Sí, sí, sí. Ya me sé las quejas. Que es lo mismo que el año anterior, que hay más juegos por atender, etc. Sin embargo, hay que ser honestos: hay muchos fans de la lucha libre allá afuera y, ante la falta de variedad que hay en juegos con este deporte, es justo la serie de títulos basados en la WWE nuestro pan de cada día.
El monopolio de la World Wrestling Entertainment en el mundo del pancracio no sólo es visible en la televisión o afuera de las arenas, donde en vez de máscaras del Santo ya venden playeras de John Cena; también es notoria en los videojuegos y de manera brutal. Hace más de una década, en el punto máximo de la “guerra del lunes por la noche” (que enfrentaba en los ratings a la entonces WWF y la difunta WCW), la competencia entre empresas de lucha hizo obligatoria la creación de grandes juegos. Era vencer o morir. Y el emporio de Vince McMahon venció.
La dura competencia motivó la aparición de clásicos como WWF No Mercy de AKI para el Nintendo 64 (que aparece hasta en el conteo de Nintendo Power a lo mejor que ha salido para sistemas de la compañía) o Know Your Role de Yuke’s, los actuales encargados de la saga. Pero cuando tu mayor competencia en los últimos años ha sido Lucha Libre: Héroes del Ring, es muy posible que caigas en el conformismo.
2K Games rescató esta serie luego del hundimiento de THQ. Sin embargo, la pregunta es clara: ¿qué tanto ha ayudado a catapultar este juego y sacudir esta sensación de repetición?
Fundamentalmente, estamos ante las mismas mecánicas del juego anterior. Eliges a un luchador (o varios), entras a una modalidad de combate particular, y llevas a tu peleador a la victoria. Para ello, cuentas con los movimientos que ya viste en WWE 2K13: puedes golpear con toda la ira del mundo, acomodar a tu oponente en una esquina con un látigo irlandés, aplicar llaves que dependen de tu gladiador y, claro, sacar el espíritu mayuyero mientras acabas a quien se te pongan enfrente a sillazos, martillazos y hasta con la escoba. Obviamente, si lo haces a la vista del réferi y en un combate que lo prohíba, te van a descalificar.
Es importante recordar que tu luchador llenará su barra de adrenalina al castigar a su oponente y —por supuesto— al posar para el deleite o abucheo del respetable público. Al tener este aspecto al máximo, podrás ejecutar un movimiento personal para después liquidar al enemigo con el finisher, ese movimiento que tantos triunfos nos ha dado.
Si quieres verte más extremo, puedes optar por llevar al rival a la esquina de la arena, o colocarlo sobre una mesa para atravesar la madera con su cuerpo en una característica denominada OMG! (supongo que no debo decir lo que eso significa). Esta vez, sin embargo, diversos luchadores tienen nuevos momentos extremos a los cuales habrá que poner atención.
Hasta aquí, todo normal. Demasiado normal. Pero de todas maneras, debemos hacer constar que el juego es ahora mucho más dinámico y fluido. Las animaciones lucen (un poco) mejor, el control es más responsivo y los movimientos se desarrollan en menos tiempo, agilizando el combate. Así, ya no tarda una eternidad en hacerse un suplex alemán, aunque para diversos ataques sigue tomando su lógico tiempo.
¿Movimientos nuevos? 2K Games ha sido muy honesto y ha señalado que principalmente las novedades en este aspecto se enfocan, principalmente, en finishers dobles. Varios gladiadores han visto cambios en su plantilla de llaveo. Por ejemplo, Alberto del Río (patrón nuestro y de todos ustedes) ya cuenta con un repertorio de desnucadoras y quebradoras no visto en el juego anterior. Del mismo modo, hay que contar las habilidades que veremos de estrellas retro y otros peleadores que miran su debut en la presente entrega.
El desempeño de estos movimientos es un poco más natural. Sin embargo, el sistema de golpeo es aún inexacto. Así, el sistema no registra golpes visiblemente aplicados. También hay que destacar que, así como es más ágil el sistema de combate, el tiempo para efectuar counters es más reducido.
El apartado gráfico ha sido la cruz de la saga, y esta entrega no le quita el peso de encima. Por más remozar que se les haga, sigue siendo notorio el modelado con base en las versiones de PlayStation 2. Los personajes siguen luciendo más similares a las figuras de acción que a sus contrapartes reales de lo plásticos que se miran. Eso sí, hay que agradecer que al menos hay avances: si un personaje habla, se le ve el movimiento de los labios, al tiempo que Jim Ross y Jerry Lawler (los comentaristas) no sólo posan junto a la mesa; ahora sí parece que discuten el encuentro.
Hablando de los comentaristas, si bien el estilo de narración es muy apegado al que se escucha en las transmisiones en inglés, los diálogos se repiten de manera evidente. Vamos, en ocasiones en menos de un minuto se repite la misma línea. En caso de que te lo preguntes, parece lejano el día en que al menos exista la opción de tener a los comentaristas en español (a los oficiales), aunque no deja de ser una buena idea.
