PS4, XBOX ONE, PC
PC
Tripwire Interactive
Deep Silver
22/05/2020
Cada generación de consolas trae consigo nuevas IPs. Algunas buenas, otras no tanto, y hay unas que de plano son bizarras. Creo que Maneater, lo nuevo de Tripwire Interactive, cae dentro de esa categoría. Este juego nos coloca en los zapatos, o bueno, aletas, de un tiburón con el único objetivo de convertirnos en el depredador más grande del océano.
Esta idea es una que ya ha sido explorado anteriormente con el videojuego Jaws Unleashed que salió en 2006 para la generación del PS2 y Xbox. Incluso Ubisoft con su franquicia de celulares, Hungry Shark Evolution, ya abordó este tema. Sin embargo, a diferencia de todos los demás, Maneater es descrito por sus desarrolladores como un ‘RPG de acción’ inspirado en juegos como Far Cry, Breath of the Wild e incluso Dark Souls. Sí, leíste bien. De hecho, si lo analizamos de cerca, es posible darse cuenta que algunos elementos de estos títulos sí están presentes en Maneater.
Cierto número de años llegan unos juegos muy raros, esos juegos que vemos y nos preguntamos, ‘¿en verdad era necesario desarrollar esto? Maneater seguro dio esa impresión cuando lo revelaron por primera vez en los Game Awards del año pasado, y admito que yo también me sentí de esa manera.
Debo admitir que yo también me sentí muy escéptico sobre este juego, ya que en mi opinión, nos dio una muy mala primera impresión. Tras haberlo estado jugando por horas, Maneater tiene cierto nivel de satisfacción que es difícil de explicar. No es juego que se vaya a llevar ningún premio, no es un juego que se vaya a recordar por años, y definitivamente no es un parteaguas de la industria. Lo que sí es, de muy rara manera, es entretenido.
Maneater sigue una fórmula probada que ya hemos visto en muchos otros juegos, y como dije, no es para nada revolucionaria. Pero tiene un extraño toque especial que me hacía seguir jugando incluso cuando ya me había hartado, y en esta reseña te explicaré de qué se trata.
Sorprendentemente, hay una historia que “disfrutar” aquí. Tras haber presenciado el asesinato de nuestra madre a manos de Scaly Pete, un brutal y estereotípico cazador de tiburones, nos embarcaremos en una misión de venganza contra este individuo y su tripulación. La historia es bastante simple, y una que fácilmente podría ser trasplantada a una película barata, de esas que ni se estrenan en el cine. Definitivamente no es el apartado más fuerte de Maneater, pero creo que sí es un motivador suficiente para seguir jugando, al menos por un rato.
La historia es contada de una manera muy creativa, presentándola como si se tratara de un documental de National Geographic. Tenemos un narrador que ocasionalmente hará algún comentario tras cumplir nuestros objetivoso descubrir nuevas zonas y enemigos. La mayor parte del tiempo estos comentarios suelen ser informativos, pero de vez en cuando el narrador suele hacer uno que otro chiste, los cuales, me provocaron exhalar aire de mi nariz en más de una ocasión.
Para cumplir exitosamente nuestra misión, deberemos convertirnos en el depredador más grande y letal del océano. Empezaremos nuestra aventura siendo un pequeño tiburón bebé, que apenas y puede devorar diminutos peces. Conforme avanzemos, iremos aumentando nuestro tamaño e iremos desbloqueando nuevas habilidades que nos darán la ventaja en batalla. Además de los cazadores humanos, también nos enfrentaremos a otros depredadores como lagartos, peces espada, barracudas y otras especies de tiburones.
No es una campaña muy larga, creo que limpiar todo el mapa y conseguir el cien por ciento podría llevarte menos de 25 horas. Si lo único que te interesa es terminar la historia e ignorar los objetivos secundarios, pues creo que podrías terminarla en poco menos de 10 horas.
Tras unos pocos minutos de juego, me di cuenta de lo bien que se sentían los controles. Es cierto que las secciones bajo el agua son probablemente nuestros niveles menos favoritos en los videojuegos, pero Maneater tiene unos controles tan responsivos, que en verdad se siente muy satisfactorio devorar a nuestras presas.
Como mencionaba al principio de esta reseña, Maneater se describe a sí mismo como un ‘RPG de acción’. Sí hay elementos del género, como niveles, un árbol de habilidades, y una customización sorprendentemente densa. Aún con todo esto, me cuesta trabajo decir que Maneater sea en verdad un RPG, pero creo es un buen intento de sus desarrolladores.
