PS4, XBOX ONE, PC
PS4
Bungie / Vicarious Visions
Activision
08/05/2018
Mantener interesados a millones de usuarios en un sólo juego cuando semana con semana surgen decenas de nuevas opciones que buscan ser el siguiente boom del medio, es una tarea brutalmente complicada que sólo quienes de verdad conocen del negocio, son capaces de sacar adelante. Al tener de compañía hermana a alguien como Blizzard Entertainment, más de uno consideramos que era cuestión de tiempo para que Bungie encontrara los ingredientes correctos y de una vez por todas, convirtiera a Destiny en eso que se nos prometió desde su nacimiento en septiembre de 2015. Nos encontramos casi tres años más tarde y según parece, los padres de Halo siguen sin hallar la fórmula que mantendrá vigente por 10 años a su franquicia como se dijo en su momento. Destiny 2: Warmind, segunda expansión mayor del juego, es prueba de que a los de Seattle se les acabaron las buenas ideas y que en realidad, ni ellos saben con certeza hacia dónde se dirige el barco.
Desde antes del lanzamiento de Curse of Osiris hace unos meses, se empezaba a sentir que Destiny 2 perdía sabor, con todo y el prometedor estreno que había tenido. Incomprensibles decisiones a nivel directivo relacionadas a la forma en la que se repartía el loot del juego, para más bien atender a los más casuales en lugar de premiar a quienes invierten muchas horas dentro de su mundo, hicieron que las desbandadas de usuarios cada vez fueran de mayor y mayor tamaño. La poca sustancia de la primera expansión antes mencionada y la falta de atención a los verdaderos problemas del título, confirmaron lo que ya veníamos viendo y ahora con Warmind, DLC que llega para iniciar con la tercera temporada, considero que en efecto, la gente que está detrás del proyecto no sabe bien cómo invertir sus recursos para hacer que la comunidad que se estaba formando, regrese a sus servidores. Este nuevo producto se siente como algo que tuvo que salir por puro compromiso, careciendo por completo de verdadero corazón y por consiguiente, volviéndose algo difícil de recomendar.
Lo más interesante de los contenidos descargables como Curse of Osiris y Warmind, es que Bungie los llama expansiones. Cuando hace unos años escuchábamos el término “Expansión” para algo como World of Warcraft, Diablo III o cualquier otro título, mayormente de PC, pensábamos en que básicamente se nos estaba entregando un juego nuevo entero con bases en lo que ya habíamos visto; sin embargo, últimamente Bungie se ha encargado de desvirtuar esta palabra al presentar productos que se sienten escuetos y con falta de sustancia en cada uno de sus apartados, incluso me atrevería a decir que hasta cierto punto, nos intentan engañar al decirnos que vienen con cierto número de cosas nuevas cuando en realidad, muchas de ellas son reciclaje.
Vamos por partes. Warmind nos lleva de regreso a Marte, planeta que visitamos muchas veces en el primer Destiny pero que en esta secuela, no apareció. La buena noticia es que ahora vemos una nueva región del planeta rojo llamada Hellas Basin, la cual está ubicada muy cerca de los casquetes polares sur, por lo que el hielo es uno de los temas de este DLC. Al igual que pasó con Mercurio en Curse of Osiris, acá se nos abre un nuevo hub explorable, mismo que como seguro ya te estás imaginando, es sumamente pequeño y en realidad, no tiene mucho qué ofrecer a la experiencia general.
Warmind también llega con su propia campaña de historia, la cual, cuenta con tres misiones diferentes que puedes completar en un lapso no mayor a dos horas o dos horas y media. La verdad es que la estructura de estos retos es justamente la misma que hemos visto a lo largo y ancho de Destiny 2; es decir, nuestro objetivos se limitan a llegar a cierto punto, acabar con todos los enemigos, defender cierta posición o activar algún switch con la ayuda de nuestro Ghost. Hablando de enemigos, ahora nos enfrentamos a una nueva variación de los Hive conocidos como los Frozen Hive. Fuera de lo estético, no percibí ningún cambio de consideración en cuanto al gameplay de estos enemigos. Es importante recalcar que se recomienda tener al menos 310 de poder para empezar con esta campaña.
Para complementar la historia, de la cual te hablaré un poco más adelante, Warmind luce cuatro nuevas aventuras así como un par de Quests que se abren un poco más adelante. Al igual que las misiones principales, estas actividades aportan poco pues son más de lo que ya habíamos experimentado de Destiny 2 desde su primera versión. De lado de los Strikes se nos ponen tres nuevos, uno siendo exclusivo de PS4. A pesar del buen reto de éstos, sobre todo en Nightfall, una vez más y al igual que con Curse of Osiris, se reciclan partes de la misma campaña para fabricarlos, asunto que ya había sido criticado fuertemente pero que Bungie vuelve a aplicar. Por este tipo de cosas es por las que digo que estas expansiones están siendo lanzadas solo para cumplir.
