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SWITCH
SWITCH
TOYBOX Inc.
Rising Star Games Ltd.
10/07/2020
¿Qué es un mal juego? La respuesta a esta pregunta, como todo en la vida, es subjetivo. Varios autores pueden emplear algunas mecánicas, conceptos o dirigir su obra hacia una dirección que las masas podrían catalogar como mala, con el objetivo de dar un mensaje, darle fuerza a otros aspectos más importantes o hacer que el jugador experimente algo inusual. En algunos casos, un título que en su momento pudo ser destrozado por la crítica, es amado por el público 10 o más años después de su lanzamiento.
En el mundo del cine vemos esto constantemente. Películas como The Room, Evil Dead 2 y The Rocky Horror Picture Show fueron aborrecidas por su mala historia, pésimas actuaciones, horrendo aspecto técnico, o por no ser consideras “arte de calidad”. Sin embargo, el público vio todos estos errores como algo carismático, un sello único que diferencia ciertas obras de otras, y de esta forma se convirtieon en clásicas de culto. Ahora, en la industria de los videojuegos no hay muchos casos similares.
Sinceramente dudo que alguien en su sano juicio admire Superman 64 o juegos de ese calibre. La lista de “juegos malos que son buenos” es muy corta, sin embargo, un nombre sobresale en este grupo, me refiero a Deadly Premonition. Dentro de la extraña lista de juegos en donde Hidetaka Suehiro, mejor conocido como SWERY o Swery65, trabajó, ya sea como director o escritor, el nombre de Deadly Premonition destaca por ser considerado un clásico de culto similar a The Room, en donde todo están tan mal, que logra obtener un carisma que ha conectado con el público años después de su lanzamiento.
Así que, al ver el éxito que ha obtenido el original Deadly Premonition, la decisión de hacer una secuela con el objetivo de capitalizar este concepto, parecía algo lógico. De esta forma, durante el E3 de 2019, Nintendo anunció Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise como una exclusiva para el Switch, una decisión que llegó a sorprender a más de uno. ¿Es Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise una digna secuela? ¿Acaso tenemos frente a nosotros un juego que es malo apropósito? Descubre la respuesta a esta y más preguntas en nuestra Atomix Review.
Aquí comienza la parte difícil. Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise trata de capitalizar el éxito popular del primer juego, en donde nos quiere presentar una historia oscura de detectives en contra de alguna amenaza sobrenatural en un pequeño pueblo de Estados Unidos, básicamente Twin Peaks. La historia comienza en 2019 con Aaliyah Davis, una detective del FBI quien trata de resolver los misterios de una serie de asesinatos que tomaron lugar en 2005, y como estos problemas siguen repercutiendo en el poblado de Le Carré en el estado de Luisiana, Estados Unidos, 14 años después.
Para obtener las respuestas que busca, Aaliyah necesita interrogar a Francis York Morgan, protagonista del primer juego y el agente que resolvió los misterios de Luisiana en 2005. De esta forma, la narrativa utiliza dos tiempos diferentes para desarrollar un solo misterio que poco a poco se ira entrelanzado. Por un lado, esto es bastante interesante, Francis York Morgan, a quien conocemos por ser el héroe del original Deadly Premonition, es señalado como el principal sospechoso de un nuevo caso, y al mismo tiempo el juego nos ponemos en sus pies mientras aclaramos las dudas que se originaron en 2005.
Sin embargo, esto representa una gran brecha en el tono de la historia. Mientras que el juego original mantuvo constantemente un ambiente de horror clase B, la secuela no sabe exactamente qué quiere ser. En 2019 tenemos algo similar al primer título, en donde un aura de misterio y confusión dominan las conversaciones, pero en 2005 parece que Deadly Premonition 2 quiere ser Scooby-Doo, lo cual, para ser justo, es algo que ha funcionado en el pasado, como lo demostró el manga y anime de Diamond is Unbreakable, pero SWERY se queda corto.
Mientras que en la obra de Hirohiko Araki este balance se logra gracias a que los personajes y el pueblo de Morioh son extravagantes de una forma rara e inquietante, el Le Carré que nos presenta SWERY está lleno de caricaturas que no concuerdan con su mundo. Está bien si el autor desea crear personajes que sean excéntricos, pero no deberían de chocar con el tono de la historia.
