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Ryu ga Gotoku Studios
Sega
21/02/2025
Hoy en día, la serie de Yakuza, o Like a Dragon, es un éxito internacional. El trabajo de Ryu ga Gotoku Studio comenzó como un juego de nicho que estaba enfocado al público adulto en Japón, pero con el paso del tiempo logró construir una sólida base de fans en occidente. Si bien siempre hubo un séquito en nuestra región, no fue sino hasta hace algunos años, entre el lanzamiento de Yakuza 0 y Yakuza: Like a Dragon, que la franquicia obtuvo el reconocimiento que siempre se mereció. SEGA y RRG Studio, al ver esto, no perdieron la oportunidad de oro que se les presentó, por lo que empezaron a trabajar arduamente para saciar la sed de un creciente público, y en el último lustro nos han entregado cinco diferentes juegos. Ahora, estamos a solo unos días del sexto lanzamiento en esta propiedad en lo que va de la década, algo que tiene más que emocionada a la comunidad.
Gracias a que el estudio reúsa múltiples elementos visuales y han trabajado con el mismo motor gráfico desde el 2016, no es una gran sorpresa que RGG Studio sea capaz de crear nuevos juegos a una velocidad que suena como una receta para el fracaso en la industria AAA actual. De esta forma, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii demuestra que los desarrolladores siguen siendo capaces de estirar la misma fórmula aún más, y si bien esto aún no se rompe, comenzamos a ver un par de grietas, algo que el mismo equipo parece que ha percatado, puesto que no sabemos qué sucederá con la franquicia tras la más reciente aventura de Goro Majima, y la existencia de Project Century demuestra que el estudio está listo para probar algo nuevo.
Sin embargo, antes de conocer el futuro de Ryu ga Gotoku Studio, ha llegado a nuestras manos Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii, título que cumple el sueño de muchos y le da el protagonismo total al amado Goro Majima, en una aventura que regresa al beat’em up moderno que la serie principal a dejado lado, pero ahora con un toque pirata. ¿Acaso Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii es el juego que todos los fans del Mad Dog of Shimano han esperado por años? ¿Este es más que solo DLC para Like a Dragon: Infinite Wealth? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.
Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii sigue el mismo camino de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name. Es decir, es una aventura contenida que, más que llevar la trama general de la serie al futuro, se desvía para darle a un personaje específico la atención que tanto se merece. Esto permite que los desarrolladores sean capaces de centrarse en las interacciones, algo en lo que siempre han brillado, y al mismo tiempo experimentar con algunos conceptos sin la necesidad de estar ligados al viaje de Ichiban Kasuga, tal como lo harían con la siguiente entrega principal. El resultado es un viaje carismático, el cual se tambalea constantemente al extender su historia lo más que se pueda, resultado en un pobre ritmo que puede alejar a más de una persona de esta entrega.
Sin memoria alguna, Goro Majima despierta en una isla alejada de Hawái. El legendario yakuza no puede recordar su nombre, ni la razón que lo llevó al naufragio. Afortunadamente, un niño conocido como Noah Rich logra salvarle la vida. Para pagar su deuda, nuestro protagonista decide convertirse en pirata para cumplir el sueño de este joven y encontrar un antiguo tesoro perdido que vale mil millones de dólares. Sin embargo, esta es una tarea más complicada de lo que parece, puesto que el Mad Dog of Shimano tendrá que enfrentarse a otros corsarios, criminales y fanáticos religiosos que están detrás del mismo objetivo. Es una carrera contra el tiempo para ver quién llega primero a esta fortuna y, en el camino, Majima tendrá que redescubrirse.
Con la excusa de no tener recuerdo alguno de su pasado, el Majima que RGG Studio nos presenta en esta ocasión está libre de algún compromiso con los yakuza y el plan de disolución que tanta importancia cobró en Infinite Wealth. Esto les dio a los desarrolladores la oportunidad de enfocarse en un nuevo elenco de personajes secundarios, y gozar de una aventura que no tiene la misma escala que juegos pasados. Aunque Saejima, Nishida y Minami está de regreso, sus compañeros criminales son dejados de lado para que nuestro protagonista interactúe con Noah, Jason y Masaru, quienes nos dan la oportunidad de ver una nueva cara de este mundo, una mucho más normal, alejada de las excentricidades a las que ya estamos acostumbrados, pero sin dejar de lado los temas narrativos de familia y segundas oportunidades que son parte esencial del trabajo de este estudio.
