SWITCH
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Blizzard Entertainment
Blizzard Entertainment
02/11/2018
Sin lugar a dudas, resulta sumamente complicado encontrar una consola en la historia del medio que haya sido tan versátil como el Nintendo Switch lo está siendo en su poco más de un año de existencia. Desde los clásicos juegos first party desarrollados en casa y toda clase de indies, hasta tener sus propias versiones de nuevos lanzamientos AAA de terceros como Wolfenstein II que parecían imposibles, la híbrida de los padres de Mario ha demostrado que es una todo terreno lista para adaptarse a casi cualquier reto. Lo anterior, convierten a este producto en una zona perfecta para relanzamientos de grandes títulos que vimos hace unos años y ahora, Blizzard ha decidido subirse a este tren con Diablo III: Eternal Collection, el cual, básicamente nos permite llevar esta fantástica aventura con nosotros a cualquier lugar que queramos.
El lanzamiento original de Diablo III en la PC fue todo un suceso. Después de una larga espera desde la llegada de la última expansión del siempre mítico Diablo II, las expectativas por lo que sería una entrega completamente nueva de la serie se encontraban por las nubes. Mayo 15 de 2012. Momento del lanzamiento oficial del nuevo juego de Blizzard. En pocos minutos, el medio entero se paraliza gracias a miles de jugadores enfurecidos por no poder acceder a ninguna de las opciones del título. Incluso los padres de World of Warcraft habían subestimado el estreno de su nueva obra y los servidores se habían visto completamente rebasados. Además del problema anterior, el sistema de loot se sentía roto, sin mencionar que para algunos, en general, la campaña les había quedado a deber por momentos. Bastante tiempo pasó para que todo se arreglara y pudiéramos tener el gran paquete que es Diablo III: Eternal Collection, mismo que funciona mucho mejor de lo que esperaba en el modesto hardware del Switch.
Lo más probable es que por el tipo de mercado que actualmente tiene un Switch entre sus manos, para muchos sea su primer acercamiento con Diablo III e incluso con la franquicia, por lo que antes de pasar a contarte mucho más de qué novedades vienen con esta versión, me parece prudente platicarte un poco sobre qué es en específico este juego y qué es lo que puedes esperar de él. En caso de que conozcas bien todo esto, te recomiendo saltar ahora a la siguiente sección de la reseña.
Diablo, desde su nacimiento como franquicia a finales de 1996, ha sido un dungeon crawler con perspectiva isométrica con muchísimos elementos de RPG de acción, que básicamente tenían la intención de atacar a otro mercado fuera de los RTS que tanto dominaba Blizzard en la época. Cosas como el loot de nuevo y mejor equipo, un gran sentimiento de progreso y poder después de largas horas de juego, multiplayer adictivo y bien logrado, y claro, una historia épica muy en la línea y calidad de lo que siempre nos ha entregado el estudio, son los ingredientes principales que componen a todos los juegos de Diablo y sus expansiones.
Cuando inicias tu aventura en Diablo III: Eternal Collection, tienes que elegir entre una de las siete clases que hay disponibles. A partir de ahí, comienzas a personalizar a tu personaje de la manera que más te guste. Por supuesto, cada clase tiene sus fortalezas y debilidades con distintas características que obedecen a diferentes estilos de juego. Por ejemplo, el Bárbaro es perfecto para quienes gustan de un personaje que pueda absorber una gran cantidad de daño, y que sus ataques sean cuerpo a cuerpo, mientras que un Cazador de Demonios, más bien apuesta por agilidad y ataques a distancia.
Por su propia naturaleza, Diablo III es una juego en el que pasarás una gran cantidad de tiempo haciendo prácticamente lo mismo; es decir, normalmente se te asigna un quest en el que debes de visitar cierta área para encontrar algún objeto preciado o matar a una criatura que está causando problemas. Llegas al área, la exploras, encuentras tesoros y mejores aditamentos para tu personaje, esto mientras acabas con decenas de enemigos al mismo tiempo. No me mal interpretes. A pesar de que en efecto, el gameplay podría ser considerado como repetitivo, asunto que es propio del género, las mecánicas, diseño de enemigos y de nuestros movimientos es tan bueno, que jamás se siente que estás haciendo algo tedioso o poco divertido, esto sin mencionar el gran reto que es superar el juego en sus dificultades más altas.
Diablo III: Eternal Collection pertenece a un subgénero que vivió sus épocas doradas hace ya una buena cantidad de años pero que por su misma calidad, no ha dejado de funcionar incluso dentro de una actualidad que mayormente persigue objetivos sumamente distintos. Incluso si nunca has jugado uno de sus títulos, estoy seguro de que sabes perfectamente que el nombre de Blizzard es sinónimo de calidad y en esta ocasión, la cosa se mantiene en niveles sumamente buenos que deberían de ser atractivos para cualquiera que disfrute del medio.
