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Massive Entertainment
Ubisoft
07/12/2023
El concepto de un juego que se vincula con alguna película no es nuevo. Desde el Atari hemos visto como múltiples compañías han usado este medio para promocionar el siguiente gran blockbuster. Si bien esta práctica llegó a ser considerada solo una forma de publicidad, desde hace varios años hemos visto cómo las grandes empresas de esta industria han usado ciertas propiedades para, no solo asegurar que el público vaya a las salas de cine, sino para ofrecerles títulos que lleven la experiencia de la pantalla grande a la salade su casa. En múltiples ocasiones, el videojuego incluso puede llegar a ser mejor recibido que su contraparte cinematográfica, como le sucedió a X-Men Origins: Wolverine. Sin embargo, este es un arduo proceso que, hoy en día, ya no tiene que salir a la venta a la par de algún largometraje, sino que puede ser un complemento, una aventura separada, o un elemento que forme parte del gran universo en construcción.
Esto es algo que Warner Bros. planea hacer con su nuevo DCU, pero antes de que esto suceda, ha llegado el momento de viajar a Pandora. En el 2017, Ubisoft anunció una colaboración con James Cameron para darle vida a un juego de Avatar, el cual, originalmente, estaba planeado para llegar a la par de The Way of Water, plan que no se hizo una realidad. Junto a esto, se dio a conocer que Massive Entertainment, división que nos entregó la serie de The Division, sería el equipo encargado de, no solo proporcionar una aventura que le rindiera honor al trabajo del legendario director de cine, sino que también forme parte del universo de los Na’vi y un complemento para esta serie de películas, una tarea nada fácil. Sin embargo, no fue sino hasta hace un año que por fin vimos cómo es que esta visión se haría una realidad, y la recepción inicial no fue alentadora como seguramente el equipo lo esperaba.
Después de más de un año de retraso, Avatar: Frontiers of Pandora llegó a consolas de nueva generación, no solo con la tarea de ser un eslabón más en la cadena que está construyendo James Cameron, sino que tiene que demostrar su valor como juego de mundo abierto, algo especialmente difícil en un año que nos entregó títulos como Tears of the Kingdom, Marvel’s Spider-Man 2, Starfield y más. ¿Acaso la fórmula de Ubisoft le ayuda al universo de Avatar? ¿Qué hace especial a Frontiers of Pandora como experiencia de mundo abierto? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.
La cinta original de Avatar nos presentó un mensaje anticolonialista, algo que la secuela replicó. De esta forma, Frontiers of Pandora no se desvía de este camino, y nos ofrece una aventura que nos permite explorar el conflicto entre los Na’vi y los humanos en los pies de la gente azul. Al dejar de lado a Jake Sully y su familia, Massive Entertainment tuvo la oportunidad de no solo crear su propia historia, sino que también es capaz de explorar algunos apartados que no tienen tanto peso en el trabajo de Cameron, al menos hasta el momento, como lo bien son las diferentes tribus que habitan en Pandora, sus respectivas culturas, y la forma en la que se enfrentan a la invasión de los hombres del cielo.
Avatar: Frontiers of Pandora nos pone en los pies de uno de los últimos sobrevivientes de una tribu conocida como Sarentu, quienes, previo a su casi erradicación, eran un grupo de Na’vi respetados por el resto de las culturas en esta luna. Tras la llegada de los humanos, un grupo de niños son raptados y son institucionalizados por los invasores para funcionar como intermediarios de las dos razas. Sin embargo, cuando la insurrección comandada por Jake Sully comienza, estos planes son abandonados, y nuestros protagonistas son casi asesinados. Afortunadamente, son salvados, pero puestos en un sueño que dura 15 años. Tras despertar, se unen a la resistencia con el objetivo de pelear contra todos aquellos que los mantuvieron como prisiones toda su juventud, reencontrarse con sus raíces y unir a los diferentes clanes para combatir al enemigo que está envenenando su hogar.
