Review – Valkyria Revolution

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La revolución llega a la afamada serie de estrategia de SEGA

De todas las series recientes que SEGA ha lanzado en los últimos años la de Valkyria Chronicles es, quizá, la más incomprendida de todas. Aunque desde su primer entrega ésta demostró tener una tremenda calidad con sus geniales mecánicas de juego de estrategia, increíble historia y fabulosa presentación, por desgracia no logró alzarse como uno de los máximos estandartes de la compañía nipona. Si, es verdad que se volvió altamente aclamada por la crítica y que se hizo de un gran número de fans que quedaron enamorados con su jugabilidad y universo, pero también lo es que no pudo convertirse en un gran hit comercial; para muestra basta con que veamos a las propias entregas principales, las cuales se detuvieron en el 2011 con su tercer capítulo.

SEGA, a sabiendas de que tenía en Valkyria Chronicles una IP con inmenso potencial que podía explotar aún más, se animó a retomarla para experimentar con ella y crear un nuevo título con el que pudiese ponerla de nueva cuenta en el mapa. Es así como, tras lanzar una versión remasterizada de su grandioso primer juego, la firma del erizo azul no trae Valkyria Revolution, un spin-off que retoman varios de los elementos que volvieron entrañable a la serie y los combina dentro de un esquema de juego que se aleja por completo del género de estrategia. ¿Qué tan bien quedó esta revolución? Siendo honestos, no tan bien como hubiéramos querido.

Nueva historia, misma esencia

Al igual que sus predecesores, Valkyria Revolution nos expone una historia bélica que se sitúa en una versión ficticia de la Europa de los siglos XIX y XX aunque su premisa se basa en un conflicto totalmente distinto al de la Segunda Guerrra Mundial: la Revolución Industrial.

En esta ocasión su trama se centra en un pequeño grupo de rebeldes provenientes de Jutland, un país que ha sido bloqueado económicamente por Ruzhien, imperio que busca hacerse con el control total del Ragnite, un mineral con propiedades mágicas que es usado como fuente de energía y que ha propiciado el enorme avance tecnológico de la sociedad de su época. Para lograr su objetivo los insurgentes, liderados por un general de nombre Amleth, se aliarán con la princesa Ophelia de la nación oprimida y sus fuerzas armadas quienes no dudarán en unirse a su causa, aunque lo harán bajo la creencia de que su lucha les permitirá liberarse del bloqueo y reestablecer los lazos con con los Ruzhi. Obviamente esta diferencia de ideologías orillará a ambas partes a cuestionarse entre sí en reiteradas ocasiones y, a la postre, terminará por generar conflictos que pondrán en riesgo el éxito de su reyerta.

Comparado con los juegos previos el tono de la historia de Valkyria Revolution es mucho más oscuro; mientras que en la trilogía original los jugadores tomaban el control de una armada que se veía obligada a luchar para conseguir su libertad y acabar así con la guerra, en éste spin-off nos topamos con un grupo de rebeldes guiados por la venganza que no sólo aspiran a ir al combate contra un imperio sino que incluso utilizará los medios que sean necesarios para alcanzar sus objetivos, incluidos la traición. Junto a ello el elenco de personajes con el que aquí nos topamos es más complejo y variado y nos permite explorar las diferentes perspectivas de un conflicto que tiene varios flancos y frentes de ataque.

Gracias a toda esta combinación de elementos, el título logra su cometido de refrescar a la serie con una trama sumamente interesante, de acercamiento más maduro y creíble y en el que no nos quedamos con la visión de uno solo de los bandos inmiscuidos. Vaya, no se trata de un juego en el que vemos a un grupo de soñadores lograr lo impensable.