SWERY nos presenta una vez a más Francis York Morgan, aunque esta historia se desarrolla cinco años de los eventos del juego original, Morgan sigue siendo el mismo detective con problemas de personalidad que tanto… ¿amamos? A decir verdad, me parece extraño que un juego que sirve como precuela y secuela para un personaje, nos presente a un protagonista que prácticamente se siente igual y no atraviesa algún tipo de cambio sustancial en su personalidad. Sí, la narrativa que nos presenta A Blessing in Disguis logra aclarar algunas dudas sobre la personalidad de Morgan, especialmente sobre la relación entre York y Zach, pero aclarar los problemas de mentales no puede ser catalogado como desarrollo de personaje. Morgan aún habla como si fuera una biblioteca de películas y series con piernas, algo que haría a Abed de Community lucir como un personaje funcional de la sociedad, lo cual puede ser algo que conecte con algunas personas, pero será irritante para otras.
Esta peculiaridad pudo ser interesante hace 10 años, pero en un mundo en donde la cuarta pared se rompe constantemente y las referencia a la cultura popular son el pan de cada de día, Morgan ya no sobresale y su personalidad termina siendo un cliché más en el basto océano de las películas que tanto ama el personaje. Además, y esto no tiene que ver con la reseña, Francis de verdad tiene un mal gusto, pero eso es una discusión para otra ocasión.
Al igual que Morgan, el elenco de personajes es dolorosamente unidimensional. Cada habitante de Le Carré tiene una característica que los define, y solo una. Como el jefe de policía que habla como si estuviera narrando un tráiler para una película de verano genérica. Nunca salen de sus papeles, ni siquiera cuando están frente a un cuerpo descuartizado.
Es difícil saber si estas decisiones fueron hechas de manera deliberada con el objetivo de crear una obra que tome ventaja del legado del original Deadly Premonition y sea un éxito con las personas que disfrutan de burlarse y señalar los erroes de un mal trabajo, o simplemente SWERY no ha logrado algo bueno con esta secuela. En dado caso de que el primer punto sea una realidad, entonces el valor de la historia dependerá enteramente de ti. Sin embargo, si la intención del autor fue desarrollar un mundo entretenido que logre apelar a un público en general, entonces Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise es un desastre de principio a fin.
El original Deadly Premonition llegó a PlayStation 3, Xbox 360 y PC, y parecía un juego de PS2 con un aspecto un poco más bonito. De esta forma, la secuela le rinde honor al primer juego, con un estilo visual que parece sacado de la generación pasada, pero con la capa de pintura necesaria para representar un pequeño salto gráfico.
Deadly Premonition 2 simplemente no se ve bien. Lo único positivo que puedo decir en este apartado, es que los modelos de los personajes lucen mejor que en el juego original, fuera de eso, tenemos frente a nosotros uno de los juegos más feos, no solo del Nintendo Switch, sino de toda la generación. Mientras que algunos desarrolladores utilizan las limitantes del hardware para crear algo carismático y más caricaturesco, Deadly Premonition 2 simplemente nos entrega el juego más genérico visualmente que pueden encontrar en el mercado.
Aunque claramente se ve una mejora en los modelos de los personajes en comparación con el original Deadly Premonition, las animaciones son horrendas. Tal parece que los personajes son robots dentro de una piel humana, cada movimiento es irreal, y dependiendo de la posición de la cámara, parece que las extremidades de Morgan y compañía ni siquiera están conectadas al cuerpo. Esto se ve mejor en las cinemáticas, en donde los personajes parecen que solo tienen una expresión fácil, y al momento de hablar solo pueden mover sus labios y ningún otro músculo de la cara. Todo es un horror que parece algo sacado de películas como Invasion of the Body Snatchers o They Live. Nada en el pequeño pueblo de Le Carré logra resaltar.
Mentira, todo en Le Carré resalta, pero de una forma literal. El juego sufre de un grave problema en donde las texturas, personajes, edificios y básicamente todo el mapa del juego no cargan como es debido, y el infame pop-up es una constante que afecta la experiencia en general. En más de una ocasión mi viaje fue abruptamente detenido a causa de que un árbol o NPC se puso frente a mí, pero no fue sino hasta varios segundos después del impacto que me di cuenta qué era lo que impedía mi progreso.
Pero eso no es todo, el juego también sufre de serios problemas de frame rate. Es prácticamente imposible explorar el pequeño pueblo de Le Carré, debido a que los cuadros por segundos rara vez se mantuvieron en 30. El estándar en esta secuela parece ser de 20 o menos. En más una ocasión, el juego simplemente se congeló por un par de segundos, dándome un pequeño rayo de esperanza de que Deadly Premonition 2 había dejado de funcionar y me liberaría del tormento, solo para regresar a las entrañas de la bestia que SWERY ha creado una vez más, y sumergirme otra vez en un mundo que, en lugar de transportarme a un espacio feliz y entretenido, me volvía loco poco a poco.
