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Firaxis Games
2K Games
11/02/2025
El legado es un aspecto muy importante en la industria de los videojuegos. A lo largo de los años, múltiples estudios se han dado a la tarea de crear experiencias que han evolucionado junto a este medio. Por si fuera poco, las mentes creativas detrás de estos proyectos también han tenido la oportunidad de experimentar con sus juegos de una forma que permite un crecimiento natural. No hay mejor ejemplo de esto que Sidney K. Meier, más conocido como Sid Meier, quien desde la década de 1980 ha experimentado con una forma en la que se pueden simular múltiples aspectos culturales, religiosos y políticos en este medio de arte y entretenimiento. Su trabajo más popular es, sin lugar a duda, Sid Meier’s Civilization, serie que no solo lleva su nombre, sino que en solo unos días estrenará su séptima entrega principal.
Aunque a primera instancia muchos puedan ver a Sid Meier’s Civilization como una variación de Age of Empires, la realidad es que el trabajo de Firaxis es mucho más complejo. A lo largo de los años, la percepción de esta serie ha alejado a más de una persona de este mundo, por lo que los desarrolladores se han dado a la tarea de simplificar algunos aspectos para hacerlos más accesibles, pero al mismo tiempo mantener los múltiples sistemas y mecánicas que conforman a esta serie. Lo mejor de todo, es que lo han logrado. De esta forma, Sid Meier’s Civilization VII representa el salto generacional que llega casi 10 años después de la sexta entrega.
Sid Meier’s Civilization VII se presenta como el juego más accesible de la serie, pero no olvida la complejidad que ha cautivado a todos aquellos que disfrutan de los simuladores, especialmente de los que nos ponen en control de una cultura, y es nuestra responsabilidad verla crecer y guiarla a lo largo de los años. ¿Acaso Sid Meier’s Civilization VII sacrifica parte de su esencia para llegar a más jugadores? ¿Qué cambios y novedades ofrece esta entrega? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.
A diferencia de lo que muchos pueden llegar a creer, la serie de Sid Meier’s Civilization nunca se ha caracterizado por ofrecer un extenso modo de un solo jugador, en donde el usuario sea capaz de repasar la evolución de alguna cultura. En su lugar, la franquicia siempre se ha basado en el conocimiento de la historia en general que todos tienen, ya sea que la han estudiado o la han adquirido por osmosis. Esto funciona a su favor y en su contra. Por un lado, esto permite que todas las personas tengan el mismo punto de partida, pero al mismo tiempo limita el conocimiento y entendimiento que explica la presencia de ciertas figuras históricas. La séptima entrega no es la excepción, aunque sí se enfoca mucho más en la forma en la que cada usuario crea su propio legado.
Al igual que en entregas pasadas, Sid Meier’s Civilization VII nos ofrece un gran repertorio de figuras históricas que funcionan como los líderes de las diversas civilizaciones disponibles. Algunas de estas serán más conocidas en nuestra región, como Benjamin Franklin, Napoleón Bonaparte y Carlomagno, mientras que otros, como Himiko, probablemente tengan una mejor recepción en el Este. Cada una de estas personas está asociada con diferentes culturas, como los mayas, incas, españoles, franceses, mongoles o japoneses. Uno de los aspectos más interesantes de esta entrega, es que ya tienes la posibilidad de crear combinaciones, en lugar de estar restringido a una selección determinada dependiendo del cabecilla que elijas. Esto permite que, por ejemplo, tengas a un Jerjes que comanda a Estados Unidos. Es un cambio que afecta principalmente al gameplay, pero también te permite crear una historia única.
El objetivo principal de Sid Meier’s Civilization VII es completar una serie de retos específicos y demostrar tu dominio sobre los demás en un aspecto cultural, militar, científico o económico. Esto no da pie a una historia tradicional a lo largo de una partida. En su lugar, el juego toma en consideración tus decisiones para crear una narrativa única que va evolucionando de una forma natural. Cada una de las tres eras está marcada por un aspecto en particular, como el auge religioso durante la época de los Descubrimientos, la cual representa la Edad Media. De igual forma, la locación de tus asentamientos y la relación con otros jugadores dicta el tipo de experiencia que vas a tener.
