En la última reunión que celebró el consejo de administración de Square Enix se decidió que a partir del próximo mes de junio se llevarán a cabo ajustes en la estructura organizacional de la compañía para dotarla de un nuevo enfoque tanto en el ámbito tecnológico como comercial.
Por tal motivo, el actual Presidente y CEO, Yosuke Matsuda, dejará su cargo a Takashi Kiryu, quien hasta el momento funge como director de estrategia de la referida organización japonesa y se enfrentará a un horizonte de desafíos en el mediano y largo plazo para adaptarse a las tendencias actuales.
El señor Matsuda llegó a la casa productora de Final Fantasy desde 2013 relevando a Yoichi Wada y durante su gestión se lanzaron diversas entregas de Final Fantasy, Kingdom Hearts y grandiosos nuevos juegos como Oninaki, Octopath Traveller y NieR: Automata, por mencionar algunos.
No obstante, también hubo tropiezos como el atropellado estreno de Marvel’s Avengers, la venta a Embracer Group de diversos estudios, incluyendo Crystal Dynamics, Eidos-Montréal y Square Enix Montreal, aunado al pobre recibimiento de Forspoken.
Ante esa situación, Takashi Kiryu deberá efectuar un balance sobre los aspectos que han fallado y cómo será posible reinventarse en un entorno donde los costos de desarrollo han aumentado considerablemente y el público ha ido evolucionando perdiendo el interés en RPGs de corte japonés, exclusivamente.
Vale la pena resaltar que Kiryu tiene una amplia experiencia en estrategia corporativa al interior de Square Enix, mientras que en décadas anteriores ocupó varias posiciones en Dentsu Group, un conglomerado que impulsa a emprendedores mediante la aplicación de tecnologías disruptivas e innovación continua.
La transición en la multicitada firma se avizora sin complicaciones y de una manera tersa, pues de frente está el desembarco de producciones de gran envergadura como Final Fantasy XVI, y Final Fantasy VII Rebirth, además del eventual remake de Final Fantasy Tactics que se ha rumorado en múltiples ocasiones.
En la palestra queda el debate sobre qué tan prolíferos serán otros proyectos como los NFT y la tecnología blockchain en lo que Square Enix se ha diversificado, precisamente con el dinero que recibió por parte de Embracer Group al haberse desprendido de icónicas licencias como Tomb Raider.