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Ebb Software
Ebb Software
14/10/2022
Actualmente, nos encontramos en el gran periodo de lanzamientos de final de año, en donde cada una de las experiencias que llega al mercado compite por nuestra atención y dinero. De esta forma, muchas compañías optan por ofrecer lo familiar. Es así que las secuelas y nuevas entregas en franquicias ya conocidas son las opciones seguras para muchos. Sin embargo, ocasionalmente vemos algo completamente inesperado sumarse a esta lista, lo cual puede sorprender a más de uno. Este es el caso de Scorn, el cual no solo llegó al mercado como una exclusiva para el Xbox Series X|S en consolas, sino que, en teoría, no debería tener la atención que ha logrado hoy en día, ya que va en contra de muchas de las tendencias que vemos en esta temporada, lo cual lo convierte en un caso fascinante.
Originalmente anunciado en 2014, Scorn es un juego desarrollado por Ebb Software, un estudio de Serbia, el cual a lo largo de los años ha generado un alto nivel de intriga al tomar inspiración de trabajos como el de H.R. Giger, y ser un título de horror lo suficientemente ambiguo para crear una fuerte comunidad, en donde los jugadores no solo colaboren para descubrir cómo resolver los misterios de sus gameplay, sino para también encontrarle un significado al viaje que se nos presenta. Algo que, como seguramente ya lo saben, ha dividido al público.
Desde su lanzamiento hace un par de semanas, Scorn se ha ganado una reputación por tener adeptos y detractores, en donde parece que encontrar un punto medio es casi imposible. Sin embargo, cuando vemos más allá de esto, podemos encontrar una obra de arte que vale mucho la pena discutir. ¿Acaso Scorn es tan malo como dicen? ¿Hay algo que logre darle un valor a este título? Descubre las respuestas a estas y más interrogantes en nuestra Atomix Review.
Scorn es un juego confuso en muchos sentidos. No solo algunos de los retos y acertijos que nos presenta el título han ocasionado que una guía sea una necesidad para muchos, sino que su narrativa es mínima, poco intuitiva, y deja la puerta abierta para que el jugador logre crear su propio significado para los eventos que transcurren a lo largo de las seis horas que, aproximadamente, pasarás atorado en un mundo hostil, grotesco y en donde la muerte está frente a ti con cada paso que das.
El juego comienza de una forma confusa. Nuestro protagonista es una criatura que despierta en un cuarto oscuro, y la única tarea que tenemos es escapar de la instalación en la que nos encontramos. Fuera de eso, no hay algo que genuinamente explique el quién, cómo, cuándo, dónde y por qué de básicamente todo lo que nos rodea. Una cosa es tener una historia, y otra totalmente diferente es tratar de contarla. No dudo que Scorn sea una obra en donde todo lo que hacemos tiene un significado. Sin embargo, a los desarrolladores no les interesa esto en lo absoluto, creando una situación en donde, por un lado, esto refuerza la sensación de desesperación y los aspectos de horror, aunque, por el otro, deja al jugador sin algún tipo de información que pueda motivarlo a avanzar en este mundo.
Sin embargo, esto no quiere decir que el mundo no tenga algo que contar. Gracias a la narración ambiental, el mundo de Scorn nos presenta una gran cantidad de preguntas sumamente fascinantes. Claramente, estamos en un mundo alienígena inspirado por el trabajo de H.R. Giger. Junto a esto, los cientos de cadáveres, la falta una sola entidad amistosa, y criaturas hostiles que caminan por todos lados, dejan en claro que esta civilización ha dejado la grandiosidad que encontramos en el último acto de la historia. Comenzamos en la parte más baja de este planeta, en donde no hay más que cadáveres, y poco a poco subimos hasta encontrar lo que parece ser una conciencia colectiva, el cual le dio la oportunidad a un cáncer de crecer lentamente.
Claro, esta es solo mi interpretación. Una de las bellezas de Scorn, es que cada persona puede llegar a una conclusión diferente al recorrer este planeta. ¿Acaso somos el salvador de esta civilización? ¿El alien que nos infecta es una evolución de los habitantes de este lugar? ¿La conciencia colectiva es su salvación o su perdición? Todas estas son cuestiones validad que pueden tener o no una solución. Lo mejor que uno puede hacer es ver al trabajo de Ebb Software, al menos en lo que se refiere a su historia, no como un videojuego, sino como una pintura del realismo fantástico, por ejemplo.
