PS3, PS VITA
PS VITA
SEGA, Crypton Future Media
SEGA
18/11/2014
Hablar de Hatsune Miku ya no es hablar de una pieza más de tecnología, ya ha rebasado los límites de la popularidad para convertirse en un fenómeno mediático de clase mundial, mismo que incluye videojuegos, música, figuras, productos de publicidad y mucho más. Su alcance ignora fronteras e incluso ha llegado a programas mainstream de Occidente como The Late Show con David Letterman en Estados Unidos.
El fenómeno no hace más que crecer, y con ello los productos basados alrededor de su imagen, así llega la secuela del primer título de la artista para PlayStation Vita y PlayStation 3, hablamos de Hatsune Miku: Project DIVA F 2nd, el cual añade bastantes mejoras que le hacen honor al verdadero significado de la palabra ‘secuela’.
A lo largo de la historia de las portátiles de PlayStation hemos visto juegos basados en la aclamada vocaloid y sus compañeros. Estos productos representan una mezcla extraña entre lo oficial y lo fanmade que le dan vida y le rinden tributo a los entusiastas del personaje que ven sus obras plasmadas en un videojuego.
Nos encontramos, una vez más, frente a un juego de ritmo, en el cual presionar la mayoría de botones posibles correctamente en cada canción nos llevará al éxito. Al final de cada pieza musical nos darán una calificación basada en nuestro desempeño, y poco a poco iremos desbloqueando más canciones –hasta llegar a 40-, trajes para los personajes y objetos.
En cuestión de progresión, el juego entrega de manera impecable, ya que gradualmente nuestra interacción con los diferentes modos presentes desembocará en el descubrimiento de todo el contenido bloqueado. Los menús se adaptan bastante a la atmósfera en la que nos envuelve el juego con su música y las pantallas de carga muestran dibujos hechos por los fans del juego, lo que le da una dimensión de comunidad al título.
La dificultad es mucho más alta respecto a la entrega anterior. En mi experiencia, no tenía ningún problema en pasar con ‘Excellent’ las canciones en modo ‘Normal’. En esta secuela, muchas de las pistas me tomaron por sorpresa, y terminé intentándolo una y otra vez hasta poder conseguir por lo menos ‘Great’ en la dificultad estándar.
Respecto al gameplay, poco se puede hacer en un juego con controles sólidos y definidos desde muchos títulos atrás. No obstante, logra añadir ciertos elementos que aunque no cambian definitivamente la manera en que jugamos, sí adorna un poco la experiencia para darle más variedad a cada partida. En primera instancia, tenemos las estrellas dobles. En el título anterior, cada vez que nos salía un ícono de estrella en la pantalla debíamos mover el stick del DualShock 3 en consola casera o dar un golpecito a la pantalla táctil en PlayStation Vita.
En esta ocasión, se añaden las estrellas dobles, mismas que requieren mover ambos sticks o dar golpes con dos dedos al mismo tiempo. En teoría suena bastante atractivo, pero en la práctica no tanto debido a que puede llegar a romper con el ritmo del juego.
Lo mismo sucede con las estrellas conectadas. Ahora algunos segmentos de la canción serán estrellas unidas por una línea, que al mismo tiempo forma una bonita figura geométrica. Lo triste es que por muy bonito que se vea, el ritmo de cómo avanzan las estrellas en la figura es totalmente diferente al de la canción, con la finalidad de añadir dificultad al segmento. Esto también rompe con la línea de ritmo de la pista y aunque sí añade reto al juego, no resulta agradable si lo nuestro es seguir la música.
Al fin de cuentas, estos son añadidos que se le agradecen al estudio, pero que no hubieran causado ningún conflicto de ser ignorados. Como juego de ritmo, entrega perfectamente sobre todo en cuestión de retraso, aquí el timing es esencial ya que en la versión de PlayStation Vita el control es directo y no cuenta con delay como sucede con otros títulos del género como Guitar Hero o Rock Band.
El aspecto visual es de los más atractivos del título, debido a la importancia y fama de la protagonista. Todo el bagaje de SEGA se hace presente en los menús y el diseño gráfico, y todos los escenarios son bastante coloridos y van acorde al tema de cada canción. Para algunos podría resultar conflictivo tantos elementos y fondos brillantes, que pueden llegar a distraer cuando se trata de concentrarse y presionar botones en el momento adecuado.
Una de las novedades más atractivas para los fanáticos más entregados de Hatsune Miku es la posibilidad de poner las letras de las canciones en inglés, facilitando así el conocer de qué están hablando los vocaloid y dándonos la oportunidad de familiarizarnos con las canciones para hacer más fácil el reconocimiento de los patrones en el ritmo.
Diva Room regresa, permitiéndonos interactuar con los distintos vocaloid en un juego parecido al género de citas. Ahora es menos confuso saber qué les gusta y que no a los personajes, y subir nuestro nivel de afinidad con ellos será más fácil. Tenemos más opciones de personalización, vestuarios y muebles para las habitaciones, pero nada que cambie definitivamente nuestra experiencia con las estrellas virtuales. Siempre será divertido tomarse un descanso y acariciarle la cara a Miku… aunque después de un rato puede tornarse un poco extraño si estamos en público y con las bocinas encendidas.
Musicalmente, tenemos mayor variedad de géneros, lo que le puede dar gusto a quien tiene necesidad de más opciones. Tristemente, es evidente que la primera entrega tiene mucha más concisión y personalidad, por lo que ahora podemos encontrarnos con un título que carece de cohesión en cuestión de géneros, entregando así una mezcla extraña donde no se sentirá una progresión musical.
Hatsune Miku: Project DIVA F 2nd es una buena secuela en toda la extensión de la palabra. Entrega de manera correcta todo lo que promete y expande así el universo de la vocaloid. Los fanáticos quedarán encantados con la variedad de trajes y la oportunidad de interactuar con sus ‘artistas’ favoritas. Los más nuevos estarán contentos de estar ante un juego de ritmo bastante maduro y con gran variedad de género. Es una lástima que los añadidos no sean tan atractivos y lleguen a romper con la magia del ritmo. Al fin de cuentas, no será definitivamente el último título de la franquicia, y siempre habrá campo para más.