El mapa está dividido en varias zonas, cada una con depredadores de diferente nivel y una serie de objetivos que deberemos cumplir para avanzar hacia la siguiente área. Además de los objetivos principales, tenemos objetivos secundarios y objetos coleccionables por encontrar en cada zona. Toda acción que hagamos nos otorgará puntos de experiencia que aumentarán nuestro nivel. Todas estas zonas están interconectadas entre sí mismas por medio de un sistema de cañerías, el cual es muy difícil de navegar, y a pesar de haber invertido una buena cantidad de horas en el juego, seguirá siendo complejo.
En cada nueva zona tenemos un área conocida como ‘Grotto’ que esencialmente es un lugar sin enemigos en donde podremos invertir recursos y mutágenos en mejorar a nuestro tiburón. Vale la pena destacar que solo es posible customizar a nuestro tiburón en esta zona, además de que también funcionan como puntos de fast travel.
Además de nuestro nivel, también podemos mejorar múltiples elementos de nuestro tiburón. Por ejemplo, podemos reemplazar sus mandíbulas por otras que electrifiquen a nuestros enemigos y los aturdan momentáneamente, o también podemos reemplazar nuestra aleta por una mejor que nos otorgue beneficios pasivos como mayor resistencia al daño o más tiempo de permanecer en tierra firme.
Tras desbloquear una nueva opción de customización, también tendremos la opción de mejorarla con varios recursos que encontraremos en el mapa. Por ejemplo, los mutágenos rojos los podemos encontrar en los humanos y otros depredadores y nos sirven para mejorar nuestra mandíbula y que haga más daño contra botes. Al igual que otros juegos, las mejoras están clasificados por color: gris, verde, azul, morado y dorado, dependiendo de qué tan valiosa sea. Maneater toma los conceptos más básicos de un RPG y los implementa de una manera que funciona relativamente bien, pero el hecho de bloquear ciertas zonas por nivel me sigue pareciendo uno de los apartados más innecesarios.
Además de contar con un mapa tradicional, en Maneater también tenemos una pequeña brújula en la parte superior de la pantalla que nos ayudará a navegar estas peligrosos aguas. Por medio de un botón podemos resaltar algún punto de interés, mismo que también aparecerá dentro de esta brújula, aunque la mayor parte del tiempo seguramente tendrás que acudir al mapa para calcular tu ruta de llegada.
Maneater sufre de muchos otros inconvenientes que vemos en los juegos de mundo abierto. Las misiones son sumamente repetitivas, limitándose a únicamente ‘Ve a este lugar y mata cierto número de peces.’ Cada región te pedirá devorar un poco de su vida salvaje, humanos, ver una cinemática de la historia y después enfrentarnos contra algún jefe. Digo, en defensa de Maneater, ¿qué más podíamos esperar de jugar como un tiburón?
Más allá de la historia principal, hay un montón de coleccionables distribuidos en todo el mapa, pero de nuevo, no aportan nada más a este mundo. En realidad, no hay un “endgame” como tal, así que obtener todos estos objetos y mejoras será algo estrictamente limitado a la gente que le guste obtener el cien por ciento en los juegos.
Explorar los mares y devorar a otras especies es muy entretenido, ya que no necesitas invertir toda tu atención para hacerlo. Dicho esto, las cosas tienden a ponerse un poco complicados cuando nos encontramos a depredadores más fuertes que nosotros, y el hecho de que el combate no funciona como se esperaba la gran mayoría de las veces, pues dificulta todavía más estos encuentros.
Durante las primeras horas, tenemos un acceso muy limitado al combate, ya que únicamente tendremos la opción de morder y utilizar nuestra cola para aturdir brevemente a nuestro oponente. Evidentemente, conforme avanzemos desbloquearemos más opciones que hacen de esta experiencia una mucho más agradable… si no fuera por la terrible cámara y los constantes problemas del entorno.
En más de una ocasión, tuve que abandonar una pelea ya que el depredador rival se quedaba atorado entre el terreno y me era imposible atacarlo. A veces hasta tuve que volver a cargar la partida. Estos bugs, junto con una cámara que enloquece en el momento que estamos siendo atacados, hacen del combate en Maneater una experiencia que prefiero evitar.
Dejando de lado los problemas técnicos, la fórmula para ganar todos los encuentros, sin importar qué tanta desventaja tengamos, es muy sencilla: ataca, retrocede, ataca, retrocede, come un pez pequeño para curarte y repite. No es un juego difícil, y sobretodo cuando ya estamos en un nivel muy avanzado podemos fácilmente eliminar cualquier amenaza presionando a lo loco el botón de ataque.
