Hace poco menos de 10 años el mundo del cine nos sorprendió con una historia como pocas, un fenómeno viral que trascendió internacionalmente por su misterio, por su ejecución, por su concepto. Esto era Cloverfield, dirigida por Matt Reeves, producida por J.J. Abrams y escrita por Drew Goddard.
Hay que aceptar que es de las pocas buenas películas realizadas en found footage; en ese entonces no cualquiera se aventuraba a hacer filmes de este estilo y debo decir que Cloverfield fue uno de los grandes impulsos para que los directores le pusieran más atención a este formato. Recordemos que The Blair Witch Project fue también parte fundamental para que el género sobreviviera y más porque ambos comparten el género de terror.
De manera sorpresiva, 10 Cloverfield Lane no es found footage y no es una secuela de Cloverfield, este nuevo filme se trata de un spin-off, así que olviden todo lo que saben y prepárense para vivir una experiencia diferente.
En esta ocasión, le toca el turno de dirigir la cinta al joven Dan Tratchtenberg, quizá lo recuerden por el increíble cortometraje de Portal: No Escape. La producción nuevamente corre a cargo de J.J. Abrams en equipo con Lindsey Weber.
Empezando el año nadie sospechaba que saldría esta película, y de repente, así de la nada, nos soltaron la noticia de que saldría Cloverfield Lane. Tanta sensación ha provocado este filme por la extraña manera de dar a conocer esta obra que incluso se ha convertido en uno de los trabajos más esperados este año.
Por fin ha llegado a nuestra cartelera y todos nos preguntamos si será lo suficientemente buena como para superar a su predecesora y para poderse colocar como una de las favoritas del género.
Antes de que empiece con el análisis, debo de admitir que fue una película completamente diferente a lo que me esperaba. Una bonita sorpresa.
Michelle (Mary Elizabeth Winstead) acaba de abandonar su hogar y a su prometido Ben (Bradley Cooper voz) en un arranque de pánico, y maneja a toda velocidad para alejarse de él, sin embargo, sufre un aparatoso accidente en la carretera. Después del siniestro despierta en un cuarto sin ventanas, encerrada, sin acceso a cualquier vía de comunicación.
Michelle está en un búnker encerrada con Emmett (John Gallagher Jr.) y con el dueño del lugar, Howard (John Goodman). Éste último fue quien recogió a Michelle del lugar accidentado y decidió intervenirla médicamente.
El argumento para no salir del búnker es una ataque nuclear a los Estados Unidos, un aire contaminado que podría matar lentamente a cualquiera, es por esto que estos tres personajes tendrán que aprender a lidiar entre ellos y sus extremas personalidades. Un escenario post-apocalíptico que poco a poco minará sus estados de ánimo y su cordura.
Lo grande de esta película es que el guión está muy bien centrado en los tres personajes principales, está creado para ellos, para que creen su ambiente y tengan la libertad histriónica. John Goodman, ¡vaya!, lo teníamos bien ubicado por su papel de Pedro Picapiedra, por su rol en The Big Lebowski o por su voz interpretando a Sullivan de Monsters Inc, sabíamos acerca de su buen desempeño como actor, pero lo que hace en Cloverfield Lane es maravilloso.
Howard es un ex marine con carácter temperamental, es notorio que su edad ya le pesa, pero no por eso deja de ser una persona analítica y exigente. Con ideas cerradas y perfil de tirano, busca mantener a raya a sus inquilinos ‘muy a la fuerza’. Personaje explosivo, de esos que necesitan tener el control de la situación todo el tiempo, en caso de no tenerlo, recurre a la violencia o a medidas extremas para estar en paz.
Mary Elizabeth Winstead, amor platónico de muchos después de verla en Scott Pilgrim vs the World, también tuvo un buen desempeño en el filme; le imprime a Michelle esa personalidad desconfiada, sin embargo, no terminas de creer que acaba de romper con su prometido y que de cierta manera está secuestrada en un mar de incógnitas acerca de lo que sucede al exterior del búnker. En las escenas que necesita actuar con protagonismo, lo cumple bien, pero falta un poco que se crea el pasado de su personaje.
En el caso de Gallagher, su actuación es discreta, cumple con su rol y es un buen pivote para el desarrollo de la historia.
Los créditos no sólo son para Abrams, Tratchtenberg o Weber, hay que agradecer a los guionistas que nos dieron una agradable sorpresa al dar ese giro a la historia que nadie se esperaba desde un inicio. Josh Campbell, Matthew Stuecken y Damien Chazelle consiguieron hacer una película de lo que parecía ser terror en un verdadero ejemplo de suspenso.
La tensión durante los 103 minutos que dura la película son exquisitos, la intención primaria no es que dé miedo el filme, si de entrada vas a ver este trabajo con esa idea, no la disfrutarás y estarás en un error. Cada quién disfruta los filmes como quiere, pero intenten centrarse en las situaciones y relaciones interpersonales que se van generando mientras se desarrolla la cinta. Sentirás cómo va creciendo esa tensión hasta culminar con un clímax en el momento justo.
A pesar de que la película dura muy poco, no necesitas más tiempo para poder disfrutarla, pero sí te deja una sensación de querer más. La problemática de la cinta en ocasiones suele ser confusa, a pesar de que te dan solución a eso, aún faltó atar ciertos cabos que quedaron sueltos, pero son mínimos.
Tratchtenberg debuta como director de largometraje de gran forma. Maneja muy bien los elementos del apocalipsis, del búnker, del encierro, de la psicología de los personajes y del clímax. No le ponemos ni un ‘pero’ a los efectos especiales, gran película de suspenso con su obligado toque de Sci-Fi.
John Goodman, por mucho, se lleva la película, en una actuación sorpresiva, le crees por completo su papel y de cierta forma es perturbadora su forma de ser, una persona muy incómoda que te hace pensar y buscar soluciones para poder resolver la problemática.
En fin, es una de las buenas sorpresas de este año, una esencia de Cloverfield al ser la secuela espiritual, pero llevando de otra manera la construcción de la historia y consiguiendo finalizar una película que está lejos de ser como la primera entrega.