Esto crea momentos como el descontento de un pueblo ante el constante caos que ocasiona un volcán activo cerca de las granjas, o la forma en la que seguido hay una lucha de creencias en un asentamiento que no profese tu religión. Aquí surgen una serie de momentos importantes que van a definir el progreso que experimenta tu nación. Cada decisión tiene consecuencias, incluso si los resultados de tus acciones no son notorios instantáneamente. De igual forma, no todo es negativo, puesto que tus decisiones políticas y sociales también traen algún beneficio. En el nivel macro, esto significa realizar investigaciones y crear ejércitos para defender tu pueblo, pero en el aspecto micro, esto se representa con una serie de pequeños dictamenes que surgen espontáneamente, y tienen que ver más con la manera en la que tu población reacciona a cierto descubrimiento o innovación que está ocurriendo en el fondo sin que tú lo veas.
Por otro lado, y desde un punto de vista más lúdico, el poder cambiar de cultura al finalizar una era también te permite crear tu propia historia. Hay casos que son reales, como el hecho de que tu civilización puede pasar de España a México una vez que llegas a la era Moderna, aunque también hay espacio para los casos extravagantes, como el hecho de que los egipcios terminen por convertirse en japoneses. Todo depende de tus acciones. Sid Meier’s Civilization VII no es un juego tradicional en este aspecto, y es muy probable que más de una persona ni siquiera se dé cuenta de cómo es que todos sus sistemas funcionan en el fondo, ocultos de nosotros, creando situaciones que rara vez se van a repetir.
En cierto sentido, Sid Meier’s Civilization VII puede tener tanta o tan poca trama como tú lo desees. Para aquellos que conocen la historia real, podrán apreciar muchas de las interacciones entre líderes, y la forma en la que cada civilización se enfrenta a los diversos problemas que encontramos en cada era. Afortunadamente, esta entrega también permite la suficiente libertad para que puedas gozar de la forma en la que una partida evoluciona sin tener que averiguar el hilo conductor entre Catherine y Augusto. Es una experiencia muy personalizable que funciona en diferentes niveles, siempre tomando en consideración tus acciones, ya sea que te des cuenta o no.
Es imposible no notar la evolución visual que Sid Meier’s Civilization VII representa en comparación con su antecesor. El trabajo de Firaxis es simplemente increíble. Si bien el título conserva mucho del carisma y la dirección de arte que ha caracterizado a entregas pasadas, algo que se puede notar inmediatamente con los diferentes líderes, los tableros han sido actualizados de una forma inimaginable. Lo que en la sexta entrega parecía ser el mapa de un juego de mesa, ahora luce como una representación diminuta del mundo real, algo que probablemente sea uno de los cambios más notorios para aquellos que siempre han visto a la serie de distancia.
Desde la impresionante cinemática inicial en CGI, Firaxis quiere dejar en claro el realismo que están tratando de traer a la mesa. Una vez dentro del juego, las diferentes animaciones y el diseño de los líderes llaman la atención del jugador en todo momento. El estudio ha creado representaciones caricaturescas de cada una de estas figuras históricas que juega con nuestro conocimiento de ellas. Napoleón, por ejemplo, rápidamente demuestra su temperamento, mientras que Confucio es representado como un anciano calmado que acaricia su barba antes de hablar. Si bien es cierto que muchas de estas caracterizaciones pueden caer en clichés, al grado de que quizás alguien se puede ofender, el estudio trata a cada figura de una forma sincera, casi como un cuento o una animación para niños.
