Entre un océano de títulos free-to-play y con la industria y la crítica señalando a este género como el definitivo para liderar el futuro de los juegos en línea, llega The Elder Scrolls Online como estandarte de los juegos de suscripción para intentar salvar a este género un poco olvidado, ¿lo logrará?
The Elder Scrolls Online llega en un contexto complicado y un tanto pesimista. No nada más es el primer título de la franquicia desarrollado por otro estudio que no es Bethesda, sino que es una propuesta de MMORPG tradicional que no rompe ningún esquema, pero que sí explota lo mejor de los elementos ya existentes, además incorpora todas las características emblemáticas de un título de la saga, como una magistral actuación de voz, misiones secundarias sin fin y el combate de acción en primera persona que pocos títulos han podido replicar.
The Elder Scrolls funciona perfectamente dentro del universo canónico de la serie. La historia se ubica mil años antes de los eventos de Skyrim y 800 años antes de Morrowind y Oblivion. En este escenario, el príncipe Daedra Molag Bal aparece como el antagonista principal pues intenta fusionar el mundo de Tamriel (tierra donde habitan todas las razas del juego) con Coldharbour, uno de los reinos de Oblivion, para así gobernar ambos en un imperio de tinieblas.
Por primera vez en la historia, podremos explorar todo el continente de Tamriel, donde el colapso del segundo imperio ha dejado un vacío de poder. También podremos unirnos a cualquiera de las tres alianzas que luchan por el control del trono:
• The Aldmeri Dominion: Conformada por los High Elf, los Wood Elf y los Khajiit, quienes luchan por detener las peligrosas maquinaciones de la raza humana y restaurar la dominación élfica en Tamriel.
• The Daggerfall Covenant: Conformada por los Breton, Redguards y Orcs, que buscan restaurar el segundo imperio y traer la paz y prosperidad de vuelta a Tamriel.
• The Ebonheart Pact: Los Nords, los Dark Elf y los Argonian luchan estabilizar el imperio y asegurar su propia autonomía.
Ya en pasados títulos de The Elder Scrolls hemos podido ver las relaciones entre las distintas razas y las diferencias entre sus ideales. Ahora, será posible ahondar en la historia de cada una pues, al seleccionar la raza, seremos enviados a la región correspondiente, viviendo así su historia en carne propia.
El gameplay es básicamente el mismo que en entregas previas, aunque con mayor parecido a The Elder Scrolls V: Skyrim. Obviamente, al ser un MMORPG, existen bastantes cambios que adaptan el sistema a las necesidades del género. Una vez que nos encontremos en cualquiera de las regiones del mundo de Tamriel, nos daremos cuenta de que no podemos robar, por ejemplo. Lo anterior causa una sensación agridulce pues era una de las mecánicas básicas de cualquier título de la franquicia. Tampoco podremos asesinar personajes controlados por la computadora a diestra y siniestra ya que, obviamente, son necesarios para tener una experiencia homogénea, al mismo tiempo de que deben estar disponibles para otros jugadores.
A diferencia de otros MMORPG y, en mi opinión, una de las mejores mecánicas de The Elder Scrolls Online es el enfoque total a las misiones. A través de éstas podremos subir de nivel más fácilmente pues, al terminar cada tarea, nos darán una buena recompensa que se traduce en experiencia, oro y objetos de gran valor. Lo anterior funciona magistralmente en dos niveles: primero, le añade fidelidad al espíritu de la saga que se ha caracterizado por contener un vasto contenido de historia e interacción con los personajes; segundo, marca la diferencia de la mayoría de los MMORPG en los que avanzar y subir de nivel consiste, en general, en salir a las áreas silvestres a matar al mismo enemigo una y otra vez, hecho que resta profundidad a la experiencia y en muchos casos se vuelve repetitivo.
Una de las cosas que más añade realismo a la ya solemne experiencia de cualquier Elder Scrolls es la incapacidad de cargar archivos de guardado: al ser un juego totalmente en línea, todas y cada una de nuestras acciones serán guardadas al instante. En caso de morir, sufriremos consecuencias como la pérdida de durabilidad en nuestro equipo y la incapacidad de realizar cualquier acción por un periodo de tiempo, el cual variará dependiendo de nuestro nivel. En cambio, ahora reviviremos en alguno de los Wayshrines cercanos y seremos incapaces de tener varios archivos de guardado para reiniciar la partida a nuestra conveniencia, lo que añadirá un gran reto para los jugadores más entusiastas.
