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Squanch Games
Squanch Games
13/12/2022
Gracias a que la industria de los videojuegos se ha convertido en una industria que permite todo tipo de experiencias, esto también significa que más voces ahora se pueden expresar por este medio. Esto no solo significa que la escena independiente se ha convertido en el hogar predilecto para que títulos creados por personas que forman de grupos poco representados, sino que grandes mentes creativas que ya cuentan con popularidad en la televisión, ahora son capaces de experimentar con todo lo que aquí encontramos. Este es el caso de Justin Roiland, co-creador de Rick and Morty, y quien fundó Squanch Games, un estudio que desde el 2016 se ha encargado de ser un nuevo vehículo para el escritor de comedia. En los seis años que lleva esta compañía funcionando, nos han entregado tres irreverentes títulos que se han encargado de explorar lo ridículo que los videojuegos pueden llegar, y ha llegado el momento de ver si esta idea se puede expandir aún más con su nuevo trabajo.
Tanto Accounting como Trover Saves the Universe se han encargado de burlarse del medio gracias a un guion que, si bien en más de una ocasión se puede llegar a sentir que alguien externo a los videojuegos lo escribió, siempre es capaz de sacar una carcajada gracias a su irreverencia y lo absurdo que algunos de los momentos pueden llegar a ser. De esta forma, High on Life, el nuevo trabajo de Squanch Games, ha llegado a nuestras manos no solo como una evolución de esta fórmula, sino como un trabajo en donde Roiland participó de gran forma, y fue más allá de solo prestar su voz para el personaje principal. Aunque nadie puede negar que el trabajo del comediante es de calidad, aún está por verse si su cuarta participación en el medio vale la pena o no.
High on Life no solo se presenta como una experiencia más de Justin Roiland, sino como un FPS con elementos de metroidvania que nos da la oportunidad de cumplir el sueño de muchos, y ser un cazarrecompensas que trabaja junto a una serie de armas parlantes. ¿Es High on Life el mejor juego de Justin Roiland? ¿Hay algo más en este título que solo su comedia? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.
La mente de Justin Roiland es una mina con una infinita cantidad de recursos. Su trabajo en Rick and Morty ha dejado en claro que cualquier situación que se le ocurra, la puede llevar a un nivel que va más allá de lo ridículo, y en más de una ocasión se convierte en una experiencia que solo es posible en una cadena como Adult Swim. Sin embargo, una de las razones por las cuales la serie animada es un éxito, es gracias a un grupo de escritores que han trabajado junto a Dan Harmon, el otro co-creador del programa, quienes son capaces de convertir los momentos absurdos en una narrativa coherente y capaz de ser efectiva en varios niveles emocionales, algo que no encontramos en High on Life.
High on Life nos da la oportunidad de controlar a un humano, ya sea hombre o mujer, quien se ve obligado a convertirse en un cazarrecompensas espacial después de que un cartel, conocido como G3, atacó a la Tierra con el objetivo de convertir a nuestra raza en una súper droga. Es así que nuestra tarea es rastrear y eliminar a cada miembro de esta organización para así salvar a la humanidad. Sin embargo, este camino no es fácil. Afortunadamente, una raza alienígena de armas vivas, conocida como Gatlians, nos ayudarán en este sangriento viaje.
Nuestro personaje bien podría ser un pedazo de cartón y nadie se daría cuenta. Nosostros no somos el protagonista, ya que solo tenemos el papel del héroe silencioso que hace su trabajo sin algún momento mostrar un tipo de emoción. En su lugar, High on Life le da un énfasis a los Gatlians, cinco diferentes armas parlantes que cuentan con una personalidad muy marcada. Como Knifey, un cuchillo quien ama destripar a sus presas, o Sweezy, una pistola automática femenina quien no tiene miedo de decir lo que piensa, sin importar que tan ofensivo esto llega a ser. Sin embargo, Kenny es quien puede ser considerado el enfoque narrativo del juego, ya que sus acciones son las que dan pie a nuestra aventura, y a lo largo del viaje llegamos a conocer a alguien más que solo un Morty en forma de un revólver.
