Review – Assassin’s Creed: Shadows

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Review Assassin’s Creed ShadowsEl futuro de Ubisoft 

No es un secreto que Ubisoft se encuentra en una situación complicada actualmente. Sin importar lo que haga la compañía francesa, sus trabajos en los últimos años han tenido una mala recepción, tanto crítica como financiera. Si bien algunos de estos productos merecen la negatividad del público, como Skull & Bones, otros, como Prince of Persia: The Lost Crown y Avatar: Frontiers or Pandora, ameritaban más que la indiferencia de gran parte del mercado. Con rumores de una posible adquisición, las esperanzas de Ubisoft para un futuro brillante recaen en Assassin’s Creed, una de sus propiedades insignia, y la cual ha cambiado bastante su identidad en la última generación, al grado de que muchos fans que crecieron junto a Ezio y Altaïr se han alejado por completo de la serie. Ahora, Assassin’s Creed: Shadows tratará de remediar esto.

Tras los controversiales Assassin’s Creed Unity y Syndicate, la serie llegó a un punto crítico, en donde el diseño de los juegos y la obsesión por el realismo de Ubisoft chocaba más y más con las mecánicas de sigilo y parkour, por lo que los desarrolladores se dieron a la tarea de reinventar a la franquicia por completo. Esto resultó en Assassin’s Creed: Origins, Odyssey y Valhalla, los cuales se diferenciaron al ser, principalmente, experiencias enfocadas al mundo abierto con un combate RPG de acción. Este cambio fue controversial para muchos. Si bien el trabajo de los estudios de Montreal y Quebec tiene muchos aspectos positivos, se alejaron de la fórmula que caracterizó a las primeras entregas, algo que eventualmente afectó la reputación de la propiedad. Aunque Mirage demostró que las dos filosofías podían coexistir con un par de compromisos, la gente estaba más interesada en saber cómo es que la cuarta entrega en la saga de RPG avanzaría esta fórmula, especialmente considerando que esta será un título enfocado por completo en la generación actual.

Sin embargo, todo parece indicar que la sombra del fracaso sigue a este nuevo juego. No solo Ubisoft Quebec tiene la presión de salvar a la compañía, sino que aspectos como el color de piel de uno de los protagonistas y la representación cultural de Japón, algo que los fans han esperado años por ver, han creado una serie de fuertes controversias que podrían afectar el desempeño comercial del juego. Sin importar esto, y tras varios retrasos, Assassin’s Creed: Shadows ya está aquí,  ¿Es Assassin’s Creed: Shadows el punto medio entre el diseño moderno y clásico de la serie? ¿Acaso el odio que ha recibido el título es justificado? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.

La balada de Yasuke y Naoe

Uno de los aspectos que caracterizaron a las primeras entregas en la serie es la forma en la que cada título balanceaba tres narrativas diferentes. No solo se nos presentaba la aventura del protagonista en turno, sino que también había una trama enfocada en la actualidad, con un elenco de personajes poco memorables y, por si fuera poco, también estaba todo lo relacionado con el conflicto milenario entre los Templarios y los Asesinos. Sin embargo, las últimas entregas han dejado de lado aspectos como el relato moderno y la riña entre las organizaciones. Assassin’s Creed: Shadows continúa con esta tendencia, presentando en esta ocasión dos protagonistas, Yasuke y Naoe, quienes están más enfocados en cobrar venganza que en evitar que algún artefacto antiguo caiga en las manos equivocadas.

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En el año 1581, Oda Nobunaga y sus fuerzas atacan la provincia de Iga, Japón, con el objetivo de unificar la nación, sin importar cuánta sangre les cueste. En el campo de batalla, Yasuke, un antiguo esclavo de color negro transformado en samurái, decide demostrar que el favor que su señor feudal le otorgó no fue un error. En el otro lado de la provincia, Naoe, una joven shinobi, pierde a su padre después de que un grupo de enmascarados asesinos, conocidos como los Shinbakufu, no solo le arrebatarán a su familia, sino que también le robaron un artefacto importante relacionado con el legado de los Asesinos. Aunque inician en polos opuestos, Yasuke y Naoe eventualmente se unen con el objetivo de detener la influencia del Shinbakufu a lo largo del país del Sol Naciente. Esto lleva al par, no solo a enfrentarse a sus pasados, sino que también los pondrá en la mira de las dos icónicas organizaciones en la serie. 

