Reseña: Assassin’s Creed III – Lucha en nombre de la libertad

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“Mientras hombres valerosos escriben la historia de este día,
el futuro de nuestra tierra radica en aquellos que en verdad son libres”.

Ya conocemos la historia de cómo Estados Unidos obtuvo su independencia. Al igual que en todas las revoluciones, esta historia se escribió con sangre de hombres valerosos que creían en la libertad, que querían un mundo mejor.

Pero ¿qué significa la palabra revolución? Según la definición más adecuada, es el cambio radical de algo. Pues damas y caballeros, esto es precisamente lo que ha logrado Ubisoft con Assassin’s Creed III. Han revolucionado una franquicia.

Nota: Para evitar las sorpresas del Autoplay, abajo pueden comenzar a reproducir una pieza de la banda sonora de Assassin’s Creed III que, espero yo, pueda ayudar a transmitir de manera más acertada lo que quise expresar en esta reseña.

La compañía francesa nos da muchas lecciones con este juego, pero la que considero más importante de todas es que a veces, el exceso no es malo, y mucho menos en un juego de la talla de Assassin’s Creed III. De hecho, creo que esa palabra sería la ideal para describir este juego. Exceso.

Al ser tan grande, es difícil saber por donde empezar a hablar de él. Así pues, comenzaré de lo masivo hasta llegar a sus cualidades particulares que lo hacen único.

Cuando jugué por primera vez el Assassin’s Creed de Altaïr, recuerdo que lo que más disfruté era que podías ir hasta donde llegara tu visión. De hecho, este juego fue el culpable de mi afición por los títulos de mundo abierto. Después llegó Assassin’s Creed II con Ezio Auditore y una Italia creada de manera brillante, que no le pedía nada a la también maravillosa Jerusalén del primero. Pero por hermosas que sean ambas locaciones, Assassin’s Creed III demuestra que el trabajo creado en las dos ha dado frutos, y nos brindan unos de los escenarios más detallados, bellos y variados que hay actualmente en cualquier videojuego.

Desde bosques llenos de vida y todo tipo de vegetación hasta ciudades futuristas como el Nueva York de hoy en día, cada escenario tendrá su propio espacio digno de ser apreciado con detenimiento. Esto, combinado con otros elementos que mencionaremos más adelante, hacen que el backtracking no se sienta como algo pesado, sino como algo que verdaderamente quieres hacer.

Además de su belleza, los nuevos escenarios son completamente funcionales, algo que en verdad debo aplaudir de pie a los desarrolladores, pues hacer que sea posible moverte a través de los árboles y aún así lograr que estos no tengan los caminos trazados de manera evidente es sensacional y algo que no vemos todos los días.

Otra cosa importante es que, dependiendo del lugar en el que estés será el tipo de ecosistema que encontrarás y las diferentes interacciones que podrás realizar. Esto podría sonar muy obvio, pero en realidad es toda una ciencia. Por ejemplo, en el bosque no tendrás que preocuparte por los guardias, pues en realidad no hay tantos, pero esto puede significar que una manada de lobos o un oso hambriento te estén vigilando mientras estás viendo los hermosos escenarios.

“…one Nation under God, indivisible, with liberty and justice for all…”

Si Ubisoft quería repetir la reacción del público hacia su personaje principal, lo han logrado en demasía. Por supuesto que no he jugado todos los títulos importantes del año, pero me atrevería a decir que la historia de Connor es la más entrañable, elaborada, compleja, empática y mejor lograda que ha tenido un personaje principal en todo el año. Al principio del juego no entendía lo que estaba sucediendo, pero hay un punto sumamente relevante que causará una de dos reacciones en quienes lo estén jugando: Van a ver al vacío, con el control en las manos, y en su cerebro escucharán una voz diciendo “… ¡¿qué?!…” (Como me sucedió a mí), o bien, gritarán y lanzarán el refresco, la botana o al perro hacia su consola.

Connor no se siente como un asesino más de la serie. Se siente único, como alguien que perdió a su familia y busca honrar el código de la hermandad, pero también quiere venganza. Lo que más me gustó de él es que es alguien muy fiel a sus costumbres, pero sobretodo a su filosofía indígena, la cual está muy presente en el juego.

Es muy difícil contar algo de la campaña sin revelar información importante del juego, pero debo hacer notar que está llena de vueltas de tuerca y de momentos inesperados. Lo mejor de todo es ver la evolución de Connor de un pequeño que perdió a su madre hasta alguien que tiene en sus manos el poder de cambiar la historia. Mientras todo esto sucede, las cosas con Desmond en el presente se ponen peores, pues ahora no sólo ellos están en peligro. Como nota aparte, les recomiendo jugar el título antes de diciembre.

