Es muy común en estos días ver el relanzamiento de videojuegos bajo la engañosa etiqueta “HD”. En algunos casos desafortunados, solamente reescalan la imagen, aplicando filtros que suavizan las texturas; en los peores casos, el juego ni siquiera está en alta definición, y terminan siendo ports que funcionan peor que el juego original.
En otros pocos casos, los desarrolladores de verdad se dan a la tarea de revisitar y evaluar el juego, mejorando la obra original con sutiles cambios: éstos van desde redibujar texturas, calibrar la cámara, ajustar la dificultad o, incluso, aprovechar el hardware de una consola más poderosa para crear una mejor experiencia de juego.
A primera vista, The Legend of Zelda: The Wind Waker HD parecía inclinarse hacía uno de esos casos desafortunados. Cuando el título fue anunciado, mi primer pensamiento fue que dar bloom y sombras degradadas a un juego en estilo caricatura era un tremendo error. Fue hasta que pude jugar el demo que me di cuenta de qué tan equivocado estaba. Todos estos cambios visuales le dieron mucha más vida a uno de los juegos más mágicos de todos los tiempos.
Hace tiempo escribí un artículo acerca de la serie The Legend of Zelda, en el expresaba mi rechazo hacia las nuevas prácticas de esta amada serie que, si bien aún se mantiene su encanto, la exploración se ha reducido a tener un acompañante que te lleva de la mano todo el tiempo. Cuando le expresé a Eiji Aonuma esta ausencia, su respuesta fue que no querían alienar a los jugadores al no tener un obvio progreso de la aventura. Con eso me quedó claro que Zelda había cambiado para siempre, y que muy probablemente, no había marcha atrás.
Siempre que pienso en algún Zelda, a mi mente llegan increíbles imágenes y recuerdos de los mejores momentos de mi vida, explorando los fascinantes mundos que la serie nos ha dado. En su momento ignoramos las fallas que tenían, quizá porque no contábamos con un punto de comparación, para así entender qué los hacía fallar.
Actualmente tenemos en Zelda una amplia gama de sabores: desde la fascinante libertad del primer The Legend of Zelda hasta la particular estructura en A Link to the Past y Ocarina of Time, o también contamos con experimentos como The Adventure of Link: Zelda II, o el caótico Majora’s Mask. Cada uno de los fans de Zelda tiene su favorito personal, y nos queda claro que aunque siempre tenemos preferencia y nos inclinamos hacía alguno de ellos, la experiencia que nos brinda cada uno es fascinante.
Tengo la dicha de escribirles por primera vez de mi favorito, 10 años después de haberlo jugado y amado). The Legend of Zelda: Wind Waker HD es una experiencia inolvidable, una equilibrada mezcla entre la libertad del primer título y el amado Ocarina of Time; es un título que desborda encanto con la —posiblemente— mejor historia de esta serie. Wind Waker. Sigue haciendo estragos en mis fibras sensibles, y no puedo evitar soltar el llanto ante el primer amanecer, en uno de los mejores mundos que he tenido la dicha de visitar.
El relanzamiento de este juego es espectacular, Wind Waker HD es probablemente el mejor remake de un videojuego que existe hasta el día de hoy, con un impecable respeto y cuidado de la experiencia original. Aonuma y todo el equipo se tomaron la molestia de dar ese esfuerzo extra para mejorar un juego insuperable. Esta nueva entrega es fiel al que probablemente fuera el mejor título del Nintendo Gamecube (se me enchina la piel con tan sólo nombrar esa consola). En esta ocasión fue el equipo original, en conjunto con Hexa Drive (Ōkami HD), quien modificó algunas características que ellos mismos creían necesarias, apoyándose en las posibilidades que brinda el hardware del Nintendo Wii U.
