PS4, PC
PS4
Level-5
Bandai Namco Entertainment
23/03/2018
Trascender en cualquier medio de entretenimiento es una de las hazañas más complicadas que cualquier obra, autor o serie, pueden conseguir, sobre todo si hablamos de algo como la industria de los videojuegos que se ha venido diversificando a pasos agigantados en lapsos de tiempo muy cortos. Esto ha provocado que la competencia se vuelva más feroz que nunca y que claro, sea mucho más fácil perderte entre las montañas de títulos que se publican a diario. En diciembre de 2010, Level-5 se aventuró en la creación de un nuevo RPG para el Nintendo DS bajo el nombre de Ni no Kuni: Dominion of the Dark Djinn. Al ver el potencial, Namco Bandai decidió apoyar al famoso studio nipón para que en conjunto con Studio Ghibli, desarrollara al impresionante Ni no Kuni: Wrath of the White Witch. Dicho título de PS3 fue muy bien recibido incluso en América, y en la PlayStation Experience de 2015, se nos anunció lo que muchos habíamos estado soñando: Ni no Kuni II: Revenant Kingdom era toda una realidad.
Tras poco más de cuatro años en proceso de desarrollo, Ni no Kuni II: Revenant Kingdom está listo para su llegada al PlayStation 4 y PC, teniendo como principal misión superar todo lo conseguido por su amado antecesor con una importante desventaja: Studio Ghibli no está involucrado en el proyecto. Lo anterior nos podría hacer pensar que estamos frente a una producción de menor tamaño, sin embargo, es importante considerar que los artistas y compositores de Wrath of the White Witch, están de regreso para esta secuela que de entrada, te puedo decir que en cuanto a tamaño, ambiciones y metas, supera por mucho lo que vimos en el PlayStation 3, pues además de ser un JRPG moderno sumamente sofisticado y sólido, nos presenta otros dos pilares que exploraran géneros totalmente distintos y que gracias a su profundidad, nos hacen pensar que fácilmente se podrían convertir en juegos independientes muy bien logrados.
Level-5 lo volvió a hacer, demostrando que en efecto, es de los estudios desarrolladores de videojuegos más talentosos en todo el mundo. Las propuestas de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom me han consumido por completo, pues a lo largo de los últimos días ha causado que la mayoría de mis pensamientos normalmente se centren en el impresionante mundo que nos pone enfrente y en todos los elementos que lo componen. Cosas como “qué aburrida es la realidad. No veo el momento para ya regresar a jugar” se apoderaban de mi mente constantemente.
Si eres fanático de los RPG creados en Japón, entonces entenderás a la perfección el increíble sentimiento de inmersión del que este género es capaz cuando se interpreta de manera correcta. El resultado final de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom me hace sentir que estamos frente a una serie que se encamina a grabar su nombre con letras de oro en la historia de este medio.
La historia que se nos contó en Ni no Kuni: Wrath of the White Witch quedó para la posteridad. El objetivo de hacernos sentir dentro de una película de Studio Ghibli que te rompe el corazón durante sus primeros minutos se logró magistralmente, esto en buena parte gracias al fantástico desarrollo de personajes que tuvimos, sobre todo en el caso de Oliver. Una de las preocupaciones más importantes que teníamos sobre Ni no Kuni II: Revenant Kingdom tenía que ver con su narrativa ahora que la legendaria productora de largometrajes animados no está, más si tomamos en cuenta que desde que se mostró, se nos dejó claro que se perseguirían otros objetivos en esta ocasión. Sin duda alguna, dichas determinaciones tuvieron repercusiones, unas muy positivas y otras no tanto.
Los hechos que se nos cuentan en Ni no Kuni II: Revenant Kingdom se ubican varios cientos de años después de lo que vimos en Wrath of the White Witch, por lo que antes de pasar a contarte qué camino toma esta nueva historia, me gustaría responder de una vez la pregunta de si es necesario o no haber consumido al anterior para entrarle a esta secuela. La respuesta es no, no necesitas haber jugado la entrega de PS3 para poder disfrutar de la de PS4. A pesar de que sí existe una relación entre ambos juegos más allá de que se desarrollan en el mismo universo, la realidad es que no tendrás problema en entenderlo si es que te saltaste la joya de generación pasada. Eso sí, durante las primeras horas tenemos una sección con uno de los fan service mejor logrados que me haya tocado ver dentro de un videojuego.