Aunque su trama es de los más atractivo que tiene el título, lamentablemente la forma en la que se desenvuelve su narrativa merma enormemente el impacto que ésta genera en el espectador. Prácticamente toda su historia se despliega a través de conversaciones en las que los personajes se quedan estáticos, se muestran inexpresivos y en los que apenas y se limitan a hacer algunos movimientos o gestos sencillos. Para empeorar todo aún más los momentos de charla son extremadamente recurrentes, tiene duraciones extensas y, por alguna extraña razón, están separadas por constantes pantallas de carga que rompen estrepitosamente con su ritmo. Y como si no fuera suficiente esto, la cantidad de cinemáticas con la que fue dotado el juego es muy contada y apenas y aparecen en momentos muy determinados.

En verdad es decepcionante la manera en la que un aspecto tan increíble como lo es su historia se ve manchado por su pobre ejecución. Sin embargo y si logras sopesar este gran fallo, encontrarás que el relato que aquí se muestra es uno de los más interesantes que se haya visto tanto en la serie como en varios juegos de temática similar.

De la estrategia a la acción táctica

Otro aspecto al que también se le metió mano al juego con tal de hacerlo verse diferente es su gameplay, por mucho el apartado con el cambio más radical de todos. Valkyrie Revolution es un título de acción estratégica y no uno de estrategia táctica por turnos per se. Su sistema de controles se conforma de cuatro comandos simples como lo son atacar, defenderse, evadir y desplazarse. Junto a éstos también se encuentran algunas acciones adicionales que complementan el repertorio de movimientos como lo son las magias elementales (de Ragnite) o de soporte, el uso de armas de fuego y explosivos o el uso de ítems.

En apariencia Valkyria Revolution da la finta de asemejarse a títulos de acción similares como los Warriors (Musou) de Koei Tecmo; siendo honestos, esto es algo cierto. Sin embargo, existen algunos elementos adicionales que lo separan de ellos y que transforman la experiencia por completo. De entrada, el más importante de todos recae en la manera en la que se desarrollan los combates ya que las acciones de todos y cada uno de los soldados se ve regida por una barra que se va llenando con el tiempo (apenas y unos pocos segundos) y que se consume cada vez realizamos un movimiento. Junto a esto los ataques mágicos tienen múltiples propiedades y rangos de ataque y están atados a una barra especial de puntos que se va vaciando conforme los usemos. Igualmente las armas y explosivos, aunque son poderosos si se saben usar en las situaciones adecuadas, son muy limitados.

De la conjunción de todo lo antes expuesto se derivan algunos estados que afectan la moral y desempeño de cada soldado; sensaciones como el miedo, confusión, cansancio, ira o motivación son algunos de esas afecciones que se presentarán tanto en los enemigos como en los miembros de nuestra armada dependiendo de la forma en como se desarrollen las afrentas y que pueden jugar tanto a nuestro favor como en contra de nuestra estrategia. De hecho y si no tenemos cuidado con éstas, nos podríamos ver orillados a situaciones en las que nos veamos acorralados y en las que es posible perder a nuestras unidades – por que sí, aquí también está presente la función de muerte permanente.

Siguiendo bajo la temática de los personajes, la gama de soldados de la que disponemos es limitada pero ciertamente variada. Comparado con la serie principal, aquí no tenemos unidades pertenecientes a alguna clase en particular (como francotiradores, scouts o ingenieros) pero sí que cuentan con equipo y/o habilidades que los dejan tomar un rol especial en el grupo como lo son tanques (quienes reciben y amortiguan el daño), los desestabilizadores (ideales para atacar y desconcentrar a grupos numerosos de enemigos), los de soporte (responsables de curar o generar cambios en los estatus) o los soldados de asalto (los que se dedican atacar). Por consiguiente se vuelve indispensable que conozcas a tus compañeros ya que de su buen manejo – puedes cambiar y tomar el control de cualquiera de ellos en todo momento –  y adecuada otorgamiento de órdenes derivará o no la victoria en la guerra.