La idea de detener a una organización a gran escala no es algo nuevo para la serie, y Assassin’s Creed: Shadows no rompe con el molde que previas entregas establecieron. El jugador tiene la libertad de enfrentarse a los miembros del Shinbakufu en el orden que desee, y si bien esto le da una gran libertad a la experiencia, también ocasiona que la mayoría de estos capítulos sean poco memorables. Con la excepción de dos o tres momentos, casi todas las secuencias enfocadas en este grupo son aburridas, no presentan alguna idea interesante, y se reducen a llegar a cierta región, buscar a los aliados necesarios para infiltrarse en un castillo y ponerle un fin al jefe en turno. Ninguno de los antagonistas es memorable, y el juego hace un mal trabajo al crear el ambiente necesario para que el usuario esté lo suficientemente motivado para cobrar la venganza que los protagonistas tanto desean. 

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Los problemas con la campaña no acaban aquí, puesto que el inicio es muy extraño. Después del prólogo, el cual nos da una sección enfocada en Yasuke y luego otra dedica a Naoe, dejando en claro que esta será la dinámica durante el resto de la aventura, Assassin’s Creed: Shadow nos pone en control de la shinobi durante las siguientes 10 horas, sin rastro alguno del samurái. El primer capítulo del juego parece que fue cortado y es una reacción a la oleada de odio en contra del título. La protagonista sienta las bases para la aventura y ella es el enfoque principal durante el inicio, algo que podría crear la impresión errónea en más de una persona. Eventualmente, Yasuke regresa, pero no tiene el mismo peso que su contraparte femenina, y esto no es culpa total de la trama, puesto que conforme avanzamos por la aventura principal y realizamos varias misiones secundarias, el guerrero deja en claro que este viaje de venganza también le corresponde. Los desarrolladores claramente redujeron su presencia al comienzo, pero dejaron el resto intacto.

Junto a esto, el juego nos da la libertad de elegir a qué personaje controlar en todo momento. Si bien hay secciones a las que solo Yasuke o Naoe tienen acceso, rara vez los vemos juntos de una forma significativa. Con la excepción de un momento en particular, no hay un contraste o conflicto que nos demuestre que el par es más que solo avatares para el jugador. El dilema que une a estos dos es olvidado rápidamente, y nunca hay una exploración significativa con su relación, más allá de que ambos comparten el mismo objetivo, algo que no beneficia mucho a la idea de tener a dos protagonistas. 

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La campaña principal de Assassin’s Creed: Shadows, en muchos sentidos, es aburrida y carece de algo especial que logre atrapar la atención, tanto de los veteranos de la serie, así como de los jugadores casuales. Sin embargo, el contenido adicional vale mucho la pena. Cada pequeño encuentro con el resto del elenco es carismático y nos presenta personajes bien definidos. Junto a esto, ninguna misión secundaria dura más de lo necesario y va directo al punto. Lo mejor de todo, es que aquí se le da un gran enfoque a Yasuke y Naoe. Cada protagonista tiene su propio contenido, el cual no solo les da un mayor trasfondo, sino que se conecta con el mundo de Assassin’s Creed de una forma que será del agrado de los fans. Aspectos como su origen como esclavo y el racismo que sufre Yasuke son explorados aquí, mientras que Naoe tiene que enfrentarse a su legado, no solo como miembro del clan Iga, sino como una Asesina. 