Ahora sí, ya que te he explicado de manera general qué es Diablo III y cómo es que su subgénero funciona, me parece prudente pasar a contarte más sobre los componentes que vienen en Diablo III: Eternal Collection para el Nintendo Switch, pues si bien, podemos decir que estamos frente a un port bastante directo las versiones de consola que vimos desde el PS3 y Xbox 360, que posteriormente se vieron trasladadas de gran forma al PS4 y Xbox One, sí hay algunas novedades que vale la pena mencionar.
Cuando se anunció que Diablo III llegaría a consolas, más de uno no pudimos evitar sentir muchas dudas sobre cuál sería el resultado final, pues al tratarse de un complejo RPG de acción, se requieren muchos más botones de los que un control convencional de consola casera tiene. Pues Blizzard nos cayó la boca y el port que se hizo de su título a dichas plataformas, no solo presentaba un rendimiento técnico sumamente aceptable, sino que se jugaba de manera cómoda y funcional. Como era lo obvio, todas estas bondades se trasladaron a esta nueva versión para el Nintendo Switch.
Además de incluir Reaper of Souls y Rise of the Necromancer, par de expansiones de mayor importancia que Diablo III ha recibido, así como todos los parches lanzados hasta el momento, la Diablo III: Eternal Collection para Nintendo Switch hace una especie de crossover con el universo de The Legend of Zelda al permitirnos equipar el Ganondorf Transmogrification Set que básicamente nos hace lucir como el icónico villano, además de poder tener una mascota acompañante en forma de Cucco y un portarretratos de la Triforce. Dichos aditamentos de Zelda son superficiales y meramente simbólicos, nada por lo que creo, valga la pena hacer el gasto, sin embargo, el resto del contenido sí lo convierten en una grandísimo producto lleno de cosas por hacer y decenas de horas de juego por disfrutar.
Del lado del multiplayer, podemos compartir toda la campaña y sus expansiones hasta con tres amigos más, ya sea de manera local o a través de internet. Aquí hay un par de aclaraciones que hacer para que no te lleves una sorpresa. La primera es que cada jugador requiere de un par de Joy-Con para poderse unir, además de que por alguna razón, nosotros no pudimos hacer que un invitado entrase a nuestra sesión estando en la misma consola. Otra cosa importante es que si tienes planeado jugar en internet, requieres de una suscripción activa al Nintendo Switch Online. Un punto débil es que no te puedes conectar a tu cuenta de battle.net.
Como ya te decía, la jugabilidad de Diablo III: Eternal Collection en el Switch es tan buena como ya lo habíamos visto en las consolas, además de que su rendimiento y aspecto gráfico, es mejor de lo que esperaba. En el modo dock, el juego corre a 1080p y a 60 cuadros por segundo sin ninguna clase de problema, mientras que en modo portátil, lo hace a 720p con el mismo framerate, el cual, te repito, es muy estable sin importar qué tanto esté sucediendo en pantalla.
Gráficamente, creo que es prudente comparar a esta versión de Switch con lo que vimos originalmente en el PS3 o Xbox 360, es decir, tenemos modelos sumamente bien definidos y excelentes efectos de sombras e iluminación, pero con el uso de cierto filtro que busca suavizar algunas texturas que no están en la mejor de las calidades y que claro, da una imagen un tanto borrosa. Lo anterior es notorio, sobre todo si estás jugando en una televisión de dimensiones importantes, no obstante, tampoco podría decir que es algo que resalte por completo y que haga lucir mal al juego. En modo portátil, puedes esperar tener una gran experiencia en todo sentido. Te cuento que la batería llega a durar entre dos horas y media y dos horas con 45 minutos. Bastante estándar.
Entiendo perfectamente la crítica de que el Switch, en gran medida, está viviendo de ports de juegos de hace ya varios años. Dichas versiones son complicadas de recomendar para quienes ya jugaron lo títulos en su momento, pues normalmente son inferiores técnicamente a las originales con todo y el atractivo de la portabilidad; sin embargo, muchas veces se convierten en ventanas perfectas para que otro mercado complemente nuevo, ahora los pueda experimentar. Diablo III: Eternal Collection es un sensacional producto lleno de calidad en cada uno de sus apartados que funciona mucho mejor de lo que algunos esperábamos en la híbrida de Nintendo.
¿Quieres llevar la experiencia completa de Diablo III a cualquier lugar? Pues no hay mucho qué pensar, este juego definitivamente es para ti. ¿Jamás le pudiste entrar a Diablo III por distintas razones y ahora tienes el humor de hacerlo? Corre ahora mismo por una copia de este título, te la pasarás increíble. ¿Sería la cuarta o quinta vez que compras Diablo III? Tal vez es mejor idea que reconsideres, pues más allá de la potabilidad, esta versión no te ofrecerá nada que las otras no lo hayan hecho ya, incluso de una mejor forma. Lo que sí podemos decir que es innegable, es que Diablo III: Eternal Collection para Switch es un excelente port que cumple con todo lo que promete.