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PS4
From Software
Bandai Namco Entertainment
07/04/2015
Hace más de un año que vimos Dark Souls II en consolas de generación pasada y PC. Entregó una excelente aventura que aunque lejos de llegar a la maestría de Demon’s Souls o el primer Dark Souls, continuaba con el espíritu retador y gratificante que siempre ha acompañado a la franquicia.
Después de que el juego original recibiera críticas debido a su falta de cohesión en el diseño y su bajo rendimiento técnico, llega una edición corregida y aumentada que aunque no lleve le nombre de “Definitive Edition”, sí que lo es.
Las mejoras más básicas y fáciles de identificar son las técnicas. Dark Souls II: Scholar of the First Sin corre a fluidos 60 cuadros por segundo y a una resolución de 1080p. Por otro lado, en computadoras el título saca provecho de la tecnología DirectX 11 para mostrar texturas más impactantes y en un mejor rendimiento. Con su llegada a la actual generación de consolas, From Software pone a disposición del público su catálogo más reciente, sin excluir a usuarios de Microsoft por exclusivas victorianas.
El título le hace honor a las expectativas actuales en cuestión de gráficos, aparte de que con la sola dirección de arte el juego cumple ambiciosamente. Claro, no se trata del siguiente paso en cuestión de visuales, pero hermosos detalles de iluminación y gran cuidado en las armas y armaduras nos deja ver que el estudio de verdad pone empeño en mostrar su talento de manera soberbia.
Más allá de lo gráfico, el juego incluye mejoras de contenido que aparte de incluir la trilogía de DLC “The Lost Crowns” que vimos el año pasado, agrega una nueva rama narrativa que involucra a un inédito personaje: Scholar of the First Sin.
Comencemos por aclarar que esta entrega hace dos cosas a la vez: convierte a Dark Souls II en un juego más difícil en algunos aspectos, pero menos ambiguo en cuestión de avance y narrativa.
¿A qué me refiero con más difícil? Para empezar, la mayoría de los enemigos se encuentran en diferentes posiciones, además de que criaturas más poderosas se encuentran merodeando áreas en las que antes no estaban. ¿Crees que entrar a The Forest of the Giants será un paseo por el parque? Piénsalo dos veces, pues de no ser cuidadoso, un Ogre podrá arrancarte la cabeza a mordiscos. Tal vez ya no veas al Heide Knight reposando bajo la sombra de un árbol, pero una vez que venzas al Dragonrider en Heide’s Tower of Flame, recibirás agresión tras agresión por cada uno de estos caballeros.
Incluso para llegar a Old Dragonslayer y unirnos a los Blue Sentinels tendremos que enfrentarnos a un temible dragón que cuida el puente de la fortaleza donde se encuentra este jefe, muy al estilo de Demon’s Souls y al primer Dark Souls. Tendremos que ir con mucho cuidado, ya que a lo largo de todo nuestro viaje aparecerán con más frecuencia fantasmas invasores, y habrán lugares en donde tal vez no cambien de posición los enemigos, pero existe la posibilidad de que éstos se multipliquen.
Si es nuestra decisión, podremos unirnos al renovado covenant Company of Heroes, a través del cual los enemigos se vuelven más difíciles, pues aumenta su inteligencia artificial y ganan habilidades como las de atacar en grupo y retraerse si están a punto de morir, aparte de que infligen más daño. Por otro lado, si decidimos aumentar aún más el reto, los enemigos siempre seguirán apareciendo una y otra vez, sin importar cuántas veces los aniquilemos.
La ambigüedad se reduce a la hora de avanzar en la narrativa y entender la historia del juego. Áreas a las que anteriormente podíamos accesar sin tener el nivel adecuado para enfrentarnos a los horrores que nos esperaban ahora serán bloqueadas por distintos elementos como estatuas de piedra. Con ello, se limitan las opciones de caminos por tomar, permitiéndonos tener un avance un poco más lineal, pero no por ello menos variado. No se trata de reducir la experiencia de Dark Souls a una sobre ruedas, si no a andar por veredas diseñadas específicamente para que el jugador viva los retos que el estudio diseñó de la manera en que debería experimentarlos.
Además, el nuevo NPC, Scholar of The First Sin nos proveerá a través de diálogos una idea más clara sobre nuestra presencia en Drangleic y nuestro propósito ahí. A lo largo del juego, encontraremos a este nuevo personaje en varios puntos de nuestra aventura, donde nos contará historias sobre los antiguos reyes y los fracasos de héroes anteriores a nosotros. Indudablemente, las expansiones previamente lanzadas y el nuevo final agregado aquí harán que terminar el juego nos deje una satisfacción más concreta y satisfactoria, ya que en el pasado muchos quedamos con un signo de interrogación en la cabeza de no saber exactamente por qué pasaban las cosas.
Cambios menores han sido implementados para mejorar la experiencia general. La suerte para encontrar tesoros ahora será más controlable gracias a las mejoras en objetos como el Watchdragon Parma y las Rusted Coin. Por otro lado, manipular directamente nuestra experiencia en línea será posible gracias elementos como el Agape Ring, objeto con el cual podremos cancelar la ganancia de almas para así controlar nuestra Soul Memory, y con ello conectarnos con amigos o gente de nuestro nivel de manera más eficiente.
El multijugador aumenta en distintas dimensiones. No sólo contamos con una nueva experiencia de hasta seis jugadores por partida, si no que también podemos cancelar el efecto de las Human Effigy para desprendernos de nuestra humanidad y evitar que nos invadan otras personas. Además, a través del mapa podremos ver con mayor claridad qué áreas contienen a la mayor cantidad de jugadores en línea, por lo que será más fácil discernir dónde es más factible unirnos a una partida multijugador. Si teníamos el problema de no encontrar a tanta gente, ahora las barreras serán menores, ya que el juego nos permitirá conectarnos con gente que ya se encuentre en el New Game+ del juego o posteriores.
En general, el título luce mucho más conciso y mejor que la versión original. La experiencia se vuelve un poco menos ambigua y el progreso comienza a tener sentido gracias a las limitantes y a los diálogos del Scholar of the First Sin. Desbloquear las zonas de las expansiones tomará su tiempo, ya que tendremos que encontrar los objetos indicados para poder accesar a tales contenidos. Por otro lado, la narrativa posterior a la de estas expansiones nos hará entender mejor de qué va la historia y cómo es que nos involucramos en ella.
Finalmente, puedo concluir en que Dark Souls II: Scholar of the First Sin es la mejor experiencia para un novato, pues en cuestión de avance resulta menos confuso que sus predecesores, sin perder el reto que siempre ha caracterizado a los juegos de From Software.
Los jugadores más experimentados tendrán una buena experiencia al visitar de nuevo Drangleic, ya que archivos de guardado previos no servirán en esta versión, empujándolos a vivir esta aventura con los cambios en el diseño que refrescan increíblemente el viaje. Una versión definitiva que sin decirlo, condensa y mejora una travesía de dolor, grandes retos y a la vez grandes recompensas.