Nuestra aventura arranca en medio de un fuerte conflicto político que desemboca en un golpe de estado. Al ver que el trono de Ding Dong Dell se encontraba vulnerable y solamente resguardado por un niño sin experiencia llamado Evan, un miembro roedor del consejo real decide tomar su oportunidad para hacerse del reino. Ahí entra Roland, quien después de sufrir cierto suceso en lo que podría ser nuestra realidad, es transportado al mundo de fantasía que conocemos en esta serie. Sin mucha opción tras el extraño suceso, este político decide aliarse con el joven de cabello dorado y orejas de gato para así, escapar de quienes buscan matarlo.
Al igual que a Oliver, al buen Evan Pettiwhisker of the House Tildrum se le viene el mundo encima, pues además de apenas haber perdido a su padre, ahora le fue arrebatado el reino que juró proteger y desarrollar. Tras haber logrado escapar del violento golpe de estado, Evan y Roland no tienen más que intentar seguir adelante y así, fundar un nuevo reino basado en el ideal de que todos sus habitantes puedan vivir felices para siempre.
El primer problema que tengo y estoy seguro, compartirás sobre el desarrollo de la historia de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, es la forma en la que Roland acepta sin cuestionarse más la situación en la que se encuentra. De la nada, decide dejar su vida pasada de lado -cualquiera que haya sido- y así, aventurarse con este niño que acaba de conocer. Sí, seguro que si cualquiera de nosotros cayera de la nada en Ding Dong Dell, correríamos a querer conocerlo todo, sin embargo, creo que uno de nuestros objetivos sería regresar a casa o al menos investigar por qué es que no pasó lo que nos pasó.
Una vez que el juego arranca de lleno tras unas cuatro o cinco horas, te puedes dar cuenta mucho más del tono de la narrativa. La verdad es que quedé muy sorprendido de los temas que se tocan en Ni no Kuni II: Revenant Kingdom. A diferencia de su antecesor, este juego se centra en conflictos políticos, sociales y por supuesto, militares. Conocer a todos los personajes que habitan estas tierras es sumamente interesante, pues además de que sus diseños son totalmente Ghibli, sus motivaciones y razones de hacer lo que hacen, muchas veces dista de una aproximación inocente que un público más joven pueda consumir.
Algo que es muy importante resaltar es que a pesar de ser un RPG que por supuesto busca contarnos una gran historia, es claro que los esfuerzos de Level-5 al momento de crear Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, estuvieron mucho más enfocados en la gigantesca cantidad de mecánicas de juego que vemos dentro del título. Aún así, el número de personajes y lugares que conocemos a lo largo de esta aventura, está a la altura de cualquier otra producción de este estilo que haya brillado por su historia. De la mano de todo esto, tenemos que la actuación de voz, misma que puedes poner en japonés o inglés con textos en español, es bastante reducida. Son contadas las cinemáticas en las que escuchamos voces, la gran mayoría de la historia se cuenta a través de subtítulos.
Es bastante llamativo el trabajo de Akihiro Hino en esta ocasión, pues considerando sus otras aportaciones con Level-5, incluido Wrath of the White Witch, ahora nos topamos con una historia mucho menos lineal que presenta un montón de vertientes que nunca sabes bien hasta donde te llevarán. La verdad es que me gustaría contarte mucho más de lo que vemos en la historia de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, pero te estaría arruinando sorpresas importantes. Lo que sí te puedo decir es que cada lugar que visitas tiene escondido más de un secreto que seguro te impresionará, pues puede que dicho arco narrativo empiece de alguna manera y de la nada, termine en algo totalmente diferente, normalmente echando mano de los temas sociales y políticos que te mencionaba hace unos instantes.
Una de las cosas más interesantes del género de los RPG hechos en oriente es que prácticamente con cada nuevo juego, sin importar de la serie de la que estemos hablando, se busca reinventar por completo los sistemas de combate que ya se tenían establecidos, ya sea por turnos, acción o cualquier combinación en medio de ambas. Describir cómo es que se jugaba Wrath of the White Witch siempre fue un poco complejo, pues justamente tomaba elementos de estrategia y los combinaba con algunos de acción para presentar una fórmula bastante única.