Entiendo que el Nintendo Switch no es la consola más poderosa del mercado, pero es inaceptable que un juego llegue a los jugadores de esta forma. No estamos hablando de un mundo del tamaño de The Witcher III o Breath of the Wild ni nada por el estilo, sino de un pequeño pueblo que puedes recorrer de punta a punta en 15 minutos, así que no logro entender cómo es que TOYBOX no lograra estabilizar el aspecto más importante del juego, su mundo abierto. Tal parece que las largas pantallas de carga a las que te somete el juego constantemente, dandote el tiempo necesario para revaluar todas las decisiones de tu vida que culminaron a este momento, no sirven.
Y si se pregunta sobre cómo corre el juego en modo portátil, bueno, es peor. En más de una ocasión llegué a pensar que estaba jugando Minecraft, porque el concreto de las calles eran bloques, el rendimiento es esponatoso sin importar si juegas pegado a tu tele o en el baño. Después de experimentar el horrendo trabajo que se hizo en este apartado, fue una sorpresa no ver algún tipo de glitch que deformara los cuerpos de los personajes. Dejando de lado la pobre historia y el horrible gameplay, del cual vamos a hablar en unos momentos, los problemas técnicos hacen de este un título casi injugable y demasiado frustrante.
Hasta el momento, Deadly Premonition 2 está repleta de inconsistencia tonal en su historia, un desarrollo prácticamente nulo para los personajes, y un horripilante desempeño técnico. Para acompañar esta receta para el desastre, ahora tenemos frente a nosotros un mediocre aspecto sonoro.
¿Qué es peor que un mal soundtrack? Un soundtrack del cual no te puedes acordar minutos después de escucharlo. Cada pieza de la banda sonora logra cumplir su función, es decir, la composición de terror suena cuando vemos algo escalofriante, y en los momentos de diversión contamos con una melodía divertida. No hay algo excepcional, y nada se quedarán en tu cabeza.
Ahora, en par a la historia clase B que trata de contar SWERY, las actuaciones de voz son malas, pero parece que esta decisión es intencional. La dirección que tienen los actores se reduce a ser lo más incómodo posible y la forma en que se desarrollan las escenas hace que cada personaje exprese sus lineas de una forma poco natural y aburrida. Como ya lo mencioné, las animaciones faciales son prácticamente inexistentes, así que es muy desagradable ver a los personajes decir sus diálogos simples acompañados de una cara incapaz de demostrar alguna emoción humana. Hasta cierto punto, este apartado parece sacado de algún juego de mala calidad del PlayStation 1 o Xbox.
Una vez más, el enfoque de SWERY puede ser crear algo que puede ser catalogado como “tan malo que es bueno” o quizás demuestra que en estos 10 años desde el original Deadly Premonition no aprendió mucho de lo que significa hacer un buen juego.
Para este punto, está claro que Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise no es un buen juego. Podemos discutir sobre la intención del autor y si cierto aspecto es en realidad bueno porque SWERY necesita saber cómo hacer funcionar algún apartado para convertirlo en algo malo, pero si tan solo tomamos en cuenta el aspecto técnico, nos encontramos con problemas que transforman a esta secuela en una experiencia sumamente molesta. Sin embargo, una vez que añadimos el gameplay a esta ecuación, tenemos como resultado, una experiencia frustrante y, sobretodo, aburrida.
Podemos dividir a Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise en tres partes esenciales. La primera es una sección de interrogación simple que sirve como el inicio de cada capítulo en la historia. En segundo lugar encontramos una exploración en un sandbox en donde se desarrolla el 80% del juego. Por último tenemos corredores lineales con un gameplay de shooter en tercera persona.
Para comenzar, antes de adentrarnos en las calles de Le Carré, tomamos el papel de Aaliyah Davis, e interrogamos a Morgan sobre algún detalle o personaje que tomará un papel importante en la sección que estamos a punto de jugar. Lo que al principio parece un intento de crear tensión muy al estilo de L. A. Noire, termina siendo un simple juego de “elige la respuesta obvia”. Aunque tenemos a nuestra disposición una serie elementos que tratan de darnos un mayor vistazo a la mente de nuestro personaje principal, estos objetos solo desencadenan una serie de conversaciones sin sentido que no aportan algo sustancial a la historia, y no ayudan al jugador en la siguiente sección. De esta forma, todo se reduce a masacrar el botón A para avanzar de la forma más rápida posible.
Ahora, la mayor parte del tiempo la pasarás en las calles de Le Carré, en donde tomas el control de Francis York Morgan e interactuarás contigo mismo, un catálogo de personajes bastante extraños y harás varias tareas sin sentido que son dictadas de forma arbitraria, dejando de lado la oportunidad de sentirte como todo un detective al buscar pistas e interrogar sospechosos.