Claro, la historia en general no es el enfoque del guion. Cada uno de los segmentos fueron tomados de lo que bien podría ser una guía básica de cómo escribir una aventura de revancha. No hay una sola sorpresa, y el clímax emocional, aquel que protagoniza Kenny, trabaja con todos los clichés posibles. Aunque el título claramente es consciente de esto, en ningún momento intenta algo diferente, o experimenta con las preconcepciones que el jugador tenga, y todo se limita a solo un meta comentario que se hace pasar por una crítica, pero al final del día no se hace algo para ofrecer una experiencia que vaya más allá para el jugador.
Mientras que este aspecto se limita a hacer lo mínimo, las interacciones con los NPC y las personalidades de cada uno de los personajes hace que este viaje sea bastante divertido. No solo los Gatlians nos acompañan en todo momento, sino que Gene, nuestro gurú cazarrecompensas, y Lizzie, la hermana humana del héroe silencioso, siempre nos esperan después de cumplir con una misión principal, y la relación que tienen es muy entretenida de ver. Mientras que estamos salvando el universo, Lizzie se encarga de salir con un alien y esto da pie a una serie de interacciones hilarantes que se encargan de explorar la relación entre nuestra especie y los demás. Hay un vendedor de armas que odia su trabajo, ya que no quiere deshacerse de sus objetos. Constantemente nos encontramos con Helen, quien trabaja como secretaria para varios de los miembros de G3. Un par de objetos vivientes se encargan de resguardar la entrada a una zona en particular, y dependiendo de tus interacciones, uno estará agradecido contigo, y otro te va a odiar de por vida.
Hay un sin fin de personajes que se vuelven memorables, no por sus acciones, sino por la fuerte impresión que dejan. Aquí es cuando el guion de High on Life brilla. Más que ser una experiencia meta, la idea de crear un universo lleno de patanes, cretinos y depravados que aman el hentai es lo que hace especial el recorrer cada uno de los planetas en el juego. Los contrastes de personalidades entre cada una de las Gatlians hace que constantemente quieras usarlos, ya que siempre es divertido ver qué tipo de comentario van a hacer. Por su parte, Gene y Lizzie ofrecen un grado de cotidianidad, o hasta donde es posible en este contexto. Sin embargo, hay un factor que no funciona, y eso es cuando el título trata de crear un meta comentario sobre este medio en general.
En más de un sentido, High on Life bien podría tratar a su audiencia como unos niños que apenas están descubriendo a los videojuegos. El meta comentario que se ofrece al momento de hablar sobre las acciones que llevamos a cabo, el gameplay y el diseño de la experiencia, usualmente son básicos y no van más allá de simplemente una pequeña sorpresa cuando escuchas el nombre de Mario, por ejemplo. Tal parece que para Squanch Games, mencionar a Metroid y Castlevania para hablar sobre su estructura es más importante que crear un mundo interconectado que sea divertido de explorar. Una alusión a Super Lucky’s Tales puede ser graciosos, pero cuando tomas en consideración que esto ocurre en la sección más básica de plataformas que hay en toda la aventura, uno llega a tener la impresión de que los escritores están más interesados en usar el meme de señalar algo, en lugar de crear algo que al menos le pueda rendir un honor a estos títulos.
El título tiene múltiples momentos en donde hace esto, y llega a ser muy cansado después del tercer o cuarto comentario que habla sobre lo violento que los videojuegos de disparos pueden ser. Roiland ha demostrado tener ideas interesantes, tan solo hay que ver uno de los más recientes capítulos de Rick and Morty en donde hacen una parodia de Street Fighter, pero es la ejecución de estos conceptos como una parte fundamental de la experiencia, aún no lo tiene dominado.
High on Life, más que su gameplay y presentación, es un juego que se sostiene por dos pilares, su guion y actuaciones. Si bien en unos momentos voy a discutir el segundo punto, queda claro que el primer apartado pudo ser mejor. Al final del día, el trabajo de Squanch Games es una experiencia sin algún tipo de profundidad que se limita a crear momentos graciosos, los cuales en la mayoría de los casos cumplen su función, pero, en otros, simplemente presenta una idea interesante, que es abandonada tan pronto como es posible. Por si fuera poco, si no eres fan del estilo característico de Roiland, o de Rick and Morty, no vas a encontrar algún tipo de diversión aquí.
