Un shooter multidireccional con ambientación cósmica.
Vivimos en una época donde la enorme cantidad y diversidad de contenido al que tenemos acceso se actualiza a una velocidad impresionante, y esto se refleja en la demanda de experiencias efímeras con una curva de aprendizaje cada vez más corta. De esta realidad se han aprovechado varios desarrolladores (especialmente independientes) para construir sus proyectos con las bases de los juegos arcade. Aunque el término (relacionado a videojuegos) se acuñó para referirse a las estructuras físicas que alojaban popularmente al software de entretenimiento desde finales de los setenta, ahora se ha deformado para describir un género que evoca a las características de los títulos de aquella época: una simplicidad en los gráficos, historia y controles, mezclados, generalmente, con una dificultad constante.
De esta corriente de juegos llega Pulstar (no relacionado con el shoot’em up de Aicom y SNK de 1995), que es un sencillo –aunque entretenido– shooter, donde la acción se desarrolla en un ambiente multidireccional dentro de un escenario cuadrado. El objetivo es destruir la mayor cantidad de enemigos posibles antes de quedarnos sin vidas, para ello contamos con pequeñas mejoras en el disparo (clásico del género) y un ataque especial que aumenta nuestro multiplicador de puntaje durante unos segundos.
La historia es un tanto trillada y simple, sin embargo, el punto fuerte de este título (y de la mayoría del género arcade) reside en su gameplay, por lo que la trama se vuelve meramente ornamental; el prólogo trata sobre un grupo de alienígenas devoradores de vida que llegan al planeta del protagonista, cuyo deber es detenerlos antes de que aniquilen a toda la población.
Una de las grandes ventajas es que no está orientado a un público específico, es decir, se puede disfrutar con un enfoque casual o con uno competitivo. También posee un modo multijugador cooperativo de pantalla dividida para disfrutar la experiencia en equipo, y para apoyarse a cumplir una meta de puntaje por parejas.
En cuanto al aspecto visual y sonoro, este juego ofrece una atmósfera oscura, acogedora y fresca inducida por el arte hecho a mano de su simple fondo y sombríos personajes. La música por otra parte, juega un papel muy importante en el sentimiento de estrés dentro de cada partida, ya que constantemente los instrumentos se van intensificando, lo que complementa la experiencia resultado de la cantidad de enemigos y proyectiles en pantalla, dando lugar a pequeños momentos épicos del juego.
La simplicidad de este juego es su mayor atractivo, así como su más notable imperfección. Aplicada al gameplay principal es una fantástica idea para atraer a todo tipo de público y ofrecer varias horas de reto y diversión; pero cuando esta sencillez se refleja en la cantidad de escenarios y dinámicas disponibles, puede resultar en un producto tedioso después de algunas horas de juego. Una mayor cantidad de modos de juego y más escenografías hubieran hecho de este shooter algo memorable.
A pesar de que este título es del tipo arcade, y sus dinámicas e historia por naturaleza son simples, existen otros videojuegos del mismo género que poseen relatos completos e inmersivos, al mismo tiempo que ofrecen un gran árbol de posibilidades de entretenimiento dentro del mismo encuadre. Este juego es un buen ejemplo que nos recuerda que para aumentar la calidad de la industria en estos tiempos, debemos observar aquellos títulos cuyos aspectos trascienden las limitantes de sus géneros, y tomarlos como modelos para desarrollar un producto lo suficientemente pulido para satisfacer completamente al usuario final.