Una vez que tomas a este mundo como una galería de arte interactiva, en donde cada acto tiene un énfasis diferente, pero con una temática similar. Con cada pieza que ves te irás formando una opinión, pero en ningún momento hay un solo indicio que te diga si lo que piensas está bien o mal, lo cual es algo cero atractivo para algunos, pero magnífico para otros. El juego quiere crear una división y, a diferencia de otros aspectos del título, esto es sumamente positivo. Tal vez no haya un gran significado, y en realidad los desarrolladores solamente están siguiendo algunas características de otras obras famosas, pero el caso contrario también es una posibilidad.
Scorn es un juego al que no le interesa en lo más mínimo si logras entender lo qué está pasando, y al final del día, es la sensación de desolación, pérdida y el miedo que caminar por un mundo post-apocalíptico que le provoca al jugador lo que importa. Podemos estar todo un día discutiendo si esto es bueno o malo, pero lo que de verdad importa, es que está haciendo algo poco común para la época en la que nos encontramos, es un riesgo que hace que esta experiencia valga mucho la pena.
Si bien la historia y el gameplay de Scorn han sido criticados desde diferentes perspectivas, la presentación visual y sonora de esta entrega es alabada por crear una atmósfera de terror de primer nivel, una que fácilmente puede competir con los mejores exponentes del género y, para muchos, por lo que estos apartados nos ofrecen vale la pena experimentar el trabajo de Ebb Software.
Scorn logra encapsular a la perfección un sentimiento de desesperación, en donde el terror no solo es una consecuencia de las criaturas que acechan en cada esquina, sino que siempre sientes que hay alguien detrás de ti. Si bien en los primeros actos no encontrarás algún tipo de peligro, la hostil atmósfera y los constantes ruidos que dan la impresión de que algo siempre está al acecho, hacen que nunca te sientas seguro, y constantemente estés checando lo que podría estar cerc.
Una vez que llegamos al segundo acto, el juego va más allá de sus claras inspiraciones. El mundo mecánico se ve opacado por carne, piel y restos de criaturas que han comenzado a crear su propio dominio, como parásitos a un cuerpo en descomposición. Es horrendo, asqueroso y, al mismo tiempo, cautivador. Justo como Q Hayashida utilizó estos mismos elementos para Dorohedoro, Ebb Software sabe que hay una belleza en la inmundicia.
Conforme avanzamos, el mundo de Scorn logra ofrecernos una combinación entre los grises y verdes que dominaron con anterioridad este mundo, con los cafés y amarillos que dejan en claro quién es el nuevo dueño de estas tierras. Llega un momento en donde la diferencia es inexistente y lo que parece ser una tripa o una vena se fusiona con lo mecánico, al grado de que es imposible separarlos. Esto hace que el último acto sea un gran contraste. No solo dejamos de lado a la plaga, sino que nos encontramos una vez con una civilización que adora su propia forma, pero ha olvidado este apartado físico, y solo unas cuantas estatuas nos muestran lo que alguna vez fue, y lo que nunca más será.
Junto a todos los horrores que vemos, el diseño sonoro nos ofrece el acompañante perfecto para este recorrido. Aquí no hay música, o algún sonido extradiegético. Todo lo que podemos escuchar es ambiental. Esto quiere decir que el ruido a la distancia, y los crujidos fueron creados por una criatura que se ha escapado de nuestro rango de visión. Al igual que lo mecánico da pie a lo carnal, y una vez más a lo mecánico, este apartado va evolución de una serie de sonidos industriales, a unos corporales, y una vez más a industriales.
En las primeras zonas son las tuberías, puertas y mecanismos los que nos dan la sensación de que no todo lo que está muerto permanece intacto. Una vez que descendemos en busca de una salida, todo lo que escuchamos se siente más familiar. Son huesos crujiendo, movimientos bruscos que se asemejan a un estómago con hambre, sangre cayendo sobre un charco de color carmesí, y los sutiles quejidos de algo que está tratando de mantenerse con vida, si es que así se le puede llamar al estado en el que vemos a las criaturas que recorren estos fríos pasillos.