Es en este punto, en donde el juego nos ofrece un sandbox para explorar. Sin embargo, la progresión es lineal y cualquier tipo de mini-juego, sidequest y locación interesante estarán disponibles hasta que avances en la historia principal. El original Deadly Premonition tenía un mundo semi-abierto, así que esto suena como una progresión natural para la serie. Lamentablemente, en lugar de ofrecerle al jugador el espacio necesario para explorar a su ritmo, la progresión se sigue manejando como si fuera el primer juego.
Uno de los aspectos más divertidos de cualquier sandbox, es la forma en que atravesamos este mundo, ya sea a pie, carro o usando un medio de trasporte poco ortodoxo. Bueno, Deadly Premonition 2 nos ofrece una patineta que se maneja de una manera horrible y, acompañado del terrible frame rate, crea una situación en donde es mejor apagar el juego que continuar. En dado caso de que no desees someterte a la tortura de atravesar Le Carré a pie o en patineta, puedes usar el equivalente de Uber en este mundo para avanzar hasta cierto punto en específico.
Cada acción que realices en el juego, desde dispararle a ardillas, encontrar ciertos ítems o simplemente caminar, te otorgará dinero, el cual puedes emplear para comprar municiones, comida que usas para recuperar vida y energía, cigarros para pasar el tiempo, objetos necesarios para avanzar en la historia, o artefactos que te otorgan algún tipo de beneficio. Sin embargo, nada de esto importa mucho, el único factor que tienes que considerar es el alimenticio, ya que conforme pase el tiempo, Morgan comenzará a perder vida y su estamina se reducirá si no come algo, fuera de eso, el juego te proporcionará todo los que necesitas.
Al igual que otros sandbox, Le Carré trata de ser su propio personaje, y ofrecerle al jugador un mundo en donde pueden pasar horas, días, semanas y hasta años experimentando todo lo que ofrece. Aunque la idea suena interesante, especialmente considernado que hay un sistema en donde este mundo avanza a su propio ritmo y vistar el pueblo constantemente resulta en varias recompensas, el título está tan roto y aburrido que pasar más de 20 minutos en este microcosmos virtual se siente como una tortura.
Hay mucho que ofrece el juego, desde una serie de misiones secundarias para mejorar tu patineta y aprender diferentes trucos, pasando por mini juegos que ofrecen una serie de ítems interesantes, hasta una búsqueda del tesoro por todo Le Carré. Sin embargo, una vez más, todo se siente como algo sin sentido, solo incluido por mero compromiso y sin algún tipo de sustancia que logre beneficiar a la experiencia.
En dado caso de que tu sanidad siga completa y te hayas sometido a una serie de misiones sin sentido que se reducen a “ve aquí y habla con tal persona hasta que terminar la sección”, podrás adentrarte a un mundo sobrenatural en donde engendros demoniacos tratarán de matarte en una serie de corredores lineales.
Si Deadly Premonition trató de copiar al gameplay de shooter en tercera persona de Resident Evil 4, Deadly Premonition 2 trata de copiarle a la copia de la copia de Resident Evil 4. Todo lo que involucra disparar en este juego se siente mal, parecía que estaba jugando la versión alpha de un TPS genérico. Los controles son poco responsivos. El AI de los enemigos es pésimo, en varias ocasiones me pare frente a ellos y tardaron mucho en reaccionar a mi presencia. Por si fuera poco, el horrible frame rate hace la tarea de dispararle a un par de monstruos sin cerebro una tarea que parece imposible. Aunado a esto, el juego es muy, muy simple. No hay reto y, una vez más, hace a la experiencia aburrida.
Estos tres elementos se sienten desconectados. Aunque pareciera que la idea es hacer que cada sección funcionara como algo uniforme, en donde la interrogación ofrece información necesaria para resolver los problemas a los que nos enfrentaremos; el sandbox nos permite explorar, mejorar nuestro equipo y conseguir las herramientas necesarias para avanzar; y por último el combate nos da una resolución al capítulo en desarrollo; todo se siente como tratar de pegar una pieza de un rompecabezas en una parte en donde no va, es decir, todo es forzado.
¿Qué es un mal juego? Bueno, tal vez la respuesta puede ser complicada, pero Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise es un buen comienzo. Por si no ha quedado claro, no recomiendo jugar este título, especialmente en su estado actual. Tal vez si en un futuro logra recibir algún parche que mejore su rendimiento y cuente con un descuento, quizás en ese momento podría valer la compra.
Sin embargo, la calificación de hoy podría no representar el valor del juego mañana. El original Deadly Premonition fue destrozado por la crítica en 2010, y hoy en día es recordado como un clásico que vale la pena jugar para experimentar lo malo que es. Aún es muy temprano para saber si este será el mismo caso. Quién sabe, tal vez en 2030 Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise será recordado con amor, solo el tiempo lo dirá.