Noah, en particular, es la estrella en esta ocasión. Al ser un niño de 10 años, el joven le ofrece una nueva perspectiva a este mundo, y posee una inocencia que todos están tratando de proteger a toda costa. Algunos como una forma de redención, y otros como una extensión de sus vidas. En el caso de Majima, es fácil hacer una relación directa con Kiryu y Haruka al principio, pero rápidamente el juego deja en claro que el nuevo par tiene una relación única. Goro no trata de ser el padre de Noah, sino que lo quiere cuidar por todo lo bueno que representa en la vida de aquellos que lo rodean, lo cual incluso se puede ver como una extensión de lo que vivió con Makoto. Ahora, esto no quiere decir que el muchacho solo funcione como un motivador para el elenco, puesto que tiene una personalidad alegre y un carisma que se complementa a la perfección con esta versión del legendario yakuza que ya todos conocemos. Aunque sus diálogos pueden sonar cursi en más de una ocasión, el título trata al chiquillo con completa sinceridad, al grado de que todos los jugadores lo terminarán amando cuando lleguen a los créditos finales.
Lo mejor de todo, es que el juego también permite que algunos personajes clásicos tengan la oportunidad de brillar. Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii cuenta con el mismo sistema de relaciones que vimos en las últimas entregas de la serie, el cual nos permite conocer al elenco secundario por medio de diversas conversaciones pequeñas que nos muestran un poco más de nuestros compañeros. No solo Noah, Jason y Masaru se encuentran en este grupo, sino que también podemos interactuar con Saejima, Minami y Nishida de una forma que todos los fans van a amar.
Por todo lo bueno que hace el juego con los personajes secundarios, es extraño que Majima se sienta como el eslabón más débil en esta ocasión. No me malinterpreten, el protagonista sigue siendo totalmente energético, especialmente para un hombre de 60 años, y aún tiene el carisma que ha conquistado a millones de personas. Es entretenimiento puro. Sin embargo, no hay algo nuevo que Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii tenga para nosotros en este apartado tomando en cuenta su condición. La pérdida de su memoria es un elemento narrativo que justifica la dirección que toma la trama, pero no le ofrece algo importante a Majima. Lo que vemos aquí es muy similar a lo que se nos presentó en Yakuza 0 y en Kiwami 2. Para algunos, esto no causará problema alguno, especialmente considerando que los previos protagonistas de la serie tampoco cambian mucho entre títulos, pero es probable que otros esperaban algo único considerando su condición.
A la par, el juego sufre de un terrible ritmo. Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii es un juego corto, pero alarga su estancia tanto como puede. Hay múltiples momentos en donde la trama se detiene por completo para obligar al jugador a experimentar un minijuego u obligarlo a hacer algo que no tiene mucho sentido considerando su posicionamiento en la historia. Substories y tramas alternas que usualmente están ligadas a un apartado extra son obligatorias en esta ocasión. Esto crea situaciones en donde Majima y su grupo están a nada de realizar algo importante, pero antes de ver la resolución, se nos presenta una distracción de una o dos horas que no tiene mucho sentido, especialmente cuando consideramos que esto era material opcional en entregas pasadas.
El ritmo es especialmente terrible al inicio. Cuando el juego nos prepara con una reunión muy esperada, se nos presentan múltiples minijuegos, tutoriales y encuentros que simplemente existen para extender su duración, algo que nunca había sido un verdadero problema en la serie. Si la pausa que significó Dondoko Island en Infinite Wealth no les gustó, entonces van a batallar con los primeros capítulos de este nuevo juego.
En general, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii es una aventura entretenida que realiza varios tropiezos en el camino. Majima sigue siendo un gran personaje, e incluso cuando no presenta algo nuevo, su caracterización es tan fuerte que esto no es un problema tan grande. Noah y el resto del elenco secundario conformado por caras nuevas y conocidos están muy bien manejados, y cada interacción con la tripulación está llena de carisma, demostrando una de las tantas fortalezas de RGG Studio. Sin embargo, el ritmo es un serio inconveniente. Obligar al jugador a pasar horas en tutoriales y minijuegos que tal vez no sean del interés de muchos, puede afectar la experiencia de más de uno, y es algo que se está volviendo una constante en la serie, solo que en esta ocasión es más notorio.