Desde el inicio de los videojuegos hemos explorado el espacio exterior, y los aliens siempre han formado parte de esta cultura. De esta forma, es interesante ver el tipo de perspectiva que Squanch Games ha tomado en esta ocasión. Gracias a su naturaleza, High of Life opta, no por mostrarnos lo bello que las estrellas pueden ser, sino por lo sucio y vulgar que los barrios bajos de cada planeta son. Esta es una perspectiva interesante. Si bien esto significa que en realidad no vemos algo totalmente nuevo, ya que los suburbios, las zonas marginadas y los lugares de placer son idénticos a los que encontramos en la Tierra, cada uno posee un elemento distintivo que les da el toque extraterrestre que nos hace que creer que en realidad visitamos lugares nunca vistos por el ojo humano, aunque el ocasional Applebee’s espacial puede romper esta ilusión.
High on Life no nos presenta algo que no hayamos visto un sin fin de veces en el pasado. Minas, bosques, instalaciones militares, ciudades futuristas con carros voladores que tratan de imitar la estética de Blade Runner, y mansiones que dejan en claro la absurdamente ricos que son los miembros de G3 son algunos de los escenarios que podremos recorrer y, lamentablemente, no se ofrece algo que genuinamente sea único. El único apartado que juega con nuestras expectativas y, como resultado, es divertido, son los barrios marginados. La primera vez que entramos en esta zona vemos casas de láminas, pero cuando regresamos a esta área, se nos presenta un caso de gentrificación, con todo y un par de restaurantes y tiendas especiales para comprar objetos para drogarse. Es un momento bastante divertido que funciona como una crítica de la sociedad actual, y es algo que no pensarías ver en el espacio.
Si bien las locaciones son bastante simples, el diseño de los personajes logra capturar la atención del jugador inmediatamente. Aquí resaltan principalmente los miembros de G3 y los Gatlians. Los primeros son los líderes criminales, y cada uno cuenta con un particularidad, como los taladores en el cuerpo de Krubis, o la monstruosidad que forman los Skrendel Bros al unirse. Por su parte, las armas parlantes se asemejan a una serie de gusanos con una forma de pistola. Lo más interesante, es que todos tienen ojos y boca en la parte trasera, la cual queda frente a nosotros. Lamentablemente, el juego carece de una buena variedad de enemigos comunes.
La gran variedad que existe con todos los NPC desaparece al momento de hablar de los lacayos del cártel, quienes, durante las casi 10 horas que dura la aventura, serán los mismos, con la ocasional variación de tamaño, o una armadura adicional. Es una verdadera lástima, ya que este aspecto llega a cansar de forma muy rápida. High on Life es un juego con un apartado visual mixto. Aunque, por un lado, se pueden observar diseños muy interesantes al momento de hablar sobre los personajes y villanos principales, una vez que exploramos los diferentes planetas y peleamos contra los lacayos del G3, se puede notar una falta de ingenio para salir de las convenciones ya establecidas hace tantos años.
El segundo gran pilar de High on Life son sus voces. Al igual que previos trabajos del estudio, este título tiene un gran énfasis en el trabajo de los actores que, no solo se encargan de interpretar a los personajes principales, sino a NPC que tal vez no encuentres en tu primera partida. Obviamente, Justin Roiland destaca en el papel de Kenny, quien funciona como el protagonista. Si bien el co-creador de la amada serie animada de Adult Swim en más de una ocasión puede llegar a sonar como Morty, especialmente en sus tartamudeos, el guion juega a su favor, ya que, aunque puede llegar a parecer que ya conocemos la voz, las palabras que escuchamos dejan en claro que no estamos frente al nieto de Rick.
Por su parte, el resto de los Gatlians también dejan muy en claro su personalidad por medio de su voz. J.B. Smoove hace un fantástico trabajo como Gus, quien siempre saca una carcajada por el énfasis que le da a ciertas obscenidades que dice. Betsy Sodaro es una depravada que trata de sacar lo peor de las personas cada vez que toma el rol de Sweezy. Creature cuenta con la suave voz de Tim Robinson, creando un contraste con el resto de los mal hablados de sus compañeros. Por último, pero no menos importante, Michael Cusack logra convertirse en un psicópata que solo piensa en destripar a sus víctimas como Knifey.
