Review – God Eater 2: Rage Burst

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God Eater 2 Review

Se tiene la creencia popular de que las segundas partes de cualquier obra nunca son buenas. Aunque pueden existir muchas razones y motivos que podrían hacernos pensar en ello, por lo general dicha aseveración suele estar relacionada con el tema de la narrativa que, por lo que se dice, siempre deja mucho a desear; que si la historia no fue buena, que si no se respeta parte de la trama anterior, que si no se logra conectar con lo que previamente conocimos, que si los elementos y personajes nuevos no embonan con el esquema de la continuación, en fin. Sin embargo y al menos en el caso de los videojuegos, las secuelas suelen conllevar a más cosas que esto.

Al ser una industria dinámica, los videojuegos no solo recurren a las continuaciones con la intención de expandir aún más su historia sino para más cosas. Desde corregir errores presentes en el título previo u ofrecernos más elementos que quizá no lograron entrar en éste último, hasta mostrarnos una perspectiva distinta de lo que jugamos en éste e, incluso, narraciones alternas totalmente distintas a la que conocimos en un inicio. Por ello, las expectativas que las segundas partes generan en los jugadores suelen ser más altas y no tienden a ser rechazadas de manera inmediata.

God Eater 2: Rage Burst es uno de los ejemplos más claros y recientes de esta situación. Al ser una secuela que no está ligada enormemente a los sucesos del primer juego, la expectativa que se generó de éste (por lo menos en Occidente) fue muy notoria, sobre todo tras el lanzamiento de la remasterización de su precuela que, por lo general, tuvo una buena recepción. No obstante, el juego termina cayendo  en la propia trampa del estigma de las continuaciones puesto que acaba sintiéndose como una oportunidad sumamente desperdiciada que, aunque no es mala, deja ver que pudo haber dado para muchísimo más.

Una historia insípida e intrascendente

¿En qué aspectos God Eater 2: Rage Burst termina sintiéndose cómo esto? En prácticamente todos. Empezando por su historia, ésta no termina por convencerte del todo y, en cierta forma, acaba por verse y percibirse como algo más que predecible, cliché y hasta mal desarrollada.

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La trama se sitúa tres años después de los sucesos del primer God Eater en medio de una nueva pandemia de Aragamis (las bestias que a las que nos enfrentamos en el título previo) conocida como Black Plague en lo más lejano de la zona este del planeta. Aquí seguiremos de cerca a un nuevo grupo de God Eaters (los cazadores que se enfrentan a los Aragamis) pertenecientes a las fuerzas especiales Blood, una de las ramas de Fenrir (el organismo del cual formaban parte los personajes de la precuela) que destaca por contar con miembros que pueden hacer uso de habilidades especiales con la ayuda de su propia sangre y las God Arc (las armas diseñadas por la humanidad para aniquilar a dichos monstruos).

Review_GodEater2RageBurst02A lo largo de sus más de cien misiones, iremos descubriendo los orígenes de esta pandemia que ha puesto en peligro la supervivencia de lo que resta de la raza humana mientras descubrimos y enfrentamos a nuevos tipos de Aragamis. Así mismo, conocernos un poco más a fondo la estructura que tiene Fenrir, la forma en que esta nueva división se relaciona con la que originalmente conocimos en el juego anterior y hasta el tipo de relación e historias que guardan todos sus integrantes entre sí.

Más que seguir con la trama ya mostrada anteriormente, God Eater 2: Rage Burst busca expandir el mundo de la serie. Por desgracia ese es uno de sus primeros errores ya que, por más que lo intenta, la forma en la que nos presenta todos esos elementos nuevos se siente muy endeble. La historia de la división Blood no resulta tan interesante como lo llegó a ser en su momento la de Fenrir; los personajes que aquí conocemos, aunque carismáticos, son sumamente vacios y hasta caen en lo más cliché que veríamos en un anime (chicas enérgicas y/o serias y jóvenes optimistas y/u orgullosos por decir algunos casos); y la trama al final del día se siente intrascendente. En sí no es una mala narrativa, pero en definitiva deja mucho a desear y poco espacio para las sorpresas.

Curiosamente, se ve y escucha peor que su predecesor

Otro aspecto por el cual sentí que Rage Burst es una oportunidad desperdiciada es por su presentación general. Cuando vi la remasterización del primer God Eater para PS4 noté que el equipo de Shift hizo todo lo que estuvo en sus manos para hacer ele el juego pudiese verse lo más decente posible; después de todo, hablamos del port de un título que había nacido originalmente en portátiles. Con todo y pese a que se notaba a leguas que el título no era de consolas, lo que vi me hizo apreciar el esfuerzo que hubo en dicha reedición.