Ryu ga Gotoku Studio es un equipo consistente, y esto se puede ver en su apartado visual. Desde el 2016 han estado trabajando con el Dragon Engine, y su bien experimentaron con las capacidades del Unreal Engine con Like a Dragon: Ishin, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii nos vuelve a demostrar la forma en la que los desarrolladores han mejorado su trabajo con cada nueva entrega. En esta ocasión, se nos presenta un hermoso juego con una actualziación a su sistema de clima, pero que cuenta con un extraño balance al momento de hablar de sombras e iluminación.
Además de Honolulu, ciudad que luce prácticamente idéntica a lo que vimos el año pasado en Infinite Wealth, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii nos presenta con un océano que podemos explorar por medio de un barco pirata, así como Madlantis, un paraíso de piratas que funciona como el centro de entretenimiento principal en esta ocasión. Cada zona tiene un diseño único, el cual combina el realismo al que ya estamos acostumbrados, con una serie de elementos fantasiosos, los cuales exageran algunas facciones de su universo. En el caso de Hawái, no mucho ha cambiado, y una vez más nos encontramos con una hermosa ciudad que nos permite recorrer grandes centros comerciales, visitar hermosas playas, y caminar por algunas calles no tan amigables para los turistas.
La gran atracción en esta ocasión es el océano a las afueras de Hawái. Si bien este no es un mundo abierto, puesto que estamos limitados a múltiples secciones contenidas, la ambientación es perfecta. Cada zona es enorme, en donde el clima puede cambiar al instante. En un momento las mares están calmadas y el sol es nuestro fiel acompañante, y un segundo después nos encontramos en medio de la tempestad, en donde no solo los barcos enemigos tratan de hundirnos, sino que las tormentas eléctricas y los vórtices de agua hacen todo lo posible por ponerle fin a nuestra aventura. Notablemente, aspectos como la lluvia han gozado de un par de mejoras, y la iluminación cuando un trueno cae en medio del océano es cautivadora.
A la par, el juego sigue contando con fantásticas cinemáticas que gozan de una coreografía espectacular, las cuales se usan para los momentos clave en la historia, ya sea que estemos hablando de un enfrentamiento entre Majima y uno de los tantos jefes, o una conversación que nos deja en claro que, aunque un niño de 10 años está junto a nosotros en todo momento, cualquiera puede morir en un instante. De igual forma, las animaciones son de primer nivel, y si bien hay múltiples aspectos que son reusados de entregas pasadas, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii también cuenta con elementos nuevos que logran resaltar, especialmente cuando hablamos de las Heat Action en el estilo de Sea Dog.
Sin embargo, al igual que su historia, hay un par de elementos que no son del todo perfectos. Para comenzar, la mayoría de las islas secundarias que podemos visitar son lo mismo. No hay una gran variación de locaciones, y si bien Honolulu, Madlantis y Rich Island tienen un aura única, el resto del océano es uniforme, lo cual hace que tu incursión número 20 en busca de un tesoro no sea diferente a lo que viste un par de horas antes. Junto a esto, el juego tiene un serio problema con las sombras, en el sentido de que todo es muy oscuro. Las secciones que son en la tarde tienen una iluminación que no está bien balanceada, resultado en secciones opacas que seguramente son un error. Lo peor de todo, es que hay momentos en donde esto afecta las caras de los personajes, y hace que al entrar a una cueva seamos sometidos a una oscuridad total por un par de segundos.
Incluso con una serie de elementos reusados, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii aún es un juego impresionante en su apartado visual. RGG Studio sigue demostrando que el Dragon Engine aún tiene mucho para nosotros, y el océano es un lugar sumamente interesante que le proporciona una identidad única a este juego. Sin embargo, también se cometen un par de tropiezos que terminan por afectar la experiencia. Considerando la escala del proyecto, es impresionante lo que el estudio fue capaz de hacer, y deja en claro que aún hay mucho que pueden hacer con sus herramientas, incluso si ya se empiezan a notar sus años.
La música es uno de los apartados en donde los juegos de Like a Dragon siempre cumplen, y con Pirate Yakuza in Hawaii no se rompe la tradición. El trabajo de los diversos compositores es de primer nivel, mientras que las actuaciones de todos los actores logran espectacularmente su cometido, tanto en inglés como en japonés. Incluso se toma en consideración su temática de piratas para crear un ambiente que combina múltiples elementos clásicos de la serie, con algo que podríamos escuchar en Piratas del Caribe.