Mientras que otros juegos de mundo abierto con premisas similares deciden ofrecernos una serie de objetivos principales que dan pie a la misión final, algo que vimos en Tears of the Kingdom o incluso en Far Cry 6, Avatar: Frontiers of Pandora opta por no darle la libertad al jugador de tomar el camino que más le guste para llegar a la meta. En su lugar, Massive Entertainment nos presenta una aventura principal lineal con una serie de objetivos secundarios que nos permiten explorar apartados adicionales y conocer a muchos personajes más. Aunque esta decisión puede verse como anticuada hoy en día, el trabajo del estudio logra justificar su estructura al elevar sustancialmente los eventos principales de una forma orgánica, y así ofrecerle al jugador una narrativa que logra mantenerlo entretenido durante la mayor parte de la experiencia.
Las misiones principales nos ofrecen una buena combinación entre secciones de exploración que nos dan la oportunidad de conocer a fondo Pandora, sus personajes, culturas y biomas; y eventos de acción de pequeña y gran escala que nos ponen en la primera fila de una resistencia que está haciendo todo lo posible para derrotar a unos invasores con un poder militar mucho más avanzado. Por su parte, el contenido adicional se enfoca en expandir nuestro conocimiento de este mundo. Si bien muchas de estas se llegan a sentir como tareas monótonas que no tienen un gran peso en el conflicto principal, cuentan con su propio mérito para todos aquellos que son fanáticos de Avatar, ya que nos ofrecen una extensa mirada a todo lo que conforma esta luna.
Sin embargo, Frontiers of Pandora sufre del mismo problema que encontramos en las películas. Si bien su mundo y la forma en la que funciona es algo muy entretenido y cautivador, la historia principal, los eventos que conciernen a nuestro protagonista, y el conflicto entre los Na’vi y humanos, es algo que nunca llega a ser lo suficientemente fuerte para cautivar al jugador. Esto hace que nombres de personajes, locaciones y conceptos clave nunca cobren la importancia que los desarrolladores seguramente deseaban. Si bien es cierto que estos son problemas que encontramos en las películas, no había necesidad de replicar los mismos tropiezos en el juego.
Es una verdadera lástima. Este título cuenta con una serie de elementos interesantes, como la relación que tiene nuestra protagonista con el villano principal, y cómo es que cada uno de los niños Sarentu exploran Pandora. Estos dos puntos bien pudieron dar pie a una historia que tuviera como enfoque principal la identidad del elenco principal. Por un lado, se pudieron explorar a fondo los problemas que conlleva el no sentirse parte de una cultura, y estar atrapado entre dos formas de vida. De igual forma, había cabida para que viéramos cómo otras culturas repudian a los Na’vi que han adaptado las costumbres humanas. Sin embargo, estas ideas interesantes no son el enfoque, o se limitan a solamente un par de misiones secundarias que carecen del peso adecuado para intentar decir algo más allá de simplemente lo que ya hemos escuchado un millón de veces en este tipo de aventuras.
Al igual que las películas, Avatar: Frontiers of Pandora no es algo que experimentarás por la historia. Este es solo un pretexto para darnos la oportunidad de explorar un hermoso mundo lleno de vida de todo tipo. El trabajo de Massive Entertainment bien puede sentirse como una decepción en este apartado, pero las verdaderas fortalezas de esta experiencia se encuentran en otras áreas.
Si hay algo que resalta desde el primer momento en el que nos adentramos al mundo de Avatar: Frontiers of Pandora, es su apartado visual. No solo Massive Entertainment ha sido capaz de recrear a la perfección el universo que James Cameron nos presentó en el 2009, sino que le ha dado una vida que solo es capaz en un medio como lo son los videojuegos. En esta ocasión, el estudio sueco tuvo que mejorar el sistema de iluminación que encontramos en el Snowdrop Engine para hacer que Pandora se viera de una forma increíble. Desde el primer momento que ponemos un pie en esta luna, hasta la última misión, el juego continúa sorprendiendo por lo bien que se ve y corre.