La historia está tremendamente bien contada. Al igual que en los títulos anteriores de la serie, existe una infinidad de personajes secundarios, que van desde los ficticios hasta celebridades reales de la ciencia, como el gran Benjamin Franklin quien ocupa, de algún modo, el lugar que tenía el extrovertido Leonardo DaVinci en Assassin’s Creed II.

Si conocen la historia detrás de este momento histórico, reconocerán a varios hombres y eventos que tuvieron lugar en la guerra de independencia, como a John Hancock, o la fiesta del té, misma en la que tú tendrás un papel importante. Pero también sirve mucho para aquellos que no conocen nada de la guerra de independencia y quieran hacerlo de la mejor manera posible.

Una verdad absoluta es que no hay manera de aburrirse con Assassin’s Creed III. Si ya te cansaste de la historia principal y de ir matando templarios a diestra y siniestra, hay mucho, MUCHO más que hacer en esta maravillosa joya. Podrás ir a lo más sencillo, como juegos de mesa, o irte a cazar al bosque, recolectar las páginas del almanaque de Franklin, completar los retos de tus clanes o mandar asesinos a otros lugares para realizar diferentes tareas y más. Pero si nada de esto te convence, hay algo que me reventó el cerebro cuando lo jugué por primera vez y seguro a ustedes también les encantará: Las cuasi-eróticas batallas navales.

Se me hace increíble que Ubisoft haya logrado hacer un minijuego de batallas navales mucho mejor que títulos que supuestamente tendrían que cumplir este cometido (Coff, coff, Battleship: The Movie, coff). En verdad, cuando pones las manos al timón te sentirás como niño con juguete nuevo. Pero cuando disparas los cañones por primera vez, es una sensación tan placentera que es difícil de superar.

Todos estos extras podrán parecer muy abrumadores para los primerizos en la serie, pero no se asusten, es cosa de acostumbrarse y practicar. Aquí englobo también al complejo sistema económico que maneja Assassin’s Creed III, que tendrás que monitorear para sacarle el mayor provecho.

Pero todo esto sería basura si no tuviéramos un gameplay sólido. En esta ocasión de verdad se siente una evolución al momento de controlar a tu personaje, contrario a cuando implementaron el gancho de Ezio en Assassin’s Creed: Revelations. Ahora tienes una gran variedad de movimientos nuevos, tanto para desplazarte como para atacar. Y hablando del combate, de nuevo, aplausos a Ubisoft. En este apartado ponen a prueba el dicho “si no está roto, no lo arregles”, pues a pesar de lo excelente que era en las entregas anteriores, lograron elevar los estándares.

En esta ocasión, quizá sea un poco más similar al gameplay de Batman: Arkham City, pero posee la misma esencia que tienen las peleas de la serie AC. Ahora podrás hacer counters a dos personajes al mismo tiempo, lo que ocasionará pequeños cinemas asombrosos, o utilizar a un personaje como escudo humano cuando estén a punto de dispararte. Estos cambios pueden ser peligrosos, por que seguro más de uno va a querer atacar a los grupos de soldados después de dominar el sistema de combate. No los culpo, yo lo hago todo el tiempo. Además tenemos nuevas armas, como el maravilloso bo dart, el arco o la letal tomahawk.

La cereza del pastel es lo bien logrado del soundtrack y las fascinantes y pulidas gráficas. En comparación al juego anterior, ahora los personajes tienen mucha más personalidad y una gran variedad de expresiones. Por desgracia, algo tan masivo no puede estar exento de errores, así que será normal que vean varios bugs entre los cinemas, o mientras vas en tu caballo. A pesar de que no afectan tanto la experiencia de juego. Pero lo que sí es muy recurrente son las repentinas desapariciones de personajes del escenario.

Podríamos hablar horas de Assassin’s Creed III y del gran trabajo que hizo Ubisoft, pero entonces los dejaríamos sin sorpresas. Si tienen pensado comprar un juego para sobrevivir a las vacaciones de diciembre y buscan algo a lo que puedan sacarle jugo, este título es la opción perfecta. Para los que son nuevos en la serie, quizá vaya a ser muy abrumador por la cantidad de opciones que tienes. Pero si eres todo un veterano de la hermandad, es muy probable que Assassin’s Creed III supere tus expectativas, tal como sucedió conmigo. Bienvenidos a la revolución.

Nueve

Y seguro se preguntan, ¿qué hay del modo multijugador? Pues no se angustien, ese modo lo analizaremos más detenidamente en otra reseña.