Reseña: Mario & Sonic at the London 2012 Olympic Games

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Desde que yo recuerdo, todos los juegos relacionados con las olimpiadas han sido malos.

De hecho, la tradición acompaña a todos los eventos deportivos. Hasta hace poco, los juegos del mundial también eran malos, pues siempre tenían ese sentimiento de que su desarrollo había sido apresurado. Guardemos un minuto de silencio por todos aquellos que compraron Nagano Winter Olympics ’98 para Nintendo 64 en una época de sequía para la consola, me incluyo en su pena. Yo fui uno de esos pobres diablos.

Vivimos en una época en la que es muy difícil ser un juego de deportes. La mayoría ya están establecidos en una zona de comfort y son contados los que realmente han llegado a proponer cosas nuevas recientemente (NBA 2K series). Sin embargo, anteriormente los videojuegos de deportes no eran simuladores: se trataban de juegos que se apegaban más al género de ritmo (vease: Mike Tyson’s Punch-Out!!!) y, en mi opinión, funcionaban mejor. Pocos han sido los deportes que se traducen bien a un videojuego. Piénsenlo, ¿cómo habríamos de abstraer las mecánicas de un deporte a unos botones? No por nada Wii Sports mató a los juegos de Tenis.



El primer juego de las olimpiadas que incluía a las dos mascotas más famosas en la industria de los videojuegos vendió casi ocho millones de copias. Es el cuarto juego del plomero más vendido en Wii y el juego de Sonic que más ha vendido en la historia EN TODAS LAS CONSOLAS.

Si en los noventas, cuando ni en sueños podrías ver a estas dos mascotas en un videojuego, hubiera existido un título que los uniera, probablemente hubiera sido el título más vendido de la generación de 16-bits. Hoy vivimos en un mercado diferente donde la percepción es distinta.

Durante todos estos años, hacer juegos para Wii ha sido una tarea difícil. Con cariño mencionamos todos aquellos que lo han logrado, pero con desprecio los jugadores pisotean a aquellos que han muerto en el intento. Mario & Sonic at the London 2012 Olympic Games no sería tan malo si los controles respondieran al input que el usuario le da al juego. En una era posterior a Skyward Sword, regresar a esta imprecisión es imperdonable, sobre todo cuando bien pudieron agregar compatibilidad con MotionPlus. ¿Qué poseedor de un Wii no cuenta con ese accesorio en estos tiempos? Hoy más que nunca deberían hacer uso completo de él.



Finalmente, este Mario & Sonic se pierden entre una montaña de títulos de minijuegos para el Wii. Si somos justos, hay al menos diez otros juegos que lo han hecho mucho mejor.

Mario & Sonic tienen un acercamiento distinto a lo que hemos visto anteriormente en los videojuegos de olimpiadas, ya que incluyen los juegos olímpicos “reales” y también Dream Events, en los que los mundos de Mario y Sonic son el escenario de cada evento. Lo que me hace preguntarme, ¿quién diablos querría jugar un evento “real” en un título que tiene en la portada a un plomero gordito y a un erizo?

Entiendo las olimpiadas como pretexto para hacer una compilación de minijuegos. Lo que realmente no entiendo es para qué invadir el éxito de Mario Kart con realismo. No es como si alguien comprara Mario Kart esperando jugar Gran Turismo.



Ojalá y se atrevieran a desarrollar un título que no se tuviera que apegar a ningún concepto vinculado a la vida real, en el que Mario y Sonic fueran estrellas de sus mundos y no de un mundo en el que están más alienados que el beso de Sonic con una humana.

Como ya se habrán dado cuenta, la mejor parte de Mario & Sonic at the London 2012 Olympic Games son los Dream Events. En ellos sobresalen (como mencionaba anteriormente) los eventos con mecánicas de ritmo, sólo asegúrense de tener su televisor en “modo Juego”, no vaya ser que apliquen la nacada de ponerle “Sharpness” o “Motion Flow” que sólo causará delay y fails.



El modo London Party (como ya habrán adivinado), es un similar a Mario Party. Ya saben: minijuegos para cuatro jugadores. Para ganar sólo tienes que tener más stickers que tus adversarios. Lo inútil aquí (en el más puro estilo imbécil de la concha azul) es que en cualquier momento podrías perder todo, pues el juego decidió que quería ser divertido. Justo ahí muere el aspecto competitivo y nace el “también tu primito güey puede ganar aunque no se lo merezca”.

Ahora, no nos pongamos tan serios, con la misma intensidad que odio el “síndrome concha azul”, también lo entiendo. Después de todo, éste es un party game. El sistema de juego está hecho para entretener a los niños que vayan a tu casa. Lo más chistoso de todo el asunto es que quizás ellos sean los menos indicados para entender todo lo que tuvo que pasar para que existiera un videojuego en el que las dos mascotas más famosas de la industria de los videojuegos aparecieran juntas.

Score 7.0

Staff Atomix
Equipo de editores de Atomix.vg