Más allá de esto, mis momentos favoritos son aquellos en donde los protagonistas simplemente tienen una conversación o tratan de resolver un conflicto juntos. Estas secciones no solo son muy carismáticas, sino que nos muestran a Yakuza y Naoe como más que solo guerreros hambrientos de justicia y venganza, sino como amigos que se emborrachan con sake, hacen bromas sobre sus relaciones con otros personajes, y discuten sobre la vida mientras ven las nubes pasar. 

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Aunque en la historia principal Yasuke y Naoe no interactúan de una forma satisfactoria, extrañamente este no es el caso con el contenido adicional. En una misión, por ejemplo, el dúo tiene que ayudar a una joven que es acusada de envenenar a unos samuráis. A lo largo de esta sección, la shinobi logra empatizar mejor con la chica, puesto que ambas han perdido a su familia, apoyándola de múltiples formas. Sin embargo, el guerrero la regaña por su actitud rebelde y sus métodos poco ortodoxos para cumplir su objetivo. Si bien esto no culmina en un enfrentamiento entre los protagonistas, es bueno ver que aquí sí son capaces de tener ideas opuestas y que cada uno es lo suficientemente diferente del otro. Así como este caso, Assassin’s Creed: Shadows tiene varios momentos similares, los cuales solo vas a poder disfrutar si estás dispuesto a explorar el enorme mapa y participar en el contenido adicional, algo que tal vez muchos no hagan. 

El punto más débil de Assassin’s Creed: Shadows es, sin duda alguna, su historia. Si bien el conflicto enfocado en el Shinbakufu no es malo, llega a ser aburrido por su falta de originalidad y la manera en la que, con la excepción de un par de momentos, no importa mucho si controlas Yasuke o Naoe. Las primeras horas tienen un pésimo ritmo, y parece que el odio injustificado contra el samurái negro sí afectó este apartado. Sin embargo, también es cierto que el contenido adicional vale mucho la pena, puesto que vemos a los protagonistas interactuar de una forma natural, mientras se expande el universo de Assassin’s Creed. 

Japón en todo su esplendor 

Assassin’s Creed: Shadows es el primer juego de la serie en llegar exclusivamente al PlayStation 5 y Xbox Series X|S, algo que se puede notar fácilmente. Ubisoft Quebec ha utilizado una nueva versión del motor Anvil para crear una representación impresionante del Japón feudal de finales del siglo XVI. Una de las formas en las que se logró esto es la introducción de un sistema de temporadas. En lugar de que el mapa tenga secciones enfocadas por completo a un clima, aquí encontramos un ciclo que pasa por la primavera, verano, otoño e invierno, creando múltiples variaciones de cada locación, algo que no solo se ve increíble, sino que le logra rendir honor al clima que vemos en este país en la realidad.

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Durante la primavera, por ejemplo, los árboles de sakura los encontramos fácilmente, dándole una identidad única a esta entrega sobre Inglaterra en Valhalla. En el otoño, por su parte, las tormentas y la lluvia son más comunes, bloquendo la visibilidad, la cual regresa por un segundo gracias a un rayo. Uno de los momentos más interesantes viene en el invierno, cuando la nieve no solo complica el movimiento, sino que también congela lagos. Es un sistema bien implementado que logra trabajar junto a las fortalezas de la iluminación que encontramos en Anvil, dejando en claro que el motor aún tiene la fuerza necesaria para avanzar, pese a que no está libre de problemas. 

Aunque en esta ocasión no me encontré con muchos glitches, aún hay varios errores. No solo sufrí de un par de crasheos, así como un gracioso momento en donde Naoe salió volando hasta los confines del mapa en cuestión de segundos, sino que la luz que se ve en las puertas y las ventanas de los edificios es demasiado brillante, algo que también pasa cuando llega el invierno y todo alrededor tiene un tono blanco que es demasiado fuerte para la vista. De igual forma, manejar el caballo es un desastre, puesto que rara vez te hace caso fuera del camino principal. Si bien Ubisoft ha mencionado que ya está trabajando para solucionar estos y otros errores, hay que tener un poco de cuidado con el título en su lanzamiento.