Chihiro Aoki y el resto de los compositores tradicionales están de regreso. Una vez más nos encontramos con el ya clásico trabajo de electrónica que se usa en los momentos más importantes de la historia, así como en los combates, y composiciones ambientales que nos transportan a un paraíso tropical, pero también se suman canciones que toman elementos tradicionales de los piratas, como el violín, para complementar de gran forma esta entrega. El ejemplo perfecto de esto es el tema de pelea principal, el cual cuenta con todo lo que podemos esperar de la serie al usar el estilo de Mad Dog, pero una vez que cambiamos al estilo de Sea Dog, se introducen nuevos aspectos para reflejar su estilo de corsario.
En el caso de los actores, Hidenari Ugaki brilla como Goro Majima. Durante 20 años le ha dado vida a este personaje, y sigue con una energía y un carisma que no encontramos en otros personajes de la serie. El actor es perfecto para cambiar su tono de voz dependiendo de la situación, ya sea que trate de ser tan amigable como sea posible, o esté amenazando con cortarle el dedo a alguien, y la forma en la que cambia de emoción al instante es simplemente impresionante. En el caso del doblaje de inglés, Matthew Mercer también cumple con su labor, aunque este cambio de personalidades no llega a ser tan efectivo.
Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii no rompe con muchos de los estándares de la serie al momento de hablar de su música, y eso está bien. En lugar de cambiar por completo su identidad para tratar de capturar su estética de piratas, incorpora estos elementos para crear una experiencia auditiva que es familiar y nueva al mismo tiempo. En el caso de las voces, no hay una mala elección, ya sea que juegues en inglés o japonés, vas a tener una gran experiencia entre manos, con un fantástico Majima que brilla en todo momento.
Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii no es un JRPG por turnos, sino que regresa al beat’em up moderno que tanto caracterizó a la serie en el pasado. Sin embargo, esto no es todo, puesto que RGG Studio se metió por completo en el aspecto de piratas, por lo que además de todas las actividades a las que los fans están acostumbrados, también hay un gran énfasis en batallas navales, así como en incursiones a navíos enemigos, en donde Majima no es el único que pelea, sino que una tripulación lo ayuda en todo momento. El resultado es una experiencia que se siente muy familiar, pero no tiene miedo de experimentar con un par de ideas que serían imposibles de implementar bajo otro contexto.
Goro Majima no es Kiryu o Yagami. El Mad Dog of Shimano le rinde honor a su sobrenombre, y nos presenta con una forma de combate que es ágil y poderosa. En esta ocasión tenemos acceso a dos estilos de pelea: Mad Dog y Sea Dog. El primero combina las mecánicas de Slugger de Yakuza 0 y el uso de la navaja de Kiwami 2, lo que le dan al personaje las herramientas necesarias para causar mucho daño a un solo oponente de la forma más rápida posible. Por su parte, el segundo modo de pelear es mucho más extravagante. Gracias al uso de dos espadas, una pistola y un gancho, el protagonista es capaz de enfrentarse a grandes grupos de enemigos a diferentes distancias, y acercarse a ellos en un instante.
Es muy fácil cambiar entre estilos, puesto que todo lo que necesitas hacer es presionar un botón. Esto da pie a combinaciones muy efectivas, las cuales hacen uso del limitado sistema de combos que tiene el juego, permitiendo que el jugador encuentre formas poco ortodoxas de eliminar a sus contrincantes. Junto a esto, tenemos acceso a múltiples Heat Actions, movimientos especiales que puedes realizar dependiendo de la situación en la que te encuentres. Estas son habilidades letales que pueden llegar a ser ridículas por la forma en la que ponen en riesgo la vida del protagonista. El único problema es que solo hay una barra para hacer esto, algo que nunca había pasado en la serie, lo cual limita la cantidad de actos de este tipo que puedes realizar. Para compensar esto, los dos modos de combate tienen a su disponibilidad una técnica devastadora que se usa al presionar el gatillo derecho. En el caso del Mad Dog, Majima crea clones que destruyen multitudes al instante, mientras que con Sea Dog el protagonista usa un instrumento musical que invoca a algún animal que causa un caos total en el campo de batalla.
