Feature – Resident Evil 4 no mató al survival horror

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Uno de los estribillos más comunes que escucho cuando se habla de Resident Evil es el de cómo la cuarta entrega canónica “arruinó” todo y a partir de ahí la franquicia cayó en desgracia. Pareciera que con el lanzamiento de este título el mismo género fue condenado a una etapa de oscuridad. A ya casi una década de que saliera RE 4, creo que es tiempo de entrar una vez más al mundo del survival horror.

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Hace escasos días The Evil Within fue publicado, título con el que por fin regresó Shinji Mikami a los reflectores, y aunque todavía no lo termino, no puedo estar más que contento con el resultado final. Sin embargo, creo que como consumidores, nosotros mismos hemos perdido la noción de lo qué es el survival horror y pareciera que este género ha quedado en un limbo en el que no evoluciona, en donde seguimos esperando la “nueva experiencia que redefina lo que conocemos”. Pero puede ser que esto nunca suceda y es sencillo explicar por qué.

Es curioso, porque el mismo género tiene ciertas características innatas que van a contra corriente con la intensidad de esta industria del entretenimiento. Las raíces de los survival horror están cimentadas en hacer sentir al jugador indefenso, a que tenga que racionar sus recursos porque de lo contrario no podrá sobrevivir al mundo hostil al que se enfrenta. Sin embargo, esta misma dinámica choca con el salvaje ritmo de la producción de títulos AAA de cada vez generar experiencias más sofisticadas y que dilaten la pupila, como lo hacen series como Assassins’ Creed, Modern Warfare o Halo, entrega tras entrega. Esperar una experiencia de survival horror que esté a la altura de estas producciones, es como querer hacer una película en blanco y negro pero en 3D.

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Posiblemente lo que más se le “avienta en la cara” a Resident Evil 4 fue la inclusión de la “acción” a la serie. Es un reproche silencioso pero latente. Para algunos, RE 4 fue como unos exploradores que perturban la tranquilidad de un santuario protegido por la naturaleza de la presencia del hombre durante miles de años, en donde una vez que entran, rompen un equilibrio sagrado… y hacen del lugar un parque de diversiones. Ya nada fue igual. Es difícil brindar una experiencia que tenga una compleja producción pero al mismo tiempo trate de causar horror y terror sin que se modifiquen ciertas fibras sensibles del género.

leon-kennedyEs ahí, cuando sin darnos cuenta, el género silenciosamente tuvo que romperse, mutarse, morir y nacer en algo nuevo, para adaptarse a la industria. En los últimos años ha habido suficiente títulos que verdaderamente generar horror y terror en el jugador, aunque no son survival horrors puros. Entre estos, por ejemplo, se encuentran Condemned: Criminal Origins, Nanashi no Game (¡supremo!), Siren: Blood Curse, Metro 2033, Amnesia: The Dark Descent, Lone Survivor, The Last of Us y Outlast. Incluso, considero que hay un título que logró llevar el género puro de survival horror a un nuevo nivel, y hasta la fecha, no se le otorga el suficiente reconcomiendo, estoy hablando de Dead Space.

Aunque no lo creamos, uno de nuestros mayores enemigos para apreciar el género es nuestra memoria. Más de una vez he oído a personas decir o ver que escriben que “los primeros Resident Evil y Silent Hill sí asustaban, no como los juegos de ahora”. La mayoría de nosotros jugamos estos títulos a una edad en la que, en principio, no debimos haberlos jugado. Es obvio que el impacto que tenemos de los primeros juegos ha sido tal, que hasta la fecha todavía tiene resonancia en nosotros. A día de hoy, sigue siendo difícil encontrar juegos que nos asusten como aquellos… ¿o realmente lo es? Más bien, es que no podemos superar esas primeras impresiones del género. Somos víctimas de nuestros recuerdos.

Resident Evil 4 no mató al género porque este simplemente evolucionó a lo largo del tiempo, aunque a nosotros nos cueste trabajo aceptarlo. Desde entonces, ha estado silencioso, afilando sus garras, aguardando en la oscuridad para ver si un día dejamos de reprochar que las nuevas experiencias no se parecen a las antiguas, y por fin, aceptemos a la monstruosa nueva cara del género y pueda hundirnos sus podridos colmillos una vez más.