Kinect puede ser una herramienta muy poderosa, pero todavía no logra demostrar todo su potencial. Claro que hay buenas propuestas, como Child of Eden, Fruit Ninja o The Gunstringer, pero son tan sólo un puñado de la extensa librería que hay disponible.
Fable: The Journey estaba planteado como el título que nos haría olvidarnos de que estamos jugando con Kinect y nos sumergiría a una experiencia completamente diferente. La gran pregunta es, ¿lo logró?
Hay que tener bien claro que el Kinect no es para todas las personas. Quizá para los jugadores de la vieja escuela todavía no exista un juego que logre convencerlos de que vale la pena. Si éste es el caso, posiblemente odiarán Fable: The Journey.
Los desarrolladores se empeñaron en hacer que el título no se sienta como un juego creado para Kinect, sino como un juego para el cual adaptaron el sensor. Por desgracia, esto se queda en la mera intención pues a pesar de lo bello de los escenarios, el excelente trabajo de voces y la sólida historia, la experiencia de juego frustrará a más de uno con todas las inconsistencias que tiene el control.
El juego se divide en dos secciones: Cabalgar y combatir a los enemigos con magia. La primera parte involucra a Seren, tu caballo y un personaje de gran importancia en la historia. De hecho, creo que le quisieron dar demasiada relevancia, al grado que se ve un poco forzada la intención de hacer que conectemos con ella. Pero de cualquier manera, seguro muchos sí se encariñarán.
Como vimos en el primer demo del juego, cabalgar es súper importante en el desarrollo de The Journey, así que si no lo disfrutas durante las primeras escenas, mejor ve cambiando de juego, porque te la pasarás una muy buena parte de tu tiempo tras las riendas.
En los momentos en los que no estés cabalgando, tendrás que ir eliminando a todos los enemigos que estén en tu camino, con muy pocas variaciones en el sistema de juego. Lo malo de aquí es que la idea de tener magia en ambas manos suena fascinante, pero lo bonito se quedará sólo en la teoría. En la práctica, es divertido solamente si lograste calibrar correctamente el Kinect. De lo contrario tendrás que rifarte con la configuración de fábrica, misma que es igual de precisa que un villano de Rambo.
Con tu mano derecha lanzarás proyectiles, mientras que la izquierda sirve para lanzar un rayo con el que puedes agarrar enemigos o elementos del juego. Ambos poderes pueden ser mejorados conforme recolectes orbs o al eliminar a tus enemigos. Después podrás lanzar bolas de fuego, agarrar a dos malos a la vez o hacer que tus proyectiles reboten. Un punto que me gustó es que puedes terminar con los enemigos de maneras creativas para obtener más puntos de experiencia.
Para agregar más variedad al juego, Lionhead introdujo estaciones de descanso, en las que podrás realizar diferentes actividades como limpiar a tu caballo, darle de comer, acariciarlo, etcétera. Además de esto, en el camino encontrarás a diferentes personajes que te ayudarán o alentarán tu aventura. Esto le da un poco de variedad al juego, pero no la suficiente como para distraerte de las largas caminatas con tu equino amigo.
En general, y si lo ven desde un punto de vista muy técnico, Fable: The Journey es una experiencia frustrante. Si tuviera que ponerle una calificación en este momento, seguramente me iría por un sólido cinco, juzgando sólo el gameplay. Sin embargo, hay mucho más que tiene que ofrecer el juego, que por fortuna logra salvarlo de la aparente debacle en la que se encuentra.
Si llegan a comprarlo, rentarlo o jugar el demo, les sugiero que vean más allá del Kinect y no se tomen tan enserio cuando un proyectil se pase de largo, o no puedan dar una vuelta a tiempo por la reacción del control. The Journey tiene mucho que ofrecer a los sentidos. La historia, por ejemplo, está magníficamente bien contada, pero quiero enfatizar el gran trabajo que hizo Lionhead al crear a Gabriel.
Seguro les ha pasado a muchos que, al jugar un Gears of War, Metal Gear Solid o Halo, no conectan con el personaje principal. Y no me refiero a sentir tristeza cuando ellos están tristes, o a alegrarnos cuando le vuelan la cabeza a alguien. Me refiero más bien a un nivel de identificación en el que se sienta esa empatía en cada momento, con cada decisión que toman. Lionhead logró eso con Gabriel. Hacen que te importe cuando tiene que salvar a Seren, cuando lo regañan, cuando se preocupa, cuando bromea, cuando no le queda de otra más que convertirse en el héroe. Creo que, quizá de una manera muy conceptual, los creadores lograron reemplazar la toma de decisiones clásica de Fable con una verdadera introspección, que te hará preguntarte frecuentemente “¿Qué haría yo en su lugar?”.
Dejando un poco de lado a los personajes, visualmente es uno de los mejores juegos de esta temporada. Vale la pena dominar los controles de Seren para hacer las cabalgatas más intuitivas y, de este modo, admirar los paisajes saturados de colores y luces que, combinados con la gran música del juego, te harán sentir en Albion.
Las batallas con los jefes, los diálogos, las bromas, las escenas tristes, las secuencias de acción y la gran historia logran salvar a Fable: The Journey de ser un título mediocre. Véanlo como una experiencia interesante, como algo que vale la pena disfrutar. Quizá no es un título de esos que puedes jugar por horas, pero es buena opción si lo que quieres es tener en tus manos algo que se maneje por historia más que por jugabilidad. Ojo, no demerito los controles, claro que son parte importante del desarrollo de un juego, pero en este caso creo que vale la pena no tomar el Kinect tan enserio. Siete.