Los escenarios están repletos de animaciones simulando las luces de la arena en la vida real. En el caso de las luchas retro, el uso de los filtros para simular una transmisión televisiva de la época luce muy bien. Pero el público se mira muy similar a las últimas entregas de la anterior generación, además que fuera de los videos el detalle es un tanto pobre. Es notorio que fuera de las presentaciones para cada esteta le pusieron poca atención al rubro.
El año anterior, THQ apostó a que los juegos de combate bajo su sello llevarían esa dosis de nostalgia que los fans pedían. UFC Undisputed 3 revivió las épicas y brutales peleas en Pride, la promoción de MMA más grande que ha dado Japón, mientras WWE 13 recuperó el espíritu violento y polémico de la Attitude Era. Si bien la empresa terminó por hundirse, ambos juegos tuvieron un relativo éxito. Por ello, no extraña que la modalidad principal de este título aborde, de nuevo, el pasado.
El 6 de abril del año entrante se celebra, en Nueva Orleans, Wrestlemania XXX, es decir, se cumplen tres décadas de que diera comienzo el evento más importante del wrestling estadounidense y, por tanto, el título aborda dos aristas de tan ilustre historia. No sólo se trata de los combates más representativos que se han visto en el mismo. También se honra a la leyenda que hizo de esta vitrina su patio de juegos.
La posibilidad de revivir las luchas más relevantes del ayer no sólo amplía el roster con superestrellas que nos hicieron vibrar antaño como (Hollywood) Hulk Hogan, André The Giant, Macho Man Randy Savage o Bret Hart. Esto también da pie a un modo de historia cuyo fundamento es similar al visto el año anterior: acompañado con interesantes videos y fotografías, debes realizar tareas particulares en luchas clásicas para avanzar y desbloquear luchadores, arenas, entre otras cosas.
Es justo la necesidad de cumplir las misiones a cabalidad lo que da reto a este modo y, de paso, se conjunta con la narrativa acerca de momentos clave para la WWE para hacerlo atractivo. Por desgracia, si eres hábil con el control seguro te devorarás lucha a lucha rápidamente, lo cual, por supuesto, no le quita brillo. Además, las mejores escenas con los modelos de los diversos luchadores se muestran en secuencias previas a diversos combates.
A su vez, el modo The Streak se enfoca en la racha de triunfos que Undertaker ha logrado en este evento. No sólo documenta el récord triunfal del llamado Enterrador, también te reta a ganarle con varios personajes para ver más material de sus triunfos. Lo cual, obviamente, no será sencillo. ¿Quieres estar de su lado? Muy bien, entonces entrarás en una serie de luchas para acumular la mayor cantidad de triunfos consecutivos en la piel del fenómeno. Hay que decirlo, la modalidad puede ser monótona y no se aleja del modo de supervivencia tradicional, pero el reto de salir triunfante, y el simbolismo que se carga, le dan un sabor peculiarmente especial. Además, puedes comparar tus resultados con los de otros jugadores alrededor del mundo.
Hay otro modo principal, llamado Universe, que es muy sencillo: estás al mando de programar los combates en la WWE semana a semana. Tú decides quién lucha contra quién, de qué forma y, con el control, quién gana. Tanto en los programas semanales como en los de pago por ver. Incluso se llega a desarrollar una historia con tus decisiones, pero es tan largo que pierde pronto su atractivo.
El modo de creación se alimenta de los nuevos movimientos y más detalles desbloqueables para crear a tu luchador, en una modalidad que ha gestado a su alrededor un fenómeno de culto. Yuke’s ha hecho juegos de lucha muy diversos por bastantes años, creando una biblioteca muy particular de opciones que puedes hacer tuya para construir personajes detallados. No es broma: si eres muy paciente, dedicado y sabes de lucha libre, puedes recrear a cualquier gladiador de fama mundial que se te ocurra.
Lo obvio está ahí y se le mira aunque voltees: Yuke’s no hizo muchos cambios. Hizo que el juego se mantuviera vigente mediante una optimización del sistema de combate, así como con la adición de modos de juego. Por eso es que tanto lo bueno como lo malo permanecen sin cambio.
Sigue siendo un deleite jugarlo con los amigos, al tiempo que el hacer del juego algo un poco más vistoso hará las delicias de muchos fans. Pero, siendo honestos, no revoluciona absolutamente nada. Sólo coloca detalles nada novedosos en sitios donde debían estar desde hace tiempo, como la mayor naturalidad de los movimientos.
Eso sí, no podemos negar que el modo por los 30 años de Wrestlemania y el defender o romper la racha del Undertaker es divertido. Tremendamente divertido, aunque no se pasa por alto que, de no ser por estos modos, el título no justificaría una inversión ante otro muy similar aparecido del año pasado.
Estamos ante un buen juego, uno mejor que WWE 13, pero hay que plantear si es todo lo que el estudio puede dar. El sentimiento de que la falta de competencia limita el potencial es innegable. Una nueva casa en 2K Sports y una nueva generación aguardan. ¿Estará la serie lista para presentar algo realmente nuevo?