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Otro aspecto que ha gozado de una serie de mejoras, pero sigue teniendo problemas, son las animaciones. En las cinemáticas principales, Ubisoft ha recurrido a las capturas de movimiento, y estos momentos lucen espectaculares, con muy buenas coreografías por parte de Yusuke y Naoe, así como expresiones fáciles que dejan en claro sus emociones en estos momentos importantes. Sin embargo, en el resto de la aventura se utilizan las herramientas del motor, y una vez más se emplea un software procedural para los movimientos y las expresiones, algo que resulta en una aproximación robótica que carece de la atención a detalle que encontramos en otras secciones de la presentación. Por si fuera poco, el juego sufre de un gran problema de clipping, especialmente cuando hablamos de la ropa de Yasuke. 

Afortunadamente, los diseños de los personajes es algo que no tiene un solo error. Yasuke y Naoe lucen impresionantes en todo momento, con elementos que rápidamente los hacen resaltar, como las heridas en la cara de la shinobi, y el corte de cabello y la barba del samurái. Aunque las armaduras tienen el problema del clipping, cada set luce fenomenal, con una serie de detalles que todos pueden apreciar, así como una precisión histórica fiel para su época, algo que también es posible ver en su mundo. Japón es hermoso, cada región que visitamos es impresionante, y ciudades como Kioto son representadas como locaciones enormes que dan pie a la unificación de la nación, pero sin dejar de lado a los pequeños pueblos y las grajas que se resisten la visión de Nobunaga. 

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Por último, Assassin’s Creed: Shadows cuenta con tres modos de visualización, ofreciendo Fidelidad a 4K escalado y 30fps con ray-tracing, Balanceado a 4K escalado y 40fps con ray-tracing, y Rendimiento a 4K escaldado y 60fps con ray-tracing selectivo. Si bien las tres opciones funcionan muy bien, mi recomendación es Balanceado, siempre y cuando tengan un monitor que sea compatible con esto. Lo mejor de todo, es que el frame es casi impecable en todo momento, y solo note caídas al hacer fast travel a la base principal, y eso solo durante un par de segundos antes de regresar a la normalidad.

Por un lado, Assassin’s Creed: Shadows representa una evolución natural para la serie, en donde la nueva versión del motor Anvil es capaz de ofrecer un dinamismo natural que funciona a la perfección con la representación de Japón que Ubisoft Quebec ha creado. El mundo, los sets de armadura, el diseño de personas, las cinemáticas, y la cinematográfica, la cual se sale de las tomas convencionales durante la campaña principal para ofrecer tomas abiertas y acercamientos inspirados en las películas de los samuráis, son aspectos muy bien logrados que elevan la experiencia en general. Sin embargo, el juego aún presenta errores visuales, glitches y las animaciones en general hacen que el título no se sienta tan de siguiente generación como a muchos les hubiera encantado.

Una grata sorpresa

Para acompañar la representación visual de Japón, Assassin’s Creed: Shadows también cuenta con una gran soundtrack, el cual utiliza instrumentos regionales, como el biwa y el shakuhachi, para capturar la esencia de la época. Si bien durante la exploración este elemento es reducido, dándole un mayor peso al diseño de audio para que escuches cada elemento a tu alrededor, los momentos más importantes en la historia y los enfrentamientos hacen un gran uso de este aspecto para elevar todas las escenas posibles de una forma que todos los jugadores pueden apreciar.