Siguiendo la tendencia antes mencionada, Ni no Kuni II: Revenant Kingdom reinventa la forma en la que se comporta este aspecto dentro de la serie. Al igual que con su antecesor, no es simple detallar la forma en la que funcionan los combates en este juego, así que vamos de lo más sencillo, hasta los aspectos más sofisticados y avanzados, no sin antes recalcar que en esta ocasión, Level-5 decidió irse por un camino mucho más apegado a la acción, pero sin perder de enfoque una buena cantidad de elementos que le dan muchísima profundidad a esta parte del gameplay.
De primera instancia tenemos ataques melee ligeros y fuertes, los cuales se complementan con ataques a distancia. Dependiendo del personaje que uses, será el tipo de armamento a tu disposición. Espadas, hachas, lanzas, arcos, pistolas o por supuesto, varitas mágicas, son algunas de las opciones que tendrás a la mano. En combate, puedes equipar tres armas melee y una de distancia, las cuales puedes rotar con el toque de un sólo botón. Además del tipo y atributos de las armas, cada una de ellas tiene una barra de porcentaje que se va cargando, la cual, sirve para ejecutar los skills o habilidades especiales.
Para poder lanzar alguna de estas magias o movimientos especiales, es necesario que tengas equipada un arma que esté al cien por ciento, además de tener los MP suficientes dependiendo del skill que quieras ejecutar. Cada personaje puede tener equipados hasta cuatro de estas habilidades. Algunas de ellas cuentan con su propio elemento, mientras que otras dependen del elemento del arma que tengas equipada en ese momento. Por ejemplo, un slash especial de espada será de fuego, agua, viento o electricidad si el arma en cuestión cuenta con cierto atributo.
Durante cada enfrentamiento sólo puedes comandar a uno de los tres personajes que componen a tu Party, los otros dos actúan de manera autónoma dependiendo de la configuración con la que los tengamos, mayormente realizando acciones inteligentes que sí nos ayudan dentro del campo de batalla. Hablando de campos de batalla, tenemos de nuevo estas áreas circulares bien delimitadas que podemos abandonar si estamos en un combate casual. La verdad es que el acceso a las peleas cuando estamos explorando un área desde la perspectiva en tercera persona es totalmente limpio, es decir, no hay ni un segundo de carga. Cuando te encuentras explorando el overworld, sí entra una animación clásica del género para después ponernos en perspectiva de combate. Vale la pena señalar que los encuentros con enemigos no son aleatorios, pues éstos siempre están representados por un avatar específico que no dice contra qué tipo de amenaza nos vamos a medir.
Regresando al tema de los combates y de nuestros aliados, seguro recordarás que en Wrath of the White Witch teníamos a esta especie de Pokémon mejor conocidos como Familiars que podías capturar, entrenar y hasta evolucionar. Al final, estos seres terminaban siendo la piedra angular de todo el combate, dejando a los personajes “humanos” como soportes. Ahora en Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, tenemos a los Higgledies, los cuales más bien están inspirados tanto en apariencia, como en comportamiento, en los siempre sensacionales Pikmin de Nintendo. Estos seres pueden ser encontrados alrededor del mundo y poco a poco se van uniendo a nuestras fuerzas para apoyarnos en batalla.
Dependiendo de su raza y número de ellos que tengamos, será el tipo y fuerza de sus ataques o bondades. Por ejemplo, hay unos Higgledies que pueden sacar un cañón para hacer daño u otros que pueden invocar una misteriosa magia que hace mucho daño. Pero no todo es ataque, estos pequeños seres también nos pueden ayudar con otras cosas como los de viento, que pueden generar un campo que le sube la salud a quien esté dentro de él. La cosa aquí es que nosotros les debemos de decir en qué momento activar sus poderes. Mientras éstos están en modo automático, suelen atacar a los enemigos a los que estemos enfrentando, pero de igual forma, están vulnerables a los ataques del contrario, muchas veces muriendo ante nuestros ojos. Sí, ese sentimiento de angustia constante en los títulos de Pikmin al ver caer a nuestras unidades, hace acto de presencia en Revenant Kingdom.
Como te puedes dar cuenta, a pesar de que el combate de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom está muy apegado a la acción, sus elementos de juego de rol le brindan una gigantesca cantidad de capas de profundidad. Puede que al inicio no sientas tanta relevancia de cada uno de los elementos que componen a esta parte del gameplay, pero conforme vas progresando y los combates se van sofisticando, empiezas a entender que todas las partes tienen una razón de ser. Todo funciona como una máquina bien aceitada. Es impresionante lo que logró Level-5 en este aspecto. Decidir qué tanto usar tus ataques a distancia que por cierto, requieren de MP, y qué tanto atacar a corta distancia, es todo un dilema, además de que usar las habilidades de los Higgledies es todo un arte.
