigo cayó ante tus pies, el juego te permite correr rumbo a la meta, sólo que en unos cuantos segundos, nuestro rival aparece de nuevo para tener un nuevo intento para detenernos. En caso de que éste lo consiga, ahora es su turno de él para avanzar. Cada nivel está dividido en distintas pantallas que culminan con una meta que te da la victoria de la partida. Así de sencillo.
Claro que cada uno de los niveles o stages en los que puedes combatir dentro de Nidhogg II, presentan algunas trampas y vacíos que debes librar para poder seguir adelante, asunto que le da bastante sabor a la experiencia en general. A pesar de que para esta secuela se agregaron más escenarios para jugar, la verdad es que no sentí que su diseño se sofisticara demasiado más allá de lo estético. Me parece que el desarrollador sí dejó pasar una oportunidad bastante interesante de cambiar un poco la dinámica del juego, implementando un diseño de niveles que estuviera un poco más elaborado.
Los controles de Nidhogg II funcionan exactamente igual que los de su antecesor. Con un botón brincamos, con uno atacamos y con el D-Pad o análogo, te mueves y puedes cambiar la dirección de tus ataques dependiendo del arma que estés usando. La precisión está muy presente y siempre que mueres, será sólo por un error que tú hayas cometido y cómo es que tu contrincante lo aprovechó. Como te decía, estamos frente a un juego que en pocos segundos entenderás pero que te tomará una fuerte cantidad de tiempo de verdad dominar, sobre todo si tienes con quien practicar para que poco a poco tu nivel vaya aumentando. Ese duelo mental de intentar anticipar los movimientos del contrario y a la vez, ir planeando los propios, es una de las cosas más disfrutables de este título.
Si jugaste el primer Nidhogg, estoy seguro de que en un par de segundos te sentirás como pez en el agua dentro de Nidhogg II, pues su mecánica básica se mantiene casi intacta, además de que su esquema de controles tampoco fue modificado, dejándonos claro que Messhof está completamente de acuerdo con el dicho de “si no está roto, no lo arregles”. Por supuesto que al estar hablando de una secuela, varios de nosotros esperábamos cambios más sustanciales y a pesar de que sí hay un par, podríamos decir que la fórmula mantiene por completo su esencia en todo momento.
Hablar de secuelas o segundas partes dentro del medio cada vez se hace más complicado, pues la mayoría siempre está esperando que los desarrolladores reinventen por completo cierta forma de diseño y encuentren el hilo negro. En mi opinión, la continuación de un juego que ya demostró ser funcional, debe de apoyarse justamente de lo ya probado y a partir de ese punto, intentar construir nuevas ideas. Nidhogg II hace todo lo anterior en un intento por ofrecer una experiencia que se sienta más rica que la que presentó su antecesor, aunque claro, nunca pierde de vista lo que tanto gustó de él.
Lo primero que vale la pena mencionar es que Nidhogg II cuenta con un modo arcade para un sólo jugador, el cual, nos pone a pelear contra la inteligencia artificial a lo largo de todas las arenas que tiene el juego, algo así como pasaba con los Street Fighter, por ejemplo. La verdad es que a pesar de ser una buena opción para entrenar algunos de nuestros movimientos, la baja dificultad de la computadora, hacen que el reto sea bastante escueto. Te puedo decir que en menos de media hora habrás completado todos los niveles que esta modalidad tiene que ofrecer. Claro que esto es una oportunidad inmejorable para los que gustan del famoso speed run, pero más allá de eso, no hay tanto qué ver en lo anterior.
Del lado del multiplayer, Nidhogg II ahora cuenta con la posibilidad de echar reta por medio de internet, ya sea con un amigo que también tenga el juego o con algún desconocido que se encuentre en otra parte del mundo. Esta modalidad funciona mayormente bien, pero te tengo que mencionar que al inicio tuve un poco de problemas para encontrar partida y en un par de combates, sí experimente algo de Lag que por supuesto, afectó de manera directa a la experiencia que estaba teniendo. Como sea, se agradece que ahora puedas jugar con alguien más sin la necesidad de tener a esa persona junto a ti en el mismo cuarto.
Pasando al tema de multiplayer local, asunto que creo, es lo más disfrutable de Nidhogg II, además de contar con los clásicos enfrentamientos sencillos de uno contra uno, ahora se nos permite organizar torneos de hasta ocho jugadores para que la verdadera competencia inicie en alguna reunión con amigos que vayas a tener. La interfaz de esta modalidad está muy bien estructurada y en un par de minutos, puedes tener todo listo para que el campeonato dé inicio.
En el primer Nidhogg, los combates se limitaban a nuestra habilidad con el florete, arma utilizada en el esgrima profesional. Ahora en Nidhogg II, la posibilidades se amplifican de manera considerable con la adición de tres nuevas armas además de la que te mencioné y, por supuesto, la posibilidad de usar nuestras propias manos para acabar con el enemigo. Cada una de estas piezas cuenta con su propia personalidad, así como ventajas y desventajas que al inicio cuesta trabajo asimilar pero que en poco tiempo, te dan una perspectiva bastante diferente del juego que sí termina por darle más sustancia a la experiencia.