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Lo más interesante, y algo que no esperaba, es que Assassin’s Creed: Shadows no le tiene miedo a experimentar. Si bien gran parte del soundtrack fue creado usando instrumentos japoneses tradicionales, hay múltiples composiciones que hacen uso de tonadas electrónicas, algo que funciona muy bien en los enfrentamientos, mientras que los momentos de sigilo se caracterizan por tonadas que complementan a la perfección la sección en la que nos encontramos. Lo mejor de todo son los temas de Yusuke y Naoe, los cuales tienen voces y son usados en momentos específicos que, combinados con la interesante cinematografía, logran dar pie a secciones que parecen sacadas de Seven Samurai y Harakiri. Ahora, y esto puede ser algo controversial, el tema de Yasuke utiliza elementos de rap, algo que tiene una buena ejecución, pero algunos pueden tomar como una decisión racista, incluso cuando probablemente esta no sea la intención de los desarrolladores.

Junto a la música, el juego también cuenta con un gran trabajo de voces en japonés. Masumi Tsunoda y Tongayi Chirisa son perfectos para los papeles de Naoe y Yasuke, y son capaces de transmitir muy bien el dolor, emoción y la rabia que cada uno de los protagonistas experimenta a lo largo de la aventura. Sin embargo, hay un aspecto que está lejos de ser perfecto, y eso es el modo inmersivo. Nuevo para la serie, Assassin’s Creed: Shadows cuenta con una opción para que la historia esté disponible en japonés y portugués dependiendo del contexto de una escena. Al principio, esto es ejecutado de gran forma, con las primeras interacciones de Yusuke y los jesuitas hablando en su respectiva lengua. Sin embargo, eventualmente esta opción desaparece, puesto que hay múltiples escenas importantes en donde el samurái habla con algún portugués, y su conversación está en japonés, algo que no tiene sentido. Es una idea que es desperdicia rápidamente.

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Más allá de su lamentable modo inmersivo, Assassin’s Creed: Shadows cuenta con un fantástico trabajo sonoro. El diseño de audio, el cual se puede apreciar al lanzar un kunai o al escuchar el sonido del metal chocando, las composiciones originales y las actuaciones en japonés, están muy bien logradas, y es algo que funciona a la perfección para hacer que el jugador sí se sienta en el Japón de finales del siglo XVI. Solo espero que si el modo inmersivo regresa en futuras entregas, sea usado en más que solo dos escenas.

Avanzando y mirando al pasado 

Para muchos, Assassin’s Creed moderno y clásico se encuentran en polos opuestos de la serie. Desde Origins hemos visto un enfoque en el sistema de RPG de acción en un mundo abierto, reduciendo sustancialmente aspectos como el sigilo y el parkour para darle prioridad al combate y a la personalización. Aunque Mirage fue un paréntesis que demostró que estas dos filosofías no deben de estar en conflicto constante, Assassin’s Creed: Shadows regresa al trabajo que ha caracterizado a Ubisoft Montreal y Quebec en los últimos años, aunque vemos un claro intento por retomar elementos que más de un fan ha deseado ver de regreso. El resultado es una experiencia que claramente toma un paso en  la dirección correcta, aunque su ADN lo restringe en ciertos apartados.

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El elemento característico de Assassin’s Creed: Shadows es que tenemos a dos protagonistas, que si bien esto no es nuevo para la serie, el juego toma esta idea para ofrecer los dos estilos de juego que han caracterizado a la franquicia. Por un lado, tenemos a Yasuke, un samurái enorme, con una fuerza destructiva capaz de derrotar a la mayoría de enemigos con dos o tres cortes de katana larga. En el otro extremo tenemos a Naoe, una shinobi frágil, aunque con la velocidad y las herramientas necesarias para asesinar a cualquier contrincante en la oscuridad. Para dejarlo en claro, Naoe representa la filosofía clásica enfocada al sigilo y parkour, en donde el combate directivo es el último recurso; mientras que Yasuke sigue la línea de la trilogía de RPG. Tras el primer capítulo de 10 horas, podemos cambiar entre los protagonistas a nuestra voluntad sin algún tipo de castigo.