De igual manera me gustaría hacer énfasis en el esquema de controles del juego. Puede ser que todo lo que te haya descrito en este apartado suena de lo más complejo de jugar y a pesar de que en efecto, es un sistema sofisticado y muy avanzando, controlarlo se siente natural y más importante que cualquier otra cosa, increíblemente divertido, sobre todo cuando ya entiendes bien las fortalezas y debilidades de todo tu equipo. Ni no Kuni II: Revenant Kingdom presenta una de las mejores estructuras de combate que jamás haya visto en un RPG japonés, esto claro, si tomas en cuenta la magistral manera en la que se integraron sus mecánicas con sus controles.
Como era lo evidente, todo el sofisticado combate de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, tenía que venir respaldado por un complejo sistema de personalización para que podamos configurar a nuestro equipo de mil y un maneras distintas, esto claro, para poder superar los diferentes retos que nos van poniendo enfrente.
Además de poder cambiar las tres armas melee que podemos equipar y la de ataque a distancia, también es posible colocarle diferentes vestimentas y calzado a los personajes, mismos que añaden defensa contra agresiones físicas o contra los distintos elementos. Sumado a lo anterior, podemos equipar anillos y pendientes que de igual forma, otorgan ventajas a quien los porta. Hasta ese momento, todo suena bastante estándar y hasta sencillo para el género del que estamos hablando, sin embargo, Revenant Kingdom no se iba a quedar ahí.
Dentro del juego tenemos un objeto llamado Tactic Tweaker, el cual, es básicamente un nuevo menú que nos deja cambiar algunos de los stats de nuestra Party. Aquí tenemos cuatro apartados distintos que podemos cambiar usando una unidad llamada Battle Points que se nos da junto con nuestra experiencia regular. En una de las secciones podemos modificar qué tan a fin son nuestros personajes con ciertos monstruos y elementos. Lo interesante es que si por ejemplo, decides recibir menos daño del fuego, puede que el agua te haga afecte más. En la imagen que te pongo aquí abajo te puedes dar una mejor idea de cómo es que funcionan estas barras. También tenemos un apartado más tradicional que te deja subir la fuerza, velocidad o defensa de tu equipo.
No te voy a mentir. Al inicio me sacó bastante de mi zona de confort tenerme que preocupar por todo lo que fuera el Tactic Tweaker, sobre todo con decidir si era mejor estar listo para enfrentar electricidad o viento, pues cómo saber con qué me iba a enfrentar a continuación. Mi consejo es que al inicio, guardes tus Battle Points lo más que puedas y los inviertas poco a poco sólo en la sección de hacer mejoras directa a tu Party. Un poco más adelante cuando los enfrentamientos se vuelvan más complicados, la cosa te hará mucho más sentido.
Sin duda es un intento sumamente interesante por parte del estudio desarrollador para involucrarnos mucho más en las decisiones de cómo es que nos desempeñamos al momento de la batalla. Claro que los no tan involucrados con el género seguramente se sentirán abrumados ante estas opciones, pues como te digo, deja muchísima responsabilidad en nuestras manos. Como sea, creo que nadie esperaba que Ni no Kuni II: Revenant Kingdom fuera un RPG amigable que abrazara a los que quisieran entrar en su complejo mundo.
Todos los elementos que componen a Ni no Kuni II: Revenant Kingdom no podían estar contenidos en un área de menor tamaño. Siempre que hablamos de un RPG moderno o de un mundo que nos dé libertad de exploración, se pregunta qué tan grande es a comparación de otros. La verdad es que me parece complicado decir qué tan grande es el mundo de este nuevo juego, incluso si lo pones lado a lado con el de Wrath of the Witch. De lo que sí estoy seguro es que tiene dimensiones verdaderamente considerables que te tomarán decenas de horas recorrer.
Antes de pasar a contarte cómo es que funciona el mundo de Revenant Kingdom, te comento que a pesar de que el título se desarrolla dentro del mismo universo de su antecesor y que incluso comparten locaciones, cuando comparé ambos mapas, me di cuenta de que su geografía, orografía y distribución, son sumamente diferentes, asunto que por supuesto, llama la atención si es que estás buscando relacionar las obras que componen al universo de Level-5.