Scorn es un juego que utiliza su fuerte apartado sonoro y visual de una forma armoniosa, en donde una complementa a la otra. Es asqueroso, y estoy seguro de que más de una persona abandonó esta experiencia una vez que las cadenas de cuerpos y las bolas de sangre coagulada en cada esquina hicieron un acto de presencia. Al mismo tiempo, es cautivador caminar por este mundo. La fusión entre lo mecánico y lo carnal no es algo que solo vemos suceder lentamente en pantalla, sino que eventualmente dejas de distinguirlos, y terminas por ver una pared que se mueve por sí sola. Es hipnótico, y algo que, estoy seguro, pocos podrán olvidar.
Mucho de lo que rodea a Scorn se ha convertido en un tema que ha dividido a todos los jugadores que le han dado una oportunidad a este título. Si bien la historia y su presentación dan pie a discusiones que tienen puntos a favor y en contra casi por igual, es el gameplay el que carece de defensores. Al ser un survival horror, Ebb Software nos ofrece una experiencia en donde los acertijos y el combate en primera persona son las bases de todo lo que harás a lo largo de las seis horas, aproximadamente, que dura esta entrega.
Aunque a primera instancia esto no puede sonar como algo fuera de lo ordinario, Scorn sufre cuando te das cuenta de que estos dos pilares son más complicados de lo que deberían ser. Para comenzar, en lugar de tener una serie de acertijos que van evolucionando de forma natural a lo largo de todo el juego, Ebb Software nos presenta con un problema central al inicio de cada acto, y es nuestra tarea encontrar la solución, lo cual puede sonar como algo sencillo, pero esto significa que las respuestas nunca son claras, y tendremos que recorrer grandes zonas de forma constante para llevar a cabo una acción en el quinto cuarto, lo cual nos da una llave para acceder a la segunda habitación, en donde activamos una palanca que desbloquea algo en la recámara seis.
Este proceso ha sido bastante controversial, especialmente cuando consideramos que el juego no logra encontrar un punto medio en su dificultad. Todos los retos mentales que se nos presentan son muy sencillos, o nos piden pasar bastante tiempo frente a la pantalla hasta que nuestra fuerza bruta logra encontrar la solución después de múltiples intentos, o una guía es llamada a la acción. Este es el mayor problema que los acertijos sufren. No hay un buen balance que logre otorgar la satisfacción que títulos como Resident Evil o Silent Hill otorgan justamente cuando el jugador la necesita.
En mi caso, me encantó el proceso de recorrer múltiples cuartos antes de siquiera tener una solución al primer acertijo que vi varios minutos atrás. Es un rompecabezas en donde es imposible empezar por el margen. Tienes que tener todas las piezas, y luego irle dando una forma. Junto a esto, el recorrer las instalaciones una y otra vez crea una tensión en donde no sabes en qué momento algo cambiará de forma inesperada. Afortunadamente, una vez que ya tienes todos los recursos en mano, y avanzas al siguiente acto, logras sentir una gran satisfacción al darte cuenta de que no solo fuiste capaz de resolver todos los problemas que estaban en el camino, sino que superaste el miedo de caminar por un pasillo lleno de carne que se está moviendo.
Sin embargo, es el combate lo que no puedo defender. Aunque al igual que los acertijos, muchos podrían indicar que lo torpe que se llega a sentir este apartado es deliberado, esto no elimina el hecho de que Ebb Software nos ha entregado algo que se siente fuera de lugar con la generación en la que nos encontramos. Si bien los primeros actos están más enfocados en presentar una serie de problemas mentales, eventualmente la dirección recae en derrotar a una serie de enemigos que, más que ser aterradores más allá de su introducción, terminan por ser unas molestias que están en el camino.
Para vencer a las diversas criaturas que habitan este mundo, nuestro protagonista cuenta con un arma que funciona similar a un pistón. Este es un ataque lento que tarda mucho en cargar, y te pide estar pegado al enemigo para hacerle daño. Aunque eventualmente conseguimos un par de pistolas adicionales, las municiones son escasas, por lo que en realidad es la primera herramienta con la que pasarás la mayor cantidad de tiempo. Al principio esto no es tan malo, ya que la cantidad de enemigos no es alta, pero conforme se desciende en la nave, más y más atrocidades caminarán entre nosotros. Estos seres no son torpes, sino que tienen una buena movilidad, y ataques de largo alcance.