Gracias a que cada personaje tiene un enfoque único, las bases son las mismas; un ataque fuerte y otro débil, una cantidad limitada de armas y tres piezas de armadura que pueden equipar. El juego toma esta dualidad como punto de partida para ofrecer el espacio suficiente para que puedas superar casi cualquier reto de la forma que más te agrade. A lo largo de Japón hay varios fuertes y castillos que demuestran esto a la perfección. El objetivo en estos lugares es derrotar a un par de unidades específicas para obtener un tesoro especial. Si juegas como Naoe, puedes infiltrarte en la noche, usar kunias y bombas de humo para evadir a los guardias, y una vez que veas a tu objetivo, simplemente tienes que asesinarlo silenciosamente y salir sin que alguien se dé cuenta de lo que ha pasado. Con Yasuke esto no es una opción, puesto que el samurái carece de la destreza necesaria para hacer parkour, obligandote a usar su katana larga, lanza, teppo, arco y flechas o mazo para destruir cualquier cosa que se ponga frente a ti.

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Mientras que Yasuke sobresale en el combate directo y fracaso en sigilo, Naoe es perfecta para las infiltraciones, mientras que en las peleas contra los enemigos la derrota está a solo unos pasos de distancia. Es una dualidad interesante que funciona muy bien durante gran parte de la aventura. Sin embargo, el mundo no está construido para aprovechar todo el potencial aquí presente. Si bien en la campaña principal y en las misiones secundarias es recomendado cambiar constantemente de protagonista, puesto que vas a ver interacciones y secciones diferentes dependiendo a quién elijas, la exploración es algo que está mal balanceado.

Debido a que Yasuke es incapaz de saltar adecuadamente y tiene un movimiento mucho más lento, el juego te incita a usar a Naoe durante la mayor cantidad de tiempo posible. Alcanzar las ya clásicas atalayas, las cuales nos muestran los objetivos secundarios a nuestro alrededor, es algo tedioso y hasta imposible en ciertas ocasiones con el samurái. En mi caso, esto se redujo a pasar horas en control de la shinobi realizando una de las tantas actividades opcionales, solo para cambiar a Yasuke por cinco minutos para derrotar a ciertos enemigos de la forma más rápida posible, algo que probablemente no era el objetivo original del juego.

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Si bien la exploración es algo que carece de balance, el combate es muy divertido sin importar a quién elijas. Aunque al principio usar a Naoe para pelear puede resultar en una derrota segura, el juego cuenta con un sistema de progresión que te da las herramientas necesarias para obtener la victoria sin importar quién sea tu protagonista favorito. Cada uno cuenta con una selección específica de armas, las cuales sí se sienten lo suficientemente diferentes. En el caso de la shinobi, la katana le da la velocidad y movilidad perfecta; el kusarigama crea una buena distancia con los contrincantes y es capaz de atacar a más de uno al mismo tiempo; mientras que el tanto es una navaja rápida de corto alcance que funciona de gran forma con la hidden blade. Lo mejor de todo, es que estas tres herramientas se pueden combinar con sus habilidades de asesina para eliminar enemigos de una forma rápida y silenciosa. 

Por su parte, Yasuke cuenta con una katana larga que ofrece un balance entre velocidad y poder; un kanabō, una mazo muy lento de usar, pero que es capaz de destruir la defensa de cualquier enemigo rápidamente; una naginata, una lanza de gran alcance y con una serie de combos interesantes; así como un arco y flecha y un teppo que, si bien ambos cumplen con la función de atacar a distancia, cada herramienta cuenta con una serie de habilidades únicas y diferente tiempo de carga. No hay una sola opción mala. Todos los objetos de daño que Assassin’s Creed: Shadows nos presenta funcionan de gran forma, son satisfactorios de usar, y hay tantas variaciones que la experimentación es parte esencial del combate.

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Para completar todo esto, el juego también nos presenta seis diferentes árboles de habilidades para cada personaje, expandiendo sustancialmente sus habilidades. En el caso de Yasuke aquí encontramos poderes devastadores que pueden pulverizar a sus enemigos rápidamente. Por su parte, Naoe expande su maestría como shinobi, con lo que es capaz de asesinar a dos objetivos al mismo tiempo usando un tanto de apoyo. Assassin’s Creed: Shadows reduce la cantidad de microgestión que entregas pasadas tenían al tener solo tres piezas de equipo, pero expande sustancialmente las capacidades de cada protagonista al proporcionar múltiples opciones para la forma que deseas jugar.