El mundo que recorremos en Ni no Kuni II: Revenant Kingdom está compuesto por dos continentes o islas principales que se ven rodeadas por archipiélagos y pedazos de tierra menores. Cada región presenta sus propias características y ecosistemas que a su vez, hacen que la fauna y monstruos que los habitan, cambien sus elementos dependiendo del clima, por ejemplo. Además de los pueblos y locaciones mayores, el mapa está repleto de tesoros escondidos y de cuevas, mismas que a su vez, a veces contienen unas misteriosas puertas que en cierto punto puedes atravesar para entrar a retos especiales.
Estas secciones que te menciono son Dungeons que debes de atravesar, normalmente plagados de enemigos y con un piso final habitado por un jefe. Nada demasiado especial, pero sí bastante interesante. Obviamente las recompensas son pedazos de armamento y demás ítems, además de que se te da una de las piezas especiales que si juntas nueve de ellas, completas uno de los side quests del juego.
La estructura de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom es muy similar a la de Wrath of the Witch. Tenemos un overworld general que exploramos con estas versiones “chibi” de los personajes. Cuando entras a cualquier locación de interés, la cámara cambia a la clásica visión en tercera persona de Evan y compañía. Los lugares que visitas de manera más específica, están mayormente construidos por pasillos bien definidos. Claro que hay momentos en los que se busca darnos la ilusión de estar en áreas abiertas en exteriores, pero la realidad es que esta arquitectura de dungeon, es una constante a lo largo de toda la aventura.
Lo anterior puede ser positivo para quienes llevan tiempo jugando dungeon crawlers o RPG tácticos, pero es probable que si estás más acostumbrado a juegos de mundo abierto modernos, sientas que hay un exceso de paredes invisibles a lo largo y ancho del mundo. Mi única queja sería que en más de una ocasión no sabía bien en qué parte podía saltar hacia abajo o hacia algún lado y en cuáles otras no. Creo que en ese apartado, el lenguaje gráfico del juego sí llega a fallar un poco en la forma en la que nos dice a los jugadores para dónde es posible movernos. Fuera de lo anterior, la verdad es que me topé con un gran diseño de niveles que se adapta perfecto a las necesidades de la experiencia.
Se tienen algunas variantes a lo largo de la aventura, incluso con la incursión de bonitos y muy bien diseñados puzzles en algunas secciones, pero de manera general, así es como funcionan los escenarios que recorremos en Ni no Kuni II: Revenant Kingdom.
Dejando de lado los elementos que hacen de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom un RPG hecho y derecho muy sólido en cada uno de sus apartados, me parece que es buen momento para pasar a platicarte del primero de los sub pilares -por llamarlos del algún modo- de toda la experiencia de este juego.
Por más pacifista y romántica que puede llegar a ser la visión de Evan y Roland sobre la creación de un nuevo reino, se topan con la cruda realidad de que muchas veces, la fuerza y guerra es la única manera para hacer que una nueva nación pueda salir adelante. Por lo tanto, en cierto punto de nuestra aventura, se nos introduce a esta rama que se asemeja mucho a un RTS o a un MOBA, sacándonos por completo de las mecánicas base que esperas de un RPG. Antes de contarte cómo funciona esta modalidad, te aclaro que a pesar de ser una sección secundaria del juego que sólo se puede acceder en ciertos puntos esparcidos por el mapa, sí es crucial y necesaria para poder progresar en la historia. Mi punto es que si por alguna razón no te gusta y te quieres olvidar de ella por completo, no podrás hacerlo.
Cuando entras en alguno de estos escenarios delimitados y diseñados de origen -nada procedural gracias a dios- se te muestra un mapa general de la zona de combate en el que aprecias tu punto de inicio, así como el lugar en el que estarán apostadas las fuerzas del enemigo. Una vez que eliges qué tipo de unidades mandarás al combate, pues vale la pena mencionar que tenemos el siempre útil triángulo de debilidades y fortalezas en donde espada vence a mazo, mazo a arco y arco a espada, regresamos a la perspectiva que se muestra cuando exploramos el overworld.
