Cada que juego uno de los (muchos) spin-offs de Kingdom Hearts, las mismas preguntas vienen a mi cabeza: ¿qué había pasado?, ¿en qué nos quedamos?
La pregunta real sería: ¿qué se necesita para tener una verdadera secuela de Kingdom Hearts? Sinceramente, creo que tanto Kitase como Nomura deberían confiar en un nuevo equipo para una secuela, pues hay uno alterno bastante competente y Kingdom Hearts: Dream Drop Distance es la prueba más sólida.
No puedo evitar entristecerme cada que llega un nuevo Kingdom Hearts debido a que, poco a poco, título a título, la historia pierde más y más sentido. Mickey Mouse, por ejemplo, era un personaje importantísimo, al punto de ser casi inalcanzable, y el tema más importante siempre fue la amistad entre Sora, Riku y Kairi; en cambio, ahora Mickey aparece en todos lados y el sentido original de la trama ha sido muy alterado.
Para comprobar que la nostalgia no estaba jugándome una mala broma, el fin de semana me puse a jugar el primer Kingdom Hearts y me encontré con este texto casi al principio, cuando sutilmente el juego te hace escoger entre tus prioridades:
“The power of the guardian. Kindness to aid friends. A shield to repel all”.
[“El poder del guardian. Bondad para auxiliar amigos. Un escudo para repeler todo”.]
La musica y el tono de este momento tan importante se sentía como algo bastante sólido. No importaba si, unas horas después, Tarzán estuviera corriendo a tu lado. Dentro del contexto que SquareSoft y Disney Interactive nos presentaba, Kingdom Hearts era una experiencia interesantísima para quien sea que fuera a jugarla, tanto fans de Final Fantasy como los fans de Disney y ni qué decir de los que compartíamos amor por ambas familias, como yo.
Vamos, no les quiero hacer el cuento largo: sólo creo que debe de ser una tarea difícil hacer ver a Winnie The Pooh como un badass y Kingdom Hearts lo logró.
Seguramente, cuando el público que, al igual que yo, disfrutó del primer y segundo título de la serie, renovará su interés por Kingdom Hearts será cuando haya un “III” de por medio; sin embargo, Dream Drop Distance es el segundo título (después de Birth By Sleep) en el que hay elementos que hacen que el juego tenga piernas propias con propuestas que le dan personalidad y dejan de sentirse como si estuvieran forzadas. No debe ser fácil ordeñar las bases del primer título durante diez años sin poder hacer dar un verdadero paso para adelante en la serie.
Todo comienza justo donde nos dejó Re:Coded (un título turbomeh que salió para el Nintendo DS) cuando Yen Sid le dice a Riku y a Sora que tienen que superar una prueba para convertirse en verdaderos keyblade masters, por lo cual, para no perder costumbre, tendrán que despertar siete mundos basados en películas de Disney.
La mayoría de los mundos son revolcados de películas que ya hemos visto, como Pinocho y TRON, pero en áreas completamente nuevas (llámese TRON: Legacy). Dentro de las películas completamente nuevas, están Los Tres Mosqueteros y El Jorobado de Notre-Dame.
Los enemigos (y amigos) han sido reemplazados por el modelo de heartless de esta entrega, llamados Dream Eaters. Son animales infladitos que podrán pelear a tu lado o en tu contra.
Más que capturar Dream Eaters, como en Pokémon, podrás crearlos a tu gusto. Cuando estén en tu party, estos funcionarán como power-ups (más energía, más poder entre otros tipos de bonificaciones). Para mejorar sus habilidades, tendrás que criarlos en un insípido minijuego tipo Nintendogs, probablemente el aspecto más forzado del título.
Durante todo el juego estarás cambiando de personaje entre Sora y Riku. Esto sucederá dejándote casi siempre en suspenso —contrario a las campañas independientes de Birth by Sleep— y, aunque casi siempre tienes el control de con quién quieres jugar, habrá puntos en los que serás obligado a usar alguno de los personajes.
Todo lo que es nuevo en Dream Drop Distance resalta muchísimo y, de la misma manera, todo lo que se siente reciclado afecta al punto de dejar de ser fan service para dar una impresión genuina de vejez. Urgen cosas nuevas para Kingdom Hearts. No es un mal juego, sino que más bien es una serie sobreexplotada.
Sé muy bien que todos están ansiosos de Kingdom Hearts III y todo parece indicar (no quiero hacer spóilers) que éste será el último título antes de la verdadera secuela. Así que, si quieres saber un poco más de Kingdom Hearts III, te recomiendo que le entres a Dream Drop Distance. Es un viaje que, más que sentirse forzado, se siente como un verdadero aperitivo antes del plato fuerte.
Score 7.5