Por si esto no fuera suficiente, ciertos NPCs en Assassin’s Creed: Shadows pueden ser invocados para que nos ayuden en el sigilo o el combate directo. Estos se desbloquean al completar sus respectivas misiones secundarias, son una buena ayuda, y al usar tu dinero puedes mejorar sus atributos y darles nuevas habilidades que los hacen más efectivos en sus respectivas áreas. Es un elemento interesante que recompensa de forma sustancial a todos aquellos que se den el tiempo de explorar y experimentar el contenido adicional. 

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Sin embargo, el combate es solo una parte de la experiencia de Assassin’s Creed Shadows. Japón está lleno de actividades por realizar. Aquí encontramos algunos objetivos clásicos, como escalar grandes atalayas para tener una visión general del mapa. Podemos participar en clases de kata para aprender nuevos combos con las armas de Yasuke. Hay tiro con arco mientras cabalgamos. Los monasterios nos piden recolectar cierta cantidad de manuscritos perdidos o rezar en locaciones específicas. Naoe puede pintar a los animales que vea en el mundo. Hay retos de parkour que ponen a prueba nuestra capacidad de presionar un botón mientras empujamos el stick hacia adelante. Las tumbas funcionan como pequeños retos mentales que nos piden atravesar espacios prqueños. Hay mucho, pero mucho por hacer.

No hay una sola actividad mala en cuanto a su diseño y función, el problema, y algo que es característico de la serie, es que cada tarea se repite demasiado. Las primeras dos o tres katas son interesantes, pero para la décima ya sabes que esperar, y lo mismo se puede decir de los monasterios y las fortalezas. Si bien puedes recorrer el mundo de una forma tradicional para encontrar todos estos objetivos, también es posible salvar a los ciudadanos de Japón para que nos den una pista de alguna actividad interesante. Notablemente, Assassin’s Creed: Shadows no cuenta con un indicador tradicional en el mapa, puesto que cada objetivo solo te da una vaga descripción de a dónde tienes que ir, y aunque es posible llegar a tu destino por tu cuenta, también puedes usar exploradores para que te indiquen específicamente dónde se desarrolla el siguiente capítulo de la historia o misión secundaria.  

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Junto a esto, el juego cuenta con una base que podemos personalizar y expandir con recursos que vamos encontrando. Esto es totalmente opcional, pero da buenos beneficios que debes de aprovechar, como más exploradores y un herrero que puede mejorar tu equipo. Sin embargo, también es tan sencillo que ofrece poca motivación para recolectar todos los materiales necesarios para obtener edificios que ofrecen recompensas valiosas. Lo único raro en la experiencia en general, es una pase de batalla con elementos estéticos, el cual está relacionado con el Animus, y todo se reduce a realizar un par de misiones secundarias que no tienen relación con el resto del contenido.

Lamentablemente, no todo es perfecto con Assassin’s Creed: Shadows. Además de su extraño balance con la manera en la que el mundo trata a los dos protagonistas, el parkour es un elemento que está al mínimo. Gracias al énfasis que hay en el realismo y el diseño del mapa, no hay un solo espacio para que veamos algo siquiera remoto a lo que Mirage nos presentó, y ya no digamos las entregas originales. Es un paso en la dirección correcta para la saga de RPGs, pero el diseño de estos juegos es fundamentalmente opuesto al parkour. Por su parte, el sigilo, aunque muy entretenido y el mejor en los últimos años, sigue siendo simple. No hay sigilo social o secciones de black box, y todo se reduce a caminar en los techos. Ahora, si juegas en la opción normal, entonces este apartado no tendrá un solo gramo de reto. Sin embargo, al elegir la dificultad experto, sí encontrarás algo más apegado a los primeros títulos en la serie, con una inteligencia artificial que sabe mirar para arriba y te puede localizar fácilmente. Aquí es donde el sistema de temporadas también entra en juego, puesto que en una tormenta vas a pasar desapercibido en la oscuridad, mientras que la nieve te permite escabullirte cuando estés pecho tierra. 