En medio de nuestras unidades aparece Evan, rodeado de hasta cuatro comandantes que representan a los distintos tipos de unidades, cada una agrupada con su clase correspondiente. El protagonista funciona como eje. Usando R1 y L1, hacemos que nuestros pelotones giren a nuestro alrededor, esto para colocarlos en el lugar exacto para hacer el daño que necesitemos. Sí, es una mecánica que se basa por completo en posicionamiento. Por ejemplo, lo mejor es tener a los arqueros en la retaguardia, esto para que las otras unidades de infantería, las protejan del enemigo. Es importante señalar que las unidades atacan de manera automática. Nuestra labor tiene que ver exclusivamente en siempre tenerlas en el lugar necesario.
Además de lo anterior, cada comandante cuenta con un skill especial. Por ejemplo, puedes ordenar un bombardeo sobre las fuerzas enemigas o lanzar un shock de electricidad que las paraliza por unos segundos. Estas habilidades consumen una unidad llamada Might, dependiendo del ataque, es lo que pierdes de este medidor, por lo que no puedes abusar de este tipo de ventajas. Mucho tiene que ver la forma en la que administres este recurso para poder alcanzar la victoria. Otro punto importante es que llamar refuerzos para reponer bajas, también consume Might. En más de una ocasión me pregunté si era mejor arriesgarme con cierto poder o mejor invertir en nuevas unidades.
Los objetivos de estos enfrentamientos son diferentes dependiendo de a cual accedas y en qué parte del mapa te encuentres. Por ejemplo, los escenarios que aparecen cerca de Evermore -el reino que fundamos- normalmente tienen que ver con defender una posición de oleadas de enemigos que intentan invadir nuestras tierras. También tenemos otros en los que hay que acabar con los comandantes enemigos antes de que ellos hagan lo propio con nosotros. A lo largo de estos campos de batalla también te llevar a topar con cañones o torres de vigilancia enemigas que puedes destruir para después capturar, además de que también existen algunos campamentos que en caso de tomarlos, servirán para que nuestra Might se vaya recuperando con el paso del tiempo.
Claro que llamar a esta modalidad RTS o MOBA es sólo para que te des una idea más clara de su estructura, pues a pesar de que en efecto se siente como algo que pertenece al género de estrategia en el que tenemos una visión muy amplia del campo, es importante resaltar que esta sección de Ni no Kuni II propone sus propias ideas y conceptos. En general, te puedo decir que la he pasado genial en esta parte del juego. Me parece impresionante que Level-5 haya decidido invertir no sabemos cuántos recursos en básicamente crear otro juego dentro de su ya de por sí gigantesco título. Las ambiciones de Revenant Kingdom definitivamente se salen de todo lo convencional, más ahora que las súper producciones cada vez se topan con más complicaciones en sus largos caminos.
Para este momento es completamente normal que te sientas totalmente abrumado por todo lo que representa Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, incluso podría apostar a que muchos están reconsiderando entrarle no sólo por el tiempo que demanda, sino por el grado de atención y entendimiento que cada una de sus mecánicas requiere para que puedas progresar de manera correcta a lo largo de la aventura. Pero la cosa no acaba ahí. No teniendo suficiente, Level-5 añadió otro pilar a la experiencia que al igual que el que te describí hace unos párrafos, tiene la profundidad y complejidad suficiente para poder ser un videojuego aparte.
Fundar y gobernar un reino no se limita a sólo sentarnos en un trono a dar algunas ordenes. Evermore es un lugar complejo que requiere de nuestra atención para que su influencia en el mundo, así como tamaño, se puedan expandir. Para esto, en Ni no Kuni II: Revenant Kingdom se añadió una sección entera en la que tenemos que administrar la forma en la que va creciendo nuestro pueblo, esto a través de la administración de recursos, desarrollo de investigaciones y por supuesto, asignación de ciudadanos a la tareas que más se adapten a sus talentos y habilidades. Si tuviera que comparar todo este asunto con otros juegos, diría que es algo entre Suikoden y Sim City… más o menos.
Nuestra ciudad está dividida en módulos. Cada espacio está designado para que pongamos diferentes edificaciones de distintos tipos. Desde armerías y forjas, hasta tiendas de conveniencia y minas para extraer recursos. Los edificios más importantes sirven para desarrollar investigaciones que tendrán un impacto directo en la aventura principal. Por ejemplo, puedes desarrollar nuevas armas o mejores habilidades de exploración. A su vez, cada lugar dentro de nuestro reino puede ser expandido para poder tener más espacios para ciudadanos y claro, ser mucho más eficiente en las tareas que le asignemos.
