A mediados de los años 90, las mascotas virtuales, que se popularizaron con el Tamagotchi de Bandai, se convirtieron en una moda muy común entre chicos y grandes. La responsabilidad de tener a tu cargo una mascota “viva” combinada con la comodidad de tener un ser virtual en tu bolsillo popularizaron el concepto que llegó a convertirse en cientos de diferentes aparatos chinos que inundaron el mercado. El concepto evolucionaría una década después cuando Nintendo presentó Nintendogs, un título de mascota virtual aún más profundo en el que por su nivel de detalle y simulación (omitiendo situaciones como la muerte o enfermedad), se convirtió en uno de los juegos más vendidos en la historia del exitoso Nintendo DS.
En el mercado de los juegos casuales, han existido muchos intentos por seguir el concepto de la mascota virtual. Estos van desde desastrosos juegos de gatos virtuales en los que nada tiene sentido hasta crueles simuladores free-to-play en el teléfono que lucran vendiéndote con dinero real las bolsas de comida para tu amigo virtual.
Entre todos estos títulos llega PlayStation Vita Pets, un juego bastante peculiar por lo que propone, pero que desgraciadamente cae en lo repetitivo: los conceptos que inicialmente podrían sonar atractivos terminan ejecutándose de manera desafortunada.
En 1993, se estrenó la película Mira quién habla ahora, secuela de Mira quién habla también, en la que, en lugar de tener bebés parlanchines, teníamos perros que hablaban entre sí (aunque los humanos no lo notaran). Cuando inicié mi partida en PS Vita Pets, lo primero que vino a mi mente fue el sentimiento que provocaba dicha película, tener frente a mí un perro que habla con una fuerte personalidad. En el centro de adopción de mascotas me encontré con cuatro razas caninas diferentes (Husky, Labrador, Dálmata y Collie) y, entre ellos, a diferentes cachorros con una marcada personalidad; desde una tímida Collie, un Dálmata comediante de mal gusto y hasta un despreocupado Husky que elegí.
Ya en casa, mi canino no paró de hablar. En un principio lo que al principio aborrecí terminantemente por ser demasiado extraño me pareció simpático y comprendí que un perro que habla es sólo posible en los videojuegos. Entonces, pude darle una oportunidad.
Entre las actividades que me encontré en PS Vita Pets estuvieron muchas que vimos ya antes en juegos como Nintendogs. Tuve que llamar a mi perro por su nombre gracias al micrófono de la consola, enseñarle trucos con los comandos de voz, mostrarle mi cara en la cámara para que me conociera, acariciarlo con la pantalla táctil y cuidarlo (alimentos, baño, paseo, juego) con una completa interacción (claramente diseñada para usuarios acostumbrados a juegos que vemos en cualquier otro dispositivo inteligente).
Algo que me sorprendió fueron las funciones de realidad aumentada aplicadas en el juego, ni siquiera tuve que usar las AR Cards pues el PS Vita reconoció una superficie plana en mi entorno a la que saltó mi cachorro parlanchín.
Todo lo anterior, combinado con una buena presentación y apariencia gráfica en la que los cachorros lucían bien en términos generales, me dejó con un buen sabor de boca inicial. Me sentí frente a un juego hecho a la medida de la portátil y diseñado considerando todo lo que podemos hacer con ella.
Desde un inicio, PS Vita Pets te deja claros sus objetivos. Más que apostarle a la simulación como Nintendogs, pretende contar una historia con inicio y fin definidos, algo así como lo que podría ser el primer juego de aventuras para un niño que posea la consola.
Me recibió un muy bello cutscene que, a manera de libro de cuentos infantiles, me contó la historia de Cosmos, el mítico canino de Castlewood –la isla en que vives– que junto con su amo, el Rey, exploraba todos los rincones de su entorno y encontraban valiosos tesoros. Un día los invasores saquearon el reino, por lo que el Rey y Cosmos tuvieron que esconderlo todo y dejar pistas para que, en un futuro, un valiente aventurero las uniera y se quedara con todas sus posesiones. Ahí es donde entran tú y tu nuevo canino: tendrán que explorar su entorno y seguir el diario del Rey para encontrar la mítica y poderosa túnica dorada de Cosmos junto con los tesoros del fallecido monarca.
Todo hasta el momento sonaba bien, incluso mi canino amigo tenía que ir progresando en una serie de habilidades –como se haría en cualquier otro videojuego– que le ayudarían a superar obstáculos repartidos por todo el reino.
Este concepto me pareció muy bueno, incluso pensé que, en algún momento, podía ser más que un videojuego –en el sentido estricto de la palabra–, algo mejor que otros simuladores de mascotas del mercado. Desgraciadamente, todo comenzó a ponerse gris cuando me di cuenta que esas buenas ideas se rompieron con un diseño del juego repetitivo, tedioso, aburrido y lleno de bugs.
Después de varias horas con PS Vita Pets y del entusiasmo inicial de encontrarme con algo distinto entre los juegos del género, detecté varios errores que no justifican el hecho de que este título esté enfocado a un público casual. Aquí los listamos:
-Está plagado de molestas e incómodas notificaciones por cada acción del juego que te proporciona puntos.
-Está basado en minijuegos simples que las primeras veces divierten, pero que después de media hora se sienten repetitivos y aburridos.
-Tiene un pésimo sistema de desplazamiento al salir a pasear: lento, lleno de bugs y en algunos momentos está completamente roto.
-Molestos bugs que hacen que algunos íconos o notificaciones se queden fijos: tendrás que reiniciar la partida para eliminarlos.
-La hora del baño es terrible: pésimos controles e interacción.
-Poca variedad de razas caninas.
Aunque sus objetivos no son convertirse en un juego de simulación parecido a Nintendogs, no tiene ningún sentido estar al pendiente de tu mascota. No hay progresión temporal que cambie entre el día y a noche, ni hay indicadores de necesidades básicas, como hambre, sed y limpieza; las actividades de cuidados básicos carecen de sentido. Se supone que al salir a pasear el cachorro tiene que defecar. En más de 6 horas de juego, el cachorro sólo lo hizo una vez y parece que es algo que jamás volverá a suceder.
De esta manera, el mayor problema es que PlayStation Vita Pets es muy malo como simulador de mascotas y, al mismo tiempo, es muy mediocre, repetitivo y aburrido como videojuego.
-Buena presentación, buen concepto de Castlewood y es interesante la aventura que propone.
-Buen uso del hardware de Vita, muy buena aplicación de la tecnología de realidad aumentada.
-Todos los puntos que se señalan en el apartado anterior rompen completamente el juego y lo dejan como una experiencia mediocre.
El mayor problema con PlayStation Vita Pets no son sus perros parlanchines con frases repetitivas enfadosas, sino que un concepto atractivo de una aventura para un público casual resultó en una serie de minijuegos enfadosos y carentes de variedad.
Si lo anterior se une a una serie recurrente de bugs que pueden hacerte reiniciar la partida y la falta completa de sentido al atender las necesidades de tu mascota virtual, este título no es muy recomendable, sobre todo para el videojugador promedio.
PlayStation Vita Pets podría ser un juego atractivo y llamativo para los más pequeños de la casa y tiene la ventaja de estar a un precio atractivo de sólo $20 dólares, la mitad de cualquier juego triple A de la consola. Lo que más da tristeza es que su concepto sonaba atractivo en un principio, pero no pudo concretarlo en una experiencia disfrutable del todo.