De manera complementaria, Warmind viene con dos nuevos mapas para el Crucible que se sienten bien, pero que tampoco tienen algo muy especial, mientras que del lado del raid, conocemos a Leviathan, Spire of Stars, una versión reducida y modificada en ciertas partes del raid completo de Destiny 2, justo como también pasó con Curse of Osiris. Este apartado en específico creo que está bien logrado y hace interesante regresar a la actividad, sin embargo y como se ha dicho desde tiempos del primer Destiny, cuando uno escucha “expansión”, se imagina que además de visitar nuevos lugares, podemos disfrutar de un raid totalmente original, más si se toma en cuenta que esto es la verdadera estrella de toda la experiencia.
Armas y equipo exclusivo de Warmind es puesto a nuestra disposición, además de que algunas piezas clásicas hacen su regreso triunfal con ciertos cambios. A mi parecer, le tema del loot sigue siendo un problema con Destiny 2. De inicio, sigo sin entender cómo es que muchísimas armas raras o de color azul, superan por mucho las capacidades de las legendarias o de color morado, incluso a algunas exóticas. Es horrible tener que usar ese casco genérico gracias a que es mucho más poderoso que el que me gusta supuestamente más complicado de encontrar. De igual forma en mi experiencia, me topé con que en un buen lapso de tiempo, lo único que me salía eran nuevos brazos y guantes, esto justo después de haber conseguido los exóticos para Titan de Curse of Osiris. Para mi mala suerte, el premio que te dan por completar la campaña de esta expansión siendo Titan, también son unos brazos exóticos…vaya broma.
Importante aclarar que el nuevo soft cap de nivel de poder es 340, mientras que hard cap subió a 380. De igual manera tenemos que Warmind viene con una nueva actividad de endgame llamada Escalation Protocol de la cual, te contaré un poco más adelante. Para concluir este apartado de contenido, tengo que decir que la expansión, una vez más, me parece que se quedó sumamente corta en cuanto a lo que nos podía ofrecer. Es claro que el único objetivo de Bungie era entregar lo que fuera lo antes posible para calmar cualquier tipo de queja por parte de quienes tienen el season pass. A mi parecer, la decisión fue totalmente incorrecta y al final, termina causando mucho más daño que beneficio a un juego que de por sí, está lejos de ser lo que se nos había prometido.
Una de las principales quejas que se tienen con las expansiones o contenidos complementarios de Destiny, era que las historias que se nos contaban tenían muy poca conexión con el resto del lore del juego, o que al menos, se sentían completamente aisladas y sin consecuencias reales para lo que podría ser la línea principal de la narrativa. Este hecho tiene dos posibles explicaciones. La primera es que Bungie no quiere segmentar demasiado a su comunidad; es decir, que quienes no jueguen estos DLC, no pierdan el foco de lo que está pasando con la historia. La segunda es que probablemente, el equipo de escritores no tiene armado un universo tan conciso como el que se nos ha vendido y al momento de ponerle más ramas o capas, no se entiende bien cómo hacer que éstas se conecten y sobre todo, se sientan como parte de un todo. Creo que al final, la respuesta tiene que ver con una combinación de estas dos posibles explicaciones.
Warmind se centra en un nuevo hecho ubicado en Marte. Debido a cierto suceso relacionado directamente con la Golden Age, varias placas de hielo de la superficie marciana se rompen, revelando el núcleo de una súper arma e inteligencia artificial llamada Rasputin, a la cual, claro que ya conocíamos desde el primer juego. Además de esto, un antiguo ejército de Hive despierta de un largo sueño y bajo el comando de un dios llamado Xol, buscará destruir al famoso Estratega. Ahí es donde entra Ana Bray, personaje del que ya habíamos escuchado hablar pero que hasta ahora, conocemos cara a cara. Ella parece saber qué hay detrás de todo esto y nosotros como guardianes, debemos de ayudarla a que el suceso no se vaya a salir de control.
De primera instancia te comento que de la nada y sin ninguna clase de justificación, nuestro personaje se ve envuelto en todo este asunto. Ana me parece que es una buena adición al lore de Destiny, pero justo cuando comienza a tornarse más interesante e incluso a cobrar tridimensionalidad narrativa, la campaña llega a un abrupto final poco climático que te deja con un montón dudas. De verdad, se siente súper extraño que de la nada y sin previo aviso, todo termine justo cuando se empezaba a poner más interesante.
Warmind es un nuevo capítulo que sí viene a enriquecer el lore de Destiny 2, pero que al igual que con Curse of Osiris y todo lo que salió para la primera entrega, es algo que te puedes saltar sin ninguna clase de problema, pues los hechos que nos cuentan no cambian de ninguna manera lo que vimos en la línea principal de la serie. Ese justamente, creo que es el mayor problema del contenido adicional que Bungie nos está vendiendo.