Uno de mis problemas más grandes con el juego es la falta de poder atacar específicamente a un enemigo. En más de una ocasión te encontrarás rodeado por múltiples depredadores, algunos más molestos que otros, por la que la opción de poder fijar nuestra mira en uno solo se hubiera agradecido bastante, sobretodo por lo caótica que es la cámara.
Al igual que el sistema de estrellas en los juegos de Grand Theft Auto, Maneater tiene algo muy similar. Cada vez que atacamos a humanos, nuestro nivel de amenaza irá aumentando hasta el punto en que un grupo de cazadores viene por nosotros. Al eliminar a cierto número de ellos, aumentaremos nuestra notoriedad, lo cual provocará que lleguen cazadores más poderosos. Por cada nivel de notoriedad que aumentemos, un cazador especial vendrá por nosotros y si logramos derrotarlos obtendremos una poderosa pieza de customización.
Las peleas contra humanos son todavía más fáciles que contra los otros depredadores, simplemente por el hecho de que no pueden respirar bajo el agua. Una vez que derribemos a un cazador de su barco, podemos arrastrarlo hasta las profundidades para ahogarlo, recuperar un poco de nuestra vida, y regresar a la batalla en la superficie como si nada hubiera pasado.
Maneater no tendrá el mejor apartado gráfico de esta generación, pero tampoco es tan malo como para decir que pertenece a consolas pasadas o incluso celulares. Los entornos acuáticos lucen genuinamente encantadores, y en general, el juego hace un buen trabajo proyectando los rayos de luz y las sombras bajo el agua.
Las animaciones también están muy bien hechas, y cada que nuestro tiburón aumenta de tamaño, se desbloquean nuevas animaciones para los diferentes tipos de depredadores y humanos que van reflejando lo fuerte que nos estamos haciendo. El movimiento del tiburón también se siente natural y fluido, al igual que el de las demás especies marinas, pero hay un problema en cuanto al desempeño que no podemos ignorar.
Esta copia de reseña la jugué en una PC de gama media, sin embargo, no tuve problema algún en correr el juego con la configuración más avanzada. Incluso en las zonas más abiertas y con la mayor cantidad de elementos en pantalla, Maneater logró mantener 60 cuadros por segundo estables en casi toda ocasión… excepto cuando más lo necesitaba.
Una vez que estás en los últimos niveles, el juego suele estar lleno de cazadores y otros animales. Cuando toda la acción está sucediendo en pantalla, los FPS recibieron un fuerte golpe, que incluso rebajando la configuración al nivel bajo, estos problemas persistían, lo que me hace creer que no fue cuestión de mi computadora, sino de la mala optimización del juego. Tengo entendido que existe un parche día uno, por lo que estos problemas que yo experimenté podrían resolverse con dicha actualización, pero igual vale la pena mencionarlos.
Maneater realmente te hace sentir como un tiburón. No, pero ya en serio, Tripwire Interactive hizo un gran trabajo en demostrar lo temible y poderosas que son estas bestias. Independientemente de lo ridículo que son algunas de las modificaciones, es sumamente satisfactorio abrirnos paso por cada zona devorando todo lo que se ponga en nuestro camino.
A pesar de seguir una fórmula probada de los juegos de mundo abierto, lo cierto es que no hay nada allá fuera que se compare con este título. Desafortunadamente, al replicar las mecánicas de otros juegos, Maneater también copió sus errores. El mapa no es muy grande, y creo que eso está bien aquí, pero en ocasiones puede llegarse a sentir muy serpentino de navegar por el sistema de cañerías que explicaba al inicio.
El apartado donde Maneater sufre más es en su repetitividad. Esencialmente, todas las misiones consisten en hacer exactamente lo mismo, y aunque cada zona se sienta única, esa sensación de descubrimiento se pierde en cuestión de minutos al recordar que tendremos que hacer lo mismo que hace unos minutos.
Maneater es uno de esos juegos donde puedes perderte por horas mientras escuchas un podcast o haces alguna otra actividad secundaria. No es un juego que requiera al cien por ciento de tu atención, y creo que es ideal para esos días donde lo único que quieres es entretenerte sin tener que invertir mucha de tu capacidad cerebral. Dicho esto, creo que no es un juego que debería estar en la cima de tus prioridades, hay experiencias mucho más divertidas allá fuera y si tienes algún otra cosa pendiente de jugar, entonces ve y terminala. Me es difícil recomendar Maneater a precio completo, pero si ya de plano no tienes nada más que jugar y ninguno de los otros lanzamientos en el horizonte llama tu atención, pues… adelante.