Las clases disponibles en este juego son Dragon Knight, Sorcerer, Nightblade y Templar, las cuales equivalen a los populares Warrior, Mage, Thief y Priest consecutivamente. Como en todos los Elder Scrolls, podremos elegir cualquier clase y ésta realmente no determinará nuestro papel en la batalla ya que, al subir de nivel, ganaremos puntos para aumentar cualquier habilidad, sin importar la raza o la clase. En este juego no existe la restricción, podremos elegir ser un Argonian Sorcerer y, en cualquier momento, comenzar a usar armaduras pesadas y hacha a dos manos, conservando la capacidad de lanzar hechizos de magia negra. Esta mecánica también distingue a este MMORPG del resto al variar la clásica disposición de “tank, damage dealer y healer”, misma que se hace presente en juegos tanto antiguos como modernos. Lo anterior le da una versatilidad enorme al gameplay, permitiéndote afrontar los objetivos de maneras inimaginables, sin las limitantes de no contar con un tanque o con alguien que nos cure.
Este juego no podría considerarse del género MMO si no contara con PvP (player-versus-player). ZeniMax Online Studios no se quedó atrás para incluir esta característica y presentarla como su carta fuerte para The Elder Scrolls Online. El título no sólo posee unas de las mejores gráficas, sólo posibles gracias a computadoras de alto rendimiento (y, en el futuro, a consolas de última generación), sino que logra poner cientos de personajes en pantalla durante los feroces combates entre las alianzas que conforman el continente de Tamriel.
Al haber un vacío en el trono del segundo imperio, cada alianza luchará para controlar territorios estratégicos, cada uno con granjas, molinos y otros recursos valiosos. Las batallas se concentran alrededor de fortalezas y el control de los recursos extenderá la influencia de cada pacto en la región, consecuentemente estos actuarán a favor de la toma de control de la legendaria Imperial City.
A partir del nivel 10 podrás formar parte de estas batallas masivas, mismas en las que podremos tomar el control de armas de asedio para derribar estructuras y fortalezas. Sin importar nuestra habilidad, influiremos en el éxito o el fracaso de cada batalla y, dependiendo de nuestro desempeño, podremos convertirnos en el Emperador de Tamriel, condecoración que otorgará beneficios a la alianza, como efectos extra en las habilidades de los miembros y más.
The Elder Scrolls Online es un título que se disfruta bastante solo, sin embargo en bastantes momentos seremos invitados a participar directa o indirectamente en actividades grupales. Siempre veremos a otros jugadores realizando misiones alrededor de nosotros y tendremos la permanente posibilidad de ayudar en el momento en el que queramos, sin ser obligados a formar un grupo. No pocas veces estaremos en aprietos mientras enfrentamos a un enemigo más fuerte que nosotros y otros jugadores podrán ayudarnos a derrotarlo sin necesidad de unirse a una party formal.
Simplemente es cuestión de acercarse, atacar y retirarse. Aunque, si lo nuestro es el juego cooperativo, a partir de nivel 12 podremos entrar a calabozos especiales en los que encontraremos retos únicos y jefes poderosos para enfrentarlos en equipos de cuatro personas, lo que dará una experiencia diferente al clásico gameplay solitario de la franquicia.
La estructura narrativa y los diálogos sorprenden bastante. En varias misiones seremos capaces de decidir si un personaje vive o muere, qué camino seguir para llegar a cierto punto. Lo anterior no es gratuito: en ocasiones salvar la vida de uno u otro personaje tendrá consecuencias mucho después. Es posible que nos encontremos realizando unos encargos en una ciudad lejana cuando, de repente, nos encontremos a un personaje al que hayamos salvado días atrás y éste nos ofrezca su ayuda. En este caso, si hubiéramos elegido deshacernos de él, no tendríamos esta ventaja. Estas sorpresas dejan un buen sabor de boca pues las decisiones morales que tomemos no repercuten inmediatamente en nuestro entorno, sino que podemos ver cómo nuestras acciones viven latentes y nos visitan mucho después.
ZeniMax Online Studios hizo un excelente trabajo con The Elder Scrolls Online, juego que rinde tributo a todos y cada uno de los títulos de la serie y que se acerca de manera soberbia al género MMORPG. Sabe destacar de manera muy sobria del resto de los títulos del mismo tipo, sin caer en banalidades como mecánicas repetitivas o fan service excesivo. El juego no reinventa al género ni se convierte en la línea divisoria entre el antes y el después de los MMORPG, pero sí presenta una tesis que combina lo mejor de títulos de esta índole con las robustas características que hacen de todos los títulos de The Elder Scrolls experiencias magistrales.