Similar a lo que vimos en Yakuza 0 y Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name, tenemos acceso a un árbol de habilidades, en donde necesitamos invertir dinero y puntos especiales que conseguimos al realizar diferentes tareas para obtener más vida y ataque, Heat Actions adicionales, y una serie de mejoras pasivas que nos ayudan a lo largo de la aventura. Esto crea una relación interesante, en donde el jugador tiene que elegir entre comprar algún ítem u obtener alguna mejora específica. Afortunadamente, es muy fácil obtener plata, puesto que hay múltiples tesoros que ofrecen todo lo que necesitas y más, incluso puedes derrotar poderosos enemigos por un par de monedas más.
Estos dos estilos de juego funcionan a la perfección con el tipo de personaje que es Majima. A lo largo de la serie, el personaje es presentado como uno de los legendarios yakuza del Tojo Clan, e incluso llegó a ser el jefe final en las dos historias protagonizadas por Saejima en la cuarta y quinta entrega. Sorpresivamente, esto se logró transmitir en Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii, puesto que el protagonista es capaz de hacer mucho daño, lo cual convierte a esta entrega en una de las más fáciles en toda la serie, incluso en la mayor dificultad. Junto a esto, el sistema de progresión nos da las mejoras necesarias para siempre tener la ventaja en cualquier enfrentamiento tradicional. Afortunadamente, el juego nos presenta un nuevo reto, y es que en esta ocasión se introducen batallas navales e incursiones a gran escala.
Goro Majima es el capitán del Goromaru, un enorme barco que cuenta con múltiples cañones y artillería pesada para derrotar a cualquier navío que se ponga en nuestro camino. Esto es muy sencillo cuando hablamos de enemigos normales que rondan los océanos, puesto que las metralletas básicas son más que suficiente para cumplir este trabajo. Sin embargo, los mini jefes requieren de un mayor entendimiento de este sistema. Nuestro buque es pesado, por lo que no puede realizar muchos movimientos rápidos, aunque una función de turbo permite que nos derrapemos en el agua para evadir los ataques de los rivales. Todo se reduce a un juego de posicionamiento en donde tienes que usar todas las habilidades que hay a tu disposición para eludir los asaltos de alta mar, y moverte de una forma que ponga a tu armamento a la distancia correcta para destruir a tu oponente.
Lo mejor de todo ocurre cuando le haces el suficiente daño al barco de un mini jefe, ya que ahora tienes que abordarlo para pelear contra su tripulación de una forma directa. Afortunadamente, no estás solo en esto, ya que tu equipo forma parte de estas secciones. El resultado es un caos total que puede ser muy complicado si no tienes a un grupo con el nivel requerido, puesto que es muy fácil, especialmente al inicio, quedarte solo en estas secciones, y perder automáticamente cuando 20 piratas te atacan al mismo tiempo.
Crear y mantener a una tripulación es parte importante de la experiencia. A lo largo de Honolulu y Madlantis puedes reclutar a diferentes personajes para que asuman un puesto en el Goromaru, ya sea que se dediquen a disparar los cañones o se unan a los enfrentamientos directos contra otros enemigos. Cada uno tiene habilidades especiales dependiendo de su rol, y aumentarán de poder al subir de nivel, por lo que es recomendado cambiar constantemente tu agrupación para ver qué funciona y qué no en estos momentos. Esto no es algo nuevo para la serie, pero sí es uno de los mejores modos de clanes que RGG Studio ha creado.
Más allá de estos enfrentamientos en el océano, también puedes adentrarte en pequeñas islas para encontrar tesoros, los cuales te dan el suficiente dinero y los puntos requeridos para, no solo obtener nuevas habilidades para Majima, sino también mejorar el Goromaru en múltiples aspectos, como cañones que causen más daño, o metralletas capaces de congelar a tus contricantes. El problema es que el océano es bastante aburrido de navegar. Más allá de los barcos enemigos, no hay mucho que puedas hacer. Estas son secciones bastante grandes, y el barco es algo lento, y si bien hay anillos que aumentan tu velocidad por un instante, sigue siendo tedioso recorrer estas zonas.
Además de su combate, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii está repleto de actividades secundarias. Casi todo lo que vimos en Infinite Wealth está de regreso, con la excepción de Dondoko Island y las batallas de Sujimon, pero aún puedes participar en Crazy Delivery y Sicko Snap a lo largo de Honolulu. Por su parte, Madlantis introduce un nuevo estilo de Coliseo, el cual está enfocado en batallas navales. Hay mucho contenido aquí, pero el juego obliga al usuario a participar en estas actividades, y es algo complicado soltarte cuando la aventura se detiene para enfocarse en algo que tal vez no sea del interés de muchos.
