Movie Review – No Game, No Life: Zero

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Las películas de anime están dirigidas a un público muy específico, pero esa no es ninguna noticia. Con el paso de los años, las compañías y directores han ido diversificando sus enfoques para llegar a un público más amplio, llámese Makoto Shinkai y sus historias de amor, drama y mucha fantasía, mientras que las películas que buscan apelar a los fanáticos de ciertas series han ido ajustando varios detalles. No Game, No Life es una franquicia que se ha ganado su lugar en el corazón de los fans por su excentricidad de diseño y temática de juegos, aunque en su película Zero eleva todo lo que conocíamos de Sora y Shiro a una obra imperdible.

No Game, No Life es, originalmente, una serie de novelas ligeras creadas e ilustradas por Thiago Furukawa Lucas, quien utiliza el seudónimo Yuu kamiya y es uno de los pocos creadores multiculturales en Japón. La obra utiliza varios elementos de las novelas seinen que más se venden en la región, es decir, chicas lindas, insinuaciones sexuales, mucho humor y mundos de fantasía, pues en No Game, No Life conocemos a Sora y Shiro, dos “hermanos” que viajan al mundo de Disboard, donde todo se rige a través de juegos. Los enfrentamientos dan lugar a un montón de situaciones divertidas, pero también a un juego de mentes que le caracteriza entre otros títulos en el mercado; es decir, contiene tramas astutas e interesantes donde los juegos de mesa suelen ser los protagonistas.

ANTES DEL DISBOARD QUE CONOCÍAS

No Game, No Life fue adaptada a una serie anime en 2014 a través de Madhouse, uno de los estudios consagrados en lo que respecta a calidad de animación, pero cuando se anunció hace poco más de un año que se preparaba una película, las expectativas eran altas. No solo por su estilo de dibujo y hermosa animación que habíamos visto hasta el momento, sino por el recibimiento que se tendría por parte de los espectadores. Madhouse y Sentai Filmworks decidieron que Atsuko Ishizuka, la directora de su versión anime, continuara en el mismo rol, mientras que las circunstancias de la historia sí recibirían un cambio “drástico”.

En vez de conocer una historia que expanda las aventuras de Shiro y Sora, Zero nos lleva seis mil años antes de todos los eventos que conocemos en la serie, pues habremos de conocer a los antepasados de esta peculiar dupla; antes de que el Dios del Juego pusiera retos por simple placer, se vivió una horrible guerra entre todos los dioses del planeta, quienes habían llevado a la humanidad casi a su extinción. Entre los hombres que llevaban la rebelión humana tenemos a Riku, quien en una expedición se encuentra con Schuwi, una chica nada común.

¿POR QUÉ SIGUES LUCHANDO, HUMANO?

Schuwi es una Ex-Machina modificada, una especie de androide que funcionan a través de grupos conectados a un gran cerebro; es decir, chicas bonitas con inteligencia artificial y sumamente letales. Cuando se da este encuentro, las vidas de ambos están por cambiar, pues Schuwi no quiere responder a ese instinto bélico para el cual ha sido programada; tras tanta guerra y aniquilación, ella desea saber el motivo por el que los humanos no se rinden, Schuwi quiere conocer qué son los sentimientos y el corazón humano. De aquí en adelante, ambos forjarán un lazo irrompible que busca una última oportunidad para la raza humana frente a esta guerra entre dioses.

La afrenta de los humanos se facilitará por la adición de Schuwi al equipo, pero sigue siendo mortal para el resto; tanto Riku como su equipo han sufrido muchas pérdidas y sufren por no poder arriesgarse como quisieran, ya que la guerra ha dejado al planeta con una lluvia de ceniza que no solo te intoxica, sino que es capaz de matar tus miembros como brazos y piernas si te expones a ella durante un tiempo prolongado. Entre Riku y Schuwi nace un contrato donde él quiere tomar ventaja de las ExMachina, mientras ella pide algo muy peculiar: “si esta unidad [Schuwi] gana la partida de ajedrez, la llevarás a casa y habrá procreación”. Ya saben, sensualidad y comedia unidos al estilo clásico de No Game, No Life.