Esta versión de Pandora nos presenta tres grandes regiones, que son parte de una pequeña parte de este mundo. Aquí tenemos la oportunidad de explorar un enorme bosque lleno de vida, vegetación y todo tipo de secretos escondidos a la vista del ojo; una planicie que se extiende hasta donde la vista lo permite: y una zona rocosa con montañas tan altas que dejan en ridículo al edificio más grande de la Tierra, y que fácilmente se llegan a perder una vez que la temperatura baja y la neblina se convierte en la vista más común. Pese a que cada una de estas áreas forman parte de una sección específica del planeta, cada una es única y nos ofrece una variación lo suficientemente marcada para evitar la monotonía.
Lo mejor de todo, es que cada una cuenta con una serie de elementos que la hacen única desde un punto de vista estético. El Bosque Kinglor, por ejemplo, es el tipo de escenario que asociamos con Avatar, y la perfecta introducción a este mundo. Los árboles son enormes, la vegetación increíblemente variada, y una vez que cae la noche, todo tiene un brillo espectacular que te hace sentir parte de un sueño del que no deseas despertar. Con tan solo mirar al cielo no solo encontrarás estrellas, sino un planeta enorme que nos hace sentir insignificantes, pero al mismo tiempo es imposible no admirar su escala y majestuosidad. Las Llanuras Superiores, por su parte, son vastos campos que dejan de lado por completo la flora inmensa y opta por mostrarnos una extensa planicie que nos presenta un sentimiento de libertad, especialmente al momento de recorrer esta zona en el lomo de una bestia que se asemeja a un caballo. Por último, el Bosque Nublado opta por encerrarnos en senderos rodeados de montañas, proporcionando un sentimiento de claustrofobia al momento de caminar, pero cuando llega la hora de surcar los cielos en compañía de nuestro Ikram, esta región pone a prueba nuestro dominio de esta bestia y ofrece un buen reto área.
Esto es solo parte de la experiencia visual que nos presenta Avatar: Frontiers of Pandora. Cada posible elemento luce simplemente espectacular, y el juego lo sabe. Gran parte del contenido adicional que aquí encontramos se basa en simplemente recorrer senderos impresionantes, o admirar las hermosas vistas que este planeta tiene. Sin embargo, no todo es verde. Gracias a los humanos, múltiples zonas del mapa están destruidas, contaminadas y deforestadas, creando un fuerte contraste que no solo es una indicación visual que nos revela la ubicación de bases enemigas, sino que también es un incentivo para derrotar a los invasores del cielo. La armonía que asociamos con este mundo, es destruida por completo gracias a las gigantes fábricas y estructuras que tienen como objetivo robar la mayor cantidad de recursos naturales como sea posible. El color es arrebatado por completo, y lo único que tenemos a nuestra vista son edificios grises y campos marrones que dejan en claro las heridas que ha sufrido Pandora a lo largo de los años.
Todo esto y más es posible gracias al Snowdrop, el motor gráfico que tanto ha caracterizado a Ubisoft. En esta ocasión, Massive Entertainment le ha agregado una serie de mejoras enfocadas en la iluminación. El resultado es estremecedor. No hay mejor ejemplo de esto que cuando salimos de una cueva o alguna de las grandes comunidades de los Na’vi. Pasamos de estar rodeados de la oscuridad y la luz artificial, a bañarnos en un blanco cegador que se siente tan natural que hasta parece irreal.