Lamentablemente, el problema del ritmo narrativo también se encuentra aquí, puesto que el juego constantemente te obliga a cambiar de locación, y la cantidad de contenido opcional no se va introduciendo de una forma gradual, sino que casi todo se nos presenta al instante, lo cual puede ser abrumador durante las primeras horas. El título nos pide ir a Honolulu por cinco minutos para introducir un minijuego, y luego nos obliga a regresar a Madlantis para otro tutorial, lo cual entorpece el sentimiento de progresión. A la par, hay varios momentos en donde Pirate Yakuza in Hawaii nos fuerza a realizar cierto avance en una de estas actividades que originalmente se presentan como opcionales, o incluso pone varias barreras artificiales que solo se pueden superar al pagar una cantidad ridícula de dinero, lo cual te empuja a participar en actividades secundarias, como vencer enemigos poderosos para reclamar sus recompensas.
Pese a que Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii puede llegar a ser muy fácil durante gran parte de la aventura, el sistema de combate sigue siendo muy divertido, y a Majima se le presentan las suficientes herramientas para, no solo diferenciarse de otros protagonistas, sino que expande y refina muchos conceptos que vimos en Yakuza 0 y Kiwami 2. Aunque es muy probable que no lo volvamos a ver, el combate naval y las incursiones de piratas están bien implementadas, y son bastante divertidas, incluso si recorrer el océano es más tedioso de lo que debería. Debido a su duración, el juego nos presenta con lo que parece ser un sin fin de contenido adicional en un lapso corto de tiempo, lo cual es abrumador, y el ritmo de la historia obliga al jugador a pasar bastante tiempo en tutoriales, minijuegos y saltando de locación a locación de forma constante, sin importar si lo deseas o no. En general, es una experiencia bien lograda, la cual tiene un par de tropiezos en el camino.
Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii es la sexta entrega de la serie en los últimos cinco años. Si bien el nuevo trabajo de RGG Studio logra ser una experiencia entretenida con ideas únicas, está claro que han estirado la fórmula bastante en esta ocasión. La historia, aunque divertida y le da a Majima la oportunidad de brillar en una aventura que no tiene que lidiar con el gran trasfondo de la serie, tiene un pésimo ritmo. Se emplean tácticas artificiales para extender la duración del juego, obligando al usuario a experimentar contenido que en cualquier otro título hubiera sido opcional.
Pese a un par de problemas técnicos con las sombras y la iluminación, Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii se sigue viendo impresionante, dejando en claro que el Dragon Engine, aunque ya se le empiezan a ver los años, aún tiene mucho que ofrecer, y las nuevas locaciones funcionan muy bien con la temática de piratas. El trabajo de cada uno de los compositores sigue siendo fenomenal, con una de las mejores versiones de Recibe And en toda la serie. Por su parte, todos los actores, tanto en inglés como en japonés, le rinden honor a los personajes que interpretan, logrando que la historia sea entretenida de principio a fin.
Aunque es fácil en múltiples sentidos, el sistema de combate de Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii toma todo lo que funcionó con Lost Judgment y Gaiden, y le da un toque extravagante digno de Majima a múltiples conceptos que hemos visto en el pasado, creando batallas que, aunque cortas, nos permiten experimentar con los dos estilos. Por su parte, las peleas navales y la construcción de la tripulación para los enfrentamientos a gran escala son adictivos, dándole un toque único a la experiencia y, pese a ser simples en muchos sentidos, logran crear momentos que seguramente serán recordados por todos los fans.
Like a Dragon: Pirate Yakuza in Hawaii no es un juego perfecto, e incluso diría que está por debajo de Gaiden como spin-off. Aun así, esta sigue siendo una experiencia que alegrará a todos los fans, especialmente a aquellos que han esperado por una aventura protagonizada por Majima por mucho tiempo. Sin embargo, si esperan el siguiente gran capítulo de la serie, y una resolución a los problemas de Kiryu e Ichiban con los yakuza en Japón, aquí no van a encontrar eso. En su lugar, se toparán con una aventura que nos recuerda que soñar es el tesoro más grande de este cofre que llamamos vida.