Por desgracia no puedo decir lo mismo de la remasterización de la secuela ya que por donde se le vea éste se postra como un juego feo, o al menos dentro del PS4. Los gráficos tanto de los personajes como de los escenarios se ven muy mal trabajados, apenas y con lo justo para poderse mostrar de forma convincente dentro del monitor en el que juguemos. Peor aún, por momentos éstos llegan a verse poligonales y muy limitados, tal cual y como si estuviésemos proyectándolo directamente dentro del PS Vita (consola en la cual salió el juego originalmente). Y como si no fuese suficiente los personajes se muestran tan fríos y sin expresión alguna que en muchas ocasiones, si no fuese por las propias actuaciones de voz, lucen más como meros robots que como seres humanos.

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Hablando de las voces, el departamento de audio también queda a deber, no tanto en el sentido del repertorio musical sino en el de la manera en la que se trabajó con todos los archivos de este rubro.

En sí, la música que escuchamos en el juego es buena, variada y va muy acorde con la temática de la trama. Podemos escuchar desde piezas orquestales hasta algunas más rokeronas o electrónicas. De hecho y si hemos de hacer la observación, varias de las melodías del primer juego fueron reutilizadas para la ocasión, lo cual no es algo malo si tomamos en cuenta de que todas ellas pasan desapercibidas en medio de tanta acción.

Review_GodEater2RageBurst01Por su parte el apartado de las voces es bueno a secas, o mejor dicho, cumple con lo que se esperaría. De nueva cuenta Bandai Namco decidió omitir la opción para jugar el juego con las voces originales en japonés y le dio mayor énfasis al doblaje americano. Aunque en lo personal suelo aborrecer los doblajes que se hacen en Estados Unidos de los juegos japoneses, en Rage Burst el repertorio de voces que se eligieron fue el adecuado pues consiguen denotar bien las sensaciones y emociones que los personajes denotan tanto en las misiones como en las cinemáticas. Eso sí, no se escapa de contar con alguna que otra sobre actuación que enaltece todavía más lo cliché de cada individuo.

Pese a que las voces y la música cuentan con una calidad decente, todo lo anterior viene a ensombrecerse por terribles errores técnicos que, se nota, no fueron trabajados de la manera debida o recibieron poca atención. Por alguna extraña razón en varias ocasiones la calidad del audio empeoró garrafalmente, al punto de llegar a escucharse hueco, sucio y con ruidos que opacan a todo lo demás. Es como si el equipo de desarrollo hubiese tomado los audios directamente de la versión de PS Vita/PSP y los hubiese pasado al formato que usa el PS4 sin darle ningún tipo de tratamiento.

Sí, admito que este error es uno que como tal no arruina la experiencia del gameplay, pero también no se puede ignorar el hecho de que hasta este departamento fue poco trabajado. ¿Qué de plano no tenían a gente experta en audio dentro del staff de desarrollo?

El gameplay, el salvador de esta triste secuela

Si siguen conmigo hasta ahora de seguro ya se dieron cuenta de que todavía no hablo del gameplay. Esto lo hice a propósito ya que, si hay algo que no se ve tan mal aprovechado (y sí, lo enfatizo) eso es su jugabilidad.

El gameplay de God Eater 2: Rage Burst sigue siendo prácticamente el mismo del de su predecesor aunque cuenta con algunas ligeras adiciones que le añaden mayor variedad. De nueva cuenta tomamos el control de un God Eater que, armado con su God Arc, debe lanzarse a la cacería de los Aragami. Al momento de enfrentar a las bestias podremos hacer que nuestra arma cambie entre dos fases distintas (la de espada y rifle/cañón), las cuales nos permiten atacar desde diferentes distancias y con diversas estrategias y movimientos dependiendo del tipo de enemigo al que nos topemos.

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A la par de sus transformaciones, las God Arcs también cuentan con la facultad para ser personalizadas de diferentes formas. Por un lado y en su fase de espada, ésta puede adecuarse a otro tipo de armas como lo son martillos, lanzas, hachas y guadañas. En lo que respecta a la etapa de cañón, podemos intercambiar varias de sus piezas para convertirlo en el arma de largo alcance que más se acomode a nuestro estilo como lo son metralletas, escopetas, rifles y más. Así mismo, habrá diversos tipos de municiones que podremos usar dentro de esta última clase, lo cual le añade mayor variedad al esquema de personalización de nuestro armamento.

De entre las novedades que se añadieron para esta secuela se encuentran las Blood Arts, que son habilidades o perks que pueden ser equipadas a cada una de nuestras armas físicas y que nos brindan diversas mejoras al momento de blandir nuestra God Arc. Por mencionar algunos ejemplos de éstas, se encuentran algunos destrezas especiales adicionales, aumento en la velocidad y fuerza de nuestros movimientos, bonus o boosts para cada ataque, o hasta combos extras por cada golpe. Aunado a lo anterior, todas las Arts pueden ser mejoradas conforme más las usemos y, dependiendo de su desarrollo, irán desbloqueando artes aún más exóticas y poderosas.