Ya dentro de las partidas, el juego nos deja ver el increíble trabajo que se hizo para llevar a la serie a la generación actual. Cada mapa cuenta con el suficiente realismo para que logres creer que de verdad estás cerca de una montaña o de un río en medio de una planicie. Inmediatamente, elementos como los volcanes sobresalen por el rojo vivo que poseen en la parte superior. El relieve de cada mapa es un elemento estético que nos transporta a una cierta parte del planeta, y supera las fáciles comparativas que alguien puede hacer con Catan. Este ya no es un juego de mesa, es un videojuego que aprovecha en su totalidad las capacidades técnicas del hardware contemporáneo.
No contentos con esto, los desarrolladores han creado pequeñas piezas en forma de jardines, monumentos, templos, fábricas, molinos, universidades y más locaciones que funcionan como figuras de una maqueta que podemos ordenar de la forma que más nos agrade. Es simplemente impresionante la forma en la que cada una de las opciones de construcción lucen en un espacio hexagonal. Claro, hay elementos que se comparten entre civilizaciones, pero en general vemos un trabajo único que representa a la perfección cada una de las culturas que aquí encontramos. Para los mayas, por ejemplo, se utilizan mucho los colores marrón y rojo, que nos hacen recordar a las estructuras de madera y adobe, mientras que un blanco estilo mármol adorna a las estructuras griegas.
Sin embargo, la joya de la corona son los monumentos que puedes construir. Estas son estructuras históricas que logran ofrecer una recreación muy fiel de sus contrapartes reales. Los Guerreros de Terracota, por ejemplo, es una tumba enorme que nos muestra múltiples estatuas, creando una elevación diferente en el terreno que destaca sin importar desde qué alturas la veas. La Torre Eiffel y la Estatua de la Libertad sobresalen por su gran tamaño. Es imposible no mencionar el Palacio de Bellas Artes exclusivo de la cultura de México. Este es un impresionante edificio que logra capturar a la perfección su inspiración en la arquitectura neoclásica, art nouveau y art déco. La cereza en el pastel son todas las animaciones que nos muestran cómo es que todas estas obras se van construyendo, desde los cimientos, hasta su esplendorosa inauguración.
Sid Meier’s Civilization VII llega a todo, y si bien no sé cómo es que funcionan las versiones de consola, en esta ocasión tuve la oportunidad de jugar en mi laptop con una RTX 3050, y el juego varía en su desempeño. Durante las primeras horas de juego, el título corre a 60fps muy estables. Sin embargo, conforme vas avanzando, construyendo más edificios y expandes tu ejército, el mapa va cargando más y más elementos, algo que, para el final de la Edad Moderna, ocasiona que el título apenas alcance los 30fps, e incluso llegue a caer a los 20fps de manera constante. Junto a esto, experimente un par de crasheos. Si bien muchos pueden disfrutar de esta entrega con una PC de gama media, la experiencia no siempre va a ser la mejor, al menos en esta plataforma.
Sid Meier’s Civilization VII es un deleite visual. El juego es la evolución visual que todos los fans han estado esperando por años. Los líderes y los menús conservan mucha de la esencia original de la serie, al combinar elementos realistas con diseños caricaturescos. Por su parte, los mapas, y todos los elementos que aquí encontramos, inmediatamente resaltan al ofrecer una experiencia digna de la generación actual, con un mayor relieve, un color único para civilización, y una atención al detalle extraordinaria que nos permite tener un pequeño Palacio de Bellas Artes frente a nosotros y admirarlo como lo haríamos con la estructura original.
La representación cultural en Sid Meier’s Civilization VII va más allá de la aparición de personajes históricos y estructuras relacionados a cada civilización, puesto que el apartado sonoro toma como punto de partida una serie de elementos característicos de cada región, así como el folclore de las diversas naciones de una forma que seguramente es emotiva para más de una persona.