La combinación de todos estos elementos hacen que los combates adquieran un tono más estratégico y que se desarrollen más lento que los vistos en otros juegos de acción. Obviamente todos estos se añadieron con la intención de hacer que el juego pudiera asemejarse algo a la serie principal de Valkyria Chronicles y, en cierto modo, lo consigue, aunque no optimamente. Si bien éste no es un título que se juega al botonazo y nos obliga a mantenernos atentos a lo que sucede en pantalla, las peleas que ofrece no aprovechan al máximo todos los aspectos antes expuesto y acaban por volverse simplonas, monótonas y muy desbalanceadas, sobre todo cuando nos referimos a los jefes que parecen ser esponjas que absorben daño a más no poder y cuyos enfrentamientos se alargan de manera innecesaria.

Además, la pobre inteligencia artificial de los miembros de nuestro escuadrón llega a complicar más las cosas y acaba por interferir y entorpecer nuestro desempeño en muchas ocasiones. Será más común de lo que te imaginas ver que tus compañeros se coloquen enfrente de los ataques enemigos sin motivo aparente o que se gasten su magia a diestra y siniestra.

La situación no cambia mucho en cuanto a modos de juego se refiere. En sí el juego nos dice que hay varios tipos de misiones que van desde la toma de bases o asaltos a trincheras enemigas, hasta de rescates de objetos variados, eliminación de blancos específicos u objetivos a contrareloj pero, al final del día, todas éstas se sienten extremadamente parecidas entre sí. De nueva cuenta, un rubro que se prestaba para mucho acabo por volverse una oportunidad desperdiciada.

Bonita pero ambivalente presentación

Si hubo un apartado por el cual se le aplaudió en su momento a Valkyria Chronicles fue el de su impecable departamento de arte y presentación que lo hacía lucir como un libro de historia dinámico en el que sus ilustraciones cobraban vida para narrarnos lo que acontecía. Valkyria Revolution cuenta también con una sobresaliente diseño de corte similar al de sus predecesores pero, infortunadamente, se ve manchado por algunos elementos. Por un lado el diseño de sus escenarios contrasta de manera notoria puesto que sus ambientaciones, aunque reflejan fielmente tanto la época europea de la que se basa como el estilo steampunk de su sociedad industrial, cuentan con pocos elementos interactivos y los que tiene – como cofres, barriles explosivos o trincheras y paredes para ocultarse – son pobres y no juegan un rol importante durante las batallas. Vaya, los mapas se ven bellísimos pero se sienten muy vacíos y sin mucho por hacer.

El diseño de sus personajes también desentona. Como ya dije el elenco de soldados es muy variado y la apariencia de estos es muy llamativa y compagina enormemente con la ambientación del título. No obstante, la inexpresividad de sus rostros y el plano desenvolvimiento que muchos de ellos demuestran durante las cinemáticas les restan credibilidad y empatía. Por más bien que está la actuación de voz, esto de poco o nada ayuda para hacerlos lucir más de lo que deberían.

Por último y en cuanto a su apartado sonoro, la música cumple cabalmente con su objetivo de ambientarlo y dotarlo con esa personalidad de juego bélico, pero hasta ahí. Todas las melodías que escuchamos son fantásticas pero ninguna llega a a trascender ni a volverse tan memorable. Para ser un trabajo del legendario Yasunori Mitsuda, éste se siente demasiado simple.

Este juego fue reseñado en PS4. También se encuentra disponible en Xbox One y PS Vita.×

Valkyria Revolution es un claro exponente de la frase que dice “si no está roto, no lo arregles”. Como tal éste se siente como un juego de acción a medias, de ritmo lento y que apenas y hace uso de todos esos elementos con los buscaba darle ese toque de estrategia. Sí, es verdad que su gameplay es funcional, pero como producto en general, el título no sobresale en ninguno de sus apartados de la misma forma a como lo hizo en su momento la serie principal de Chronicles. La fórmula por la que se apostó en esta ocasión no terminó por cuajar del todo bien.

La revolución que SEGA intentó hacerle a la serie con este spin-off no fue para nada brillante. En verdad esperamos que si la compañía nipona se anima a hacer otro juego de Valkyria, lo haga basándose en la serie principal de estrategia y no con esta propuesta intrascendente.