Otra adición que se incluyó de manera exclusiva para Rage Burst es el Blood Rage, que no es otra cosa sino una transformación temporal en la cual aumentan de manera exponencial todas nuestras habilidades y fortalezas. Su activación deriva de una barra especial que se va llenando conforme más ataquemos a los Aragamis y, cuando ésta se carga, nos adentra en un minijuego especial en el que se nos pide que elijamos diversos requisitos que debemos cumplir en un determinado periodo de tiempo (dar cierto número de golpes o provocar un determinado porcentaje de daño son sólo algunos ejemplos de estos). Si logramos cumplir con todos y cada uno de los objetivos que nos plantemoas, entonces activaremos la mencionada etapa en la que, por un periodo de 30 segundos, nos volveremos invencibles frente a las agresiones enemigas y causaremos más daño con cada uno de nuestros embates; en caso de fallar la transformación no se activará.

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Como tal la fórmula del gameplay sigue siendo la misma, lo cual no es algo de extrañar teniendo en cuenta de que ésta terminó por encantarle a muchas personas. Sin embargo y gracias a la adición de los elementos antes expuestos, la jugabilidad adquiere un poco de frescura y variedad, aspectos que aunque no son tan sobresalientes sí se agradecen bastante.

Pese a que el gameplay nos gustó bastante, no podemos evitar dejar de pensar que Bandai Namco pudo haber hecho más dentro del apartado. Nos hubiera encantado ver que, más que irse por la segura, la compañía nipona se hubiese animado a tomar algunos riesgos con tal de darle un giro o vuelco inesperado a los controles para que se vieran aún más dinámicos y menos predecibles.

No es la secuela que esperábamos

Viéndolo fríamente God Eater 2: Rage Burst se siente como si hubiese sido sacada al aventón, como un juego realizado más por mera necedad de Bandai Namco que como un verdadero intento por querer continuar reivindicando a la serie de los come dioses. Siéndoles honestos esto me resultó por demás triste ya que, aunque en su momento la secuela original no consiguió sobresalir demasiado frente al primer juego, lo que en esta ocasión se nos entrega es decepcionante.

God Eater 2: Rage Burst tiene una presentación pésima. Por un lado sus gráficos se ven muy mal trabajados, tanto así que se ve como si solamente hubiesen escalado la calidad de la imagen de su contraparte original de Vita para la resolución del PS4. Junto a ello se encuentra su departamento de audio, el cual se escucha terrible al punto de demostrar el poco o nulo interés que tuvieron sus desarrolladores dentro de este apartado. Y si a todo eso le sumamos su interfaz limitada que se ve aún más escueta respecto al primer juego, entonces nos topamos con la reedición de una secuela que ofrece muy poco o nada que justifique su arribo al PS4.

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Por suerte y si hay algo que salva a este paquete de ser devorado por los dioses es su gameplay. Aunque éste sigue siendo una calca exacta de los controles que jugamos en su precuelas, gracias a las diversas adiciones y discretas mejoras que se corrigieron, la experiencia de juego que ofrece resulta por demás amena y disfrutable, aún y pese al hecho de que su esquema de misiones suele caer en lo monótono.

Este juego fue reseñado en PS4. También se encuentra disponible en PS Vita y PC.×

atomix-score-70Como lo mencione al inicio de esta reseña, acudí a God Eater 2: Rage Burst con las mejores intenciones, sin ningún tipo de prejuicio de por medio y hasta dándole el beneficio de la duda; vamos, hasta me emocionaba saber que jugaría la continuación del primer God Eater que, en lo personal, me atrapó. Para mi desgracia lo que me encontré aquí es una secuela que no logra hacerle justicia a ese primer juego que, sabía, tenía mucho para dar en el futuro.

Dejando de lado que su historia no es tan buena y cae en lo intrascendente, el juego es olvidable debido a su pobre presentación, la cual es horrible si la comparamos frente a la que tuvo en God Eater Resurrection. No sólo eso sino que además su gameplay, aunque sigue siendo entretenido, ofrece tan pocas cosas nuevas que al final del día se siente como si Bandai Namco no hubiese tenido la intención de querer innovar y refrescar a su serie que, con sólo dos entregas (y varias reedicones) comienza a denotar síntomas de rezago frente a lo que ofrece su competencia directa.

Si te quedaste con ganas de jugar más de God Eater en tu PS4, Rage Burst es un título que podría gustarte. De lo contrario y si contabas con altas ilusiones y expectativas de éste como yo lo hice, entonces déjame ahorrarte el tiempo al decirte que éste te va a decepcionar. A menos de que seas un fan empedernido de la franquicia, encuentro muy pocos motivos para acudir a esta secuela, sobre todo cuando se tiene en cuenta de que hace poco se lanzó la reedicición del primer juego que es, por mucho, una mejor experiencia de lo que es éste.

No, no es un mal juego, pero en definitiva éste pudo haber sido mucho mejor producto de lo que al final fue. Es una oportunidad desperdiciada por Bandai Namco y eso nadie lo puede negar.