El juego rápidamente llama la atención de cada jugador con sus líderes. Todas las figuras históricas hablan con su respectivo idioma, creando una fuerte identidad que, si bien no todos van a entender, seguramente van a apreciar. Durante la era de la Antigüedad y la era de los Descubrimientos, el juego hace uso de múltiples instrumentos clásicos para representar los momentos históricos en los que nos encontramos. Aspectos como la flauta, los tambores, la lira y los cánticos nos transportan a Grecia y a Egipto, mientras que la guitarra es una herramienta que logra representar la evolución que encontramos en lugares como España y la dinastía Ming en China.
Sin embargo, una vez que llegamos a la era Moderna, el juego deja de lado los aspectos tradicionales que muchos asociamos con una zona específica del mundo, y nos presenta composiciones modernas que representan una nación. El ejemplo perfecto, y algo que me alegró mucho escuchar, fue un mariachi interpretando El Son de la Negra para México. Este es un momento sublime que nos muestra la atención al detalle y el respeto que los desarrolladores tienen por cada una de sus culturas. Lo mismo sucede con la combinación entre Chester y Road to Boston con Estados Unidos, o la clara inspiración en el Himno al Octubre Rojo, las danzas polovtsianas del Príncipe Igor y una variación de Krasnaya Armiya para Rusia.
Firaxis y sus múltiples compositores han logrado crear una identidad sonora que hará que cualquier persona se sienta orgullosa de su cultura, sin importar si estamos hablando de Francia o Japón. Es un trabajo simplemente impresionante que deja en claro la atención a detalle de los desarrolladores, así como el respeto que todos tienen por las diversas naciones que se han dado a la tarea de plasmar con el mayor respeto posible. Es, sobre todo, una evolución musical que el juego va construyendo hasta explotar en el último acto.
Si hay algo que Sid Meier’s Civilization VII hace muy bien, es la representación cultural de cada civilización por medio de su presentación visual y sonora. En el caso de la música, Firaxis se ha volado la barda al momento de crear un sentimiento de identidad cultural que todos pueden apreciar. Durante las primeras dos eras, los instrumentos nos transportan a cierto periodo de tiempo, pero cuando llega el momento de comenzar con la era Moderna, no somos transportados a Francia o Rusia, sino que nos convertimos en miembros de estas sociedades.
Civilization es una serie complicada. A distancia, el trabajo de Firaxis puede parecer como un juego de estrategia por turnos con elementos de simualción muy, pero muy complejos. Si bien es cierto que estos juegos siempre han requerido que el usuario preste mucha atención a sus diferentes mecánicas para hacernos sentir como los líderes de una nación, la realidad es que cada nueva entrega trata de hacer mucho más accesible esta experiencia, algo que han logrado en el pasado. De esta forma, Sid Meier’s Civilization VII continúa con esta tendencia, haciendo que sea más fácil entender qué sucede en cada partida, aunque sin olvidar lo que hace especial a esta propiedad en primer lugar.
Gracias a que no hay una campaña, Sid Meier’s Civilization VII nos ofrece un solo modo de juego, el cual puedes disfrutar en compañía de amigos y extraños, o con la inteligencia artificial que nos presenta esta entrega. Aquí, nuestro objetivo es guiar a nuestra civilización a lo largo de los periodos de Antigüedad, Descubrimiento y Modernidad. El trabajo de Firaxis toma como punto de partida la historia real, por lo que avanzamos conforme lo hicieron nuestros antepasados. Aunque la base de la experiencia es expandir y evolucionar a una sociedad dependiendo de nuestros intereses, cada una de las eras ofrece un enfoque único que dicta el camino que puedes tomar.
En la edad de la Antigüedad, por ejemplo, comienzas con un solo pueblo, y a partir de aquí tienes que expandir cierta civilización, creando asentamientos que no estén tan lejos de tu capital, explorando el mapa, y estableciendo las primeras relaciones diplomáticas con otras naciones. Por su parte, en la era de los Descubrimientos, el territorio inicial ya no es suficiente, por lo que ha llegado el momento de explorar los océanos y buscar un Nuevo Mundo con la intención de crear rutas comerciales y propagar tu religión de preferencia. En la última etapa, el periodo de la Modernidad, el mundo ha dejado de ofrecer sorpresas, por lo que la carrera armamentista para conquistar a otras naciones, así como la exploración espacial, se convierten en el enfoque de cada persona.
