Iñárritu, entre la ficción y la realidadDespués de haber salido un poco del radar desde Biutiful de 2010, película protagonizada por Javier Bardem y nominada a dos premios Oscar, Alejando González Iñárritu regresó este año con una carta verdaderamente fuerte en una temporada en el que las buenas películas, normalmente brillan por su ausencia. Birdman es un filme frenético, lleno de personajes increíblemente interesantes y una narrativa que no te dejará moverte de tu asiento ni por un segundo.
Cuando todo este proyecto fue anunciado, se pensaba que nos encontrábamos ante un nuevo intento de revivir viejas glorias de un personaje de comic; no obstante, el director de cine mexicano nos sorprendió al entregarnos uno de los dramas más interesantes y divertidos que he visto en los últimos meses, pues de alguna forma, se consiguió que las transiciones entre la ficción dentro de la película, y la realidad que viven los personajes, se mezclen de una forma de verdaderamente especial, muchas veces haciéndote dudar sobre en cuál de ellas te encuentras.
Riggan Thomas, interpretado de manera magistral por Michael Keaton, es un actor y director de Broadway que vive momentos muy complicados en su vida, pues a pesar de haber sido una auténtica leyenda del cine durante su juventud por haberle dado vida a Birdman, la relevancia de su trabajo profesional y vida personal, va en caída libre.
La búsqueda de seguir haciendo lo que él considera arte, no permite que Riggan avance como ser humano en todo sentido, esto mientras ve cómo es que otros actores se vuelven cada vez más famosos y ricos. La situación familiar de nuestro protagonista, combinada con lo antes mencionado, lo comienzan a volver literalmente loco, pues empieza a tener síntomas de psicosis, así como un misterioso súper poder del que mejor no te hablaré para no arruinarte la trama de la película, pues buena parte de ella gira entorno a todo esto.
El desarrollo de este personaje protagónico es verdaderamente sobresaliente, pues durante los primeros minutos del filme, parece que estamos frente a una persona bastante normal que se encuentra en un momento complicado de su vida; sin embargo, conforme toda la historia se va desenvolviendo, nos damos cuenta de que Riggan cada vez pierde más la cordura, haciéndonos reír a carcajadas o preocuparnos hasta sentir un hueco en el estómago. Esto último, por más cliché que pueda sonar, les aseguró que sucede en varias ocasiones.
Probablemente, uno de los puntos más interesante de Birdman es que en realidad, no se trata solo de la historia que gira alrededor del protagonista, sino que se nos cuenta cómo los traumas y miedos de cada uno de los personajes, afectan a los que los rodean.
Resulta bastante complicado decantarse por uno favorito fuera Riggan, no obstante, creo que vale mucho la penda resaltar las fantásticas actuaciones de Emma Stone, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Andrea Riseborough y por supuesto, Edward Norton.
Cada uno de ellos tiene una personalidad increíblemente marcada y de alguna manera, afectan de manera importante a que Riggan tenga el desarrollo que tiene. Norton se encarga de darle vida a Mike, un reconocido actor que por una serie de circunstancias, termina en la decadente obra de teatro en donde pasa todo. A pesar del enorme talento con el que cuenta este artista, su explosivo y muy impulsivo temperamento, lo llevan a hacer cosas muy conflictivas pero brillantes. No me sorprendería que Edward Norton y Emma Stone terminen siendo nominados como mejores actores de reparto para los Oscar, pues su trabajo es verdaderamente sobresaliente.
Como comentaba en párrafos anteriores, toda la historia de Birdman se desarrolla alrededor de una obra de teatro en Broadway llamada What We Talk About When We Talk About Love, la cual, en términos comerciales, no se está desempeñando de manera correcta. Gracias a las increíblemente poco comunes personas y situaciones al azar que se van dando, la obra comienza a cobrar una popularidad inmensa.
En medio de toda esta conflictiva situación, se hace una importante crítica a los propios críticos del entretenimiento, pues aparece un interesante personaje que no está de acuerdo en la forma en la que What We Talk About When We Talk About Love está teniendo éxito. Sin arruinarte nada, te puedo comentar que disfruté mucho una escena en la que Riggan se burla de la forma en la que este medio escribe sobre lo que intenta analizar.
Después de por fin haber sido reconocido con un Oscar el año pasado por habernos cautivado con la fotografía de Gravity, Emmanuel Lubezki vuelve a dejar claro que en su ramo, pocos lo pueden superar.
Para Birdman, el fotógrafo mexicano volvió a experimentar para conseguir algo verdaderamente brillante. Como probablemente muchos de ustedes ya han escuchado, esta película da la ilusión de haber sido grabada toda en una sola toma, pues los cortes son increíblemente sutiles, mandando la pantalla a un negro muy breve o colocando bellos time-lapse.
A pesar de que Birdman, evidentemente no fue grabada en una sola toma, sí tenemos secuencias verdaderamente extensas en las que no hay cortes. Por ejemplo, una de ellas, comienza con una fuerte discusión en la planta alta del teatro, mientras que poco a poco, la cámara comienza a bajar por las escalaras al tiempo en el que se empieza a escuchar como en el escenario, tres personajes se encuentran ensayando con algo de música.
Este recurso cinematográfico es increíblemente bien aprovechado a lo largo de todo el filme, pues sirve para conseguir algo que al menos a mi, pocas veces me ha tocado ver en el cine. Birdman tiene la fantástica peculiaridad de hacernos dudar varias veces sobre si estamos viendo una escena que es parte de la historia principal, o tan solo fracción de un ensayo o actuación dentro de la misma experiencia. Esta mezcla es una auténtica maravilla que le da una personalidad muy marcada a todo el trabajo de Lubezki y Iñárritu.
Otro punto que me pudo encantar de la película son las escenas en primera persona que vemos. Creo que este recurso debería ser mucho más explotado en todo el cine, pues le da un toque de intimidad y hasta realismo muy interesante.
El deseo de sobresalir en medio de una sociedad completamente invadida por redes sociales y formas muy diferentes de interactuar, es el motor que impulsa a Riggan a hacer lo que hace y a no saber si ceder ante su ideal de mantenerse como artista puro, o sucumbir ante toda esta oleada de mercadeo y publicidad que ha marcado a Hollywood durante la última década (en realidad desde siempre ha sido así).
Muy a su estilo y completamente fiel a su forma de hacer cine, González Iñárritu lanza una importante crítica a trabajos como los de Michael Bay y en general Marvel, en donde los efectos especiales y altos presupuestos, son todo lo que importa.
Probablemente, la mayor parte del presupuesto aprobado para Birdman, se ocupó en una muy interesante escena cuando Riggan se imagina cómo hubiera sido su personaje si se hubiera mantenido en la línea actual de las súper producciones. Te puedo decir que toda esta secuencia, representa lo que hasta ahora, muchos creen que es esta película.
Después de una temporada un tanto larga sin razones verdaderas para ir al cine (a excepción de Interstellar), Birdman se levanta como uno de los filmes más destacados de este año. El trabajo de Iñárritu tiene que ser reconocido por La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas durante la entrega de premios siguiente, pues en términos de narrativa, dirección, arte, desarrollo de personajes, ritmo y actuaciones en general, la película brilla de manera intensa.
Si tienes planeado ir al cine este fin de semana, te recomiendo ampliamente que vayas a ver Birdman, pues su ritmo frenético en el que siempre está pasando algo interesante en pantalla, mantendrán tu atención a tope, esto sin mencionar que no tardan en quitarla de cartelera.