Por supuesto que para que todo pueda operar de manera correcta, necesitamos de ciudadanos dispuestos a trabajar por Evermore. La manera de reclutar a cada uno de estos personajes que por cierto, están diseñados a mano con todo y su propia back story, es a través de side quests. Normalmente, estos seres que en efecto, parecen sacados de una película de Studio Ghibli, se dicen encantados de unirse a nuestras fuerzas pero primero, debemos de hacerles un pequeño favor como matar a cierto monstruo o traerles algún material especial. A pesar de que estas misiones no son aburridas ni mucho menos, la verdad es que sí la sentí un poco repetitivas y nada originales en cuanto a sus objetivos.
Una vez que cierto personaje se va a vivir a Evermore, queda en espera a que le digamos qué función desempeñar. Su stats nos indican cuáles son sus habilidades y en qué parte del reino se puede desempeñar mejor, pero si por ejemplo, en tu fábrica de ropa ya tienes a todo el personal suficiente y nueva costurera llega al reino, la puedes poner en una tienda, aunque claro, no estarás sacando su máximo potencial. Es importante mencionar que para desarrollar algunas investigaciones, necesitas de cierto número de personajes especializados para ejecutar la acción en cuestión.
De la mano de lo anterior, tenemos también una moneda exclusiva de esta modalidad que sirve justamente para construir nuevos edificios o para mejorarlos, así como para pagar las investigaciones que se estén llevando a cabo en ellos, las cuales, también toman tiempo real pero no, no te preocupes, no hay microtransacciones. Las diferentes actividades que desempeñen nuestros ciudadanos nos darán más de esta moneda, así como ítems que salgan de las minas o de las granjas que tengamos.
Al inicio todo esto puede sonar verdaderamente complicado y abrumante, pues a pesar de que los tutoriales están muy bien detallados y explicados, resulta difícil saber en qué invertir los pocos recursos que tienes al momento de arrancar. En más de una ocasión me preguntaba si invertir en construir nuevos edificios o sin en mejorar los que ya tenía. Mi consejo es que el crecimiento de tu pueblo esté dictado por los ciudadanos que tengas; es decir, si no tienes a nadie que pueda operar el campamento de caza, no tiene caso que lo construyas, mejor espera a tener al personaje adecuado. Una vez que tus edificios estén poblados, asegúrate de que siempre estén haciendo algo. También recuerda visitar regularmente Evermore, pues de verdad, lo que hagas ahí te sirve directamente en la aventura principal del juego.
La elegancia en el diseño de todo este apartado de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom es simplemente impresionante. El nivel de detalle de sus mecánicas y cómo es que cada una se complementa, una vez más hizo pensar en el gigantesco nivel de ambición que hay detrás de este producto. En efecto, sólo esta sección te puede absorber por completo y hacer que inviertas decenas de horas en él. Sí veo a muchos olvidándose del resto del juego para sólo concentrarse en hacer side quests para tener más y más ciudadanos para que claro, su Evermore crezca sin parar.
Como ya te había comentado, después de habernos llenado el ojo como pocos, Studio Ghibli no está de regreso para Ni no Kuni II: Revenant Kingdom, asunto que evidentemente nos preocupó mucho desde que nos enteramos. Sí, este nuevo juego carece de estas preciosas cinemáticas anime que vimos en su antecesor, sin embargo, es muy importante señalar que Nobuyuki Yanai y Yoshiyuki Momose, quienes estuvieron en Wrath of the White Witch, regresan como artistas para esta entrega, por lo que a pesar de todo lo anterior, tenemos una experiencia que luce simplemente sensacional.
Cada uno de los pueblos que visitas, regiones que exploras y personajes que conoces, parecen que sí pertenecen a alguna de las obras clásicas de Studio Ghibli, por lo que de ese aspecto no hay nada de qué preocuparse. La saturación de colores brillantes es una constante a lo largo de toda la aventura y evidentemente, el uso de Cel shading para los gráficos dentro del juego es uno de los mejor logrados de los últimos años. Algo que me pareció impresionante fue la extracción “chibi” que hay de cada una de las decenas de personajes que conocemos. Sin duda alguna estamos frente a un trabajo hecho a mano que además de ser impecable en lo artístico, presume una tamaño que no siempre nos toca ver.