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Uno de los mayores pecados que comete Assassin’s Creed: Shadows es ofrecer un mundo abierto que es aburrido de recorrer. Si bien las actividades secundarias y los coleccionables son divertidos, llegar a estas locaciones es tedioso, ya que al salirte del camino principal el juego te castiga con arbustos que bloquean tu vista, y si vas en caballo prepárate para tener que pelear con tu control para que el animal pueda caminar en línea recta. Por si fuera poco, no hay un sentimiento de exploración, puesto que las atalayas te marcan los puntos de interés a tu alrededor, y no hay un solo evento que se desarrolle fuera del camino principal. Este es un mundo abierto en donde es mejor seguir la ruta que el juego te marca, lo cual es simplemente decepcionante. 

Assassin’s Creed: Shadows es una experiencia positiva. Pese a sus tropiezos, las actividades adicionales y el combate son divertidos, y las mejoras que vemos en estos dos apartados están bien logradas. Aspectos como el parkour y el sigilo están presentes una vez más, pero la estructura de la experiencia impide que sean tan importantes como en entregas pasadas. El trabajo de Ubisoft Quebec es un paso en la dirección correcta para la serie, pero claramente aún hay mucho en lo que se debe de trabajar. 

¿La salvación de Ubisoft?

score80¿Es Assassin’s Creed: Shadows la salvación que Ubisoft espera? Quizás no. Más allá de todas sus controversias y las expectativas del público, el estudio de Quebec se ha encargado en crear una experiencia divertida, aunque no está libre de problemas. La campaña principal es aburrida, con un mal ritmo al principio y un claro desinterés por Yasuke durante gran parte de la historia. Sin embargo, el contenido adicional es todo lo contrario. Las misiones secundarias son entretenidas, nos muestran una buena relación entre los protagonistas, y aquí cada uno tiene el espacio suficiente para brillar de una forma que a los fans de la serie les va a encantar.

Visualmente, el juego es un trabajo mixto. Por un lado, tenemos una gran representación de Japón, y la nueva versión del motor Anvil da pie a momentos que llaman la atención inmediatamente. Sin embargo, el título tiene una serie de glitches y bugs visuales que pueden afectar la experiencia de más de uno. La música es impresionante y las actuaciones de voz en japonés son de primer nivel, y lo único que me hubiera gustado es que el modo inmersivo fuera usado efectivamente, y no solo tener dos escenas en portugués. 

Assassin’s Creed: Shadows nos presenta el siguiente gran paso para la serie en cuanto a sus aspectos como RPG de acción de mundo abierto, proporcionando actividades interesantes, y un sistema de combate espectacular. Sin embargo, la implementación de elementos clásicos de la serie, como el parkour y el sigilo, aunque un paso en la dirección correcta, aún se quedan cortos. Junto a esto, el balance entre Yasuke y Naoe es imperfecto, dándole un mayor peso a la shinobi para recorrer Japón, dejando al samurái solo para un par de tareas, todo esto con una exploración que no debería estar presente en una experiencia de mundo abierto.

Si bien Assassin’s Creed: Shadows no será la salvación que Ubisoft espera, esta sigue siendo una experiencia divertida, y uno de los mejores juegos de la serie en los últimos años, y eso es lo que debe de importar al final del día. Con casi 60 horas en mi partida, voy a seguir jugando porque este es un título entretenido que no merece ser el fracaso que muchos esperan, pero tampoco va a revolucionar el género. 

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Sebastian Quiroz
27 años. Editor en Atomix.vg. Consumidor de la cultura pop.