Probablemente sobre el papel, la idea de tener mapas e ítems en una segunda pantalla no suenan como algo fuera de este mundo, pero una vez en la práctica, con Wind Waker HD tiene sentido. Las frecuentes interrupciones de la entrega original para ver los mapas de todas la islas han sido remplazados por voltear a ver el GamePad, mientras que en la pantalla principal Link no se detiene al navegar por los mares, creando una experiencia incesante que no requiere de pausas. Esta característica es quizá la mayor aportación, haciendo del mundo reflejado algo aún más real y palpable.
Es fascinante el darse cuenta de lo adelantado que estaba el original a su época, y cómo además respetaba a los juegos de antaño. Es como si Wind Waker estuviera justo en la mitad de dos escuelas de diseño, sacando a relucir lo mejor de cada una. Sin lugar a dudas un verdadero logro para ser un título del 2002.
Wind Waker fue el último Zelda en tratar a quienes lo jugaban como personas inteligentes, dejando en la mayoría de los casos que cada quien se las arreglara por sus propios medios. Más allá de explicarte con peras y manzanas, el juego te da sutiles pistas con los ojos de Link; cada que resuelves algo en el juego, hay un fuerte sentimiento de satisfacción. Me pregunto si algún día tendremos un Zelda que nos trate con el mismo respeto que tiene Wind Waker hacia nosotros.
En aquel entonces, ignoré casi por completo el combate, el cual ahora entiendo que es de los más sobresalientes, con un lock-on como no ha existido en un juego de acción-aventura. Ésta es una característica que jamás se vuelve repetitiva: tus enemigos reaccionan ante varias situaciones, y podrás inclusive robarles sus armas para atacarlos con ellas. La variedad y reto que éstas presentan dan sabor y ritmo al juego.
Hablando de ritmo, los calabozos del juego están pensados para aumentar en complejidad a lo largo del juego; en los últimos tendrás que hacer uso de todos los ítems de tu inventario, con un sinfín de increíbles puzzles que habitan en su interior, y que acompañados de fabulosas melodías crean una atmósfera como pocos otros juegos.
La banda sonora del este título corre a cargo de Kenta Nagata, Hajime Wakai y Tori Minegishi, acompañados por supuesto de su majestad Koji Kondo. La influencia va desde música irlandesa hasta música andina. Gaitas y flautas de pan visten majestuosamente a Wind Waker HD.
Como la mayoría de mis juegos favoritos, Wind Waker incluye una cámara para tomar fotografías dentro de este mundo. Incluso podrás tomarte una selfie, y lo mejor de todo es que podrás publicarlas en Miiverse, donde una gran comunidad ya está subiendo increíbles selfies en los lugares y momentos más inoportunos. De hecho todas las imágenes de esta reseña vienen de ahí.
El Tingle Tuner que hacía uso del Game Boy Advance como segunda pantalla, en la versión original, ha sido remplazado por Tingle Bottle, el cual podrás usar para mandar botellas con mensajes a la comunidad de Miiverse, para que te ayuden si es que estás atorado en alguna parte en específico. Aonuma y su equipo escucharon las quejas de los consentidos que se quejaron de la velocidad de navegación, por lo que ahora podrás navegar 50% más rápido, si así lo deseas. Dentro de los pequeños cambios hay una parte al final que tomaba algo de tiempo y que, si bien no ha sido cambiada del todo, la manera de realizarla es mucho más organizada que en el pasado.
Nintendo ha añadido un Hero Mode para quienes están jugándolo por segunda vez y quieren un mayor reto. Aquí no te encontrarás ningún corazón y, para curarte, tendrás que hacer uso de pociones; además los enemigos te harán el doble de daño añadiendo un nuevo y necesario reto para los veteranos.
The Legend of Zelda: The Wind Waker HD corre con una resolución nativa de 1080p y a 60 cuadros por segundo. No exagero cuando les digo que éste es uno de los mejores remakes que hemos visto, agradezco que hayan abordado este juego con el respeto que se merece.
Para terminar sólo puedo añadir que, diez años después, Wind Waker sigue siendo una épica aventura sin igual: el mundo, sus personajes, y su historia no sólo lo hacen uno de los mejores Zeldas, sino uno de los mejores juegos que hemos tenido el privilegio de jugar.