Incluso si no puedes identificarlos inmediatamente, leyendas del mundo del doblaje, como Tara Strong, quien se encargó de darle voz a Timmy Turner por años, tienen diferentes papeles. En algunas ocasiones, el chiste es que personas como Nolan North y los miembros de Red Letter Media sean los encargados de un NPC en el fondo que solo tiene una línea, y que probablemente ni siquiera reconocerás. Claro, hay dos casos en particular de grandes estrellas de Hollywood que, genuinamente, me sacaron una gran carcajada por el contexto en el que fueron usados y lo bien ejecutados que fueron.
Lo más impresionante del trabajo de voces, es que en más de una ocasión hacen que el mixto guion que trata de ser meta, se salva por los actores. Aunque en más de una ocasión Justin Roiland suena como alguien que no sabe que es un videojuego, el cinismo Betsy Sodaro hace que cada vez que Sweezy hace un comentario sobre la jugabilidad sea similar a alguien criticando nuestra forma de jugar, lo cual la hace una gran acompañante. Si eres fan de este tipo de trabajos, entonces el hecho de que las armas estén hablando cada cinco minutos hará que la aventura sea mucho más memorable. Sin embargo, si esto no es de tu agrado, siempre está la opción de disminuir la frecuencia de estas interacciones.
Por su parte, aunque las composiciones nunca llegan a tomar el escenario principal, y usualmente se ahogan entre todas las voces y los disparos constantes, cada que vez que es posible recorrer una zona con la suficiente tranquilidad, se pueden apreciar una serie de composiciones atmosféricas en donde se combinan sonidos ambientales y el clásico synthwave que caracteriza a las aventuras en un mundo espacial con toques del cyberpunk. Es una verdadera lástima que el juego no le da un mayor enfoque a este punto, ya que, pese a caer en lugares comunes, es un trabajo de calidad que bien pudo ocupar un mayor puesto en el viaje.
High on Life tiene un fantástico apartado sonoro. Las voces de los actores hacen que la aventura sea mucho más divertida, y en ningún momento te llegas a sentir solo. Cada una de las armas tiene una personalidad única, y en múltiples ocasiones no sabrás cuál tener en la mano, ya que siempre vas a querer escuchar a Sweezy, Kenny, Creature o Gus, solo para deleitarte con algún comentario depresivo, obsceno, o una extraña combinación de los dos.
2022 no ha sido un gran año para los FPS. Aunque claramente hubo aventuras en primera persona, como Ghostwire: Tokyo y, como ya estamos acostumbrados, Call of Duty nos entregó uno de sus ya clásicos juegos anuales, no hubo una gran variedad en el género en esta ocasión. De esta forma, High on Life se presenta no solo como una alternativa a las opciones más populares del momento, sino, extrañamente, como uno de los representantes que el 2022 tuvo para nosotros. Sin embargo, el trabajo de Squanch Games en más una ocasión nos presenta con buenas ideas, que al final realiza de la forma más sencilla posible.
High on Life es un first person shooter con elementos metroidvania en donde el enfoque está en utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para obtener la victoria ante hordas de enemigos, y jefes con múltiples fases. Por si fuera poco, el juego toma un par de notas del libro de DOOM (2016) y Eternal al momento de hablar del movimiento y la acción. Al tomar el control del cazarrecompensas, nuestro objetivo es adentrarnos en la guarida de cada uno de los miembros de G3, causar el mayor estrago posible, y asesinar al mafioso en turno. Para esto, somos transportados a una parte específica de un planeta en particular, y tenemos que avanzar de una forma lineal, con una serie de pequeños obstáculos, hasta llegar a la meta.
Aunque hay múltiples objetivos en nuestra lista de cazarrecompensas, solo podemos explorar tres planetas. Aquí es en donde el elemento de metroidvania entra en acción. Cada una de las armas tiene una habilidad especial que no solo se usa en el combate, sino que nos da más herramientas para atravesar todos los mapas. Por ejemplo, Gus puede lanzar un disco que no solo le causa daño a los enemigos al rebotar entre ellos, sino que este objeto también se puede incrustar en las paredes, con lo cual ahora es posible acceder a una nueva sección en una zona. Por su parte, los hijos de Creature desactivan barreras, la burbuja de Sweezy disminuye la velocidad de todo lo que está a su alrededor, y Kenny puede activar ciertas plataformas.