Probablemente mi única queja en términos visuales de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom tiene que ver con sus animaciones cuando hay cinemáticas. Al igual que pasa con la gran mayoría de RPGs hechos en Japón, tenemos movimientos sumamente acartonados a los que cuesta trabajo creerles. Digo, estamos acostumbrados a que esto sea rústico dentro del género debido a la gigantesca cantidad de escenas de este tipo que hay dentro de estas obras, pero me parece que ya viene siendo tiempo de dar pasos hacia adelante. Lo bueno es que el problema del Lip sync que vimos en Xenoblade Chronicles 2 hace unos meses, no pasa aquí.
En términos técnicos tenemos un juego que si lo pones en un PS4 Pro -mismo caso de su versión en PC-, corre a 4K, HDR y 60 cuadros por segundo, asunto que por supuesto, logra que toda la maravillosa dirección de arte del juego, resalte todavía más. No te preocupes si lo vas a jugar en un PS4 estándar, pues el título se despliega de muy buena manera a 1080p nativo y 60 cuadros, esto a pesar de las ligeras caídas que se aprecian en algunos momentos cuando exploras el overworld.
Pasando al tema de la música que por supuesto, también fue tema central de la entrega de PS3, te comento que el genial Joe Hisaishi está de vuelta para deleitarnos el oido. Además de tener preciosos arreglos de temas clásicos de esta franquicia, tenemos un montón de nuevas piezas que sólo de recordarlas, la piel se me pone de gallina. Este sentimiento de heroísmo combinado con nostalgia, es algo que se vive casi en todas las pistas orquestadas que podemos escuchar a lo largo de nuestra aventura en Revenant Kingdom.
Ni no Kuni II: Revenant Kingdom es uno de esos juegos que te llenan todos los sentidos en cada uno de sus momentos. Grandísima dirección de arte que no nos hace extrañar tanto la participación de Studio Ghibli, gráficas limpias y muy bien logradas, y claro, el magistral trabajo de Hisaishi en la parte musical, convierten a esta experiencia en una verdadera belleza que de nueva cuenta, reafirma que los videojuegos son la forma de expresión artística definitiva.
Como videojugadores solemos ser bastante especiales al momento de elegir qué valores buscamos en estas obras. Hay quienes aprecian una gran historia soportada por una elaborada narrativa, mientras que otros preferimos sofisticadas mecánicas de juego y buen diseño de niveles a través de los cuales, el título en cuestión se pueda expresar. Muy pocos logran bien algunas de estas dos partes y aún menos, son los que consiguen sobresalir en ambas. Ni no Kuni II: Revenant Kingdom es uno de esos proyectos que consiguió aterrizar ambiciones que en el papel, sonaban como imposibles, esto para lograr pertenecer al muy selecto grupo de juegos que brillan en todos y cada uno de sus apartados.
Sigo verdaderamente impresionado de que en pleno 2018 veamos una producción de las dimensiones de Ni no Kuni II: Revenant Kingdom. No entiendo en qué punto Level-5 convenció a Bandai Namco de invertir el dinero que haya sido necesario para crear lo que básicamente puede ser considerado como un juego que contiene tres experiencias totalmente distintas con las piernas suficientes como para ser títulos independientes, todo esto adornado por gráficas modernas, dirección de arte sin igual y un tratamiento sonoro de primer nivel. Creo que para este punto ya sobra decir que estamos frente a uno de los grandes candidatos a Juego del Año y por consiguiente, algo que no puedes dejar pasar de ninguna manera. Por supuesto que recomendarlo para alguien no familiarizado con el género es complicado, pero todos sus logros me hacen pensar que si amas esta forma de entretenimiento, de todos modos deberías de darle una oportunidad.
Level-5 siempre ha tenido un lugar muy especial para algunos de nosotros, pero me parece que por algunas razones, no ha terminado por encontrar un puesto entre la elite. Siento que después de lo aclamado que fue Ni no Kuni: Wrath of the White Witch y ahora con todos los logros de Revenant Kingdom, podemos empezar a sentir cierta consolidación del estudio ubicado en Fukuoka, Japón. De igual forma, considero que es probable que como saga, Ni no Kuni haya dado uno de sus pasos más importantes para alcanzar el Olimpo junto a grandes del género, al menos en lo artístico.