Las nuevas armas son una espada de mayor tamaño y peso que el florete convencional, un arco para atacar a distancia con flechas, y una especie de daga corta. La primera de ellas solo permite dos posiciones: alta y baja. Su ventaja es que con un golpe puedes desarmar al contrincante, pero su velocidad es bastante limitada. Por su parte, el arco ofrece ventaja a quien sepa anticipar movimientos, el problema es que sus disparos pueden ser rebotados si el objetivo presenta defensa en el nivel correcto. Para terminar, la daga o “el pica hielo de la nueve” como aquí lo conocemos, ofrece gran velocidad de ataque con la desventaja de tener que estar muy cerca del contrincante para poder dañarlo. Lo bueno de este objeto es que es ideal para lanzarlo.
Cada vez que pierdes una vida, de manera automática se cambia el arma con la que apareces, esto en un ciclo regular que añade una nueva capa de profundidad a la estrategia con la que haces frente a cada uno de los combates que tienes dentro de Nidhogg II. Es crucial que te aprendas qué arma es la que viene a continuación, pues de esta manera sabes cómo actuar en cuanto tu personaje aparezca de nueva cuenta en pantalla, pues como te comento, la utilización, ventajas y desventajas de algo como el arco, son bastante distintas a cómo es que funciona el florete, por ejemplo.
Me parece que con todo y que Nidhogg II comparte muchísimas similitudes con su antecesor, la cantidad de cambios y adiciones que nos presenta, sí son suficientes como para hacerse llamar a sí mismo “secuela”. Las quejas siempre estarán presentes, pues al final, cada quien entiende dicho término como mejor le parece. Lo que te puedo decir es que si jugaste el primero, esta segunda parte te dejará satisfecho con lo que tiene que ofrecer.
Una de las características más marcadas del primer Nidhogg era su curiosa estética que nos recordaba a cómo es que lucían los juegos de Atari 2600 durante los años ochenta. A pesar de su simpleza, la violencia de cada muerte era muy bien representada con estos chorros de pintura que simulaban sangre y que manchaban los escenarios. Cuando se mostró por primera vez Nidhogg II, resultó inevitable no sentir desprecio por la dirección de arte que lucía, pues a pesar de verse mucho más avanzada que la de su antecesor, su gusto era poco agradable a la vista.
Por supuesto que este tema grotesco que se le dio a Nidhogg II con esta nueva visión de la estética, es completamente apropósito. Por alguna razón, Messhof decidió que estos personajes hechos como de plastilina dentro de la era de los 32 bits, eran lo más adecuado para representar el alma de su juego. La verdad es que estoy lejos de estar de acuerdo con lo anterior, pero por más incómodas que son estas gráficas para nuestros ojos, te terminas acostumbrando en poco tiempo a lo extraño de su diseño, sobre todo de personajes que no terminan por dejarnos saber si son humanos después de haber utilizado una potente droga, o algún tipo de ser fantástico.
A pesar de todo lo anterior, Nidhogg II luce animaciones muy bien logradas que ayudan a resaltar de manera importante esa violencia caricaturesca que ya se ha vuelto un sello muy importante de la serie. La verdad es que es sumamente placentero atravesar a tu enemigo con el florete y ver su cara de sufrimiento que se ve acompañada por una cantidad ridícula de colorido liquido que haces las veces de sangre. De igual forma, pisotear a tu contrincante luego de haber perdido tu arma, es una de las cosas que más se disfrutan dentro de este juego.
Es innegable que los visuales de Nidhogg II son feos como pocas cosas, pero de alguna manera funcionan con el tipo de animación que se le dio a cada uno de sus assets. Me parece que la intención del autor de retratar un mundo que luzca podrido pero a la vez muy colorido, es algo que se consiguió con creces y al final, justamente de eso se trata todo videojuego, sobre todo si se autodefine como independiente: que la visión del autor sea retratada de manera más fiel posible.
Me parece que la mejor manera de juzgar a un videojuego es viendo qué objetivos tiene en un inicio y si es que al final, cuando está entre nuestras manos, los cumplió o no. Por supuesto que la ambición de las metas cuenta mucho y en el caso de Nidhogg II, podríamos decir que éstas son bastante modestas pero que de manera general, se cumplen de muy buena manera. Cosas como la pureza de su gameplay, precisión en sus controles y profundidad de cada una de sus mecánicas, lo convierten en un título de marcada calidad que se percibe en todo momento, esto a pesar de que en efecto, el concepto y cantidad de contenido que ofrece, sí se llega a sentir más simple de lo que probablemente debería.
El tema de “las retas” es parte importante de todos los que amamos al medio, pues no hay como compartir un rato de videojuegos con alguien más. En caso de que justamente estés buscando un título para causar gritos de emoción en una reunión con amigos, entonces Nidhogg II es una opción lógica que deberías de tener muy en cuenta. Del lado del online aún falta ver qué reacción tendrá la comunidad, pero creo que sin duda alguna hay potencial. Seguro que no estamos frente a uno de los grandes de este intenso 2017, pero sí frente a una experiencia bastante sincera que va al grano: ofrecer un rato de diversión de calidad a cualquiera que le dé una oportunidad.