Avatar: Frontiers of Pandora es una verdadera experiencia de nueva generación. Si bien el juego sufre de sombras que cargan constantemente cada vez que viajamos a gran velocidad en nuestro Ikram, y en mi experiencia me encontré con un bosque que presentó una serie de sombras que aparecían y desaparecían constantemente, nada fue lo suficientemente grave para arruinarme la inmersión. Sí, hay un par de tropiezos, pero todo es opacado por lo alucinante que es este mundo. El juego se ve y correr una forma maravillosa, manteniendo 60fps de forma constante, y la exploración no presenta alguna pantalla de carga, por lo que puedes viajar desde la cueva más profunda de Pandora, hasta la isla más alta en el cielo de una forma natural, replicando un sentimiento que solo Tears of the Kingdom había logrado. Esta es, sin lugar a dudas, una demostración de la calidad visual que pueden tener los juegos de Ubisoft bajo las manos correctas, y no puedo esperar para ver qué hará Massive Entertainment con Star Wars Outlaws.
El otro gran apartado técnico que nos presenta Avatar: Frontiers of Pandora es el sonoro. Si bien las actuaciones de voz están bien trabajadas, el diálogo y los acentos no le ayudan mucho a la ya de por sí débil historia. Sin embargo, en donde esta experiencia resalta es en su mundo, y la forma en la que este cobra vida por medio del audio. Cada elemento cuenta con un sonido en particular que nos da una indicación de que es lo que está cerca de nosotros. No solo los humanos dejan esto muy en claro con sus escandalosas metralletas, así como sus fábricas y refinerías que también contaminan el espacio auditivo, sino que las mismas plantas y animales que nos rodean crean una imagen viva de este planeta.
Esto se puede apreciar principalmente con la flora, la cual nos advierte de su presencia de diversas formas. Plantas que tienen como objetivo brindar algún tipo de beneficio, como un impulso adicional al momento de correr, son bastante tranquilas, y dejan que el jugador se dé cuenta de ellas hasta que son necesarias. Por su parte, la vegetación venenosa, o que causa algún daño a los Na’vi, primero deja en claro su presencia con una serie de sonidos que representan peligro, como una burbuja a punto de explotar, o la conducción eléctrica. Todo esto sirve para crear un vínculo efectivo entre Pandora y cada jugador,
Junto a esto, el sonido ambiental también juega un papel importante al momento de crear una postal mental de este mundo. Cada paso que tomamos, árbol que escalamos, animal que cazamos y planta que podemos recolectar logran vendernos la idea de que Pandora es real y, al igual que en el apartado visual, la presencia de los humanos sirve como una contaminación auditiva que irrumpe en este mundo. El metal y las excavaciones crean un fuerte contraste que nos da un incentivo adicional para ponerle fin a la invasión.
Si bien la música original se mantiene escondida durante la mayor de la exploración, podemos escuchar las composiciones cuando llega el momento de la acción y, lamentablemente, no es algo memorable. Cumple bien su función como acompañante, especialmente en los grandes segmentos al final de la historia principal, pero nunca llega a resaltar lo suficiente. Avatar: Frontiers of Pandora nos presenta con una ambientación sonora de primer nivel que se complementa de gran forma con el apartado visual, pero nunca llega a cobrar la suficiente importancia para ser memorable.
Hoy en día, parece que cada juego de mundo abierto que llega al mercado quiere convertirse en la siguiente revolución para el género. Sin embargo, muchos lo han intentado y fracasado. De esta forma, Ubisoft se ha caracterizado por no romper el molde. En su lugar, las experiencias de este tipo que nos ha entregado la compañía en los últimos años se han enfocado en refinar cada una de las propuestas ya conocidas. Esto lo vimos con Assassin’s Creed Valhalla, Immortal Fenyx Rising y Far Cry 6, títulos que toman conceptos que ya conocemos y les agrega el estilo tan característico de estos estudios. De esta forma, Avatar: Frontiers of Pandora no propone algo nuevo, ni trata de encontrar el hilo negro, sino que nos presenta una aventura muy bien construida, la cual deja de lado muchos de los elementos que tanto han marcado a la empresa, y nos ofrece un punto medio entre la exploración inmersiva y la guiada.