Tomando en consideración las escasas municiones y orbes para recuperar la salud, uno podría pensar que es mejor ignorar a los enemigos. Sin embargo, esto no es tan recomendado. Gracias a la estructura de cada acto, en donde necesitas recorrer la misma zona en múltiples ocasiones, es un hecho de que los monstruos seguirán siendo un problema. Lo peor de todo, es que hay secciones en donde estas criaturas habitan junto a alguna instalación que necesitas operar, o un acertijo que se tiene que resolver, por lo que estos enfrentamientos son básicamente obligatorios.
Llega un momento en donde si eres lo suficiente descuidado, es probable que no puedas terminar el juego, debido a que, por sí los molestos enemigos no son suficiente, el protagonista tiene un parásito que ocasionalmente lo ataca y le baja cierta cantidad de su vida. Aunque, narrativamente hablando, este punto es sumamente interesante, y da pie a muchas más discusiones sobre la naturaleza de la historia, esta es una mecánica fastidiosa que hace que el ya de por sí frustrante combate sea más difícil de lo que ya es.
Es una verdadera lástima que Scorn sea una decepción en este apartado. Si tan solo el juego hubiera dejado de lado por completo el combate y lo hubiera sustituido con un sistema de sigilo, en donde el enfoque estuviera en escapar de estas criaturas y no en enfrentarlas, no dudo que esta experiencia hubiera sido mucho mejor. Por un lado, los acertijos ofrecen una aproximación bastante interesante, aunque más demandante, y la dificultad que estos retos nos presentan nunca llega a tener un buen nivel, lo cual ocasiona que la solución la encuentres en un instante, o tengan que pasar varios minutos antes de que obtengas el resultado deseado, o una guía venga a ayudar.
Scorn es un juego controversial. ¿Es malo? ¿Es bueno? Al igual que muchas obras de arte, estas cuestiones no importan al final del día, y es la experiencia que tengas, y las emociones que sientas, lo que de verdad importa. En este sentido, puedo asegurar de que el trabajo de Ebb Software vale la pena. Tal vez no sea el producto que muchos esperaban, pero es algo interesante y único que ha logrado robarse nuestra atención, al menos por un momento, en una época en donde decenas de títulos compiten por nuestro preciado tiempo.
La historia es ambigua, pero también cautivadora. La estructura narrativa hace que prestar atención a cada mínimo detalle sea una pieza de un rompecabezas que no tiene principio ni fin. Uno en donde cada jugador puede encontrar un significado completamente diferente al de otra persona, pero aun así esto no es una respuesta errónea. Por su parte, su presentación visual y sonora trabajan en armonía para crear una experiencia que es capaz de aterrorizar, no por sus criaturas, sino por su mundo. Se crea una sensación en donde no sabes qué pensar y qué hacer, en donde en cada esquina encuentras algo más perturbador y, aunque nunca puedes verlo, algo, o alguien, te está observando.
El gameplay, por su parte, tiene un resultado mixto en el mejor de los casos. Pese a lo complicado que algunos acertijos pueden llegar a ser, la exploración es algo espectacular, y recorrer la misma zona una y otra vez en busca de algún objeto que te ayude avanzar, no solo hace que el sentimiento de desesperación y el terror lentamente te vayan absorbiendo, sino que ofrecen una aproximación interesante a las concepciones clásicas del género. Sin embargo, el combate es atroz, y el gran error de este juego. Es torpe, molesto, y los enemigos, pese a ser bestias poco inteligentes, pueden acabar con tu vida en cualquier momento en situaciones que se llegan a sentir injustas en más de una ocasión.
Scorn es una experiencia interesante. Gracias a que actualmente forma parte de Xbox Game Pass, todos los usuarios deben de darle una oportunidad a este juego y, si bien acabarlo puede ser imposible para algunos, deben de experimentar el trabajo de Ebb Software. Es algo que te dejará una fuerte impresión, ya sea que se trate de algo positivo o negativo, ya es otro tema.