Es simplemente cautivadora la forma en la que tu civilización comienza como un pequeño pueblo que usa piedras y espadas para defenderse, y evoluciona en una nación militar con tanques, monumentos de todo tipo, rutas comerciales que atraviesan océanos, y satélites que exploran la nueva frontera. Sin embargo, y algo que hay que dejar muy claro, esto no se hace en 10 minutos. Sid Meier’s Civilization VII es un juego por turnos, en donde hasta ocho personas pueden participar. Junto a esto, todas las acciones a tu disposición van a requerir de cierta cantidad de turnos para ser una realidad, y dependiendo de la cantidad de recursos que tengas a la mano, esto va a variar. Esto resulta en partidas que, si decides explorar las tres eras, pueden durar hasta cinco horas, o más. Este es un compromiso, y algo que una vez que te atrapa, es muy difícil que te suelte.
Esta es la base de Civilization, y algo que la séptima entrega no modifica sustancialmente. En su lugar, Firaxis ha realizado una serie de cambios para hacer que esta sea una experiencia mucho más fácil de entender, al mismo tiempo que expanden las opciones de personalización para que cada jugador obtenga la victoria de la forma que más le agrade. Esto puede sonar algo extraño para los veteranos, pero esto hace que Sid Meier’s Civilization VII sea el punto de entrada perfecto para todos aquellos que siempre han estado interesados en esta serie, pero su complejidad los ha intimidado.
Al igual que en entregas pasadas, tienes a tu disponibilidad diferentes líderes, cada uno ofreciendo diferentes habilidades pasivas que te van a ayudar en aspectos económicos, militares, culturales y científicos. Junto a esto, cada personaje puede equipar dos recuerdos, es decir, perks que pueden otorgarles un poder a tus unidades, proporcionan algún beneficio adicional, o puntos que se usan para mejorar múltiples aspectos de la progresión de una sociedad. Lo interesante, es que estos perks se van desbloqueando conforme subas de nivel a los cabecillas, algo que incita la experiencia.
Ahora, y este es uno de los grandes cambios en Sid Meier’s Civilization VII, ya puedes elegir a cualquier civilización sin importar al líder que elijas. Esto resulta en momentos totalmente ficticios, como a Napoleón supervisando a los Mayas, y permite una mayor personalización, puesto que esto crea combinaciones con diferentes efectos. De esta forma, puedes elegir a un cabecilla que esté enfocado al aspecto militar, con una sociedad que tenga unidades de combate únicas; o cubrir dos rubros distintos, como un pueblo enfocado al comercio, con un jefe que le dé un mayor peso a la cultura. Esto, junto a los perks, hace que puedas mezclar múltiples elementos y tener las bases necesarias para que tu sociedad progrese de la forma que mejor vaya con tu estilo de juego.
Una vez ya dentro de la partida, tu objetivo es simple: progresa y evoluciona tu sociedad a lo largo de las tres diferentes eras. Para hacer esto posible, necesitas recolectar recursos, expandir tus asentamientos, crear estructuras que proporcionen algún beneficio, formar ejércitos para defender tu civilización o conquistar otras, formar rutas comerciales con otros jugadores; todo esto y más en un mapa hexagonal que funciona con conceptos similares a los de un juego de mesa, como Catan. La base de esto son las investigaciones y los principios, estos son árboles de exploración que te dan acceso a diferentes aspectos que aumentan tus opciones cada turno.