Y es que, aunque se perciba como una obra completamente diferente a lo que habíamos visto de la franquicia, los seguidores de Sora y Shiro no se sentirán decepcionados al englobar ese juego de mentes que tanto le caracteriza. Por si fuera poco, nos encanta que la trama sea tan consistente a lo largo de sus 100 minutos de duración; pasando por la tristeza de la humanidad, al momento en que Riku y Schuwi se conocen, la manera en que forjan su unión, cómo se conocen a profundidad, planean y llevan a cabo su rebelión, siempre hay algo que ver en pantalla y jamás te sentirás perdido.

LAS REGLAS DEL JUEGO HAN CAMBIADO

Este último es un rasgo importantísimo y que destacamos con mucho gusto en No Game, No Life: Zero y es que es completamente disfrutable, aunque nunca hayas visto o sabido de la franquicia, pues no solo los seis mil años de separación ayudan a que no estemos pensando en las consecuencias a futuro, sino que la secuencia final une todos los hilos sobre Riku y Schuwi. Nuestros héroes saben que necesitan establecer las reglas para llevar a cabo su rebelión; objetivos para aclarar su visión de la situación; crear una estrategia que los lleve a la victoria, analizar a los contendientes y, finalmente, recibir su recompensa. El juego de mentes que tanto impactó y se ganó el corazón de los lectores y espectadores de No Game, No Life no se diluyó de ningún modo en el guion de Jukki Hanada.

Otro detalle que le hizo ganar adeptos a No Game, No Life fue su estilo gráfico, sumamente excéntrico, colorido y de ensueño, dotado de colores como cian, magenta, púrpura y reflejos sacados de piedras preciosas. Aunque Zero tiene colores sobrios más acordes a su mundo sumido en la guerra, los reflejos, chispas y excelente calidad de animación no se han ido a ninguna parte; Madhouse nos entrega una animación sin ningún bajón de calidad, aunque salvo una secuencia de pelea, el resto de la película no requiere grandes efectos especiales ni se convierten en un festín para el espectador. La música tampoco decae y, de hecho, nos sorprendió mucho debido a lo bien lograda que está, al mismo tiempo que encaja como anillo al dedo todo el tiempo. Aplaudimos que Ishizuka-san le haya encomendado esta tarea a Yoshiaki Fujisawa, quien lo logra de una manera impresionante.

Para nuestra sorpresa, la versión Anifest y Madness Entertainment nos presentaron estaba doblada al español latino que, si bien no es algo que no se sabía, no suele ser la que se muestre en este tipo de funciones. A nuestros ojos, los diálogos están sumamente bien adaptados, son complejos y jamás pierden el hilo por el que es conocido No Game, No Life, es decir, la excentricidad, el humor y el coqueteo entre sus personajes. Si ustedes también quieren experimentar este doblaje, se exhibirá una función doblada cada uno de los días que esté disponible en los cines.

PERFECTA PARA FANS Y NO FANS DE NO GAME, NO LIFE

No Game, No Life: Zero hace lo que pocas películas de anime logran: unir a los seguidores de la franquicia, sin olvidarse de todos aquellos que no tengan un conocimiento previo de la obra. Gracias a Madhouse tenemos una animación constante y que quizás no es tan vistosa como la versión del anime y sus especiales, pero que en ningún momento te dejará con los ánimos abajo. La decisión de que Atsuko Ishizuka continuara su rol como directora es una de las mejores que se pudieron haber tomado para el proyecto, ya que Ishizuka-san conocía a la perfección cómo unir a estos personajes a pesar de estar separados por seis mil años, sin provocar que Riku y Schuwi sean una mala copia al carbón de Sora y Shiro.

El tema de la curiosidad sobre el corazón humano, las motivaciones y la perseverancia se aborda de una forma inteligente, divertida y hasta enternecedora, ya que cualquiera que vea la película siempre tendrá una emoción en pantalla; sí, hay comedia, pero no lo es todo, mientras que el drama y el romance contrastan con la cruda realidad de la guerra a la que se tienen que enfrentar. Quizás en este aspecto a muchos podría quedarles a deber, especialmente porque la guerra de mentes no es tan constante como en el No Game, No Life original, pero una vez que aparece en el panorama, cumple con todo lo que conocíamos: estrategia, análisis, probabilidad, objetivos y, por supuesto, un poquito de suerte.

No Game, No Life: Zero se exhibirá en salas Cinemex de México el 9, 10, 11, 16, 17 y 18 de marzo, con opción para una función doblada por día. Llegará a Latinoamérica próximamente.