Avatar: Frontiers of Pandora nos ofrece dos tipos de exploración. La primera de esta es conocida como Guiada, y nos marca exactamente en el mapa a dónde tenemos que ir, evitando así que el usuario se pierda y avance de una forma tranquila. Sin embargo, la segunda es mucho más interesante. Esta lleva el nombre de Exploración, la cual no ofrece algún tipo de marcador, y en su lugar proporciona una serie de pistas contextuales que le permiten al jugador averiguar el siguiente paso de una forma natural. Gracias a que el mundo tiene una gran personalidad, nunca es tan difícil saber exactamente qué hacer.
Como todo buen juego de mundo abierto, el mapa se convierte en uno de los protagonistas de la aventura. Aquí no encontramos torres o algún tipo de punto que nos revele exactamente qué es lo que podemos encontrar en cierta zona, algo muy característico de los juegos de Ubisoft. En su lugar, todo está cubierto de neblina, la cual se va disipando conforme nos acercamos al punto que deseamos, y en el camino es posible encontrarse con pequeñas distracciones que proporcionan algún ítem, más vida o un coleccionable, algo similar a lo que nos presentó Marvel’s Spider-Man 2 este mismo año. Si bien Pandora sigue siendo sistemático en el sentido de que hay un sin fin de actividades en el camino, estos objetivos adicionales nunca se llegan a sentir como una lista de tareas que siempre está sobre nosotros, algo como lo que encontramos en Horizon Forbidden West, por ejemplo.
En su lugar, el juego nos da la libertad de elegir qué hacer a lo largo de la aventura, sin que el jugador se llegue a sentir que se está perdiendo de algo. Es un fantástico punto medio que demuestra una evolución en el diseño de mundo abierto que tanto ha caracterizado a los juegos de Ubisoft, pero sin dejar de ofrecer el contenido adicional y las tareas que pueden llegar a sentirse tediosas cuando se hacen constantemente. Para hacer esta tarea mucho más sencilla, no solo puedes recorrer Pandora a pie, sino que también tienes acceso a un Ikram, una de las bestias voladores que te permitirán surcar los cielos, así como una especie de cabello para viajar a lo largo de las planicies.
Junto a esto, Avatar: Frontiers of Pandora hace un fantástico trabajo al ponernos en los pies de un Na’vi que está luchando contra un enemigo que parece imposible de derrotar. El combate es en primera persona, y tenemos a nuestra disposición una serie de arcos, lanzas y armas de fuego que nos ayudan a combatir a los humanos. Sin embargo, nunca llegas a sentirte como alguien capaz de derrotar a todos los contrincantes por tu cuenta, lo cual no es malo. Aquí, el enfoque está en el sigilo. Los hombres del cielo cuentan con el suficiente poder para derrotarte con un par de balas si no eres cauteloso, uno o dos soldados son más que suficientes para terminar con tu vida. De esta forma, tienes que ser tan silencioso como sea posible para cumplir todos tus objetivos.
Si bien el juego también te da las herramientas necesarias para defenderte en caso de que el conflicto directo sea inevitable, la experiencia está claramente construida para hacerte sentir como un miembro de una guerrilla, atacando a distancia, evadiendo a cada enemigo posible, golpear y correr, saboteando instalaciones militares sin ser visto, y hacer uso de todo tu armamento de la mejor forma posible dependiendo de la situación en la que te encuentres. Pese a que este sigilo nunca se llega a sentir tan refinado como lo que hemos visto en juegos como Metal Gear Solid V y The Last of Us Part II, el trabajo de Massive Entertainment es lo suficientemente competente para ofrecer una experiencia entretenida.
Es sumamente satisfactorio infiltrarse en una base militar con un nivel por debajo de lo recomendado, sembrar el caos entre las unidades, y escabullirte para cumplir con los objetivos necesarios. Sí, en dado caso de que alguien te vea, vas a morir en la mayoría de los casos, pero cuando todo conecta, Avatar: Frontiers of Pandora te hace sentir como miembro de una resistencia.