Las investigaciones están enfocadas en aspectos como la creación de nuevas unidades y el conocimiento necesario para desbloquear más estructuras. En este caso, la ciencia funciona como un recurso que, dependiendo de cuánto tengas, determinará la rapidez con la cual se llevarán a cabo estas tareas. Si tienes mucha, en dos o cinco turnos obtendrás los resultados que buscas, pero si tienes poca, entonces puedes tardar hasta 20 o más turnos en obtener lo que deseas. Por su parte, los principios son políticas sociales, culturales y diplomáticas que te dan acceso a sistemas como la religión y el comercio entre civilizaciones, expandiendo tus herramientas para dirigir tu sociedad de la forma que más te convenga.
Para ganar una partida en Sid Meier’s Civilization VII, necesitas completar múltiples objetivos en los cuatro puntos principales del juego: Economía, Milicia, Ciencia y Cultura. Lo interesante, es que no hay un camino simple. Cada uno de los aspectos se entrelazan, y si bien dominarlos requiere que tengas un buen entendimiento de cómo es que funcionan por separado, al principio es muy fácil completar múltiples objetivos al mismo tiempo. Ciencia, por ejemplo, está enfocado en la evolución de tu sociedad desde un punto de vista tecnológico, por lo que tendrás que construir Universidades y recolectar códices que expanden tu entendimiento de este mundo. En la Cultura, por su parte, tienes que construir múltiples maravillas, como el Palacio de Bellas Artes, y cuando llegas a era de la Modernidad tendrás que escarbar reliquias con una unidad especial. Milicia y Económica son las rutas más complicadas, puesto que requieren que interactúes con otros jugadores, ya sea para establecer rutas comerciales y explorar el mapa, o tienes que enfrentarte a ellos en una guerra que amplía tus fronteras y reduce las de ellos.
Si bien es sencillo identificar qué es lo que necesitas hacer para progresar en cada ruta, Sid Meier’s Civilization VII también cuenta con un sistema de secretarios, los cuales constantemente te van avisando sobre algún aspecto relacionado con estos cuatro puntos que debes de considerar, como un pueblo que está por ser invadido, o una ciudad alejada que posee un recurso que te puede beneficiar. Por si fuera poco, crear un ejército y simplemente derrotar a todos tus adversarios es una opción válida, aunque una más complicada. Una vez que una era llega a su fin, algo que puede tardar hasta dos horas, avanzas a la siguiente edad, en donde no solo se expanden tus opciones de construcción e investigación, sino que también necesitas cambiar de cultura.
Esto se determina por dos factores, el primero es simplemente el líder que elegiste, por lo que Carlomagno siempre tendrá a su disposición a los españoles en la era de los Descubrimientos. El segundo punto por considerar son los avances y estructuras que has creado. Por ejemplo, el tener más de siete templos te puede dar acceso a los Majapahit, o construir ciudades cerca de montañas te permite jugar como los Incas. Es un proceso de experimentación que recompensa a todos aquellos que están dispuestos a salirse por la tangente, aunque no castiga a los que siguen la historia tradicional. Junto a esto, dependiendo de tu progresión en los cuatro rubros, obtendrás puntos que te dan acceso a ciertos beneficios, o desbloquean alguna investigación antes de tiempo.
Sid Meier’s Civilization VII es un juego muy complejo y lleno de capaz. En medio de una partida, uno de tus pueblos puede sufrir de una plaga, lo cual disminuye su felicidad, un recurso muy importante, dando pie a rebeliones que causan una disminución en el oro que generan y, si no eres precavido, pueden separarse de tu nación y aliarse con otro jugador. La guerra es un factor que determina la moral de un pueblo, y si un enfrentamiento dura más de lo que debería, entonces el descontento se acumulará, lo cual hará que tu derrota sea interna, y no externa. Si tus políticas no son favorables para las ciudades, las insurrecciones explotarán una vez que llegues a la era Moderna, creando un caos terrible que puede ser tu final. Hay un sin fin de factores que necesitas considerar, y cuando crees que todo va bien, una catástrofe natural o social puede cambiar todo en un instante.