Sin embargo, la idea de tener elementos metroidvania se queda en lo más mínimo. No existe algún tipo de habilidad secreta, o algo que genuinamente incite al jugador a explorar y hacer uso de todas sus poderes. El juego nos lleva de la mano en todo momento, y las técnicas de las armas solo tienen un buen uso en sus respectivas misiones. Si el titulo nos pide usar algunas de estas en otro momento, usualmente son solo en una pequeña sección.
Por su parte, el combate FPS comienza algo torpe, ya que solo tienes una arma a tu disposición, pero una vez que más Gatlians se suman a tu equipo, tendrás más opciones, y cada enfrentamiento contra las hordas se vuelve más entretenido. Sin embargo, la poca variedad de enemigos afecta este apartado. Los aliens contra los que peleas en el prólogo seguirán presentes en la última misión. Junto a esto, todos pueden ser derrotados con Kenny, y no hay un gran incentivo para experimentar con todas las opciones disponibles.
Pese a que el shooter en primera persona está bien manejado, y el juego ofrece una serie de elementos con los cuales puedes interactuar para hacer que todo se sienta de maravilla, y nunca te quedes parado en un solo lugar, como paredes en las que puedes caminar, y plataformas en donde es posible columpiar, los enemigos hace que todo esto se sienta desperdiciado. A menos de que estés jugando en la dificultad más alta, no tendrás algún tipo de reto. Con cada misión completada obtendrás pesos, los cuales se pueden usar para comprar mejoras para tu traje de cazarrecompensas, como más vida, y modificaciones que expanden las municiones de las armas, y cambian sustancialmente las habilidades especiales de cada una, por lo que hay un pequeño elemento de personalización.
High on Life, en el mejor de sus momentos, te hará moverte, saltar, columpiarte y cambiar de armas cada segundo para obtener la victoria ante lo que en más de una ocasión parece ser una interminable cantidad de enemigos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los enemigos genéricos hacen que todas las opciones a tu disponibilidad sean desperdiciadas. Junto a esto, el elemento de metroidvania es usado de la forma más sencilla posible y, en lugar de hacer uso de las fuerzas de este género, termina por ser un elemento más que no logra brillar de la forma que debería.
High on Life no es un mal juego. Tiene buenas ideas, y el universo que se nos presenta es bastante interesante. Sin embargo, mucho de lo que trata hacer el título se queda en lo mínimo, y no va un paso más allá, algo que le hubiera beneficiado sustancialmente. La historia, aunque irreverente y llena de un carisma que será del agrado de todos los que conocen el trabajo de Justin Roiland, en más de una ocasión se siente como una aventura que fue escrita por alguien que carece de un fuerte entendimiento de lo que hace especial a este medio, y termina por ser solo una serie de referencias.
Tanto la presentación sonora como visual del juego llaman la atención de una forma inmediata. Aunque la mayoría de las zonas que visitamos son lugares comunes en donde no hay un gran nivel de variedad, le otorgan una fuerte identidad a este universo. Por su parte, las voces son increíbles, y el pilar que sustenta toda la aventura. Cada uno de los actores principales y secundarios hacen un trabajo fenomenal al momento de darle vida a algunos de los personajes más asquerosos, obscenos y mal hablados posibles. Aun así, cada uno es tan entrañable, que es difícil no reírse con sus comentarios y posiciones en la vida.
Por su parte, el gameplay, aunque presenta buenas ideas y, en el mejor de los casos, logra ejecutarlas de una forma divertida, termina por no aprovechar todo lo que tiene a su disposición. El combate de FPS solo llega a ser entretenido cuando te encuentras en la dificultad más alta, y en los últimos momentos de la aventura. Junto a esto, los elementos de metroidvania no están implementados de una forma que valga la pena, y solo son una serie de obstáculos que puedes atravesar cuando el juego así lo desee.
High on Life es la experiencia perfecta para Xbox Game Pass. No pierdes nada con probarlo. Si el guion o el gameplay no terminan por convencerte, no sufres por ello, y si decides quedarte, podrás disfrutar de una aventura espacial que, más que una odisea, es como ver una película en compañía de tus amigos y simplemente gritarle a la pantalla. Pasarás un buen momento, pero solo eso.