Para hacer que esta tarea sea más sencilla, el juego nos presenta con un sistema de crafting que nos permite obtener mejores armas que aumentan nuestro nivel, y obtener comida que proporciona alguna mejora momentánea. Sin embargo, obtener todos los recursos necesarios va más allá de simplemente ir a cierta locación y presionar el botón indicado. Pandora es un planeta lleno de vida, y uno que los Na’vi veneran, y este título hace un muy buen trabajo al momento de transmitir este sentimiento al jugador.
Cada material requiere que lo obtengas de cierta forma. Elementos que se pueden conseguir de animales necesitan estar bien cuidados. Por ejemplo, si matas a una criatura de la forma incorrecta, corres el riesgo de perder por completo cierto elemento, o recolectar una versión inferior. Por su parte, tienes que tomar en cuenta el momento del día, el clima y la forma en la que obtienes algún vegetal o flor. Gracias a la tecnología del DualSense, los triggers adaptativos y el stick derecho se usan para medir la resistencia de alguna planta, y si el control está peleando contra ti, es una indicación de que necesitas modificar la forma en la que estás interactuando con cierto objeto. Es sumamente interesante, y le agrega una capa adicional a un concepto que hoy en día damos por sentado.
Para ayudarnos en nuestra recolección, Avatar: Frontiers of Pandora cuenta con una extensa librería que nos explica con lujo de detalle cada elemento de este mundo, y todo lo que necesitamos para obtener los recursos de la mejor forma posible. Es un extra que, para todos los fans de esta serie, se aprecia bastante y expande sustancialmente la manera en la que los jugadores interactúan con cada elemento que aquí encontramos.
Todos estos puntos, la exploración, el sistema de combate y la forma en la que interactuamos con el mundo crean una experiencia sumamente entretenida. Si bien es cierto que las misiones secundarias pueden llegar a ser repetitivas, y muchas de estas caen en el ya clásico “veme y tráeme”, si te enfocas por completo en la campaña principal, con un poco de contenido adicional para romper con la monotonía, te encontrarás con una experiencia sumamente interesante que, pese a no presentar algo que no hayamos visto en los últimos años, todo lo que se propone lo hace de una gran forma.
Avatar: Frontiers of Pandora es la perfecta adaptación de las películas de James Cameron. La historia es poco interesante, y una excusa para darnos la oportunidad de visitar este mundo. Es una lástima que conceptos e ideas narrativas bastante interesantes sean abandonadas o ni siquiera exploradas, mientras el juego opta por presentarnos una aventura bastante cliché que no tiene un gran impacto más allá de, según Ubisoft, introducir una serie de elementos que serán importantes en los siguientes largometrajes.
Afortunadamente, el apartado visual y técnico es sumamente impresionantes, dejando en claro que esta es una experiencia que solo es posible en el hardware moderno. La forma en la que Massive Entertainment ha usado en Snowdrop es sensacional. Pandora se ve y se escucha de una forma que se pone a la par del trabajo que vemos en el cine, solo que sin el 3D. Se hizo un trabajo fenomenal para darle vida a este mundo de una forma que fuera capaz de sorprender al jugador en cada oportunidad posible.
Por su parte, el gameplay carece de alguna innovación o elemento que lo haga resaltar del resto de juegos de mundo abierto que podemos encontrar hoy en día, pero logra ofrecernos una experiencia muy bien construida que es capaz de trasladar de buena forma el conflicto entre humanos y Na’vi. El punto medio entre los estándares actuales del género y elementos clásicos de Ubisoft pinta un futuro positivo para los próximos de los juegos de la compañía. Avatar: Frontiers of Pandora es una grata sorpresa, y algo que todos los fans de los juegos de mundo abierto y Avatar necesitan experimentar en estos momentos.