Por si esto fuera poco, también tienes que lidiar con otros jugadores. A diferencia de entregas pasadas, Sid Meier’s Civilization VII cuenta con un sistema de interacción que hace uso de un recurso específico para que realices ciertas acciones con otras personas. Estas pueden ser positivas, como abrir las fronteras para establecer más y mejores rutas comerciales, o realizar cierta investigación en conjunto. Sin embargo, también es posible enviar espías para ver qué está haciendo otro individuo, o denunciar su presencia militar cerca de tus fronteras. Junto a esto, tus rivales ocasionalmente te pedirán ayuda para hacer algo en conjunto o incluso aliarse en contra de alguien más. Aceptar y negar estas peticiones también afectará tus relaciones, y una vez que una guerra estalla, prepárate para tener que realizar una microgestión por todos lados.
Al ser un juego por turnos, la guerra es similar a un RPG, en donde cada unidad puede realizar una acción y luego necesita descansar. Sid Meier’s Civilization VII introduce un comandante que hace que este proceso sea mucho más sencillo, ya que puede crear ejércitos conformados por hasta seis soldados que se mueven al mismo tiempo, y cuando suben de nivel tienen acceso a su propio árbol de habilidades, el cual proporciona beneficios sustanciales al momento gestionar a tu milicia.
Aunque todo lo que acabo de mencionar puede ser abrumador para más de uno, Sid Meier’s Civilization VII no es un juego imposible de entender. Todo lo contrario. Firaxis se ha tomado su tiempo para crear tutoriales fáciles de comprender, y elementos como la progresión y las interacciones con otros jugadores han sido simplificados al grado de que cualquiera puede dominar estos aspectos tras un par de horas, pero sin olvidar su complejidad. En un primer nivel, esta es una experiencia de simulación y estrategia que te hará sentir como todo un genio cuando logres ganar una partida. Más allá de esto, encontramos un título sumamente rico en mecánicas que, mientras más y más juegues, vas a entender, cautivandote de una forma en la que fácilmente se pueden ir cinco o seis horas sin que lo notes. Es, sin lugar a dudas, uno de los trabajos más refinados de Firaxis, y algo que todos deben de experimentar.
Sid Meier’s Civilization VII es un gran juego. El trabajo de Firaxis se presenta como una experiencia sumamente compleja y, que a la distancia, puede resultar aburrida para más de una persona. Sin embargo, una vez que le prestas atención, descubres algo adictivo que te otorga un shot de dopamina con cada nuevo concepto que logras entender. El título te permite crear tu propia historia, y la forma en la que cada civilización avanza reacciona en tiempo real a tus decisiones. La manera en la que una sociedad evoluciona es natural, y te da el espacio suficiente para funcionar como un libro, o alocarse y presentar escenarios que son el sueño de más de uno.
Su presentación visual representa una evolución sustancial para la serie. Aunque aún conserva su característica dirección de arte, se aleja de sus básicas comparaciones con un juego de mesa para ofrecer una caracterización muy fiel de los aspectos tradicionales de una cultura. Lo mismo se puede decir de su música, la cual toma elementos que todos podemos asociar con una civilización, y los usa de la forma que nos transporta a una época y lugar específicos, enalteciendo múltiples aspectos de una nación en el proceso.
Aunque a la distancia, las mecánicas, sistemas y las capaz que encontramos en una partida de Sid Meier’s Civilization VII pueden ser abrumadoras, Firaxis ha creado una experiencia fácil de entender, siempre y cuando le des su respectivo tiempo. Cada partida es cautivadora, creando un sin fin de escenarios que nos ofrecen múltiples soluciones únicas. La personalización está presente en todo momento, y el enfoque en cuatro caminos específicos te permite experimentar con la forma en la que cada sociedad progresa a lo largo de las tres eras.
No hay duda alguna, Sid Meier’s Civilization VII es el mejor juego de toda la serie, una evolución digna que le rinde honor al legado de Sid Meier, y algo que todos los amantes de los juegos de estrategia y simulación no se pueden dar el lujo de ignorar este año.