Recuerdo perfectamente que cuando salió el primer Destiny, más de uno se fue con la finta de que con el rodar de los créditos al completar la campaña, la experiencia había terminado cuando en realidad, el juego justamente estaba diseñado para que lo bueno iniciara una vez completada la “historia principal”. El famoso endgame es el eje sobre el cual gira todo lo que supuestamente mantendrá interesada a una comunidad que no tirará el título después de dos o tres semanas y por consiguiente, el mayor reto al cual se enfrenta cualquier producto que busca ser relevante por una buena cantidad de tiempo. Destiny 2 lleva lidiando con este problema mucho más de lo que se pensaba y con Warmind, se tiene el objetivo de al menos dar un paso hacia el camino correcto en todo este ámbito.
Una vez que completas la campaña de Warmind, se te da acceso a una actividad nueva conocida como Escalation Protocol. Ésta bien podría ser considerada como un nuevo Public Event, sin embargo, a diferencia de éstos, se puede activar en cualquier momento por cualquier jugador que así lo desee. Su estructura es sumamente simple: sobrevivir a oleadas constantes de enemigos, cada una más complicada que la anterior. El reto es bastante elevado y la verdad, funciona bastante mejor de lo esperado pues justamente está diseñado para nunca terminar y así, siempre tener algo qué ofrecer una vez que decidimos iniciar con él.
La pregunta aquí es: ¿cuánto tiempo va a pasar antes de que nos cansemos de estar enfrentando una y otra vez a los mismos enemigos sin parar?. Sí, el tema de conseguir más y mejores armas está de por medio, pero creo que dentro de todos los problemas que siguen existiendo dentro de Destiny 2, uno de los más importantes es que la única motivación para que regresemos, sea conseguir algún premio. La recompensa de todo buen videojuego debe ser el simple hecho de jugarlo. No quiero decir que esté mal que se nos den este tipo de alicientes como nuevo armamento, de hecho creo que el sentimiento de progresión y victoria, es muy importante. Lo malo viene cuando lo único que mueve al jugador, es ver qué me sale al final de completar esa tediosa tarea.
Considero que el Escalation Protocol es un paso en la dirección correcta para corregir de una vez por todas el endgame de Destiny 2, no obstante, al estar hablando de una expansión “mayor”, la verdad es que esperaba algo mucho más sustancioso y creativo. Me sigue pareciendo impresionante que un estudio de la talla de Bungie que ahora cuenta con el total apoyo de los también talentosos Vicarious Visions, no hayan podido salir con algo mejor y más creativo que un muy sencillo sistema de oleadas de enemigos. Repito, no sé exactamente qué esté pasando al interior de estos estudios, pero queda de manifiesto que las ideas frescas que nos puedan sorprender, siguen lejos de ser concretadas.
Por el momento no tenemos ni idea de cuáles sean los planes para Destiny 2 por parte de Bungie y sobre todo por parte de Activision, pues seguramente al publisher se le empieza a terminar al paciencia por ver que su proyecto de 500 millones de dólares considerado para durar una década, sigue sin dar signos de tener las piernas suficientes para cumplir con sus objetivos cuando no ha llegado ni a la mitad de ese camino. Tenemos el tema de las temporadas que seguramente seguirán ajustando cosas aquí y allá, pero al verdadera razón para regresar a este FPS online, sigue sin vislumbrarse en el horizonte.
Hace unos días, Walmart filtró una serie de juegos que serían revelados en E3 2018 entre los que aparece algo llamado “Destiny Comet”. Probablemente estemos hablando de lo que sería Destiny 2.5 o el equivalente a The Taken King que vimos en la primera entrega y que en realidad, se sintió como la verdadera primera expansión. No sé cuál sea el ambiente actual al interior de Bungie al ver que Warmind es un nuevo strike para la serie en general que de nueva cuenta, pone en entredicho la viabilidad de toda la plataforma.
A pesar de nunca haber sido un obsesionado por todo el universo de Destiny, puedo decir que es una serie que he disfrutado hasta cierto punto gracias a su grandiosa jugabilidad y a lo bien que siempre ha funcionando como FPS. Lo que gira a su alrededor y cómo busca mantenerse relevante, es lo que creo, siempre lo han mantenido un poco al margen de lo que al menos yo busco en un videojuego de estas características. Warmind no es la gran razón que muchos habían estado esperando para regresar y mucho menos, una que vaya a generar nuevos fans. Te diría que si ya tienes el season pass, le des una oportunidad, pues pasarás unas cuantas horas de entretenimiento. De lo contrario, lo mejor será que no inviertas dinero en él, por más que sea la única manera de alcanzar el nuevo máximo de poder. Hay muchas mejores maneras de gastar $20 dólares.
Ojalá que Bungie termine resolviendo el enigma, pues sería bastante triste que en uno o dos años giremos la cabeza hacia atrás y digamos algo como “¿te acuerdas de Destiny? Ese proyecto con enorme potencial que por un montón de malas decisiones en todos los niveles, jamás despegó y se quedó sólo como eso, un recuerdo más del medio”.